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Capitulo 5


El reencuentro y el deber.

Advertencia: Leve violencia.

Y de nuevo estaba en el suelo, la mano de Suguru sobre su espalda aplicando una presión dolorosa que sentía que no podía respirar. —Se supone que es entrenamiento... Pero dejas caer tu peso y los golpes duelen. —Momoka se quejo, pero la mirada de Suguru es tranquila.

—Debes experimentar el dolor de una pelea real para agudizar tus sentidos. —El dijo, mientras la dejo libre de nuevo, recupero el aire mientras se levantó. —Bueno ya no lo haces tan mal como las primeras veces.

—Gracias... Supongo.

Desde su secuestro él se empeño en que debía aprender a luchar, debía ser fuerte por el bien de las mellizas... No podía dejar que pasará eso de nuevo, así que empezó a entrenarla, enseñándole artes marciales, el siempre lucía una camisa blanca pegada al cuerpo y hakamas negros, cualquiera disfrutaría la vista, y vaya ella no es la excepción, hasta que siente los golpes de él sobre su cuerpo, tiene moretones, pero es por lo mismo de que el entrenamiento vaya que lo hace real y duro.

—¡Momoka!.—Aparecieron las pequeñas mellizas a abrazarla, ella les sonrió, vaya que han crecido.

—¿Han terminado sus clases?.

—¡Si Momoka!... Geto-Sama dijo que nos llevaría al centro comercial por ropa nueva.

—¿En serio?.—Momoka lo volteo a ver.

—Si, será ir y venir de allí.

—¿Puedo ir?.—Pregunto al instante la mujer con ojos llenos de ilusión, pero eso no convenció a Suguru.

—Si necesitas algo en específico pídeme y lo traeré.

—¡Si, que vaya Momoka Geto-Sama!.—Hablo Mimiko animada.

—¡Yo le voy a escoger mucha ropa bonita, por favor Geto-Sama!.—La otra melliza prosiguió.

El soltó un suspiro, no podía decirles que no a sus niñas. —Bueno, será un día largo para mí.—El les sonrió a sus pequeñas, Momoka estaba feliz de poder salir y agradecida con las gemelas que insistieron.

...

Se podía decir que Suguru era un hombre paciente, sobre todo cuando se trataba de las mellizas, había salido con ropa de civil, mientras ya tenía en sus manos varias bolsas toda ropa de las niñas que se paraban en cualquiera tienda, Momoka estaba igual cargando varias bolsas. —Las consientes demasiado, que buen padre eres. —Ella le dijo con una sonrisa, mientras observan como las mellizas escogen ropa una para la otra.

Suguru solo vio a Momoka en silencio, recordando su rostro que plasmaba la muerte misma... Pensó que de verdad había muerto.

Después de ese suceso decidió investigar la técnica de ella, quien más la tenía, como funcionaba y demás... Obtuvo información interesante, al parecer no es necesaria energía maldita, es más bien una maldición que creo un hechicero para él mismo.

Volver de la muerte... Podías decapitar al maldecido, sacar sus entrañas partir su cuerpo en dos incluso destruir su cerebro, el maldecido sentiría el dolor de su cuerpo regenerado para volverse a levantar, una maldición que solo funcionaba en monos, por lo tanto ese hechicero no pudo usarla, o al menos eso creyó.

El maldecido puede decidir vivir la muerte de alguien más... Las condiciones no eran difíciles tan solo un vínculo fuerte, ese hechicero lo uso con una mujer que enamoro, usando un voto vinculante, la descendencia de esa mujer quedó maldita, una sola individua de cada generación sufriría de eso, y le tocó a Momoka aquello.

Siente lastima por ella, condenada a experimentar la muerte hasta la vejez, a no morir con honradez, a levantarse siempre, ni siquiera él pensaría en usarla de esa manera, le basta que este para las mellizas .. Al menos eso le da consuelo, si él llega a faltar puede estar seguro que Mimiko y Nanako no se quedarán desamparadas ni solas.

Suspiro, se perdió tanto en sus pensamientos que apenas noto como las gemelas tenía a Momoka modelando un vestido. —Te ves muy linda Momoka... —La niña rubia añadió con ilusión.

—Es muy lindo, pero...—Ella vio la etiqueta del vestido, mientras sentía que se le iba la alma del cuerpo, era muy caro.

—Hay que llevarlo. —Comento Suguru con tranquilidad. —Mimiko, tu también quieres escoger uno para ella ¿Verdad?.—La castaña Asintio. —Bien, escoge uno, el que más se le vea lindo lo llevamos. —Ella sonrió con emoción.

—¡Si iré a ver!.—La niña se fue con su hermana a buscar, mientras Suguru aprovecho para sentarse.

—Ah. —El Geto dio un largo suspiro, notando como un chico se le quedaba viendo embobado a Momoka, ella estaba en su mundo, viendo los precios de los vestidos haciendo muecas de sorpresa ante cada precio... El chico simplemente veía hacia sus posaderas e incluso trato de ver más abajo. —Al menos disimula...—No pensaba hacer nada, hasta que noto como empezaron a platicar, Suguru vio algo que no le gusto así que se levantó rápido, sujetando a Momoka del hombro.

—Querida... ¿Ya escogiste que más quieres llevar?.—El dijo en voz alta, y lanzar una mirada amenazante al joven que no supo en qué momento llegó Suguru, él tipo guardo su celular al instante.

Momoka volteo a mirarlo, primero volteo a todos lados para ver si no le hablaba a alguien más, y después se señaló a si misma. —¿Yo?.—Cuestiono con cierta sorpresa.

—Quien es más mi querida si no tu... Ah cariño ¿Te distraen los precios?, déjame consentirte pide lo que quieras. —Suguru permanencia con los ojos cerrados diciendo aquello y Momoka hizo una mueca, mientras Asintio.

—Vale...

Antes de que sucediera algo más aparecieron las gemelas con varios vestidos, a este punto el joven se había alejado molesto al no conseguir una foto por debajo de Momoka.

—¡Vamos al probador la ayudamos!.—Las mellizas arrastraron a Momoka a este y cerraron la puerta.

—Je. Geto-Sama se puso celoso...—Comento divertida Nanako. —Señorita Momoka tenga cuidado con los chicos coquetos, recuerde que es novia de Geto-Sama. —Ella dijo con completa seguridad.

—Ah... Es que...—Proceso unos segundos lo dicho. —Espera... ¿Que?.—Momoka este día vaya que estaba haciendo varias muecas. —Nanako, Suguru y yo no...

—¡S-Si... Yo creo que Geto-Sama se sintió mal porque tiene competencia!.—Mimiko dijo, y Momoka quedó más confundida.

—Pero... ¿De dónde han sacado eso?.—Ella ha dicho con una sonrisa divertida.

—Pues, siempre están juntos. —Nanako dijo.

—Geto-Sama le compra ropa, además nos tomamos fotos juntos ¡Cómo familia!.—Añadio Mimiko.

—Y Geto-Sama siempre murmura, Momoka no se porque se quiere hacer amiga de tanto mono... Geto-Sama es celoso por usted. —Nanako dijo con completa seguridad.

—Y se quedan en la habitación del otro, lo hemos visto. —Ellas han reído.

—Aunque no entendemos algo, si son novios... ¿Porque duermen separados?.

Vaya que las niñas tenían una gran imaginación. —Oh. No somos novios.

—Pero... ¿Nos cuidan juntos no?.

—Porque las amamos mucho.

—¿Y porque siempre están juntos?.

—Mmm. —Era algo difícil de simplificar. —Porque... Nos llevamos bien.

—¿Y porque no son pareja mejor?.

Se quedó pensando en aquello, no sabía cómo zafarse de esto, hasta que de repente tocaron la puerta del probador. —Hay que irnos. —Dijo Suguru con seriedad, eso preocupo a Momoka quien abrió la puerta. —Olvide algo de mi agenda debemos volver. —Las pequeñas niñas se quejaron, alegando que apenas le darían vestidos a Momoka para probar, Suguru las cargo. —Vamonos...—Menciono alegre, pero ella notaba seriedad en el rostro de él, pensó cargar las bolsas para irse. —Esta bien, ya pedí a la tienda que envié las cosas más tarde. —Comento Suguru quien cargaba a las mellizas, le pareció extraño esto, se pregunta si están más hechiceros que lo quieran derrocar, pero si fuera así siente que hubiera actuado al estar las mellizas.

Momoka al pensar en aquello y caminar lento ya no vio a Suguru y las mellizas. —Rayos. —Se apresuró en caminar rápido para dar con ellos, aunque teniendo precaución con cualquier extraño. —Mejor iré al estacionamiento donde está el chófer. —Ella fue rápido hasta este, hasta que de repente choco con alguien. —Lo lamento...

