-No creo que sea buena idea Yoongi

El nombrado suspiro con desespero

-Cariño por mucho que te ame no puedo aplazar esto más, debo volver a la empresa todos se estan volviendo locos

Jimin lo observó asustado, estaba sentado frente a él comiendo unas uvas mientras Jihoon dormía en la sala

-Pero ¿Qué se supone que haré con un bebé? No puedo sólo

Yoongi sonrió- Entre más rápido pase aprenderás mejor, debemos ser una pareja tradicional cariño mientras yo trabajo y paso poco tiempo con ustedes, tú cuidas al monstruo

Jimin  sabía que estaba bromeando, siempre lo hacía para aligerar el ambiente o hacerlo sentir menos tenso

-No quiero echarlo a perder -dijo mientras agachaba la cabeza

Yoongi se acercó a él y lo abrazo tiernamente

-Creeme que si por mi fuera me quedaría con ustedes todo el tiempo pero hay personas que dependen de mi cariño, soy el jefe y tengo que ser responsable así un día mi monstruo y hermoso esposo estarán muy orgullosos de mi

Jimin lo abrazo con mucha fuerza, lo amaba tanto y sin duda ya estaba lo suficientemente orgulloso de él, pero tenía razón había mucha gente que dependía de la empresa y él no era tan egoísta como para ver sólo por sus intereses

-Hagamos un trato, cuando yo regresé del trabajo haremos algo los tres, lo que sea ¿Está bien?

Jimin asintió mientras movía sus manos celebrando

-¡Si! Trato hecho

Yoongi se levantó y beso los carnosos labios de su querido enamorado, aunque no lo dijera estaba preocupado por dejarlo a solas con el pequeño diablillo.

Al día siguiente se despertó con ánimo, aún y cuando eran las cinco de la mañana, estaba ansioso por regresar a la empresa y poner orden, amaba mandar era uno de sus placeres culposos, podía contra todo, menos con su precioso casi esposo y su pequeño monstruo.

Se arregló rápidamente, no despertó a Jimin porque la noche anterior se había tardado en dormir a Jihoon, le dejaría descansar. Tomó sus cosas y camino a la cocina a servirse su tasa de café,  estaba oscuro y no pudo ver que había algunos sartenes amontonados sobre la tasa negra, la sacó con fuerza y tiro todo haciendo un desastre, pero eso no le preocupó, el estruendo hizo que apareciera un chillido infantil, abriendo los ojos más de la cuenta salió corriendo hacia la puerta

-¡¡MIN YOONGI!!

Escucho antes de cerrar y suspirar.

La inmensidad de su oficina, sus trabajadores y el papeleo le hicieron extrañar a su pequeña familia, llegó un momento en donde quiso regresar y cargar a Jihoonie mientras le alimentaba, o besar a su Jiminie con pasión en la cocina.

Extraño cada parte de su tiempo al lado de ellos, pero no podía hace nada más que soportarlo y luchar contra la ansiedad, suspiro y probó la insípida comida de la cafetería, no se parecía en nada a la deliciosa comida que preparaba su pequeño.

-¿Cómo estará? -iba a llamarlo pero se detuvo porque no sabía si por fin su pequeño estaba durmiendo.

-Min, junta en veinte

Hizo un puchero -¡No quiero! -renegó

Llegó al departamento con un pastelito en la mano para su precioso novio, era una disculpa por la imprudencia de la mañana, cuando entro en silencio,  camino hasta la sala y sonrió.

Jimin estaba aún en pijama con el pelo deshecho y la camiseta llena de vómito de bebé,  este le miro y después de sonreír le pidió que guardará silencio con señas

-¿Está dormido?-Susurró al momento de acercarse

-Si-sonrió con alivio -Fue duro

Vio sus pequeños ojos desaparecer debido a su enorme sonrisa,  le tomó de la cintura y lo atrajo a su cuerpo, le beso con cariño tratando de no hacer ruido. Le llevó hasta la habitación y le acostó en la cama, quiso llevar el toque a una intensidad profunda pero prefirió abrazarlo y acurrucarlo contra su pecho, beso su frente y velo sus sueños.

Después de una hora, cuando Jihoon comenzó a llorar él fue quien se levantó a ir por su hijo, le toml en brazos y acarició su mejilla regordeta.

-Hola cariñito hoy dejaremos dormir a papi ¿Tienes hambre?

Camino directo a la cocina para prepararle un biberón. Su vida cambio el día que llegó Jimin y después esa bolita olorosa y no podía estar más feliz.