+ Capítulo Extra.
— ¡Arroz con leche, me quiero casar!
— ¿Quieres dejar de cantar eso, Dean? Me aterra ahora que salgo contigo. Y sólo ha pasado un día.
—Tranquila, sólo estaba viendo el menú del restaurante y me acordé la canción—mostró la carta de postres.
— ¿No pedirás primero la comida?
—Nah, empezaré por el postre. ¿Tú qué pedirás?
—Aún no lo sé—se encogió de hombros.
—En confianza, puedes pedir lo que quieras, no quiero ser de esos estúpidos novios que piden la orden de lo que debe comer la chica—acarició su mano.
Nicole rodó los ojos mirando el área de juegos del restaurante —¿Por qué venimos a un restaurante así? Con una pizza o tacos yo hubiera estado bien.
Dean meneó la cabeza —Yo también, pero estamos esperando a una persona.
— ¿A quién?
—No le conozco, ni siquiera sé si es chica o chico.
—¿Es una cita a ciegas?
—¿Qué? No, lo que pasa es que debo agradecerle haberme dado la idea de ir atrás de ti, sino probablemente seguiría en la friendzone.
—Oh, ¿esa persona que nos estaba enviando mensajes ayer?—Dean asintió— ¿Y entonces no quiso revelar su nombre y por eso nos citó aquí?
—Algo así, en realidad quería pasar hacerse de la vista gorda, pero le envié 50 mensajes cortos rogándole que me dijera su nombre, ya sabes, le escribía tipo "O" un mensaje, "Y" otro mensaje, "E" hasta formar palabras con la letra que enviaba.
—Vaya ¿y con eso aceptó?
—No, así que le amenacé con traer a Samantha para rastrear su ubicación. Y prefirió citarme aquí.
—¿Y si no se presenta?
—Lo hará, me dijo que le gusta este lugar.
—Bien, hay que esperarle—volvió su vista a los juegos infantiles, más que nada a la alberca de pelotas—. Y cuéntame, ¿qué harás ahora que tienes tu propio modem?
—No lo sé, nunca había llegado tan lejos—frotó su mentón—. Nicole, no importa que ahora tengamos dieciocho años, quítate los zapatos, y yo distraigo al gerente mientras tú te metes a las atracciones infantiles ¿vale?
— ¿Cómo?—bufó—. Yo no quiero subirme y sumergirme en las pelotas de colores...—su novio cruzó los brazos curvando una ceja—. Bueno, quizá un poco—Dean meneó la cabeza—. Está bien, sí, sí quiero entrar pero si nos descubren será culpa de la persona que nos pidió que viniéramos.
—No te preocupes, diviértete—rió—. A la cuenta de tres corres ¿okay?— contó supervisando que no hubiera moros en la costa, su novia caminó de puntillas agitando las manos.
Por fortuna no hubo niños adentro, pues Nicole los aplastaría cuando gritó Jerónimo aventándose a la piscina de pelotas, se escondió cubriéndose en los colores.
Dean le siguió y se sumergió, movió sus brazos como si estuviera nadando. Luego tomó un puño de pelotas y apuntó hacia su chica. Nicole fingió ser golpeada, en seguida él fue a revisarla.
—Lo siento, pensé que...—intentó disculparse.
—Te la creíste—le sacó la lengua e hizo una avalancha de pelotas.
Ambos quedaron sumidos, se acercaron removiendo las bolas de plásticos para rozar sus labios y darse un leve beso inocente.
Volvieron a aventarse más bolas de plásticos entre risas.
Se ocultaron abajo de las pelotas sin hacer ruido, debido a que pasó un mesero por esa zona. Nicole llevó un dedo a sus labios al mismo tiempo que Dean se acerca para besarla de nuevo sumergidos en bolas de plástico.
¿Quién quiere un beso bajo el agua cuando puedes tener un beso bajo la piscina de pelotas?
Hundidos, la tomó del cuello y la atrajo hacia ella cerrando los ojos. Tristemente Nicole le jugó una broma, agarró una bola y la entre puso en su boca, de modo que Dean terminó besando el plástico.
—¡Hey, eso no se vale!
—No hagas escándalo—susurró ella apretando la oreja del chico, mientras él le daba un beso aplastante en el pómulo izquierdo—¿Por qué besas mis mejillas si existen mis labios?
—Shhh, es una táctica, dejaré una camino de besos en tu rostro—siguió avanzando hasta llegar a besarla donde se debía.
Escucharon a lo lejos a una pequeña decirles a sus padres que la dejaran subirse. Ellos rápidamente salieron a flote sacudiéndose, y abandonaron el juego acogedor. Primero Dean ayudó a salir a Nicole ofreciéndole su mano para apoyarse.
