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Interno.

Jimin miró a los pequeños comer tranquilamente, parecían bastante a gustos mientras comían, igualmente deleitados. Dejando de lado eso, el omega miró de reojo al rubio, quien comía feliz de la vida su cena.

"Dejarte nuevamente en cinta cuan pronto nazca el que está en camino"

Un escalofrío recorrió su espalda nada más al pensar en eso, ¿dejarlo como bola de boliche de nuevo?, ¿qué significa eso?

Era algún tipo de amenaza que quería cumplir, ¿o algo así?

Jimin no estaba seguro, pero de lo que sí estaba seguro era que su cuerpo, sobre todo su trasero, estaba en peligro. Habiendo conocido algo al alfa esos meses le hacía estar seguro de unas cuantas cosas, muy pocas veces Jungkook amenazaba en vano. Cómo una vez que el rubio prometió dejarlo sin caminar por hacerle un berrinche, que ahora que lo pensaba pudo haber sido causado por estar embarazado.

Bueno, quizás no prestarle la suficiente atención a su cuerpo no fue buena idea. ¡Pero el creía que al ser hombre todo iba a estar bien!, nunca se enteró que aún teniendo una polla entre las piernas podía salir con una gran panza algo fastidiosa, bueno, al menos no lo era por el momento.

—Jim... —el omega salió de sus pensamientos y miró a la pequeña que le llamó de forma vacilante, ella parecía querer preguntar algo, aunque no tenía aún la suficiente confianza para decir algo sin temor.

—¿Sí?, ¿qué ocurre Hae? —Jimin preguntó con voz suave, tratando de hacer sentir segura a la niña, quien miró hacia la mesa y apuntó con su pequeño dedito a un pan.

—¿Puedo comerlo? —el pan tenía la figura como el de una rosa, un delicioso melado que se miraba rebozar y parecía de fresas derretidas, estaba dorado y apetitoso a la vista.

Haesun lo había visto antes en algunas panaderías de la ciudad, pero nunca pudo probar uno, hasta ahora que lo tenía ahí al frente suyo, quería agarrarlo, sin embargo, no sabía si era para el omega mayor o le molestaría que tomara. La albina miró sorprendida como el pelinegro tomaba el pan y lo ponía en su plato mientras le miraba con una sonrisa suave.

—Claro que puedes comerlo, es todo tuyo — Jimin acarició el cabello de la menor y volvió a su comida, la cual no había tocado mucho. Suspiró y miró de reojo como Haesun tenía un gran sonrojo en el rostro mientras degustaba el pan relleno de fresas en mermelada.

Sonrió sin poder evitarlo, se sentía tan feliz en ese momento, era como si esa parte suya que siempre estaba en su mente gritando y molestando estuviera completamente satisfecha, completa en su vida. Al mirar al pequeño Bohyun se dio cuenta que se estaba durmiendo en su puesto mientras masticaba, tenía sus mejillas llenas y con algunos granitos de arroz pegadas en ellas. ¿Por qué estaba tan cansado?

Tenía entendido que los niños siempre estaban llenos de energías, pero al que miraba parecía que había corrido una maratón. Tal vez no había descansado lo suficiente aún, para que su cuerpo se llenase de toda esa energía que tenía un infante de su edad.

El menor volteó su rostro a Jungkook, el rubio terminaba de dar su último bocado a su comida, parecía que estaba metido en su propio mundo y Jimin solo pudo suspirar. Volvió a mirar su comida y frunció el ceño, no tenía la costumbre de dejar algo en el plato con sobras, pero no tenía mucha hambre.

—Conozco esa mirada, te comes todo Jimin, así como lo haces con Jungkook Jr. —la voz del rubio le hizo sacar un chillido, de susto y vergüenza, la pequeña Haesun los miró con curiosidad y su rostro lleno de dulce.

—¿C-Comes cachorros, Jim? —ella preguntó de manera inocente y Park sintió su rostro arder mientras que Jungkook soltaba una carcajada con ganas.

—¿¡Q-Qué!? ¡No, claro que no Hae! —Jimin exclamó con obvio nerviosismo, luego se dio vuelta para encarar al rubio—. ¡No digas esas cosas, Jungkook!

