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Cap 12

Monoma estaba furioso, llevaba semanas buscando al pecoso y seguía sin encontrarlo.

- Joder- grito mientras empujaba a su secretaria al suelo- mi celo esta cerca, lo quiero ya.

La secretaria intentó disculparse pero solo recibió una patada en el rostro. Los demás presentes quedaron en silencio, sentían que si no conseguían traer al pecoso no podrían evitar que su jefe les golpeara.

- ¿ Dónde mierda lo escondió?- esta vez tomó el brazo de uno de los omegas que usaba y apagó su cigarrillo en su piel.

El omega no se atrevió a gritar, sabía que aquello solo causaría que el alfa descargaria su furia hacia el.

- tienen dos semanas- señaló a todos sus empleados- dos semanas para traer a esa p_ta.

Sin decir nada más salió de su despacho, necesitaba des estresarse con alguien por lo menos hasta que el pecoso volviera a ser suyo.

Monoma estaba ya cansado de jugar con omegas estúpidos que se rompían ante el primer golpe, quería al pecoso para llenar su pálido cuerpo con sus besos, tocar sus ya marcadas heridas, ver como gemía de dolor, sentir como su cuerpo apretaba su miembro mientras intentaba quitárselo de encima, era el único que podía satisfacerlo.

- Izuku, cuando te encuentre tendrás suerte si no m_t0 a tu cría.

Al despertar Izuku ya se encontraba en Japón. A diferencia de la última vez que estuvo en su país ahora se encontraba en una habitación aún más grande que la anterior.

Sus lágrimas cayeron por sus mejillas, no sentía cercano el aroma de su alfa y lo entristeció pero los llantos de su pequeño le devolvieron los pies a la tierra.

- cariño- dijo tomando al pequeño en brazos, este había estado a su lado todo el tiempo desde que llegó.

Los pequeños ojos de su cachorro estaban hinchados de tanto llorar, su aroma era débil y permanecía pálido.

-perdóname- dijo besando la frente de su pequeño- no debí dejarte solo

Sabía que el haberse alejado de su pequeño le había ocasionado el estado en el que se encontraba, había sido un irresponsable.

- tu aroma ya está estable- dijo alguien que entraba a la habitación.

La persona que entró era delgada, parecía tener heridas en la piel, su rostro estaba pálido y su voz mostraba cansancio.

-lo siento, no debía dejar que salieras- dijo caminando en su dirección para acariciar el cabello rubio del pequeño- en cuanto se entere me va a matar...

-¿ quién eres?

- soy el hijo adoptivo de Yagi, una especie de hermano de Katsuki- dijo intentando sonreír.

- él...

- Él ordenó todo esto, quería disculparse por enviarte de esta forma, él tardará un poco en volver- dijo sonriendo- pero ha dicho que hablara contigo cuando tu quieras

Izuku sonrió, ahora se sentía más seguro, sentía que su alfa había hecho aquello para ayudarle a él y a su cachorro.

Tomura miró a madre e hijo y su corazón se encogió, deseaba tanto volver a cargar al pequeño pero comprendió que aquello estaba mal, que él tenia un padre amoroso que lo cuidaría.

El día pasó rápidamente, todo el día estuvo junto a su pequeño, no quiso soltarlo en ningún momento.

Yagi habló con él, sobre lo inconsciente que había sido, sobre lo peligroso que fue ir en busca del alfa y sobre todo sobre lo feliz que estaba al saber que ahora tenía un hermoso nieto.

- lo siento mucho- dijo Izuku.

- si querías ir tras él... yo habría ayudado, por favor no vuelvas a hacer algo como eso- dijo suspirando.

Yagi también habló con los otros dos omegas, todos debían pensar seriamente lo que habían hecho y lo que habría pasado si el pecoso hubiese tardado más en volver.

Katsuki había seguido con su entrenamiento, pasaba más horas intentando controlar al cien por ciento a su alfa ya que anhelaba volver cuanto antes junto a su nueva familia, también había planeado algunas cosas para él omega.

Todo parecía ir bien, los días pasaban con rapidez. Izuku aprendía también a gestionar sus sentimientos, a controlar mejor a su lado omega, cuidaba con devoción a su pequeño, hablaba aún con sus amigos omegas quienes lo visitaban todos los días.