—Qué espanto, no es lugar para ustedes, estoy segura que ni cabían, estaban apretados, espero no hayan desinflado las pelotas—se quejó la niña de trenzas.
Ambos jóvenes se miraron sonriéndose y apretando los labios para no reír.
—Pequeña, cuando algún día te enamores entenderás las locuras que quieres hacer a lado de esa persona—le guiñó el ojo el chico con cabello alborotado.
Entrelazaron sus manos y se fueron brincando con un pie hasta su mesa.
Nicole dio una zancada mientras acomodaba la melena rizada de Dean.
—Para, te digo que te esperes—sacudió el cabello intentando poner cada rizo en su lugar. Él dio un grito ahogado al mirar hacia la entrada del restaurante.
En la puerta había una rubia con una gran sonrisa, recorrió el lugar con su vista y saludó a Dean agitando su mano.
—No, Laila no tenía que hacer esto—musitó con tristeza Dean.
Nicole dejó en paz su cabello e hizo una mueca —Vayamos a ver qué dice.
Se desplazaron arrastrando los pies en esa dirección, era algo incómodo, pero si ella había sido tenían ir agradecerle su clemencia.
—Hey ¿juntos ya?—entabló la conversación la rubia.
—Eeemmmh sí—respondieron al unísono mirándose de reojo.
Eso descartaba que fuera ella.
— ¿Qué te trae por aquí?—preguntó Dean estirando sus hombros con sus manos en los bolsillos—. Recuerdo que decías que detestabas este lugar.
—Es que me traía recuerdos, venía aquí muy a menudo con mi hermana y mi prima, antes de que las cosas se derrumbaran—alzó levemente su hombro—. De hecho, Lauren vino este fin de semana para acá, y quiso pasar a comer aquí—explicó Laila llevándose un mechón a su oreja—. Ah, ahí está—señaló a una morena cerrando la puerta de los sanitarios.
—Hola—se acercó la chica con sonrisa rota— ¿Tú eres Dean?
—Sí, y ella Nicole, mi novia—la presentó.
Ambas intercambiaron medias sonrisas.
—Oye, no te ves mal tipo—admitió Lauren—. Perdón por haber pensando que sí.
—Pues soy un ladrón—rió Dean—, un ladrón de Wi-Fi que no se cansa de robar, y ahora va por el corazón de esta chica—miró a Nicole y entrelazó sus manos.
Laila direccionó sus ojos hacia otro lado, esto era incómodo. Y Lauren lo notó.
—Mmmh—volvió a hablar la morena—, sé que ya no importa pero yo fui quien arruinó tu relación pasada, lo siento, pensé que era lo mejor para Laila, y ahora tengo que cargar mi culpa aunque ella realmente te ame.
—¡Lauren!—gritó apenada Laila—, creo que es hora de irnos.
Dean se rascó una oreja. —Sí, bueno, nosotros también tenemos que volver a nuestro lugar. Estamos esperando a alguien.
Y se fueron alejando los dos chicos, mientras Laila y Lauren se quedaron en la fila de ordenar la comida para llevar.
Después de recibir su orden, Laila fue de nuevo al lugar de Nicole, puesto que la vio con brazos cruzados, y quiso dedicarle unas palabras como última cosa:
—No dejes que el pasado afecte tu presente ¿sí? Yo mantendré mi distancia, esto fue una simple casualidad. Deseo verlos bien y no discutiendo por lo que pasó en tiempo atrás, sigan adelante, la vida es demasiado importante como para estar peleando por todo. Acéptense con lo que fueron, y con los que son ahora juntos.
—Odio pensar que alguien más que yo tiene la razón, pero tiene razón—susurró Nicole estando a solas con su novio.
—Sí, tenía que resolverse.
—Claro, el pasado estará cerrado—se apresuró a decir—. Como también lo de Zac ¿verdad? De cierta manera es igual o más grave, es tu hermano y esa vez que salí con él me besó, solo esa única vez—aclaró quitándose un peso de encima.
—Tranquila, las conexiones pasadas terminaron. Hay que aceptarnos con lo que fuimos y estar feliz con lo que somos hoy—alzó los hombros.
»Aunque no sé cómo reaccionará, me preocupa, no quiero herirlo ¿sabes? Nos molestamos, sin embargo, siempre ha querido lo mejor para mí, y viceversa. Ya ha sufrido demasiado por su tecnofobia, deseo que se encuentre a su chica ideal, lo merece.
Nicole asintió aliviada. Reflexionó en todos los obstáculos que tuvieron que pasar para estar juntos. Y apoyó la noción, Zachary merece ser feliz con la persona que esté dispuesta a aceptarlo tal como es.
—Al carajo la persona que nos citó—sacudió la mesa Dean—. Es más importante ir por Zach a explicarle.