"Oh, pero claro que lo haces y bien que los disfrutas"

Fue un pensamiento morboso que cruzó por la mente del alfa, recordaba detalladamente cómo el omega metía toda su polla entre su boca y chupaba de ella hasta que su semilla no podía aguantar más dentro de sus bolas, después solo se tragaba todo como el néctar más delicioso en la tierra.

—Joder... —Jeon susurró por lo bajo sintiendo como su polla palpitaba entre sus pantalones ante el mero recuerdo, no podía estar pensando en cosas cachondas cuando Jimin y los cachorros estaban presentes.

Aunque, pensar en "cachorros", hizo que su imaginación volara a un Jimin bastante avanzado en su etapa de embarazo con sus pechos llenos de leche para sus pequeñas pulgas y su panza bastante grande. Bien, esa noche no iba a dormir nada, la parte buena es que era un alfa con un libido bastante y no importaba que hace poco acababa de dejar su polla bien seca.

Sentía que estaba de vuelta y lista para la guerra húmeda y caliente entre las piernas de su esposo. Recordaba también que los pechos de Jimin estaban empezando a producir leche materna, después iba a corroborar eso.

—¡Jungkook! —el omega podía sentir como un aroma denso y lleno de excitación crecía cada vez más alrededor del rubio, aparte de que miraba hacia la nada con una sonrisa perversa, daba más de un escalofrío y tenía miedo de acercarse.

No quería saber lo que estaba pensando, sentía que podría quedar traumado. Por suerte los pequeños no se daban cuenta de nada, Haesun terminó de comer su postre y limpió su rostro con un pequeño trapo que le dio Jimin, Bohyun ya estaba dormido recostado en la silla y el omega le limpiaba con cuidado de no despertarlo.

—¿Qué? —respondió el alfa una vez salió de sus, hermosas según él, fantasías eróticas, Park solo lo miró con sospecha sin decirle nada, iba a cargar al niño dormido, pero Jeon se adelantó.

—Venga, yo lo llevo.

El alfa tomó con delicadeza al pequeño en brazos, poniendo su cabeza sobre su hombro y pasando suavemente una mano por su espalda. El menor lo admiró, quizás Jungkook no iba a ser un mal padre, al menos podía estar seguro que el pequeño frijol que estaba en su vientre iba a tener más que una buena vida.

—Vamos Haesun —Jimin cargó a la pequeña de igual modo que lo hizo el mayor, la albina bostezó colocándose más cerca del cuello del mayor para aspirar mejor ese aroma tranquilo y dulce que salía de él.

Los llevaron a la habitación de antes, al parecer nadie había removido el revoltijo de sábanas que había hecho Jimin sobre ella, le dio vergüenza pensar en que Jungkook podría preguntar quién había hecho tanto desorden, sin embargo, solo se quedó mirando la cama antes de caminar hacia ella y dejar al pequeño Bohyun en el medio de todo.

"Nuestra familia es hermosa"

Jimin se tensó momentáneamente al escuchar esa voz en su cabeza, no sabía si fue algo que pensó de manera inconsciente o no, pero trató de ignorarlo, ya le habían pasado muchas cosas como para que se sorprendiera por todo, ya no había nada que lo asustara, porque ya había visto todo.

O al menos eso creía, el omega se acercó dejando a la pequeña al lado de su hermano, tomó una manta y los arropó con cuidado. De verdad que parecía una mamá y debía de hacerse la idea de que lo era.

—Las criadas no me dijeron que habías hecho un nido, de haberlo sabido antes habría venido a perfumarlo —murmuró el rey tomando una manta para pasarla por su cuello, el aroma de alfa llenó la habitación algo repentino pero suave, después de frotarla un poco la dobló poniéndola dentro del "nido".

"Nido, perfumar, aroma"

Sabía que era una de esas cosas, pero las otras no, ya tendría que averiguarlo después. Estaba tan perdido con muchas cosas en ese mundo de locos, era como un cuento de fantasías desde la perspectiva de donde había venido.

