Capitulo 2
Katsuki había crecido toda su vida como un beta por lo que jamás le había prestado importancia a el segundo género de los demás. Tuvo una vida completamente tranquila hasta que un día, en su empresa, comenzó a sentirse mal, creyendo que simplemente era el estrés, ignoró el hecho que tenía calor y su vista se nublaba.
Ese dia mientras caminaba por la empresa comenzó a percibir aromas que le molestaban, eran como perfumes fuertes que lo mareaba y le hacía sentir asco, intento no prestarle atención a aquello pero terminó por desmayarse frente a todos.
Debido a aquello fue llevado de urgencias al hospital donde le realizaron varias pruebas. Los médicos se sorprendieron al ver los resultados, jamás habían visto nada como aquello en un hombre mayor.
Katsuki despertó aturdido en el hospital, no recordaba absolutamente nada por lo que esperó a los médicos.
-Solo es una sobre exposición a las feromonas- dijo mientras miraba los resultados.
- perdone pero yo soy beta- el médico levantó la mirada algo extrañado- jamás me he visto afectado por las feromonas.
- señor, si usted es un beta... Déjeme decirle que sería un beta con aspecto de alfa.
Katsuki sabía perfectamente que todos lo confunden con un alfa por su enorme aspecto más él creía que aquello era genético. Medía metro noventa y ocho, tenía un gran cuerpo, pero lo atribuía al ejercicio diario, una mirada dura y una voz gruesa, pero nada de eso le convertía en un alfa.
- En mis documentos sale que fui identificado como beta.
- Temo decirle que parece ser que ha mutado.
Incrédulo por lo que escuchaba, Katsuki, pidió que le realizaran todas las pruebas habidas y por haber para que aquellos médicos se dieran cuenta de que el era un beta. Al final las pruebas resultaron de la misma forma, sus análisis mostraron que era un alfa recesivo, que por cosas del destino, se había presentado a sus treinta años.
Durante un tiempo, Katsuki, estuvo en negación, no quería admitir que aquellos resultados eran correctos ni que podía sentir el aroma de sus empleados omega y alfa. Por un tiempo su cabezonería le funcionó hasta que un día tuvo la creciente necesidad de buscar a un omega para aparearse.
Para prevenir inconvenientes se vio obligado a aceptar su condición y comenzar un tratamiento para regular su aroma, tranquilizar su celo y comprender lo que significaba en la sociedad ser un alfa.
- odio esto- soltó mientras tomaba unas pastillas.
- bueno, vas a acostumbrarte- intentó consolarlo su amigo.
- ¿con 30 años me ves aprendiendo todas esas mierdas?- la frustración podía con él, odiaba aquella condición.
Al final decidió solo informarse sobre su condición, dejando a un lado a los omegas ya que estaba seguro que jamás necesitaría verse involucrado con alguno.
Los meses pasaron volando y aun seguía sin controlar su necesidad de ir tras un omega o su aroma, por aquella condición tomó la decisión de tomar supresores a diario y mantener a raya su instinto.
…
Un día cualquiera, Katsuki, acudió a casa de sus amigos puesto que estos le habían pedido el favor de llevar a su pequeña hija a jugar mientras ellos pasaban tiempo a solas. El alfa no se negó, era su tío y por lo tanto amaba pasar tiempo con ella.
Ambos jugaron juntos por horas, se lo estaban pasando muy bien hasta que, Katsuki, se paró en seco y comenzó a buscar con la mirada algo. Katsuki quedó fascinado con aquel aroma a tal punto que empezó a seguirlo hasta que encontró al dueño, un hermoso omega que empujaba lentamente un cochecito de bebe.
- ¿te gusta?- preguntó la pequeña mientras veía al chico detenerse.
No podía apartar la mirada del pecoso, quería ir a hablar con él pero se había jurado jamás tener una relación con un omega.
- no digas tonterías...- soltó casi sonrojado- vamos.
La pequeña había escuchado conversaciones de sus padres a escondidas, donde hablaban de la poca posibilidad de que su tío, Katsuki, consiguiera una pareja por lo arisco y poco interesado que estaba en casarse.
