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Capítulo #22

(Lara)

En la mañana desperté con un fortísimo ardor en los ojos y sin ningún tipo de ganas de ir a la escuela, pero debía ir. Cuando ya estaba lista para salir de la casa, recordé las palabras de mamá sobre marcharme con ella, por lo que intenté salir en silencio, haciendo el menor ruido posible para que no notara mi huida.

—¿A dónde crees que vas? —me dijo antes de que pudiera siquiera abrir la puerta.

«No se le olvidó, genial».

—A la escuela.

—No sin mí —me informó mientras salía de la casa—. Vamos.

—Mamá, ¿es en serio? —le dije luego de verla entrar al auto.

—¿Qué cosa? —Actuó como si no tuviera idea de lo que hablaba.

—¿Realmente me llevarás a la escuela?

—Sí, y te buscaré también; ya de esto hablamos ayer. Sube al auto, que se hace tarde.

Encendió el motor y le restó importancia a mi negación. No tuve otra alternativa que respirar hondo y entrar.

***

—Estoy aquí a las doce —me dijo mamá luego de estacionar el auto en la misma entrada de la escuela.

Asentí con la cabeza y le di un beso de despedida.

—Cuidado con Sabrina —me aconsejó.

Al bajarme del auto, busqué con la vista a Britt y no tardé en encontrarla; estaba sentada en un banco con el celular en la mano, como siempre.

—¿Y esto? —me preguntó ella señalando el auto de mamá que se marchaba.

—Ahora mis padres se volvieron más sobreprotectores que nunca debido al problema con Sabrina —respondí sentándome a su lado.

—¿Cómo se te ocurre pegarle a Sabrina sin yo estar presente?

—Britt, eso no estaba planeado. Sucedió y punto.

—Igualmente. No me importa. No te atrevas a hacer algo así otra vez.

—Fue ella la que me hizo explotar —farfullé.

—Te entiendo. Créeme que sé lo mucho que Sabrina puede joder si se lo propone. Pero no vuelvas a cometer una tontería como esa. Si quieres pegarle, espera a que yo llegue.

—¿Y tú quién eres? ¿Mi guardaespaldas? —Sonreí.

—Algo muy parecido, soy tu amiga.

En momentos así es realmente alentador saber que se tiene un amigo.

—¿Y qué cambiarás estando presente?

—No permitiré que te haga daño. La conozco mucho más de lo que te imaginas, y delante de mí no te podrá tocar ni un pelo.

Unos instantes después sonó el timbre y entramos entre la multitud. Nos encontramos a Sabrina en el pasillo, esta vez andaba sin Karol. Me fulminaba con la mirada y parecía querer matarme. Ignoré su presencia y seguí mi camino.
                                                      
***

Segundos después de haber sonado el timbre del primer receso, mi celular vibró ante la llegada de un mensaje. Era él.

Alex: ¿Estás en la escuela?

Lara: Sí, lamentablemente. T_T

Alex: Ya verás que pasará rápido. :(

Lara: Eso espero...

Alex: No le has pegado a nadie, ¿verdad?

Lara: ... ¬_¬

Alex: ¿Te puedo pasar a recoger hoy? Porfa.

Lara: Te tengo una mala noticia.

Alex: ¡¿Fue más fuerte que una cachetada?!

Lara: ¡Que no le pegué a nadie! Ni lo pienso hacer.

Alex: Es bueno saberlo. ¿Cuál es la mala noticia entonces?

Lara: Mamá ahora se convirtió en mi chofer. No puedo irme de la escuela si no es con ella.

Alex: ¿En serio? O.o

Lara: Y hay una segunda mala noticia.

Alex: Dispara ya.

Lara: Papá dice que si no vas a casa para que te conozcan no puedo salir más contigo. :(

Alex: Perfecto. Dime el número de tu piso y de tu apartamento, que en la tarde estoy ahí.

Lara: ¡¿Cómo?!

Alex: Exactamente lo que leíste. Envíame tu dirección, que ahí estaré. 😊
                                               
***

—Voy al baño un momento. Por favor, recuerda no hacer nada en mi ausencia. Volveré pronto —me dijo Brittany en el receso.

Asentí con la cabeza suspirando. Me molestaba demasiado ser sobreprotegida por todos.

Me entretuve garabateando una libreta, hasta que la voz conocida de un chico me detuvo.

—¿Podemos hablar? 

Subí la vista a una rapidez increíble. Y ahí estaba Drew, mi amor platónico desde hacía poco más de un año.

—Sí, di… dime —tartamudeé.

—El profesor de Mates habló conmigo para que te ayudara con lo referido a la asignatura, en fin, para que te repase —me explicó—. ¿Cuándo lo prefieres?

«¿Estoy escuchando bien? ¿Drew me repasará? Relájate, Lara, relájate».

—No sé, cuando quieras —respondí como pude.

—Entonces, empezamos hoy en tu casa, ¿te parece?

—¿Hoy? —repetí un poco atónita.

—¿Algún inconveniente? ¿Prefieres otro día?

—No, no, hoy está bien.

—Hola, Drew —le saludó Britt incorporándose a mi lado.

—Hola, Brittany. Ya me voy, nos vemos a la salida. —Apenas había terminado la frase cuando dio media vuelta y se marchó.

—¿Y a ese qué le dio? —me preguntó Britt arqueando una ceja.

—Ni idea —respondí—. Me va a repasar Mates.

—Drew es lo más parecido que he visto al chico perfecto; lindo e inteligente. No entiendo cómo es posible que no tenga novia. ¿Será gay?