- queda poco- le dijo a su pequeño mientras paseaban por el jardín, acompañados siempre de seguridad que tenía órdenes de permanecer con el pecoso siempre.

Dos semanas pasaron rápidamente, por más que habían intentado localizar al omega de su jefe les había sido imposible. Sabían que estaba bajo la seguridad del señor Bakugou por lo que tenían claro que no sería fácil encontrar su paradero y sabían que las posibilidades de acercarse al pecoso eran casi imposibles.

- ¿ quién va a decírselo?- dijo uno de los betas temblando mientras se acercaban al despacho del alfa.

- yo tengo una familia- dijo un hombre.

Ninguno quería darle la noticia de que seguían sin encontrarlo, estaban seguros que iban a morir ese mismo día.

Al entrar a la sala se encontraron al alfa ab_sando de uno de sus secretarios omega, este lloraba y pedía que le soltara pero el sádico alfa continuaba apretando su garganta mientras lo embestía.

-se-señor- dijo asustado uno de los hombres.

En cuanto escuchó las voces, soltó al omega y salió de su interior, estaba más que emocionado ya que esperaba que le trajeran a su juguete favorito.

-¿ Dónde está?- dijo sonriendo.

Uno de los betas negó con la cabeza mientras temblaba.

El rostro del alfa se volvió sombrío, solo se acercó a la puerta de su despacho y la cerró con llave.

Fuera se escuchaban los gritos desesperados de aquellos quienes se encontraban en el interior, rogaban piedad y gritaban de dolor. Después de unos veinte minutos del interior de aquel despacho sólo salió el alfa, estaba lleno de s_ngre y tenían una mirada que podía hacer temblar a cualquiera, al verlo en aquel estado su secretaria de confianza le entregó un paño limpio para que limpiará su rostro.

- esos inútiles- dijo mirando en dirección a su despacho- limpia este desastre

La beta asintió y llamó al equipo de limpieza.

- llama a Chisaki- encendió un cigarrillo y le dio una calada- el si que me va a traer a esa perr_.

Kai Chisaki era un alfa recesivo, para Monoma aquello significaba que solo era basura mas le habían informado que aquel hombre había tomado hacía poco el control de una de las más grandes mafias de Japón, ahora tenía el suficiente poder como para encontrar a su omega y llevárselo. Sabía que aquello le saldría caro pero no le importaba en lo más mínimo, solo quería tomar aquello que le pertenecía.

Izuku solo contaba con veintiún años de edad así que esperaba jugar de nuevo con él hasta que este ya no le sirviera para nada y despues, y si sobrevivía, se lo devolvería al Bakugou.

- nadie me quita lo que me pertenece- soltó mientras veía una fotografía de pecoso.

El día tan esperado llegó, el alfa por fin volvería a Japón así que Izuku estaba más que emocionado. Se había arreglado con mucho cuidado y vistió a su pequeño para ir en conjunto.

- señor- dijo una persona de servicio- él auto le espera.

Izuku asintió y tomó a su pequeño en brazos, él mismo iría a buscar al alfa al aeropuerto y esperaba darle una sorpresa.

Mientras iban de camino en el auto Izuku se emocionaba aún más, deseaba abrazarlo y besarlo.
Todo parecía ir bien hasta que se percató que el conductor dio una vuelta algo extraña, cerró las puertas y levantó el cristal que los separaba, ante aquello Izuku comenzó a ponerse nervioso, tenía la sensación de  que algo no iba nada bien.

- ¿ pasa algo?- preguntó tocando el cristal.

Nadie le respondió así que desesperado comenzó a golpear el cristal, estaba muy nervioso y desesperado.

Una vez se detuvo el auto, el pecoso, tomó al bebé en brazos, esperaba que alguien abriera para darle una patada y salir corriendo lo más rápido que podía.

- tranquilo- se repetía mientras comenzaba a derramar algunas lágrimas.

La puerta se abrió lentamente así que aprovechando aquello se posicionó y en cuanto se abrió por completo pateó con fuerza a aquella persona.

-Zu…

En cuanto salió se percató que quien estaba ahora en el suelo, era su alfa. Este parecía callar un grito de dolor mientras claramente dejaba caer una lágrima, aquel hermoso omega le había pegado justo en la entrepierna.