- Yo quiero un primo - se dijo internamente la menor antes de salir corriendo en dirección al omega.
…
Tras lo ocurrido después de contar cómo había intentado conseguirle una pareja a su tío fue regañada por su comportamiento. Con paciencia sus padres le intentaron explicar que ella no debía de meterse en asuntos de adultos, tampoco acercarse a extraños y mucho menos hacer sentir incómodos a los desconocidos.
Katsuki permaneció en el sofá, sosteniendo una bolsa de verduras congeladas en su rostro, mientras esperaba a que su amigo le explicara sobre el comportamiento del omega rubio.
- ¿ y bien?- preguntó el alfa rubio.
- bueno, ya sabes que los omegas son inestables... El omega de hoy no tenía pareja pero si un hijo.
- no entiendo lo que quieres decir- dijo mirándole, había conocido a madres solteras betas que no tenían ni un solo problema.
- eso quiere decir que es muy inestable física y mentalmente-al ver la cara de confusión de su amigo decidió continuar- sin el estímulo adecuado ese omega puede acabar con su vida- suspiró mientras veía al suelo - el que su omega se deprima más por aquellas palabras podría ocasionar su muerte.
- yo no...
- Katsuki, te aconsejo no acercar te a omegas con hijos- dijo Eijiro mientras se levantaba- es por el bien de ellos.
Eijiro conocía bien lo que podía pasarle a aquel omega sin pareja, no porque lo hubiese vivido él sino por otro motivo. La única solución a su inestabilidad era un enlace pero aquello no solía ocurrir.
Katsuki trató de recordar algo, tenía la sensación de que había escuchado sobre aquello. De un momento a otro lo recordó y miró al pelirrojo algo apenado.
- la madre de Denki
- Si, aquel alfa jugó con ella y por eso intentó mat2rse junto a él…- Kirishima no podía creer que Katsuki lo había olvidado-
- lo siento, yo...
- es mejor que vuelvas a casa, Denki querrá estar solo.
…
Izuku volvió a casa desanimado, no comprendía la razón para sentirse de aquella forma pero sentía un gran vacío en su interior que no podía llenar.
Mientras entraba por la puerta su madre se acercó corriendo, había detectado aquel aroma al que tanto le temía, tristeza. La mujer busco por el cuerpo todo el cuerpo del pecoso señales de heridas y revisó sus pupilas.
-¿Ha ocurrido algo?- dijo nerviosa- no importa, te traeré las pastillas
-mamá, estoy bien- Intentó sonreír pero su madre no parecía calmarse.
La mujer fue rápidamente a la cocina en busca de unas pastillas para después regresar corriendo y entregarlas a su hijo. Izuku intentaba sonreír, no quería preocupar a su madre pero ella no dejaba de mirarle preocupada.
-mamá, estoy bien
-Tómalo- al ver al pecoso negar con la cabeza la mujer se quebró- ¡Que te lo tomes!- ella solo deseaba ayudar a su hijo a que no sufriera como lo había hecho ella y miles de omegas sin pareja.
Ambos se veían a los ojos sin decir nada hasta que de repente el pequeño bebe comenzó a llorar desesperadamente, seguramente por sus aromas que le habían resultado desagradables y hostiles.
-está bien- dijo tomando las pastillas- las tomare
Izuku tenía claro que debía pensar en su hijo, que debía seguir viviendo por él pero le estaba costando día a día enfrentarse a su realidad. La única forma de estabilizarse era encontrar un alfa que lo marcará para calmar a su lado omega en lugar de dormirlo con aquellas pastillas.
- Ire a mi habitación- le dijo a su madre después de tomar las pastillas.Con una sonrisa se acercó a la mujer y besó su mejilla.
Inko vio a su hijo marcharse con su nieto y suspiro, no le gustaba gritar de aquella forma porque le recordaba al espantoso día que su hijo volvió para informarle sobre su embarazo, el día en que por primera y última vez lo golpeó. << Te has condenado a la muerte>> le había gritado para después echar a su hijo de casa sin contemplaciones, acción de la que se arrepentiría toda su vida.