Desplegaron sus zapatos abandonando la reservación, y a pocos pasos de salir un chico castaño estaba a sus espaldas.
—Hola...—susurró con voz entrecortada.
—Vamos por Zac—se dijeron entre ellos caminando e ignorando que él estaba ahí—¡Zac!—retrocedieron al darse cuenta que estaba presente.
—¿Hoy es el día de encontrarte con personas en un lugar que dicen que odian?—cruzó los brazos Dean—¿Qué haces aquí, hermano del mal?
—Te cedo toda la razón hermanito, odio este lugar pero Ella no.
—Es mentira, yo ni conocía este restaurante—se excusó Nicole.
—No hablaba de ti—le dedico una sonrisa torcida.
—No entiendo nada—agitó las manos Dean— ¿Podemos irnos y hablarlo en casa? Tenemos que decirte algo sumamente serio y en este lugar no se podrá porque alguien que quiere hablar con nosotros y no tenemos tiempo para eso.
—No, quedémonos aquí—se sentó acomodándose su camiseta—. Ya llegó.
—¿Dónde?—giró a su alrededor—. No le veo.
—Creo que se refiere a él—le susurró Nicole.
—No Nicky, eso es imposible, mi hermano tiene tecnofobia—Zachary agachó la cabeza—¿Verdad?—dudó unos segundos en preguntar.
—Ahhhh... Sí.
—¿Zac?—trató de buscar su mirada—. Dime que no eres un mentiroso como papá y mamá. Todos menos tú, por favor. Yo te admiro.
—Hey, Tú y Nicole son los únicos en los que confío—intentó sonreír—. Es por eso que necesito su ayuda, no puedo más.... Esto me está matando—sus ojos se cristalizaron.
—¿Qué ocurre?—dijo su vecina con suavidad, cogiendo una silla.
Zachary no habló, subió su portafolio a la mesa, bajó el seguro y se detuvo por un momento.
—¿No leíste las notas que te dejen en los libros, cierto?
—No—respondió avergonzada, quizás ahí estaba la respuesta y ella no lo vio, las semanas habían sido duras y no se acercó a leer. Se arrepintió de no haberle prestado la atención que merecía.
—Descuida, no todos acaban un libro en un día—bufó con gracia y resopló sacando a la luz una bolsa negra, que dentro de ella había otra bolsa, con el detalle que era transparente.
Se alcanzaba a apreciar un celular negro touch sin raspaduras en los bordes, sin rayones en la pantalla por los pulgares que se deslizaba cuando tecleaban. Parecía nuevo, estaba en una perfecta condición, a pesar de ser un modelo antiguo.
Dean lo examinó de lejos, y desenvolvió sus brazos que estaban cruzados minutos antes. Esperó con paciencia que continuara.
—Técnicamente si tengo tecnofobia, toda mi vida les tuve pavor aunque... Ella haya querido quitarme ese miedo, sólo provocó que se volviera repugnancia, detesto, odio. Así que en teoría si predomina en el contenido tecnofobo.
—¿Por qué ese cambio? ¿No ayudó?—preguntó Nicole. Zachary esquivó la mirada.
—Es difícil, es una larga historia...—suspiró con pesadez.
—Vamo a calmarno—repuso Dean— ¿Por qué nunca lo dijiste? ¿Ese celular fue un experimento de Ella? Y cuando decimos "Ella" ¿A quién nos referimos? ¿Es una máquina, un robot, algo así?
—¿Qué?—rió su hermano—. La robótica es un nivel más avanzado de las tecnofobia, ¡no me espantes! Sería caótico que me enamorara de esa forma. Obviamente "Ella" es una persona, pero no me atrevo a decir su nombre... No después de que la perdí.
Nicole y Dean intercambiaron miradas sin saber qué decir. ¡Hace una hora se estaban lamentando de que era su culpa! Y ahora resultaba que ya alguien que le había hecho trizas el corazón a Zac. O al revés.
—¿Nunca te preguntaste porque permití que tuvieras celular cuando mis padres lo desaprobaban? ¿Por qué estudio medicina si odio las tecnologías? Cubrí tu secreto por esta razón, yo también tengo un secreto...
—Está bien, siempre se me hizo raro y ahora tendrá sentido cuando me cuentes por qué tienes un celular si continúas con la tecnofobia.
—En realidad, tengo dos celulares—admitió sacando de su maleta otra bolsa, envuelta en otra, y en otra para que apareciera un iPhone 4S blanco—. Ese era de Ella, es lo único que me dejó.
—¿Por qué no has ido al psicólogo si eras muy sano? Dean está yendo y le va muy bien, tú deberías...