- ¡kacchan!- se acercó al alfa- oh, Dios

-Zuzu...- dijo intentando sonreír.

-¿ estás loco?- dijo dándole pequeños golpes en el pecho.

Su pequeño hijo parecía divertido ante la situación mientras seguía en brazos de su padre.

Algunos hombres se acercaron a ayudar al alfa a ponerse en pie, mientras el pecoso seguía insultándole por haberle asustado de aquella forma.

- lo siento- dijo el alfa ya de pie- quería sorprenderte

- Idiota...

Para mala suerte del pecoso todas las visitas, salidas, compras, el menú de las comidas del omega, toda su vida pasaba antes por la aprobación del alfa así que este se enteró que iría a buscarlo y decidió mejor él darle una sorpresa.

- no quería asustarte- dijo acercándose a él pecoso y tomando a su pequeño en brazos- ¿ a qué papá no te asustó a ti?- soltó mientras besaba las mejillas del pequeño rubio.

Izuku le intentó dar de nuevo una patada, aunque esta vez en la rodilla, pero el alfa se movió con rapidez y esquivó el golpe con una sonrisa.

- te odio- dijo dándose la vuelta.

Bakugou lo tomó de la cintura y comenzó a hacerle cosquillas, mientras el pecoso intentaba alejarse se dio la vuelta por lo que el mayor aprovechó el momento y le robó un beso al pecoso.

-¿ podrías perdonarme?- el alfa abrazo al pecoso y beso la frente de este.

- me lo voy a pensar- dijo riéndose- solo no hagas eso de nuevo, no me gusta

Bakugou le sonrió y tomó la mano del pecoso.

- te lo prometo, ahora tengo una sorpresa para ti

Antes de que pudiera decir algo más el pecoso sintió como alguien cubría sus ojos con una venda, aquella acción le habría asustado pero al sentir a su alfa, a su lado y su aroma calmandolo, simplemente dejó pasar aquello.

- vamos- dijo el alfa mientras sujetaba al pecoso para subirle en su hombro.

- ¡ah! Espera, puedo andar

-si te dejo andar vas a tropezar

Izuku sabía que tenía razón, ya que sus ojos estaban vendados no vería realmente por donde iba.

A lo largo del camino, que por cierto no se había fijado en donde estaban, sintió solo el movimiento de los pasos del alfa, las risas de su pequeño y las lindas palabras del alfa que le decían a su pequeño lo mucho que lo había extrañado. Izuku escuchó el eco de los pasos del alfa, se preguntaba en qué lugar estarían para que aquello se escuchara de esa forma.

- listo- bajo al pecoso y con cuidado quitó la venda de los ojos de este.

El omega tardó unos segundos para acostumbrarse a la luz, en cuanto sus ojos lograron enfocar se dio cuenta que estaba sobre un enorme escenario de un teatro.

- esto...

Con cuidado el alfa tomó su rostro y le hizo ver al centro del escenario donde estaban dos enormes cajas.

- es para ti- dijo sonriendo.

Con curiosidad el pecoso se acercó, abrió ambas cajas y comenzó a llorar en cuanto vio el interior de cada una de ellas. En una se encontraban zapatillas de ballet, se veía que eran de la mejor calidad que podía existir, y en la otra encontró muchos maillots de distintos colores y una pequeña carta.

Abrió aquella carta y cubrió su rostro al leer el contenido.

- ¿ lo dices en serio?- dijo volteandose para ver a su alfa- ¿ puedo volver a bailar?

Bakugou asintió y ante aquello Izuku corrió a sus brazos, no podía creer que podría seguir con su sueño después de tanto tiempo.

- Zuzu, que nada te detenga para cumplir tus sueños- dijo mientras acariciaba la cabeza del pecoso- yo te estaré apoyando siempre

Izuku no podría ser más feliz en toda su vida, su ahora pareja le estaba dando su apoyo incondicional, estaba dándole aquel rayo de esperanza que rogó tantas noches mientras era abusado por aquel otro alfa, que rogó cada vez que veía a su pequeño y cada vez que veía su magullado cuerpo.

- podría morir de felicidad ahora mismo- dijo para después besar con suavidad los labios de su alfa.

