Capítulo especial: ¡Rescatemos a los elefantes!
[Por motivo de lo 2M de visitas, hice un capítulo especial. Es algo extenso, espero les guste] Ya extrañaba escribir sobre Dean. 😭
PDT: Es un capítulo totalmente fuera de la historia, no es necesario leerlo, es extra.
Dean extrañaba los días en los que su única preocupación era no pisar las rayas del suelo al caminar.
Yendo a la Universidad, estudiando Artes los fines de la semana, teniendo a Pizza anciano, debiendo tres rentas del apartamento... ¿Por qué la vida tenía que ser tan dura cuando se convertía en adulto?
Necesitaba respirar, se estaba asfixiando... Literal, la botarga de elefante a plenos rayos de sol provocaba más sofocación.
Ah, ¿Olvidé mencionar que era la mascota del equipo? Bueno, Nicole quería que hiciera una audición para formar parte del equipo americano, le decía que sería divertido, decía que se volvería popular, decía...
Pero Dean no tenía complejo para jugador, y no le quedó de otra más que aceptar ser Elefantín de la Skelton University.
Con el sudor de la frente de los jugadores, los treinta segundos para definir su posición en el tablero, el público de pie esperando el gran momento, las animadoras agitando sus pompones y Dean sólo pensaba en qué bobada era peor; si ganar o perder.
Si ganaba su equipo festejarían aventándose encima de él, si perdía su equipo lo patearía sólo por no llevarse el trofeo. Entonces, ¿Cuál era la mejor opción?
El silbato del árbitro sonó marcando el final del partido, y el chico rizado giró para ver a sus compañeros, quienes corrían a toda velocidad tras él.
—Sí, hurra...—fingió celebración alejándose del campo, trotó por su vida, y dramatizó los movimientos—. Vuela Dumbo, vuela—saltó en el césped con intenciones de elevarse. Y fracasó cayendo en un charco de lodo.
Enseguida los chicos con uniforme deportivo se lanzaron sobre él, uno a uno, estrujando cada extremidad de su cuerpo.
—¿Sabían que cada que nuestro equipo gana un elefante muere?—murmuró sepultado entre jugadores.
El entrenador no puedo contenerse y se lanzó también sobre Dean.
Era oficial, todo el equipo lo aplastó. ¡Vivan los Elefantes de Skelton!
—¿Se sentirá bien la mascota del equipo? Averígüelo mirando el próximo partido—intervino el locutor, miraba la escena desde su puesto.
Poco a poco se fueron levantando los jugadores.
«Estoy de maravilla, sólo fui aplastado como un sandwich, nada del otro mundo» pensó Dean sentándose en el césped, se quitó la cabeza de elefante de un tirón, e inhaló el viento caluroso.
Ir a las regaderas era bueno para refrescarse de verdad, Dean se relajó con las gotas cayendo por su espalda y se hidrató mirando hacia el agua, podía incluso quedarse ahí toda la tarde, no obstante, pronto cerrarían el vestíbulo.
—Fiesta en mi casa por el triunfo de hoy—gritó uno de los jugadores entrando a las regaderas, los demás secundaron la noción y cerraron los grifos para alistarse.
Al paso de los minutos Dean dejó de escuchar ruido.
—¿Hola? ¿Ya se fueron todos?—preguntó cogiendo una toalla para secar su cabello, luego la envolvió en su cuerpo, mostrando sólo su torso desnudo.
Caminó en busca de algún chico que le diera la dirección, pero no encontró a nadie.
—Bien, ni tenía ganas de ir—dijo en voz alta encogiendo sus hombros, se dirigió al vestidor deslizando sus pies en el agua que había salpicado las regaderas, parecía que estaba en una pista de patinaje.
Frenó al mirar los casilleros vacíos, no había prendas, no existían su ropa colgada. Recorrió el lugar con la vista y se percató de la única cosa disponible que había: ese tonto y sucio disfraz de elefante.