Cuatro meses después de aquel fatídico día, Inko, fue llamada al hospital ya que necesitaba que alguien pagará las facturas del hospital. Llegó corriendo al lugar y lo que se encontró rompió su corazón, su hermoso hijo estaba golpeado, conectado a muchas máquinas y tenía pegado el asqueroso aroma de aquel alfa que una vez conoció. Aquel día lamento profundamente sus acciones, por haber dado a luz a un omega que pasaría por las mismas desgracias que ella.
- Perdóname...- dijo mientras sostenía la mano de su hijo- perdona a tu madre por favor.
…
- soy un Idiota…- se dijo mientras recordaba lo mucho que Kaminari habia sufrido.
Al llegar a su hogar sintió un vacío en su pecho,un vacío que no quería llenar. Desde que había despertado como alfa sentía la necesidad de tener una familia y cuidar a alguien pero su lado racional le recordaba que él nunca quiso nada de aquello y que solo era aquel instinto que rechazaba.
Mientras se acostaba en su cama volvió a recordar aquel aroma dulce, la risa nerviosa, aquellos labios, el cabello verdoso esponjoso, sus hermosas pecas y por último aquella mirada, esa mirada triste que le dolía en el alma. Inconscientemente levantó sus manos en dirección al techo, como si delante de él estuviese aquella frágil figura, y dejó caer una lágrima.
- no llores mi ome...- Al darse cuenta de lo que iba a decir el mismo se dio una bofetada. ¿Estaba loco acaso? El no quería a un omega a su lado, menos al saber que si su relación no funcionaba aquel chico podría morir.
- mierda- se levantó de la cama y llamó a su secretaria- envíale un a Denki un ramo con margaritas, tulipanes y lirios blancos.
- ¿Le has echo algo a Denki?- preguntó del otro lado su secretaria.
- si... que sea grande el ramo.
- ¿algo más?
- busca...- se paró a pensarlo, era mejor no buscar a el peliverde- no, solo eso.
En cuanto terminó la llamada decidió llamar a la que era su compañera s3x_al, una mujer beta que le ayudaba a pasar su celo pero que también le acompañaba en momentos en los que tenía la necesidad de buscar un omega.
…
Aquella noche, después de haberse encontrado con aquella niña y el alfa, Izuku se sentía vacío y solitario. A pesar de haber tomado aquella medicación su omega interior gritaba de dolor, quería un alfa para el y para su cachorro, lo cual nunca iba a suceder.
- duele...- dijo el pecoso mientras tocaba su cuello.
Aquel lugar alguna vez había albergado una marca, la marca de aquel hombre cruel que sin importarle su vida decidió arrebatarle aquello sin contemplaciones, al principio se lamentaba por ello pero con el tiempo comprendió que había sido afortunado porque solo así podía huir de él. Su condición era mucho peor de lo que su madre creía, después de perder una marca era demasiado inestable al punto que estaba sufriendo demasiado, en algún punto pensó en decirlo más tenía claro que entonces su madre nunca le quitaria los ojos de encima.
La risa de su pequeño hijo lo sacó de sus pensamientos, no importaba lo duro que lo estuviese pasando, no importaba el dolor que sentía o las ganas de morir que tenía, lo único importante en su vida era mantenerse a su lado.
- Takahiro... grande y generoso- beso la frente del menor y lo abrazo con delicadeza- espero que tu nombre te guíe para convertirte en un hombre así.
…
Las semanas pasaron volando. Durante ese tiempo, Katsuki, consiguió el perdón de su amigo y a la vez este se disculpó por sus acciones, el golpe que le había propinado sin siquiera explicarle la razón.
Frente a todos parecía que llevaba su vida con normalidad, pero en realidad tenía un serio problema, llevaba dos semanas pensando en aquel omega, en su aroma, en sus labios, en todo lo que recordaba de él y eso lo estaba volviendo completamente loco. Intentó miles de veces estar con distintos betas mas le había sido imposible mantener relaciones s3x_ales.
- ¿ Por qué no puedo dejar de pensar en ti?- dijo en voz alta.
Su secretaria beta escuchó aquel murmullo y con rapidez se acercó a preguntarle de quién hablaba.
- cuéntame- dijo la pelirosa mientras se sentaba al lado de su jefe.