Bakugou le explicó al pecoso que podría ensayar junto a otras personas o podría contratar al profesor para que le enseñará a él solo, también le dijo que iba a construir una sala para el en casa donde podría practicar, las medidas de seguridad que quería tomar porque al final él era un tipo con enemigos, sobre que no debía descuidar su salud mental, sobre qué quería hablar con la madre del pecoso para aclarar todo y sobre todo que estaba dispuesto a dejarlo ir si este lo deseaba.

- si tu quieres en algún momento tu libertad- tomó la mano del pecoso y la beso- te la daré, te daré todo lo que desees...- le entregó al pequeño y después se arrodilló- pero no me pidas nunca que deje de amarte

-ka...

-Izuku Midoriya, has embrujado mi cuerpo y mi alma -sacó de su bolsillo una pequeña caja- te amo, te amo y te amo...y nada podrá separarme de ti- abrió la pequeña caja- ¿querrías...?

-no...- interrumpió el omega.

Bakugou palideció, sentía que había arruinado todo lo que había hecho hasta el momento.

- yo lo...

- no puedo creerlo- dijo el pecoso mientras lloraba- si, si quiero

El alfa sintió que podía volver a respirar, se levantó y colocó con cuidado el enorme anillo en la mano del pecoso, había mandado a hacer un anillo de más de 15 mil dólares con lo mejor de lo mejor.

Izuku veía encantado el anillo en su mano, no podía creer que todo aquello le estaba ocurriendo en aquel momento. Sentía que debía de haber sido un santo en su vida pasada ya que no creía merecer todo aquello.

Después de aquello fueron a comer a un restaurante de lujo, claramente el alfa pidió una sala privada.

El pecoso estaba algo nervioso ya que no se sentía acorde con el lugar pero su alfa le hizo sentir seguridad con su enorme sonrisa mientras tenía a su pequeño dormido en sus brazos.

- kacchan- dijo sonriéndole- ¿ está bien traer a Takahiro?

- no te preocupes mande a traer una sillita para bebés y también su cochecito por si quiere seguir durmiendo

La comida fue muy bien, el pequeño se negó a dejar los brazos del alfa así que este sin ningún problema lo acunó y lo abrazó durante todo el tiempo.

Se sentía como tener una familia perfecta, Izuku sentía que Bakugou sería sin duda alguna un padre amoroso para su hijo, un alfa perfecto, un hombre de ensueño.

- voy al servicio- dijo el pecoso para levantarse.

Bakugou asintió y despertó al pequeño para que comiera algo de la papilla que le habían preparado.

Una vez en el baño el pecoso volvió a admirar su anillo, se veía extremadamente costoso.

- ¿ feliz?- preguntó alguien a su espalda.

El pecoso levantó la mirada y se quedó congelado, no podía creer lo que veía.

Aquella mujer rubia, a la que prácticamente vendió su alma se encontraba detrás de él, sonriendo de forma cínica.

- ¿ vas a casarte con él ?- dijo riéndose

Al intentar huir la mujer lo tomó del cabello y lo estampó contra la puerta del baño, una vez pegado a la fría puerta revisó el cuello del pecoso.

- así que marcado

- de-dejame ir- rogó el pecoso.

- ¿ Tú alfa sabe tu secretito?

- no se a...- tomó el brazo del pecoso y apretó con fuerza.

- ¿de quién crees que era el esperma?

Había algo que Izuku no le había dicho aún a Katsuki, un secreto que creía que no era necesario revelar, algo sin importancia. Años atrás para poder salir de aquel lugar hizo una especie de trato con aquella mujer, trato que la mujer no cumplió ya que él salió de aquel lugar sin ayuda de ella. El trato consistía en dar a luz a una niña con el esperma de un alfa desconocido pero Monoma abu_aba tanto de él que por ningún momento creyó que su pequeño no fuera hijo de aquel malvado alfa.
____________ años atrás____________

- por favor ayudame- pidió el pecoso mientras una mujer limpiaba sus heridas.

- ¿ qué obtendría yo?- dijo la mujer.

- haré lo que quieras, por favor...

La mujer le sonrió para después decirle al oído que le ayudaría a cambio de un favor.