—Los voy a matar cuando salga de esta—resopló por la broma, pues le quedaban tres opciones; salir a la calle desnudo, en toalla de baño, o en botarga.
Se sintió como en un vídeo de Coldplay cuando estuvo por las calles de Blessingville Park, algunas personas se hacían de la vista gorda mientras que otras se quedaban a grabar al elefante bailarín y juguetón que saludaba a los extraños con caras alargadas, y ayudaba a cruzar la calle a las ancianas.
«Si la vida te da limones, haz malabares con ellos» se dijo Dean aprovechando cada situación para hacer sonreír a alguien más, a pesar de haber tenido un mal día, demostró que continuaría siendo él mismo, sin enfados y siempre chiflado.
Una multitud de jóvenes aficionadas que traían carteles llamativos de un artista provocó un estruendo de gritos, Dean intentó esquivarlas pero sólo chocó con ellas, se pegó a la pared mientras las fanáticas corrían persiguiendo a dicho sujeto.
Eso era extraño, nunca se había visto a un músico famoso por Blessingville, pues no había estadios cercanos para dar conciertos, recordó cuando Nicole y él viajaron cinco horas para ir al concierto de 5SOS.
Se alzó de hombros y doblando la esquina de la calle encontró a un chico de gafas oscuras que rápidamente le puso la mano en la boca por inercia, segundos después el joven notó que no se trataba de un fanático, sino de un en simple chico que traía una botarga apestosa.
—¿Qué te pasa, uno no puede ir caminando feliz vestido de elefante?—bufó Dean liberándose de la cabeza para ver con determinación al chico que lo había secuestrado.
—Eh, lo siento, creí que eras alguien más—respondió escondiéndose atrás de un contenedor de basura, no quería revelar su identidad.
—Si este es uno de los momentos en que te topas con una celebridad, ya puedes salir, no te haré daño porque yo sólo son fan de los animales—anunció Dean.
—Y vaya que si lo eres para disfrazarte de uno—murmuró sin salir.
—No es lo que parece, soy un hombre maduro, estudio dos carreras en la universidad pero también soy la mascota del equipo.
—Si claro, y yo salí de The X Factor—dijo en tono burlón.
Dean pensó en pelear con una celebridad, posiblemente le daría cinco minutos de fama, y después recordó que no necesitaba de alguien más para salir en televisión.
—Me aburres, suerte con tus fanáticas—aseguró retomando su camino—. Tengo que llegar a la casa del árbol para alimentar a mi perro gordo, a mi linda cerdita y al pato de Nicole, después me prepararé una sopa Maruchan...—comenzó a hablar para sí mismo contando con sus dedos.
—¡Espera, no me dejes, por favor!—reaccionó el músico por la lejanía de su voz y el sonido de sus pasos—. No puedo salir, mi pie se quedó estancado en una bolsa de basura.
Dean quería reprimir esas ganas de ayudar alguien más, pero su instinto de Elefantín al rescate pudo más que él, se sentía como un súper héroe porque tenía un disfraz... ¿No?
Volvió cerca del contenedor de desechos y terminó noqueado por la tapa de metal.
—¡Pobre iluso!—enseñó la lengua el músico y acto seguido jaló del elefante con brusquedad—. Ahora, dame esa botarga para poder escapar o te dejo encerrado en este bote de basura.
—Jamás—discutió Dean tomando de la oreja al artista, lo zarandeó para que perdiera su equilibrio y entrara al contenedor con él.
Una vez adentro ambos comenzaron a patalear y a golpearse. Desde afuera se apreciaban los estrépitos quejumbrosos de la pelea.
Dean tiró de las gafas oscuras y le miró los ojos llenos de furia y melancolía, quizá por eso eran grises, un triste color que refleja a su interior.
—Tú... ¡Eres Donovan Eggenschwiler!—comprendió el elefante.
—Sí—acepto dejando de luchar.
—Mi novia es tu fan y si supieras lo que te hice posiblemente me terminaría... No fue mi intención hacerte daño.
