Capítulo 3
Entre la oscuridad de la noche, Alguien morirá, La vigilia estará y tú no lo sabrás, Una búsqueda comenzarás.
Después de esa horrible pesadilla no volví a conciliar el sueño, me daba mucho miedo saber que ella podría tomar el control de mi cuerpo, eso es algo que no debo dejar pasar, no quiero que cumpla lo que me mostró.
Dar tantas vueltas en la cama me estaba estresando a un nivel que no era recomendable para mi condición, miré el reloj y ya eran las cuatro de la mañana. Así que decidí levantarme de la mullida cama, caminé a paso lento hacia la ventana para observar la oscuridad del cielo, ni siquiera había una sola estrella esa noche.
Es algo confuso ya que normalmente al menos unas pocas deberían verse, pero no es así. Mi vista viajó a la casa de mi nuevo vecino, todo el lugar estaba a oscuras dando a entender que nadie se encontraba despierto a tales horas.
Abrí la ventana para sentir el aire fresco, cuando la abrí este choco con mi cálida piel haciéndome estremecer por el choque de temperaturas. Recorrí todo mi panorama, había unas partes con un poco de niebla y otras que no se veían por la oscuridad en la que se sumergían.
Escuché un estruendoso ruido en alguna parte del patio trasero de la casa de al lado, miré esperando algún movimiento o una sombra. Un rato después logré ver una silueta saltar la cerca de madera hacia el patio trasero de la casa.
— ¿Qué demonios? — Susurré para mí misma — Esto se pondrá bueno.
Bajé rápido, pero en silencio. Cuando pasé por la cocina aproveché para tomar un cuchillo, la adrenalina me invadió por completo, me encontraba realmente emocionada.
Abrí con lentitud la puerta de cristal que hay en la sala, salí a paso decidido al patio trasero, bajé la pequeña escalera. Cuando sentí la hierba húmeda entre mis pies descalzos me hizo sentir un déjá vu, hice presión con mis dedos del pie entre la hierba. Sujete con fuerza el cuchillo al caminar hacia donde anteriormente había visto la silueta.
Cuando me aproximé lo suficiente, activé todos mis sentidos, cuando estaba a algunos pasos de llegar a una parte del patio en el que estaba sumergida en la oscuridad, me detuve de inmediato al escuchar un ruido a mi espalda.
Me giré de inmediato encontrándome de frente con la silueta, solté una exhalación del susto.
— ¿Quién eres? — Digo escondiendo el cuchillo en mi espalda, necesitaba que dicho individuo creyera que tenía la ventaja.
— Eso es algo que a ti no te interesa — Dice en un tono frío, un tono que te helaría la piel dándote un miedo incontrolable de tan solo escucharlo.
— ¿Qué haces a altas horas de la noche invadiendo propiedad privada? — Digo sonriente, este se está colocando divertido.
— No es asunto tuyo — Se acerca tratando de intimidarme, pero yo no me muevo de mi lugar mirándolo con prepotencia.
— Querido, obvio que es asunto mío — Me acerco a él con astucia, pero solo me acerco lo suficiente para predecir sus próximos movimientos —Así que debes largarte de mí territorio — Digo tratando de sacarlo de sus casillas y creo que lo estoy logrando.
— No te hagas la valiente, niña estúpida — Dice serio.
— Cuando aprendas a ofender, hablamos idiota — Digo tranquila.
— Niña estúpida — Dice lanzándome un puñetazo el cual logré esquivar, su cuerpo quedó en sorpresa.
— Aparte de no saber ofender tampoco sabes pelear — Afirmó sonriente.
Pude escuchar como soltaba un bufido enojado, volvió a lanzarme un golpe. Lo logré esquivar a tiempo, en eso saco mi mano con el cuchillo detrás de mí espalda, pude ver como su cuerpo se colocó rígido al ver el destello del filo del cuchillo.
— Al parecer un idiota quiere jugar — Digo colocando la punta del cuchillo en mi dedo dándole unos giros distraída — ¿No es así? — Lo miró risueña.