"Dragones, reyes y sin electricidad"

Era como un libro de historia medieval lleno de guerras en busca del poder y hacer que todos se postren a sus pies. Bastante parecido a la serie "juego de tronos" si le preguntaban, sin embargo, no había visto nada que tuviera que ver con magia ni sabía si había guerras en alguna parte y al ver lo pacífico que era ese lugar podría decir que todo estaba en paz.

Lo cual era bueno, ya había visto muchas series y había leído lo suficiente como para saber que los reyes eran quienes morían casi de primero en el transcurso de esas historias. Jimin no quería morir, otra vez, era feliz en esa vida por más loco que fuera.

—Vamos Jim, deja de murmurar y ven a atenderme —Jungkook fue quien lo sacó de sus raros y ortodoxos pensamientos que se habían salido del tema en el que se encontraba ahora. Parpadeó un par de veces para después mirar al rubio fijamente.

—¿Atenderte? —preguntó con una ceja alzada, cruzó sus brazos sobre su pecho y entrecerró los ojos, no iba a permitir que ese alfa que pensaba solo con su polla, lo tratase solo como una ama de casa sin derecho.

—No te pongas a la defensiva —el mayor tuvo que aguantar su risa, era un extraño masoquismo suyo hacer enojar a su esposo, aunque eso le fuera a salir caro después, pero lo valía todo con tal de ver ese lindo rostro contraído con un puchero.

Al final Jungkook terminó por arrastrarlo hacia la habitación de ellos, Jimin tenía aún su rostro serio y miraba como el alfa se empezaba a quitar lo que cargaba puesto, los collares, brazaletes y capa terminaron en el suelo, después se le acercó, pero el omega retrocedió.

—Por las buenas o por las malas, tú decides —Jungkook alzó sus manos en posición de ataque sonriendo ante el reto que el menor le proponía de manera silenciosa, el rubio dio un paso al frente y Jimin dió uno atrás—. Tú lo pediste.

Jimin corrió cuando el mayor se abalanzó sobre su cuerpo, soltó un chillido lleno de diversión como cuando jugaba a las atrapadas de pequeño con su madre, era un gran momento lleno de adrenalina y risas. En ese tiempo su madre le hacía muchas cosquillas cuando lo lograba alcanzar, pero en ese instante era su trasero quien corría peligro.

El omega trató de correr hacia el baño, quizás podría encerrarse en él hasta que las hormonas del alfa se calmaran un poco al menos, sin embargo antes de poder llegar unos brazos fuertes le tomaron de la cintura y segundos después ya estaba siendo tirado hacia la cama, se quejó cuando cayó de lleno al colchón.

—Deberías de saber que huir así de tu alfa solo lo provocas —Jungkook sonrió mostrando sus colmillos, no mentía, cuando un omega empezaba una persecución de esa forma solo hacía que los instintos de cacería se despertaran en el alfa al cual estaba retando

—Jungkook, no —Jimin iba a tener que preparar un funeral pronto para su trasero si seguían estando como conejos de esa forma, no le desagradaba del todo. ¡Pero era él quien tenía que lidiar con sus dolores de cadera después y a penas se estaba recuperando de uno!

Jungkook iba a insistir más, pero al ver esos ojos brillantes mirarlo como si fuera un cachorro rogando a su padre que le comprara su dulce favorito aún cuando faltaba poco para la cena, cosa que había hecho él mismo con Sungki más de una vez, logró convencerlo, bufó y soltó al omega dejándolo libre.

—Tsk, aburrido —el rubio miró hacia abajo, específicamente sus pantalones, lastimosamente ese día Jungkook Jr. no podría divertirse.

—Estoy cansado hoy, pero otro día sí podremos Kook —Jimin dijo con una ligera sonrisa de triunfo, se levantó de la cama empezando a quitarse la ropa para ir a tomar un baño.

Jeon por su parte no se iba a rendir tan fácil, se sentó a orillas de la cama esperando el momento idóneo para hacer su movimiento, y lo obtuvo cuando Jimin se agachó para quitarse las zapatillas que tenía puesto. El rey lo jaló haciendo que cayera de rodillas entre sus piernas.

—Supongo que tu boca no sufre tanto como tus caderas, ¿no? —por lo menos si podría tener un lugar caliente esa noche, y al ver como el omega se relamió los labios supo que su petición no sería rechazada.

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