—Descuida, fue mi culpa, yo empecé—rió Donovan—. ¿Ahora me entiendes?
—La chica a la cual le dedicaste en su totalidad tu primer álbum se casará ¿No es así?—dijo solemne.
—Eso creí, por eso vine a Blessingville a comprobarlo, pero resulta que sólo fue un chisme más, detesto que el canal de NDEI saque a relucir mi vida privada, más cuando es pasada... Ella era un tema delicado, nunca quise mencionarla porque a ella jamás le gustó la fama ¡Y ahora todos saben de Laura!
—Me pasó—recordó Dean cuando tuvo problemas con ese canal—. ¿La sigues queriendo a pesar de todo, verdad?
—Siempre la amaré, pero todos hacemos elecciones, ella tomó su decisión y no voy a pasar el resto de mi vida lamentándome por eso—suspiró—. Cuando fue reciente me afectó, pero han pasado tres años y nada más deseo recordarla como mi primer amor.
—¿Eso quiere decir que sólo venías a despedirte de ella y darle el parabién de su boda?
—Nah, ni siquiera tiene pareja, es puro cuento de los medios... Por eso estoy furioso, me armé de valor para impedir una boda inexistente, me escapé de mi Manager para nada, y sólo alimenté a la prensa de noticas que ni siquiera son de mi música, caí en su juego. Lo peor es que una fan me robó el celular y la cartera, por eso quería tu botarga así al menos podía escapar...
—Te seré sincero, no puedo darte a Elefantín porque me quedaría desnudo, me jugaron una broma pesada los jugadores del equipo—soltó Dean.
Donovan rió al comentario. —Un segundo.... ¿Por qué seguimos hablando adentro del contenedor de desechos?
—¿Para qué no te descubran, duh?
—Larguémonos de aquí—anunció abriendo de nuevo, inhalaron el aire fresco—. ¿Te quitaron todo tus pertenencias? ¿No podrías prestarme tu teléfono para hacer una llamada a mi mejor amigo? Él podría recogerme...
—Por suerte traía a Dalila en la regadera para escuchar música, fuera de eso me quitaron todo, ni siquiera traigo lentes y por eso me tardé en reconocerte.
—Y por eso bailabas en la calle para ganarte el dinero de los pasajes ¿no?
—Si algo así—dijo entregándole su celular.
—¿Puede confiar en que no rastrearas la llamada?—preguntó Donovan tecleando el número.
Dean estaba a punto de asentir cuando se acordó del pequeño detalle que incluía Dalila, sus contactos estaban vinculados con los de Nicole y Samantha, la Hacker lo había querido así como un dije electrónico de la amistad. Ella y sus locas ideas de confianza.
Por lo tanto, Dean no rastrearía la dirección... Pero no podía prometer que alguien más lo hiciera.
—Sí, todo está perfecto—silbó el chico de rizos.
Donovan creyó fielmente y presionó el botón de llamada, sonaron cinco tonos antes de aceptarle.
—¿Farid? Soy Do, me robaron el celular ¿Podrías llamarle al Manager para que cancele el móvil? No quiero que mis documentos se filtren...
—¿Pero quién te crees que soy?—bufó el chico del otro lado de la línea telefónica—. No soy tu asistente personal.
—Pero eres mi mejor amigo y es casi lo mismo—río Donovan—. Anda, y espérame en el aeropuerto de Blessingville en una hora.
Se escuchó un gruñido y después colgaron la llamada.
—No tengo ni la remota idea si me ayudará o no... ¿En serio no podrías prestarme la botarga?—le sonrió a Dean.
—Yo creo que sí—había estado pensando esa opción, si se llegaban a enterar de que una celebridad había entrado en ese disfraz, ganaría popularidad en la universidad—. Pero tendrás que darme tu ropa que traes puesta a cambio.
Donovan miró su atento, era casual y fashion a la vez, le pareció un trato justo.