—Lo haré, ya estoy preparado—sonrió Zachary—. Después de dos años volví a utilizar mi celular que me regaló, ayer en su fiesta, para unirlos.
—¿Por qué sólo en esa ocasión?
—Juré que si lo volvía a ocupar sería para una buena causa, sin ser egoísta y pensar en mis traumas, no dejaría que eso pasara. Ella estaría orgullosa de mí, quería algo así.
»Y reflexionado en que ya había tratado de juntarlos y todo salió al revés. No te ofendas Nicole, eres muy linda y me atraías, pero yo siempre la amaré y el tiempo no me ha hecho olvidarla, nada más te veía cómo mi mejor amiga porque contigo podía hablar de cualquier cosa. Y sabía que tú estabas enamorada de mi hermano tanto como él de ti. Quise hacerlo reaccionar dándole un pequeño empujón pero ni así entraba en razón el zopenco. No funcionó provocándole celos, tuve que tomar medidas drásticas y lo único que ganaba era que comenzaras a gustarme... Afortunadamente me desligué de ese sentimiento a tiempo, sino realmente seríamos el caos del programa NDEI.
—Así que después que los viera besarse ayer y que nada cambiará realmente me enfureció, ustedes mismos se complican la vida. Si yo hubiera tenido la oportunidad de ustedes....Me desvío—sacudió la cabeza—. Por eso ocupé el celular polvoriento del baúl. Lo prendí y le pedí los contactos a Samantha ya que era la única que no sabía que sufría tecnofobia, Laila jamás me los hubiera dado, además de que nunca le he hablado en persona, nada más por teléfono el día que desapareciste ¿Recuerdan? No sé qué pasa, sentía una apuñalada cuando hablabas de ella, no entiendo por qué, en fin, por eso siempre fui del equipo de Nicky.
Su vecina rió —¿Sabes lo aliviados que estamos ahora que has hecho esta confesión? Me sentía como una ramera, y ahora dio un giro absoluto, gracias Zac, te amo—suspiró y Dean la miró fijamente—. Ah, o sea, me refiero a por lo que has hecho por nosotros, no me miren así, todo mundo se expresa de esa manera cuando muestra agradecimiento ¿no?
—No, Nicole, no—tosió su novio—. En fin, yo te amo aunque le digas esa palabra a mi hermano.
—¡Eso suena mal! ¡Que no fue mi intención!—lloriqueó la chica—. Te amo únicamente y eternamente a ti.
—Hey, nada más estaba bromeando—jugó Dean y la rodeó de la cintura—. Nos amamos y ya nadie se interpondrá, y si lo hacen sacaré al perro furioso más rabioso y temible para que muerda a esa persona, chan, chan, chan, ¡Pizza al rescate!
—Pero sí sólo es un Chihuahua que se la pasa temblando... Hasta Wifi, sus gatitos y mi pato tienen más agallas que él.
—Shhhh, déjame soñar—recargó su frente en la de ella— ¡Ya se! ¡Hay que tener hijitos y venderlos!
—¿Hijitos?—se alarmó la chica.
—Me refiero a animales, Nicole...
—Ah—soltó una risa y lo besó.
—Aunque cuando me besas me haces querer cambiar de opinión—arqueó una ceja moviéndola.
—¡Dean!
—Es broma—rió removiéndola entre sus brazos—. Hasta el matrimonio.
—Sí, hasta el matri... ¿¡Espera qué!?
—Hola, sigo aquí—espetó Zachary.
Ambos sobresaltaron sacudiéndose y se soltaron.
—Lo siento, hermano del mal...—comentó apenado—. Ahora que lo recuerdo ¿No dijiste que nunca habías tenido novia?
—No la he tenido, Ella y yo no llegamos a ser...
—Exijo que nos cuentes la historia, Dean amor, pídele al mesero palomitas.
Él asintió y fue a llamarle.
—Ahora sí Zac, ¿Dónde rayos está ella?— puso los codos en la mesa esperando a su vecino contar esa hermosa y trágica historia...
Zachary encendió el celular donde tenía de fondo de pantalla abrazado amorosamente del cuello a una chica que Nicole no reconocía, pero que quizá Dean sí lo haría. Sin embargo, no alcanzaría a ver la foto, por lo tanto, tal vez nunca lo descubriría.
N/a: ¡Precuela a la vista! "¿Contigo sin internet?"
Aún no está publicada, pero ya lo tengo, me falta la portada :(
¿Alguien que edite bien?
Y tranquilas, no destruiré a Zac... Oh bueno, sólo poquito (?
¿Teorías?
Por cierto, aún no borren esta historia de su biblioteca, me falta publicar el epílogo.
Búscame en Instagram: @KatQuezada
Búscame en Facebook: Kat Quezada
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro