11
Taehyung se fue, casi como si quisiera demostrarle lo solo que estaba sin él, y Hoseok comenzó a sacar todos los papeles pegados que encontraba a su paso mientras caminaba rápido por cada pasillo de ese edificio. Jungkook se unió a él diciéndole que había terminado con todo en los pisos de arriba. Y pronto terminaron con todos, arrojándolos a la basura.
Aunque, ciertamente, Hoseok no se sentía tranquilo. Sabía que las cosas no habían terminado ahí, sabía que hablarían de eso, de él. Que habrían fotos. Estarían los que se reirían y los que le tendrían lástima. Y no sabía cuál era peor.
¿Sabias que el gran Hoseok, el que muchos desean, fue abusado por años hasta que mató al hombre que lo hizo? Oh, ahora entiendo porque tiene esa actitud de mierda, seguro se dio cuenta tarde que le gustaba lo que le hacía y quedó resentido, se burlarían todos aquellos con los que había tenido enfrentamientos. Mientras que los que lo querían solo mostrarían su compasión haciéndolo sentir débil. Sus propios amigos lo mirarían con lástima.
Nadie lo miraría como alguien que sobrevivió a toda esa oscuridad, nadie lo felicitaría por haber intentado no quitarse la vida en todos esos años. Y, por supuesto, nadie le ofrecería una amistad sincera, un hombro en el cual llorar o unos minutos para poder explicar como todo lo que él era siempre había sido un caparazón -un escudo- para no volver a ser dañado. Para no volver a darle el poder de dañarlo a nadie más, porque ya había sido muy dañado.
Sintió la mano de Jungkook envolver la suya y no se soltó. Se dejó ser llevado, a través de los pasillos hasta la salida. Hoseok no estaba en su cuerpo, se sentía flotando en alguna parte diferente del universo. Todo dolía.
Cada asqueroso toque volvía a hacerse presente en sus recuerdos. Los desagradables gemidos del mayor aún cuando le suplicaba que se detuviera parecían reciente, vibrando en su oído. Quería vomitar. Quería llorar. Gritar. Golpear. Golpearse. Volver a golpearse y lastimarse. Tantas veces como para volver a estar al borde de la muerte como ese día. Solo esperaba que esta vez sus papás no lo descubrieran y lo llevarán de inmediato al hospital como ese día. El día que gastaron fortunas comprando el silencio de todos los presente para que nadie más se enterara que el único hijo, del famoso empresario Jung, era un suicida.
Que se quería morir.
Sin darse cuenta estaba en un auto, Jungkook conduciendo con una expresión preocupada, nada tranquila, pero se sentía demasiado sin vida como para ser capaz de emitir una sola palabra o preguntarle a donde lo llevaba.
Su pecho dolió recordando quien fue el autor de todo eso, Taehyung, alguien que no era humano pero que aún así era por quien había comenzado a sentir cosas, quien le había sacado de la soledad y la depresión en la que siempre estuvo sumergido. Y ahora quien también volvía a hundirlo en lo mismo, amenazandolo con que era esto sólo era un advertencia.
Quien creía ser su salvación ahora se había convertido en su peor pesadilla, en unos segundos. Y, Hoseok tenía mucho.
Jadeó alejándose tan bruscamente del toque en su brazo que chocó con fuerza contra la puerta del auto.
—Tranquilo, lo siento, no quería asustarte... Santo Dios, jamás creí verte asustado. —Jungkook pronunció aquellas últimas palabras sorprendido y preocupado—. Tranquilo, Hoseok, quédate aquí.
Apenas decir esas últimas palabras, Jungkook salió del auto y a los pocos segundos estaba de su lado, abriéndole la puerta para ayudarlo a bajar.
Hoseok tomó valor y bajó, recordando que Jungkook lo había ayudado. Metiéndose en la cabeza y obligándose a entender que no iba a ser lastimado por el menor. Que solo lo ayudaba.
Lo siguió dentro de la casa ajena. Jungkook le dijo que se sentará mientras iba a buscar algo a la cocina y descubriendo que había ido a buscar cuando volvió con un vaso con agua, ofreciéndotelo.
Hoseok se quedó mirando el vaso demasiado callado por fuera pero con mucho ruido por dentro. Su mente estaba llena de risas, burlas y todo tipo de palabras irónicas con respecto a él. No pensaba volver a la universidad para confirmarlo.
Jamás volvería a ese lugar.
—No tienes que contarme nada —dijo Jungkook cuando Hoseok finalmente agarró el brazo—. No te estoy pidiendo que lo hagas, pero quiero que sepas que si necesitas a alguien con quien hablar puedes confiar en mi.
Se quedó mudo luego de escuchar eso, ¿por qué no estaba actuando como los demás? ¿Por qué no le estaba gritando y gruñendo sobre que aunque haya tenido un pasado difícil eso no significaba que debía haberlo tratado como una mierda todo este tiempo? ¿Por qué Jungkook aún seguía ahí queriendo ayudarlo? ¿Por qué seguía cerca suyo y no se alejaba cuando Hoseok era una cosa sucia y usada? ¿Por qué seguía tratándolo bien?
—Le dije a Yoongi que me hablara de ti cuando al principio me interesaste, pero fue luego de conocerte en persona que simplemente desee saber más y más de ti. —Comenzó a decir Jungkook—. Las primeras veces creí comenzar a odiarte por tu actitud pero... siempre había alguna razón que me hacía volver a caer por ti. Sabía que había algo más y quería conocerte para entenderte mejor. Porque para mi eres único... Me enamoré de ti.
Comenzó a negar.
—Jungkook, no hay nada más en mi que un pasado horrible como todo el resto. No soy único.
—No todos tienen un pasado tan horrible como el tuyo, Hoseok. No a todos tienen un pasado que los deja tan marcados como a ti —explicaba—. Pero aún así estás aquí con nosotros... respirando, viviendo —agregó y hubiera preguntado a qué se refería hasta que recordó que en la confesión, que fue pegada en toda la universidad, una de las cosas que confesó fue que había intentado quitarse la vida.
—¿No te da miedo estar cerca de alguien como yo... un asesino?
—Eres muchas más cosas pero no un asesino, Hoseok —respondió, con tranquilidad en su voz y mirada—. Esa noche también defendías a tus papás y a tu hermana por miedo a que pase lo mismo que tú. Así como la protegiste por años callando...
Se quebró, y comenzó a llorar frente a Jungkook. Totalmente vulnerable y debilitado, hasta que unos brazos lo envolvieron alrededor. Y ahí estaba el hombro que siempre quiso.
—Está bien, está bien. Eres alguien fuerte, Hoseok. Nadie volverá a hacerte daño.
Ahí estaba la persona que buscaba. Siempre había estado ahí, tan cerca suyo.
Cuando sintió que no quedaban más lágrimas, se alejó lentamente. Jungkook le trajo pañuelos descartables y le ofreció más agua o lo que fuera que quisiera. Lo cuidó. Se sintió tan cuidado y protegido que habló, le contó su pasado. Le contó de su tratamiento y le contó de sus pensamientos sobre terminar con todo.
Sin darse cuenta, Jungkook estaba agarrándolo de la mano pero no era un agarre romántico, era un agarre que solo transmitía un "estoy aquí, no estás solo". Y eso lo hizo sentir más que reconfortado.
—Está bien si no quieres volver a esa universidad, lo comprendo, pero aún puedes ir a otra. Hay muchas más, Hoseok.
—Tengo miedo... —Jungkook negó cortándole.
—No renuncies a tu futuro por tu pasado, lo único que lograrás con eso será arrepentirte por siempre.
Nunca pensó que terminaría hablando con Jungkook de esa forma o que fuera quien más lo conociera, más que su propio mejor amigo.
—Gracias, Jungkook...
—Sabes lo que siento por ti —murmuró recordándole—. Pero ahora lo que necesitas es un amigo y seré ese amigo. Quiero ayudarte, te ayudaré en todo lo que me pidas.
Taehyung jamás había dicho algo así, y hasta el pensamiento era extraño. Su relación con Taehyung era solo... hacerlo.
—¿Quieres que te lleve a tu casa ahora? —Jungkook se levantó del sillón, yendo a buscar las llaves de su auto. Lo único que vino a su mente fue que Taehyung iba a estar esperándolo.
—No —soltó—. Yo... necesito ir a otro lado.