—Bien, será toda tuya—comenzó a desbotonarse la camisa. Dean se quitó la cabeza de Elefante.
Qué comience el intercambio de prendas.
•••
—¡Llegaremos tarde, Nicole!—apresuró Samantha sentada todavía en la sala de espera.
—Tranquila, la Universidad está a una cuadra, no nos retrasaremos mucho —anunció nerviosa por entrar a consulta.
—¿Señorita Carter?—llamó la enfermera. Ambas se levantaron del asiento—. Pasen, por favor.
El doctor se veía afable aún con esa terrorífica bata blanca y mostrando el ultrasonido calmó los miedos de Nicole.
—No señorita Carter, su gata no está embaraza, sólo está gorda—dijo finalmente el veterinario.
Wifi miró a Nicole con ojitos de gatito de Shrek después de haber recibido ese masaje en su barriga de animal obeso.
Samantha apretó los labios para no reír a carcajadas.
–¡Pero cómo!—exclamó ofendida Nicole—. Sólo ha tenido una camada, y padecía los mismos síntomas que justo hoy tiene.
—Quizá tenga un embarazo psicológico—se justificó el doctor de animales—. Dígame, ¿Le ha dado cuidados amorosos últimamente? Puede que sólo quiera llamar la atención de su ama, yo le recomendaría una dieta para bajar de peso, sea constante con su gata, así olvidará su segunda camada inexistente.
Nicole cruzó sus brazos, su novio le había dado «casi» la misma respuesta. Pero ella era tan terca que decidió desperdiciar su dinero en un especialista para no confiar en sexto sentido de Dean.
Giró a Samantha, quien le haría burla por el resto del día.
~
—Wifi siempre será una actriz de Hollywood, y nunca cambiará—dijo Sam saboreando una paleta de cereza—. ¡Cómo me hubiese gustado conocerla cuando se hizo pasar por muerta!
–Yo tampoco vi esa escena, sólo Dean porque así la rescató—suspiró por el recuerdo en su memoria, habían estado caminando a los casilleros con la gata gorda en sus brazos.
Wifi se estiró cuando la bajaron al suelo, se rascó una oreja desprevenida a lo que se avecinaba; quedarse encerrada en el bloquer, el animalito maulló.
—Oh no, tú preferiste esto—señaló Nicole—. Pudiste quedarte en casa, con tu camita pero me engañaste para ir al veterinario, te lo buscaste—cerró con llave.
—Oye no es para tanto, pobrecita...—la defendió Samantha al no seguir escuchando maullidos.
—Es broma, a la próxima clase paso por ella—miró la hora en su móvil—. Porque sino no llegamos a Literatura, corre.
Samantha tiró su paleta y dio zancadas por los pasillos al compás de Nicole.
Al llegar a la puerta blanca y tocar dos veces notaron que sus compañeros estaban formados por grupos de tres personas.
—Se dignaron a presentarse—aplaudió la profesora—. Lástima, ya no podrán participar pero las dejaré entrar para que observen de lo que se perdieron.
Nicole y Sam caminaron con los hombros caídos hasta los últimos pupitres disponibles de la clase. Acomodaron sus útiles y postraron las manos en sus barbillas, parecían conectados por los movimientos que hacían juntas.
—Creo que ya encontré a alguien más que no formó equipo—señaló Samantha a un chica delgada y con lentes que no paraba de escribir en su cuaderno, sin embargo, no miraba el pizarrón.
Nicole asintió y ambas deslizaron sus pupitres moviendo su trasero en dirección a la chica, por lo cual arrastraban discretamente los asientos.
—Hola, eh...—rascó su nuca Nicky.
—Katia—pronunció la chica sin levantar su vista. Su tiempo favorito era escribir novelas, quizá no se dedicaría a eso, pero le ayudaba a calmar sus nervios cuando no entendía una clase de su especialidad. Y a pesar de que no prestaba atención a Literatura, era para buena causa, pues se le había ocurrido una idea brillante y no desea que se esfumara sin antes plasmarlo en el papel.