— No sabes con quien te estas metiendo — Dice con un ego realmente impresionante.
— Eso mismo debería decirte yo ¿no lo crees? — Digo obvia.
Me lanza una patada, logró alcanzarme haciéndome caer al suelo. Suelta una risilla, me levanto decidida a devolverle el golpe, cuando me da una bofetada haciéndome girar de golpe.
Este idiota ya está fastidiándome, me giré velozmente y le corté una mejilla, soltó un quejido al sentir el ardor del filo del cuchillo.
Aprovechando su desconcierto le di una patada en su estómago haciéndolo retroceder, actué rápido y le clavé el cuchillo en su abdomen para luego cortarle la garganta. Haciendo que me salpique un poco de su sangre, al sentir la tibia sangre en mi piel, me hizo estremecer un poco.
Verlo agonizar es una maravilla, después que su cuerpo dio los últimos suspiros de vida, un escalofrío recorrió toda mi espina dorsal haciendo que el sentimiento de ser vigilada se impregne en todo mi ser.
Miré a todos lados a la vez que giraba en el mismo lugar, todo se encontraba en penumbras y las casas de los vecinos a oscuras, dudo que alguien me estuviera observando.
Miré el final del patio y pude ver como alguien saltaba del árbol, la alarma se activó de inmediato encendiendo un miedo que me hizo temblar. La silueta que descendió del árbol desapareció de mi vista.
Si él vio todo me puede acusar y no sé de quién se trata.
¡Demonios! Grito mentalmente.
Será deshacerme del cuerpo y negar todo de lo que se me llegará a acusar, sin pruebas no hay probabilidad de que me vean como la culpable.
¿No?
***
— ¡Oh! ¡Buenos días! — Dice mi tía sorprendida.
— ¡Buenos días! — Le respondo con entusiasmo mientras volteaba la panqueca.
— Estás muy alegre el día de hoy ¿dormiste bien? — Los sucesos de anoche se hacen presentes en mi mente.
— Sí, muy bien — Sonrío forzadamente — Sé que es mucho pedir, pero ¿me prestarías tu auto? — Digo sirviéndole una panqueca para luego pasársela con un frasquito de miel.
— Bueno... -Comienza pensativa — Hoy no saldré, así que sí, sí puedes llevarte el auto — El regocijo en su voz me hace pensar que tuvo una grata noche.
— Muchísimas gracias, tía — Le agradezco dándole un abrazo — Y no te preocupes que creo que sé llegar al instituto Night — Digo comiendo un trozo de mi desayuno.
— ¿Crees? — Dice divertida.
— No, estoy segura que sé cómo llegar — Digo confiada.
— Ok
Cuando terminamos de comer ella dijo que arreglaría la cocina, no me opuse ante eso así que me despedí.
— ¿No es muy temprano para irte? — Pregunta confundida.
— No, es mejor irme ahora y saber que llegaré temprano que llegar tarde y ser el centro de atención, sabes que odio eso tía — Digo rápidamente.
No dice nada, así que fui a mi cuarto me cepille y tomé el bolso con algunos cuadernos que necesitaba el día de hoy.
Antes de irme me miré en el espejo de cuerpo completo. Mi uniforme consistía en una falda de cuadros roja, blanca y negra que me llega a una palma y media más arriba de la rodilla con un short debajo; más una camisa blanca manga larga con una corbata de color vino y un chaleco gris; más una chaqueta de color azul oscuro con el dobladillo de un color blanco con una luna en la parte derecha de la chaqueta; más unas medias negras que me llegan un poco más arriba de la rodilla y por ultimo unas zapatillas negras.
Es un bonito uniforme, a decir verdad. Siento una satisfacción muy grande al ver mi apariencia. Me veo súper tierna mis mejillas coloradas por el frío clima, me eché un poco de brillo en los labios para realzar su color, me pasé el peine por el cabello por última vez dejándolo suelto,
Ya me encontraba lista para un nuevo día, una nueva aventura.
Salí de mi habitación con la mochila al hombro, al llegar a la sala mi tía me entregó las llaves.
— Ve con cuidado — Me abraza y sonríe con ternura.
— Eso haré — Le devuelvo la sonrisa.
Caminé hacia la puerta principal, abriéndola y cerrando al salir. Bajé los pequeños escalones caminando directo donde se encontraba estacionado el Mercedes de mi tía, pulsé el botón de abrir el auto a su vez que sonó los pequeños pitidos al abrirse, abrí la puerta y me monté.
Respire hondo, luego de clases me desharé del cuerpo. Nadie lo notará ¿no? O sea, me refiero a lo de tener un cuerpo en el maletero del vehículo.
Encendí el motor del hermoso Mercedes negro, este rugió como un león.
"¿Y si nos vamos de cacería?" Habla aquella voz que tanto conocía, aquella parte de mí que en ocasiones decidía contarme sus planes.
— Hoy no, dejémoslo para otro día. Debemos hacer que todo salga bien, no quiero que sospechen nada — Digo en voz alta mientras que colocó el vehículo en marcha al instituto Night.
"Aburrida" Dice decepcionada.
— Luego me lo agradecerás — Digo mientras que colocaba algo de música.
El camino al instituto fue grato, con la música adecuada todo es perfecto cuando solo te acompaña tu soledad. Llegar al instituto no fue difícil, a decir verdad, solo seguí discretamente a aquellos estudiantes que llevaban el mismo uniformé que yo. No soy acosadora, simplemente no tenía ni idea de donde se encontraba dichoso edificio educativo. Así que no tuve más opción, estacioné el auto en el aparcamiento que hay enfrente del edificio, tenía muchos ojos curiosos en mi persona apenas bajé del vehículo.
Ignoré el chisme fresco de la semana y caminé directo a administración, en realidad no fue fácil llegar. Bendito edificio ¿cuán grande será? No tenía idea, pero lo que sí tenía claro es que era grande, no lo detallé bien por fuera ya que no quería que me notaran mucho.
Cuando llegué, me dolían un poco los pies. Di demasiadas vueltas, en serio ¿Cómo esta gente se ubica en esta locura?
— ¡Buenos días! — Dije casi sin aliento, logré retomar mi postura y caminé hacia la chica que se encontraba escribiendo en su escritorio.
— ¡Buenos días! ¿Qué es lo que se le ofrece? — Dice de mala gana, le sonríe en respuesta de su mala actitud.
— Soy Areu Morton, señorita — Digo carismática.
— ¿Nuevo ingreso? — Afirmó con un movimiento de cabeza — Toma, aquí tienes un folleto del lugar. Tienes un mapa para que lo conozcas mejor y sobre todo el horario, una tarjeta de la biblioteca para que retires los libros que necesites y... — Hace una pequeña pausa — Lyla — Dice un nombre y de inmediato aparece una chica uniformada igual que yo –Ella es Areu Morton, deberás mostrarle el lugar el día de hoy.
— Con mucho gusto — La alegría y empatía es notoria en su voz — Me presento, soy Lyla Montgomery — Extiende su mano en forma de saludo.
— Areu Morton — Estrecho su mano con una sonrisa.
— Es un placer — Engancha nuestros brazos y yo no me opongo ante tal acción.
Duramos alrededor de media hora recorriendo la están, es un lugar realmente grande, tiene piscina, campo de fútbol, tenis y entre otros juegos. Realmente es hermoso el lugar, creo que debe ser así de grande por ser la única secundaria del pueblo.
Recorrimos cada pasillo, salón, auditorio, bueno de este último hay dos; uno para los anuncios semanales y el otro para los anuncios importantes, eso fue lo que me dijo Lyla, cuando terminamos el recorrido nos quedamos en la primera planta.
—¿Qué clase te toca? — En eso sonó el timbre indicando que solo tenemos diez minutos para que comience la primera clase del día.
— Me toca... — Hago una breve pausa mientras que revisó el horario – ¿Artes? — Digo confusa.
