Entre clases del instituto Gotham, en los pasillos, en los pupitres, en la biblioteca, aquellos lugares y momentos ve, pero a la vez no esos estudiantes, pareciendo no preocuparse por nada más que los exámenes e invitar a la chica que les gusta a patinar.

Entonces, lo ve, aquel niño de piel algo crema con cabello café suave, Dennis, no lo conocía, pero ha escuchado de el cuándo capta su oído sin querer conversaciones ajenas, aquel niño casi solitario que se rumorea que es Homosexual, igual que él.

No parece importarle en lo más mínimo las conjeturas de todos a su alrededor, no parece molestarle expresar abiertamente que le gusta las películas infantiles y odiar el Futbol.

El también odiaba el Futbol, y le gustaba los cuentos, como Richard le contaba cada noche para que se actualizara con costumbres típicas de gente común.

Podría utilizar una camiseta, o simplemente un llavero en su bolso, pero más tarde observo como lo empujaban, tirando sus cosas al suelo, burlándose entre dientes marica.

Miedo, miedo sentía de eso, recordaba que su madre cada vez que no podía completar una misión lo llamaba de esa manera. Aquellas veces sentía que iba a llorar, su madre odiaba aquellas personas, no quería que su mamá lo odiara, no sería un marica. Lo sentía ridículo a veces, era un Wayne, un Al Ghul, un maldito Robin, ¿Por qué sentía esta sensación de su pecho de ahogo? ¿Por qué sentía temor a lo desconocido?

Porque no quería perderlos...

Aprendió una cosa, cada uno era una flor, una que crece y produce pétalos hermosos, pero no todas las personas les gustaran, pisoteándote como maleza, obligándote a tener espinas para que no te lastimen.