—Bueno, Kat. ¿Sí puedo llamarte así? —Prosiguió Samantha—. Me preguntaba si ya tenías equipo para la actividad...
—No, aún no—con todo esto, había olvidado formar parte de uno.
—¿Quieres unirte a nosotras?—preguntó Nicole con dulzura.
Katia esbozó una sonrisa. —Siempre.
Con esa respuesta las chicas quedaron complacidas, y prestaron atención a la lección.
La clase avanzaba tediosa, y Samantha prefirió girar de nuevo a su nueva compañera.
—¿Qué trato escribes?—le preguntó afable.
La joven dio un respingo y cubrió con sus codos la libreta. —Por favor, dime que no leiste nada o tu vida será spoileada.
–¿Qué?—frunció el ceño Sam.
—¿Pero qué dije?—río incómodamente, había metido la pata—. Suelo ponerme nerviosa cuando hablo de mis novelas con personas que no son mis lectores, pienso que me van a plagiar en Wattpad o reportar con los embajadores por escribir estupideces. Y ay, soy un mar de inseguridades.
—He oído de esa plataforma, podrías darme tu usuario y así te doy mi opinión—se unió a la conversación Nicole.
—¡No, jamás intentes buscarme!—exclamó Kat de tal forma que la profesora dejó de escribir en el pizarrón para buscar a la persona culpable—. Ah, tengo una gran idea, les platicaré lo que estoy planeando—susurró.
Samantha y Nicole acercaron sus oídos para escuchar con claridad.
—No tengo las mejores tramas del mundo, y mucho menos las mejores enseñanzas. Pero quiero marcar la diferencia con mis historias. Y por eso escribiré anexando a la autora.
—¿Te refieres a que será una autobiografía?—agregó Sam.
—Pff, no. Qué aburrido sería—se apresuró a decir—. Lo que yo quiero lograr es hacer una mínima aparición en mis historias, no ser la protagonista ni tampoco un personaje secundario o recurrente en las novelas. Quiero ser un simple «extra» en ese mundo. Es más, que ni siquiera se acuerden de mí, nadie debe sospechar que yo los creé.
—¿Por qué quieres hacer eso si no aportarías nada?
—Porque de alguna manera sentiré que soy parte de ese mundo, o ellos son parte del mío, que en teoría, sería como volverlos reales.
—¡Wow! No me lo había imaginado, qué lindo sería hablar con los personajes que creaste—apuntó Samantha.
—Lo sé, y no sólo quiero hablarles, también deseo ayudarles en cosas triviales que no sean parte del climax. Por ejemplo; A mi personaje le da hambre después de luchar, y una persona con un carrito de Hotdogs aparece al instante. ¿Adivinan quién sería? Yo.
—¡Fantástico! Ahora sí ya entendí—reaccionó Nicole.
«Otro ejemplo sería que mis personajes llegaran tarde a una clase y se quedaran sin equipo, yo usaría mi aparición para que no estuvieran solos. Porque vamos, ni que fuera tan importante un proyecto escolar en los libros. Nunca he leído un libro titulado "Detrás de mi calificación de álgebra" » pensó Katia.
Nicole observaba incomoda porque su compañera no menciona nada más, así que se le ocurrió agregar algo:
—Espero algún día puedas entablar conversación con tus personajes, Kat—dijo sin saber.
La autora esbozó una sonrisa de oreja a oreja. Lo que más le encantaba era escribir de ella en tercera persona.
Sonó la chicharra indicando que la clase había finalizado. Todos los alumnos recogieron sus cosas.
—Se nos acabó el tiempo para hacer el proyecto—bufó Sam.
—Podríamos reunirnos en otro lugar—propuso Nicky.
Katia asintió porque ya sabía a dónde las llevaría.
