Capítulo 3
Sigue narrando Ryaga-chan: Mi hermano y yo pasamos toda la noche peleando por el coscorrón que le di por la cabeza, es que fue tan divertido hacer eso – Me rió – Al día siguiente, me desperté muy temprano para arreglarme, era mi primer día de trabajo y no quería llegar tarde, Ryoga como siempre seguía dormido... No quise despertarlo porque últimamente ha estado muy cansado, ¡Ha entrenado mucho! Y el pobre necesita dormir un poquito más de vez en cuando...
Salí de casa antes de las 7:00am, y corrí al restaurante que estaba a dos cuadras de aquí; Shampoo estaba esperándome en la puerta con una anciana, ella al verme, me sonrió y me dijo: "Ni Hao Ryaga-chan" yo moviendo mi mano le respondí: "Ni hao"
Yo no soy muy buena hablando chino, pero aunque sea hice el intento, ella me dijo que el cargo que tenían para darme era el de "Mesera" por los momentos, yo no renegué tomé el delantal y pasamos al negocio a limpiar y acomodar todo para abrir a las 8:00am
¿Por qué decidiste venir a China Rya? – Preguntaba Shampoo para sacarme conversación mientras limpiábamos.
Porque... Tenía muchos problemas allá en Japón – Contesté – Además... Quiero olvidarme de alguien que... Posiblemente ya está casado.
Ohh – Dijo Shampoo sorprendida – Así que te viniste por eso...
Sí – Decía – allá solo me torturaría más, pero... Extraño a mis amigos.
Entiendo – Decía Shampoo.
Oye – Dije – ¿Tú no estás enamorada de alguien Shampoo?
Sí, pero... Prefiero mantenerlo en secreto – Contestó.
Asentí y continuamos en nuestras labores, ya estábamos a punto de terminar cuando de repente se escucha un grito desde la cocina:
¡Shampoo!, ¡Mi amor!, ¡Estás aquí! – Un chico corre desde la cocina y me abraza a mí – Te había echado de menos mi hermosa Shampoo.
¡Mousse! – Dijo golpeándolo – ¡Esa no soy yo!, ¡Ponte los lentes!
Me rio a carcajadas – Y yo creía que mi hermano era raro...
Discúlpelo, es medio cieguito – Dijo Shampoo riéndose – Él es Mousse... Lo conozco desde pequeños.
Mousse parece un buen sujeto aunque más extraño no puede ser, yo creía que hacia regueros por todas partes pero ese chico me ganó, todo el día se la pasó persiguiendo a Shampoo y tropezándose con todo, no fue un día aburrido, nunca creí que ir al trabajo fuera divertido, ya de noche, eran casi las 8:00pm, estábamos cerrando...
Debo felicitarte Ryaga – Decía la abuela Cologne – Por tu excelente trabajo del día de hoy, espero continúes así.
De nada abuela, ¡Nos vemos mañana! – Dije despidiéndome.
Estaba cansada, pero feliz de haber comenzado a trabajar, llegué a casa, colgué el delantal en el perchero – Ryoga, ¡Ya llegué! – Dije mientras iba a mi cuarto; y al entrar lo vi allí con tres sobres entre sus manos, él al verme me hizo señas para que me acercara, y sentándose conmigo a la orilla de la cama me dijo dándome los sobres:
Son para ti – Dijo – ¿Cómo te fue en el trabajo?
Pues bien – Contesté – Primera vez que digo que me gusta trabajar.
Me alegro de que te haya gustado tu trabajo – Dijo abrazándome – Me hiciste falta en todo el día.
Sí, yo también te extrañé mucho Ryoguita – Sonreí – Bueno, me voy al techo a leer las cartas.
Está bien – Dijo mi hermano – Yo me iré a bañar.
Fui leyéndolas una por una, la primera era Serena, donde me decía que ya estaban por salir de vacaciones y que probablemente iba a venir a verme... La segunda era de los Tendo, preguntando como estaba, que me extrañaban mucho, que Serena les había dicho solo a ellos donde estaba yo, y también contándome que... Ya... Ranma y Akane... Se... Habían casado, hace unos días... Y la tercera carta era para... Ryoga y para mí, era de Ranma y Akane, ellos no saben que estamos en China... A según la carta de los Tendo, solo que se la dejaron a ellos por si sabían algo de nosotros la mandaran...
La carta decía que les hubiese gustado que hubiéramos estado en la boda... Que, esperaban que estuviéramos bien y que nos extrañan mucho y esperan que pronto los vayamos a visitar. Me dieron ganas de llorar al leer eso... Ya se casó el amor de mi vida... Me imagino que esto también será un golpe muy duro para mi hermano...
Bajé del techo y vi a mi hermano sentado en la puerta, así que le di la carta y le dije:
Lee esto – Toma la carta entre sus manos.
Le echa un vistazo a la carta...
¿¡Qué!? – Estruja la carta – ¿¡Como que, Ya se casaron!? – Exclamó.
Mi hermano se desesperó todo, y comenzó a llorar... y yo lo acompañé a llorar, porque compartíamos el mismo dolor, nuestros amores se habían casado y no podíamos hacer nada... Solo, dejarlos en paz, pero sé que Ryoga no iba a entenderlo así de fácil.
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