8. Poderes
Antes del capítulo 'Amigos de infancia'
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Era un día común cuando de las palmas del pequeño Katsuki comenzaron a nacer suaves combustiones. El niño miraba encantado sus manos, su particularidad se había presentado y era la más genial de todas.
Ese día jugo al tren con sus compañeros de preescolar, él era cabina del frente, por lo tanto, guío a sus compañeros el camino a seguir. Con una mano por delante, marcaba los pasos de sus vagones con los ¡plop! ¡plop! ¡plop! provenientes de su palma.
Al regresar a casa, su madre le dijo que irían a visitar una amiga suya, el niño se rehusó, no era su amiga, no tenía porque ir. Intentando convencerlo, la señora le dijo que su amiga tenía una hija y Katsuki también peleo. A él no le gustaban las niñas.
Al final terminó yendo, al menos si quería recuperar sus juguetes.
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La casa de la señora amiga no estaba lejos ni era desagradable. Cuando llegaron, les recibieron con una sonrisa y un abrazo. Para Katsuki fue demasiado pegajoso, no le gustaban las efusivas muestras de afecto.
— ¡Ochako-chan, baja a conocer a un nuevo amigo! —La señora llamó a su hija para que bajara y Katsuki arrugo la nariz, él no quería jugar con niñas. Las niñas son débiles y fastidiosas, además ellas juegan con muñecas y peluches. Katsuki no quería jugar con peluches, jugaría a las luchas o futbol, jugaría cosas de niños.
Una pequeña castaña bajo de las escaleras casi con temor. Sus ojos grandes estaban completamente abiertos y hacia un puchero con los labios, nunca fue muy buena haciendo amigos. Temblaba levemente y apretaba sus manitas en puños junto con las mangas de su suéter rosa.
Al verla, Katsuki miro a ver a su madres pues no sabía si era correcto ir con ella. La mujer asintió y le sonrió, dandole un leve empujón en su espalda para animarle.
Aún con duda, Katsuki busco las palabras más educadas para presentarse, su madre le había enseñado a ser un caballero.
— Hola, mi nombre es Katsuki... —habló lo más claro que pudo el niño, estaba nervioso.
— Ochako... —respondió la castaña sin mirarle a ver, bajando la cara con un lindo rosa en sus mejillas. Katsuki también sentía sus mejillas calentarse un poco, pero era valiente.
Ambas madres dejaron a los menores solos y fueron a la cocina para ponerse al día, Katsuki las vio perderse, no entendía la lógica de las madres por platicar en la cocina, pero bueno.
La niña no había dicho nada de nuevo, por lo que el rubio busco algo para contar.
— ¡Mira, Rara-chan! —El niño mostró sus palmas abiertas y de ellas, comenzaron a brotar pequeños destellos naranjas y amarillos. Se escuchaban como las bombitas que su padre le compraba para navidad, pero tenían otro brillo. Era como si tuviera fuegos artificiales solo para ella.
— Wow... —Ochaco quedo atrapada por los destellos explosivos, comenzando a perfilarse una sonrisa en su rostro. Sus ojitos ahora brillaban y no eran por las lágrimas que antes querian caer, ahora brillaban de felicidad.
El pequeño rubio noto como la sonrisa más linda que hubiera visto se presentaba en los labios de aquella niña y su pecho se enorgulleció un poco por lograr hacerla sonreír.
Más y más destellos aparecían en medio de ambos, trayendo alegría a ambos pequeños, así como algunas risas.
Ochaco miraba encantada la habilidad de su nuevo amigo y le dijo que era una habilidad genial; Katsuki ya consideraba su habilidad genial, pero ahora lo reafirmaba.Le agradó ver como su particularidad hacía feliz a la castaña y se autoasigno una misión: lograr que Ochaco siempre sonriera de es misma forma.
Tal vez las niñas no son tan malas y puede que otro día, Katsuki incluso regrese a visitarla para jugar con peluches.
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Supuestamente solo serían fanarts, pero terminé con un drabble, jé :3
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