~
Alrededor de las cinco de la tarde estaban escabulléndose a un Preescolar para terminar el trabajo en equipo. Una chica que trabajaba como asistente educativo y pianista de niños, notó que querían entrar, sacó las llaves de su uniforme y abrió la reja.
—Esta es la última vez que te ayudo, no volveré a arriesgar mi trabajo por ti—amenazó mientras Sam y Nicole intercambiaban miradas.
—Pasemos—dijo la «extra» ignorando el comentario de su amiga.
Sacaron sus materiales para trabajar en una mesa de un salón vacío, a lado estaba la aula de música, donde se escuchaba un piano triste, y a la vez furioso.
—¿Quién es el pianista que está tocando con tal amargura?—susurró Nicole a su amiga.
Katia se percató del comentario y mandó a llamar a la pianista:
—¡Laura ven acá!—la joven con ojos cristalinos se presentó después de segundos—. Te conozco y sé que algo te ocurre, pero ponte a pensar en los niños, le romperás las teclas de madera a ese pequeño piano, ellos llorarán más que tú por haber destruido ese instrumento. Mejor dime qué pasó esta vez, sabes que cuentas conmigo.
—Es que él regresó a Blessingville...—dijo la joven con su vista nublada por lágrimas—. Apareció en televisión y yo...
—¡Inaudito! ¿Cuántas veces te he dicho que olvides a ese guitarrista? Repite conmigo, debo olvidar a ese músico pulposo y sarnoso.
—¡Ves! Sabía tu respuesta y por eso no quería decirte—chilló.
—Perdón, es que siento que esto es culpa mía...—se acercó para abrazarla.
—No—secó sus lágrimas con la manga de uniforme—. Ya se me pasó... ¡Wow. Mira es un día muy soleado!
—Laura, no finjas—cruzó los brazos su amiga—. Lloraré contigo.
—Sí es porque estamos aquí mejor nos retiramos—dijo Nicole agarrada del brazo de Samantha—. Así podrán hablar mejor
—O prefieren contarnos que pasó y así tener más opciones de qué hacer—propuso Sam sin tapujos. Nicole la fulminó por entrometida.
Laura suspiró —Creo que no me hace mal contar la historia una vez más.
•••
Dean observaba esos Vans que llevaba puestos, le gustaba su nuevo atuendo. Cuando viera a Nicole por la noche la sorprendería por lo guapo que se veía. Esa sería una ventaja más por haber prestado al Elefantín.
—Bien, entonces tocaré la guitarra en tu boda con Nicole como agradecimiento, y te mandaré por paquetería a la botarga al llegar a mi hogar—dijo Donovan despidiéndose.
—¿Y por qué no cantarás en mi boda?—soltó inconforme Dean.
—Ah, es que mi mejor amigo es cantante de bodas y lo traeré conmigo...—recordó la última vez que lo vio en una boda, estaba enfadado, aventó papel higiénico a los invitados y sumergió a la novia en el pastel de cinco pisos—. Olvídalo, mejor si cantaré yo.
—Perfecto—sonrío estrechando la mano suave del elefante—. Adiós vaquero.
Donovan soltó una risa y se colocó la cabeza animalista. Hizo un ademán como si tuviera un sombrero y corrió por las calles hasta desaparecer.
Dean miró la hora en Dalila y comenzó a correr de lado opuesto, no quería llegar tarde con Nicole.
~
El bosque donde estaba su casa del árbol era muy grande, de modo que Dean llegó exhausto del lado derecho, mientras Nicole corría agitada por el lado izquierdo.
—Perdón se me hizo tarde...—dijeron al unísono.
—Ah, también acabas de llegar—volvieron a decir juntos entre risas.
—Habla tú primero—soltaron ambos.
—No, tú—de nuevo sincronizados.
Dean meneó la cabeza y se inclinó para besarla —Nuestros labios parecen estar conectados—sonrío jugando con un mechón del cabello de su novia—. Moría por callarte a besos.