No sabía por qué pero comenzó a contarle todo. A medida que avanzaba lo que le contaba, la beta, permaneció callada y seria, no podia creer lo que oía, aquel alfa estaba enamorado de un omega desconocido, peligroso y que tenía un hijo.
- es mejor que te olvides de él- dijo tajante la beta.
- ¿ es tan malo para mi que salga con él?- preguntó el alfa mientras removía su cabello desesperado.
- es un omega inestable- miró a su amigo de manera sería y continuó hablando- si realmente quieres algo con él, casarte y demás... búscalo
- yo no sé si...
- entonces olvídalo- ella no era un omega ni alfa pero era consciente de lo peligroso que era para un omega que jugaran con él, mas cuando estaba tan cerca a la m-erte.
Bakugou realmente quería reencontrarse con aquel omega, su alfa interior lo deseaba.
…
Después de salir de su oficina decidió ir a aquel parque, no le importo que estaba lejos de su casa, solo quería recordarlo de nuevo, sentir como si lo fuese a encontrar.
Estuvo dando vueltas, por horas, en el lugar, fumaba un cigarrillo tras otro. Al ver la hora en su reloj decidió marcharse, era demasiado tarde y tendría trabajo al día siguiente, mientras salía escucho un grito desesperado. No se consideraba un héroe ni tampoco quería ser tomado como uno, pero no estaba dispuesto a escuchar a alguien en peligro e ignorarlo.
Rápidamente se dirigió al lugar de donde provienen los gritos y se encontró con la peor escena que podía imaginar.
Había llegado tarde.
En el suelo se encontraba aquel hermoso omega peliverde, quien le veía con los ojos llorosos, el rostro ensangrentado, su ropa destrozada y con un asqueroso hombre encima suyo mientras intentaba introducir su miembro en el.
El alfa interior de Bakugou tomó el control y sin pensarlo se abalanzó sobre el alfa para comenzar a golpearlo. En su mente no dejaba de pensar que en pleno siglo veintiún aun hubiesen bárbaros como aquel tipo, quien incapaz de controlar su instinto había atacado a esa hermosa criatura inocente e incapaz de defenderse.
- ¡ HIJO DE P^TA!- gritaba el alfa furioso mientras le propinaba una golpiza.
Katsuki no se detenía, tenía planeado acabar con aquel hombre con sus propias manos, pero se detuvo en cuanto escuchó el llanto del pequeño bebe. Miró en dirección del sonido y se encontró con el pequeño omega que se arrastraba al cochecito, que se encontraba en el suelo. Otro golpe bajo para el alfa, por eso había odiado tanto a omegas u alfas, bestias que buscaba su propio placer a cambio de lastimar a otros.
- shhh... papá está aquí- decía el omega intentando sonar calmado.
Izuku se levantó con cuidado, sus piernas temblaban pero levantó con cuidado a su pequeño, su único deseo era volver a casa y asegurarse que su bebé estuviera a salvo.
Katsuki se levantó y se acercó para ayudarle, necesitaba saber como se encontraba, llevarlo al hospital y asegurar su seguridad.
- ¿estas bi…?- El alfa había intentado tocar su hombro pero solo recibió un grito.
Aquel omega cayó arrodillado al suelo, cubrió el cuerpo de su pequeño hijo mientras temblaba y rogaba porque no lastimaran a su hijo y que le dejasen volver a casa sin herirlo más.
No sabia que tan lejos había llegado el hombre pero se notaba que el pecoso estaba aterrado.
- voy a llamar a la policía.- dijo mientras daba espacio al omega.
- ni lo intentes...- dijo el omega mientras abrazaba aún más fuerte a su bebé- a ellos no les importan los omegas padres solteros... siempre que me pasa esto me ignoran
El corazón de Katsuki se rompió ante aquellas palabras, no podía creer que nadie hiciera nada por aquella situación y le dolió mucho más escuchar que no había sido la única vez que le había ocurrido aquello.
- deja que te ayude- pidió el alfa.
El pecoso no tuvo la oportunidad de responder, simplemente de un momento a otro cayó a un costado y dejó de moverse.
Continuará...
Siento las faltas ortográficas y la redacción.
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