— Que suertes tienes — Dice un poco desilusionada.
— ¿Por? — Arrugo un poco mi frente haciendo notar la confusión en mi voz.
— Tengo que morir de aburrimiento en cálculo — Dice dramatizando un poco — ¿Por qué nos hacen iniciar la semana con números? — Dice exasperada.
— No te preocupes, yo quisiera estar en cálculo y no en artes — Muevo un poco mis hombros en señal de ignorancia.
— ¿Cómo osas decir eso? — Me mira horrorizada.
— Solo no se me da mucho lo de pintar — Explico.
— No es solo pintar es expresar lo que hay en tu interior, ven vamos. Te llevaré a tu salón así no te pierdes — Me jala del brazo.
— Se nota que te gusta el arte — Continuó hablando mientras que vamos en dirección al aula.
— Sí, me fascina en realidad. Es mi forma de plasmar el cómo me siento — Dice un poco perdida en sus pensamientos.
— Tranquila — Digo al detenernos en la puerta de la clase de arte —¿Nos vemos?
— Claro, no te librarás de mi tan fácil — Sonríe y se despide con un movimiento de manos.
Cuando entré al aula, ya había varios puestos ocupados. Así que busqué uno en una parte que casi nadie me notara, había alrededor de veinte lienzos con frascos de pintura en cada uno, más una silla enfrente de cada lienzo, los asientos hacían una circunferencia, uno a lado del otro. De forma que el centro quedará libre para el modelo que fuéramos a dibujar, tome uno que quedaba al otro lado del aula.
En eso entró la profesora.
- ¡Bienvenidos chicos! –Dice alegremente.
***
La mañana transcurrió normal, las otras cuatro clases que tuve por suerte coincidieron con las de Lyla. Necesitaba a una amiga en este lugar, no siempre me gusta estar sola con mi mente. Después de despedirnos me encamine al auto, pase por detrás de este y es ahí donde me di cuenta que la maletera estaba goteando sangre.
- ¡Demonios! –Digo alarmada de que alguien lo notara, me subí rápido y no tardé mucho en hacer rugir el motor del auto, arranqué de una vez y salí lo más rápido que pude del lugar.
Cruce por varias calles, hasta dar con la que sale del pueblo, estuve por quince minutos en la vía hasta que vi un desvío que va directo al bosque.
Gire el volante hacia la derecha y me encamine por el desvío, luego de sumergirme en el bosque por alrededor de quince minutos. Sentí que ya era lo suficientemente lejos como para deshacerme del cadáver.
Detuve el auto apagando su motor de una vez y bajando del auto. Fui directo a la maletera y abriéndola para sacar la pala que había metido cuando recogí el cadáver del patio en la madrugada.
Abrí un hueco lo suficientemente hondo como para que no se notara que alguien yacía inmóvil ahí, seque mi sudor con la manga de la camisa. Hora de sacar el cuerpo.
Me costó un poco al ser pesado, pero al final lo logré.
Luego de cubrir bien el cuerpo con la tierra, guarde la pala en la maletera y me encamine al puesto de conductor para poder subirme y arrancar e irme a casa de mi tía.
Recorrí un gran trayecto antes de llegar, no creía que había andado tanto. Cuando por fin llegué eran alrededor de las cinco de la tarde, llegué y lavé el auto más mi uniforme.
Por suerte mi tía no estaba, busqué entre las cosas que había en la cochera y di con el líquido especial para eliminar totalmente la sangre.
Procure que nadie se diera cuenta y así fue, después de una hora limpiando bien el auto. Por fin pude ir a darme una ducha y asearme como debía, cuando salí de mi habitación con el pijama me encontré con mi tía en el pasillo.
— ¿Qué tal te fue hoy? — Dice con una sonrisa acogedora.
— Fue un día largo — Digo soltando un suspiro de cansancio.
— Bueno ¿vamos a preparar la cena juntas? — Pregunta.
— Vamos— Me animó a seguirla
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