Los días de tortura de Izuku continuaban, la mujer no parecía volver a sanale así que dio por hecho que sólo le dio esperanzas como con el alfa con quien se acostaba día a día, estaba marcado y no podía huir ya.

Mientras dormía el pecoso sintió algo incómodo, sentía como que alguien estaba penetrando lo con algo diferente y dejaba en su interior un líquido extraño.

- shhh- dijo la mujer- ten a una niña y yo voy a ayudarte a escapar

Después de aquello la mujer se marchó, pero dejó en la mesa una pequeña carta donde le explicaba su plan, ella le llevaría comida, le ayudaría a cuidarle e inclusive le ayudaría a salir siempre y cuando le entregará a una niña del hombre del que obtuvo el esperma.

Después de aquello la mujer desapareció, no recibió ayuda. Los ab_sos continuaban, en cuanto supo que estaba embarazado se lo dijo a monoma pero este simplemente lo golpeó, le quitó su marca y lo deshecho.

Mientras vagaba por la calle mal herido vio a aquella mujer rubia quien le sonreía, se acercó a él y le dijo que llamaría a una ambulancia, que en cuanto supiera el s3xo del pequeño la llamará y que ella se desharía del engendro que crecía en su vientre.

___________ fin del recuerdo________________

- es hijo de Monoma- afirmó.

- ¿ seguro ?- volteo al omega y le enseñó el registro del alfa quien era padre de su hijo- ¿ qué crees que va a pensar?

- no, no es suyo- dijo mientras le arrancaba de las manos el informe.

- Un alfa no acepta hijos de otros, sería un caso muy aislado- dijo sonriendo la mujer.

El mundo del omega comenzó a desmoronarse, no sabía cómo podría explicarle a su alfa que en realidad aquel hijo era suyo, que alguien robó su esperma y lo usaron a él como incubadora.

-¿ qué pasará si le digo que fue todo un plan?

- yo no...

- dame a su hijo y yo no le dire a Monoma donde estas - dijo mientras arreglaba la ropa del pecoso- además tengo ´pruebas´ sobre tu engaño al millonario alfa rubio, las cosas que hacen los omegas desesperados

Soltó al pecoso y se marchó.

Una vez se marchó el pecoso cayó al suelo, aquello no podía ser cierto, se negaba a creerlo, aquella mujer desquiciada ni siquiera le ayudó, tampoco podría creer que hubiera quedado embarazado así, la forma en la que introdujo aquel esperma era tan rudimentaria que creía que era imposible pero en ese instante recordó que en realidad su alfa era un dominante dormido por aquel tiempo.

- Zuzu- dijo alguien.

Con rapidez limpió las lágrimas y mojó su rostro con agua. Cuando levantó la mirada se encontró ante la imagen del alfa, estaba sosteniendo a su hijo mientras le miraba con preocupación. Izuku lo miró atentamente, era verdad que el cabello de su pequeño era diferente al de Monoma, el de ese alfa era liso por completo y el del Katsuki tenía una forma un tanto peculiar.

- ¿ pasa algo?- dijo acercándose.

- solo me tropecé- dijo riendo- vamos

Ambos se dirigieron de nuevo al salón privado, durante el camino Izuku encontraba más y más similitudes entre su pequeño y su alfa.

El miedo se apoderó de él, se comenzaba a preguntar si Bakugou entendería que todo aquello era montado, que él nunca le mentiría, que antes de aquel día en el parque nunca se habían visto antes.

- quiero ir a casa- dijo parándose en seco- ¿ podemos?

Bakugou asintió, no comprendía el cambio repentino del pecoso pero haría todo lo que él quisiera.

Durante el camino de regreso Izuku intentó aclarar su mente, aquella mujer nunca tendría la oportunidad de acercarse a su alfa, por lo de Monoma no se preocupa tampoco, tenía la seguridad de que nada de aquello lo lastimaria.

- kacchan- dijo tomando la mano del alfa- si Takahiro fuera tu hijo...

- claro que es mío- dijo sonriendo- a partir de ahora es mi hijo

Izuku sonrió, quizás aquella mujer solo estaba loca y le soltó todo aquello por verlo feliz con alguien.

Continuará...

Siento la redacción y las faltas ortográficas.

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