Sus ojos se abrieron en grande al ver quién era, Satoru... Luciendo vendas en sus ojos, el albino también se quedó paralizado al verla. —Momoka... —El soltó un suspiro. —Que incómodo se supone que como hechicera maligna debo encargarme de ti. —Ella trago saliva. —¿Cómo está Suguru?.

Le conmovió esa pregunta. —Tiene sus días buenos y malos, por ahora es feliz...—Menciono con una sonrisa, esas palabras consolaron algo al albino.

—Entiendo... Bien por él, supongo. —No parecía poder manejar esto bien.

—Satoru, él todavía te estima bastante a pesar de lo sucedido aún eres su mejor amigo. —Ella dijo con seguridad.

El albino sonrió un poco. —A pesar de eso no pude hacer nada por él... No ví cuan mal estaba, bueno tampoco es como si haya insistido tanto.—Solto una risa triste. —Cuando quise llamarle de vuelta el ya nunca respondió mis llamadas, no lo culpo.

—. . . —Ella no supo que decir en ese momento, elevó un poco su mano, quería darle consuelo.

—Momoka... Gracias por estar a su lado. —El le mostró una sonrisa sincera. —Podrás decirle que lo lamento, por no haber notado como estaba antes, que lamento no haber estado para él en sus peores momentos a pesar de ser mejores amigos. —Ella se sintió conmovida, quería llorar, decir que esa amistad ya no tendría salvación.

—Por favor Satoru no mates a Suguru. —Ella dijo de repente, dejando un poco perplejo al albino.

Mierda, sintió que hablo de más. —S-Se que es tu trabajo... Pero, no tienes que hacerlo, podemos ayudar a Suguru juntos. —Ella bajo la cabeza, implorando que tome eso en cuenta. —Antea de que sea tarde.

El albino debajo de sus vendas ablando la mirada.

Si... Ha tenido oportunidades para acabar con Suguru podría hacerlo, pero ¿Cómo podría matar a quien considero su mejor amigo?, y de hecho aún lo considera a pesar de todo, sabe lo que Suguru hizo pero simplemente sus manos titubean para cumplir el castigo, sabe que el Geto dará pelea y eso solo será doloroso para ambos, para las niñas que adoptó, para Momoka, se ha reído secamente. —Eres una persona amable Momoka, muy positiva con esos pensamientos, te admiro, pero... Ya es tarde. —Bajo su mirada.

—Hey. Satoru...—El mencionado apareció estaba solo, en realidad el Geto había escuchado parte de la conversación, a las mellizas las había mandado con el conductor acompañadas de una maldición, honestamente quería evitar este encuentro por eso se apresuró en irse, pero Momoka vaya que se las arreglo para que pasará.

El Gojo no hablo al momento, simplemente miro a su mejor amigo, sin duda se veía mejor a como estaba antes en la escuela. —¿Salida familiar?.—Pregunto con burla.

—Hmm. Supongo... Las niñas siempre crecen y necesitan ropa nueva.

—Ni que lo digas tengo un niño igual.

—Vaya, ¿Quien es la afortunada?.

—Ninguna, es un niño que está en mi tutela, como sea no es de tu interés.

—Tienes razón. —Suguru se acercó a Momoka. —Nos iremos entonces.

—Espera... Deberías hablar con él. —Ella le murmuró.

Tristemente ya no había nada que hablar, esos años de la juventud no van a regresar, sus intereses son tan diferentes que aunque los sentimientos de amistad prevalezcan el deber de cada uno es más fuerte que eso.

Que lamentable.

Ambos quieren salvar, uno mancha sus manos de sangre, el otro erradica en nombre del bien.

Momoka no puede hacer nada... Es un destino definido por qué ambos lo eligieron, ambos lo decidieron.

Saben que se harán daño, pero seguirán porque cada quien tiene su deber.

...

Después de eso aunque Suguru estaba alegre con las niñas y dando halagos de la ropa que compraron ella podía notar lo diferente que estaba, tal vez nostálgico... Triste, en cuanto las niñas se fueron a jugar noto como esa sonrisa desapareció, se fue a sentar en la sala principal, no había ningún seguidor hoy ya que había cerrado para tener su día con las mellizas.

Momoka se quedó sentada a su lado.

—¿No tienes nada que hacer?.—El pregunto de manera ruda.

—Satoru me pidió que te dijera cuánto sentía no haber notado antes como estabas, que lo lamenta. —El Geto se quedó callado ante eso, solo la miro unos segundos, la verdad eso ya no importa desde el principio ya había tomado esta decisión suya, nada ni nadie influyó, este fue el destino que escogió.

—Suguru... ¿Cómo te sientes?.—Refiriendo a lo que había pasado hace unas horas, el azabache la miró unos segundos para pasar su mirada al salón.

—A que te refieres con eso.

—Pues con Satoru... ¿Por eso nos fuimos verdad?, pero no siento que haya Sido porque te preocupara que te atrapará, era más bien que no podías enfrentarlo.

—Basta Momoka...—Susurro como advertencia.

—Yo creo aún que se puede detener esto... Se que has manchado tus manos de sangre, pero estoy segura que Satoru si le pides ayuda el responderá.—Ella lo intentaba aún no se quería rendir, ver a Suguru con las niñas le dió un sentimiento enorme de culpa.

Sabía el destino de Suguru... Lo dejaría pasar, se dijo eso a si misma, no pudo cambiarlo antes, hasta la fecha seguía, pero piensa que este encuentro con Satoru y sus palabras pueden servir.

—Silencio...—Suguru sentenció.

—Por favor Suguru, no tienes que cargar con este peso, las niñas te necesitan, yo...

—¡Que te calles!.—El grito exasperado al fin, levantándose de manera salvaje hacia Momoka y ofreciendo una mirada llena de ira, incluso había levantado su mano hacia ella, como si la fuera a golpear.

Momoka alzó la vista ante él, sorprendida.

—No necesito que una simia estúpida como tú me de consejos. —Escupio con odio. —No olvides tu lugar.

No quería ser cruel... No con ella.

Pero, hace mucho definió su destino.

Haría su mundo perfecto con solo hechiceros, aún si le costaba la vida... Y si no lo lograba entonces el único que tendría derecho a acabar con él sería Satoru.

El veía el futuro para sus compañeros hechiceros, para las niñas y niños como Nanako y Mimiko que ya no serían maltratadas por gente ignorante, para que ningún otro hechicero deba morir para proteger a personas mal agradecidas, no merecían tal sacrificio, no merecían la sangre derramada.

Pero Momoka... Era un dolor de cabeza demasiado fuerte, le metía ideas que ya había desechado, como tener un futuro, pues Suguru renunció a su futuro para que lo demás hechiceros lo tengan, se convirtió en el villano de esta historia para crear el mundo que cree perfecto.

No quería lastimarla... No a ella.

—No creas que por esas salidas y porque te he tratado mejor significas algo para mí, en cuanto cree mi mundo perfecto te voy a erradicar como los demás monos. —Se inclino ante ella, sujeto su cabello con fuerza.

Gracias a ella pensó en un futuro al cual renunció, ella lo hacía débil... Algunas veces pensaba en solo vivir lejos de todos, con las mellizas y ella, ¿Será amor?, no lo sabe, tan solo le tranquiliza, es como una ilusión bonita.

Ella es una maldición.

—Recuerda que solo existes gracias a Mimiko y Nanako, de lo contrario te habría matado las veces necesarias para que ya no te levantarás.

La lastimo, la rompió... Es lo que hace un villano.

Momoka observó en silencio a Suguru.

Le dolía como sujetaba su cabello, casi enterrando sus uñas en su cabeza, lloro en silencio, pero no por el dolor físico si no al darse cuenta de lo inútil que era.

Sentía tanta impotencia en estos momentos pero ella se lo busco... Realmente pensó que Suguru ya la empezaba a considerar al menos una compañera.

No entiende para que carajos está aquí.

Cerró sus ojos un momento derramando sus lágrimas, recordando a las gemelas... Cierto, por ellas está aquí, hará lo imposible para evitar su final trágico.

—Suguru-Sama. —Un hombre trajeado entro a la escena, seguramente uno de los muchos monos que usa para obtener dinero. —¿Interrumpo algo?.—Vio la escena en dónde Momoka estaba arrodillada mientras Suguru de pie sostenía el cabello de ella, incluso la alzó un poco con su fuerza, Momoka aunque trata de sollozar en silencio se escucha un poco su llanto, ella rápido se limpia las lágrimas, y Suguru suavemente deshizo el agarre.

—No...—Ella controlo su voz para hablar y levantarse, limpiando rápido sus lágrimas, dando una reverencia a Suguru, y después caminando a la salida del salón y darle una reverencia al hombre. —Con su permiso, les traeré tè.

El deber es más fuerte que cualquier cosa.

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Espero traer un especial de navidad. 💗✨

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