Jungkook dudó y pareció querer preguntarle pero al final solo asintió: —Te llevo.
No quería encontrarse con Taehyung y la única forma de asegurarse de eso era yendo a cualquier otro lugar que nunca había estado antes, porque hasta ahora Taehyung solo aparecía a su lado en lugares de Hoseok ya había estado antes.
—Hoseok —mencionó Jungkook, luego de estacionar frente al nuevo departamento de sus padres, al que nunca había ido antes—. Si necesitas algo, dime. Puedo ayudarte de cualquier forma que necesites.
Una risa amarga casi salió de sus labios al escuchar eso porque en lo único que necesitaba ayudaba era en no volver a ver a un ser que él manifestó, a alguien no real.
—Necesito ayuda en algo que no puedes ayudarme.
—¿Cómo sabes que no puedo? Dime qué necesitas —insistió, pero Hoseok negó. Nadie le creería si hablaba de todas formas, probablemente lo llevarían a otro psiquiatra—. Está bien, no tienes que decirme si no quieres pero recuerda que puedes hablar conmigo y contarme lo que sea, nunca te juzgaré.
Esas últimas palabras se quedaron en su mente todo el día y toda la noche que estuvo en el departamento de sus papás, donde fue bien recibido y no le preguntaron que hacía ahí. Hasta le dieron una habitación hermosa. Al menos dormiría tranquilo ahora, tal vez al día siguiente tendría valor para enfrentar a Taehyung, era un ser de luz de todas formas y solo se había molestado con su mentira, debía encontrar alguna forma de hablarle. Sabía que era posesivo pero no podía ser tan cruel como para que no entendiera lo mucho que lo había lastimado y que quería ser libre de él.
Se acostó en aquella cama gigante, mirando a la poca luz que entraba de la ventana en aquella nueva habitación para él. Pensaba en que palabras usar para cuando volviera a encontrarse con Taehyung, imaginó un posible escenario de Taehyung aceptando que no podían estar juntos por la diferencias que habían entre ellos y todo comenzaba a sonar bien, hasta que la cama se hundió a espaldas suyas y antes que pudiera moverse, quien estaba ahí, lo movió boca arriba.
—¿Por qué no me habías dicho que vendrías a visitar a tus padres, cariño? —preguntó Taehyung, con una sonrisa divertida—. ¿Creíste que no podrías deshacerte de mi tan fácilmente?
Hoseok gritó con todas sus fuerzas pero Taehyung no lo soltó, solo se rió y se cernió más sobre él, sujetándolo ahora también de la garganta para callarlo.
—Estoy dentro tuyo, Hoseok —murmuró en su oído—. No importa dónde estés, siempre encontraré la forma de llegar a ti. Dentro o fuera de tus sueños. Estaré a tu lado hasta el día que mueras, amor, nadie podrá separarnos.
El agarre en su garganta se soltó y aunque no tuviera fuerzas, gritó. Dándose cuenta que había despertado, sus papás estaban ahí y su mamá lo ayudaba a sentarse diciéndole que solo había sido una pesadilla y que todo estaba bien. Pero Hoseok sabía bien que no había sido una pesadilla, sobre todo cuando su mamá preguntó porque tenía marcas de dedos en su garganta.
Taehyung había dicho que nunca se podría deshacer de él, Taehyung había vuelto a lastimarlo. Era seguro que así sería por cierto. La preocupación que sentía era tan extrema que esa noche no pudo dormir sobre todo cuando sus padres se fueron, temblaba y creía que no había salida. Se maldecía y preguntaba en qué se había metido, ¿cómo pudo haber llegado tan lejos?
Siguió dando vueltas en su cama, temeroso, sumamente asustado, hasta que un recuerdo vino a su mente. Hasta que recordó un tema en el foro que había entrado que enseñaba a llamar a todo tipo de entes, el foro de donde había sacado el audio con el que atrajo a Taehyung.
"Como deshacerse de cualquier tipo de manifestación, ente o ser de luz"
Nervios lo envolvió mientras buscaba en su celular ese tema y un alivio lo envolvió cuando lo encontró y comenzó a leer los pasos.
Si existía una forma de deshacerse de él, Taehyung le había mentido...
O eso creyó.
–Dualitymask
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