—¿Estás loca? ¿Cómo Drew va a ser gay? No digas tonterías —le dije riendo por lo bajo.

Y en algo sí tenía razón Britt. Drew siempre me había parecido demasiado perfecto.
                                                                
***

—Aquí estoy. —Apareció Drew a mi lado cuando salía del salón.

—En el receso te fuiste demasiado rápido; no me diste tiempo a contarte que hoy mi mamá me venía a recoger, por lo que tendremos que irnos en su auto —le expliqué avergonzada.

Él asintió con la cabeza sin darle importancia.

—Ya nos podemos ir —me informó Brittany al regresar de hablar con la profesora de Biología.

—Britt, ¿quieres ir en el auto con nosotros? Mi mamá te puede dejar en tu casa.

—Sí, voy con ustedes mejor. Hoy no tengo ganas de caminar y nadie me viene a buscar —me dijo haciendo pucheros.

Yo sabía que con ese "nadie" se refería a su novio.

Salimos los tres juntos de la escuela y localicé a Sabrina a unos pasos de nosotros, mirándome fijamente. Otra vez se encontraba sola, sin Karol.

—¿Qué mierda está haciendo aquí? —gruñó Brittany.

Sabrina comenzó a caminar hacia nuestra dirección y Drew, que se había mantenido en silencio, dio un paso y se estacionó delante de nosotras. En medio de la tensión, sonó el claxon de un auto y los cuatro nos giramos a ver; gracias a Dios era mi mamá. Ella salió del auto y se situó afuera de este. Le lanzó una mirada asesina a Sabrina que logró hacerla cambiar de dirección y alejarse.

—Dios. —Suspiré aliviada al verla marcharse.

Caminamos hacia el auto y mamá nos recibió con una sonrisa orgullosa.

—¿Ahora entiendes por qué debo venir a recogerte? —me preguntó y asentí con la cabeza derrotada.

—No entiendo qué le pasa a Sabrina… —musitó Brittany dubitativa.

Al entrar al coche, yo me senté en asiento del copiloto junto a mamá, mientras que Britt y Drew se quedaron detrás. Durante el trayecto observé alguna que otra vez por el retrovisor y sin saber el motivo, sentí el ambiente tenso allí detrás.
                                                              
***

Al llegar a casa, mamá nos sirvió dos exagerados platos de espaguetis. Me llegó a dar mucha pena con Drew, pues noté que se esforzó en comérselo todo a pesar de haberle dicho que no lo hiciera por obligación. Imaginé que en un buen tiempo no querría saber nada más de pasta. Luego de terminar, subimos a mi habitación y no pude evitar sentirme un poco incómoda por la situación.

Al cabo de casi una hora de estudio, dejé el boli sobre la libreta y me eché hacia atrás en la cama. Ya me dolía la cabeza.

—Odio las malditas funciones —gruñí.

—Si quieres terminamos por hoy —dijo Drew.

Asentí con la cabeza y se acostó a mi lado. Ambos observábamos el techo. Mi mente vagaba entre los recuerdos y a mi cabeza volvieron aquellos días en los que estaba tan colada por él. Entendí que las cosas habían cambiado, pues de seguir sintiéndome igual, me estaría muriendo por dentro al tenerlo tan cerca.

En la escuela, desde mi asiento, solía deleitarme viéndolo hablar y reír con sus amigos. Habíamos conversado en algunas ocasiones e incluso nos tocó hacer dos o tres trabajos juntos, pero nunca fue más allá.

¿Qué fue lo que vi en él? Su personalidad. Aunque su pelo castaño claro, rozando el rubio y su rostro tierno impedían negar el hecho de que guapo también era.

—No quería hacer esta pregunta, pero... ¿cómo te sientes en estos momentos? —me preguntó él, sacándome de mis pensamientos.

A pesar de haber escuchado aquella pregunta salir de la boca de todos, él nunca se atrevió a tocar el tema. Lo miré y tenía la vista fija en la luna de plástico pegada al techo; una de esas fosforescentes.

—¿Cómo crees que me puedo sentir?

—Horrible —musitó.

—Pero dicen que se puede continuar...

—Y lo harás —aseguró.

—Hija, ¿puedo entrar? —preguntó mamá dando unos toques en la puerta.

Drew y yo de un brinco nos levantamos de la cama.

—Sí, mamá —respondí.

Ella entró y se acercó a nosotros. Se veía nerviosa y no pude evitar asustarme.

—¿Por qué no me dijiste que Alex vendría hoy? —me preguntó, intentando parecer lo más serena posible.

«Dios, Alex».

—Lo olvidé por completo.

—¿Cómo puedes olvidar algo así? —me dijo un poco aturdida—. Bueno, ya no importa. Está allá abajo esperándote.

Mamá terminó de hablar y se marchó por la puerta.

—Es hora de irme. Mañana continuamos. —Drew comenzó a recoger sus cosas.

Alex me esperaba sentado en el sofá. Cuando me vio, se puso de pie y sonrió, pero no tardó en darse cuenta de que alguien me acompañaba: Drew. La sonrisa desapareció de su rostro como por arte de magia. Se miraron en silencio mientras yo me preguntaba qué mierda se suponía que debía hacer.

—Alex, Drew. Drew, Alex. —Los presenté.

Drew asintió con la cabeza con educación. —Yo ya me marcho —dijo en medio del silencio.

—Ahora vengo —le informé a Alex antes de acompañar a mi compañero hasta la puerta.

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