Hubo una misión que fue todo un desastre.

Y fue su culpa.

Tras seguirle la pista al joker, y dar con su paradero, en u momento rápido el payaso se las arreglo para encontrar una salida para escapar, su padre le habia ordenado que se quedara con el a liberar a los prisioneros, pero no le escucho y fue tras el.

Entre choque de su espada y bromas asesinas, piso mal y dejo una abertura que aprovecho el payaso para arrogarle una bomba del gas de la risa, dejando lo derrotado en el suelo riendo.

No fue difícil adivinar que el payaso lo tomarían de rehén, riendo en el comunicador lo terriblemente malo que sería si no salía en este momento, no quedándole más opción a Batman que dejar su labor e ir al rescate fuera de las catacumbas.

Si, su padre logro salvarlo sano y salvo, pero no pudo decir lo mismo con las personas que aun quedaron a dentro, jugando el Joker su ultima broma, estallando la tierra, colapsándola y enterrando lo una vez fue los túneles de Gotham, junto con las dos almas inocentes que les falto salvar.

No hablo en todo el camino, porque la seriedad en el rostro de su padre le enmudecía, le hacia sentirse la peor basura.

Lo había decepcionado.

Se había cumplido uno de sus más grandes temores.

Era tan fea le sensación, tan horrible el voto de silencio de su padre en todo camino que se juro no volver a decepcionarlo.

Nunca más.

No sería una decepción.

Sería el hijo perfecto.

Y mirando el espejo en su habitación le pregunto una cosa.

Espejo espejo, dime una cosa, ¿Cómo podre ser perfecto?