Nicole se sonrojó colgando sus brazos en el cuello del joven. Se acercó para juntar sus frentes y sentir ese hormigueo de estar con la persona que amas.
—Hoy conocí a una chica que me hizo pensar en lo agradecida que estoy con Dios por tenerte a mi lado, no muchos amores tienen ese privilegio. Y eso me hizo pensar que nunca quiero perderte—pasó sus brazos por la espalda para abrazarlo fuertemente—. Nunca termines conmigo, porque yo nunca querré terminar contigo.
—Tranquila—acarició su cabello—. Estaremos siempre juntos, siempre habrá nuevas aventuras para nosotros, nuestro loco amor no tendrá fin...
—Ca-se-mo-nos—titubeó Nicole.
—¿Qué cazaste monos? ¡Eso no se hace Boo, no se atrapan para un zoológico! ¿O te refieres a que uniste en matrimonio a un par de monos? Eso sería épico, ya me imagino a una hembra con un velo de novia y con sus hocicos besándose ¡Ja! Exijo ver el vídeo para subirlo a YouTube.
—No, tarado—dejó de abrazarlo para mirarlo fijamente a los ojos—. Te estoy pidiendo matrimonio, Dean.
El chico bajó sus brazos y se quedó absorto.
—¡Ay, debí imaginarlo. No quieres casarte conmigo!—chilló Nicole ofendida.
—Pequeña Dora ¿Por qué tú siempre quieres hacer las exploraciones? ¡Yo debí pedírtelo primero! Si hubieses esperado un poco más...
—¿Me lo ibas a pedir pronto?—sorbió la nariz—. ¿Cuándo? ¿A qué hora? ¿Dónde?
Dean soltó una carcajada llevando una mano a su lagrimal.
—En dos meses, en el momento que fuéramos al cine y reprodujeran los comerciales; el último vídeo trataría de nosotros, prenderían las luces por la propuesta y yo me inclinaría entre el poco espacio de los asientos y sacaría el anillo de mi bolso.... ¡Pero lo acabas de arruinar!
—Uups.
—Ahora tendré que cancelarlo porque no me atrevo a decirte que no justo ahora, al carajo el romanticismo. Le pidieron matrimonio a un hombre y eso es especial. ¿Dónde está mi anillo, Nicole? Dameeeee mi anillo—soltó como diva.
—Pensándolo bien, me retracto—rascó su nuca—. Quiero mi linda propuesta que habías planeado. Imaginemos que esto nunca pasó. Yo no sé nada de nada.
—Claro, me dejas vestida y alborotada—bromeó Dean—. Bah, ahora tendré que pensar en algo mejor porque tú te adelantaste y yo ya solté la sopa.
Nicole se mordió un labio y fijó su vista en el estante de la casa del árbol, cogió una bola de estambre que encontró allí y se la dio a Wifi para que se entretuviera -había estado todo el día con ella de arriba abajo-.
Dean continuaba sumergido en sus pensamientos de modo que no se percató del ovillo de la gata.
—¡No!—reaccionó al ver las garras de Wifi sobre ese estambre. Trotó para quitárselo.
—¿Qué pasa?—preguntó Nicole bloqueando el camino hacia su gata. Se giró para quitarle ella misma el juguete, tenía un extraño fondo de diamante: era el anillo escondido. —¡Ay, agárrenme que me muero!
Dean observaba la escena de cómo desenvolvía su anillo.
—¡Jamás pasó por mí mente esconder una sortija allí! ¡Qué loco, estás! Pero ahora tiene sentido, Wifi siempre fue especial entre nosotros—derramó lágrimas de felicidad—. Te amo y acepto casarme contigo.
Dean estrelló su mano en su cabeza y se arrodilló para acomodar la sortija en su dedo.
—Bueno, está sería la tercera propuesta del día de hoy. Es la vencida ¿No?
Nicole apretó sus mejillas y lo besó con una sonrisa entre sus labios. —¿Por qué no pasan cosas normales a tu lado? Ya me dieron ganas de casarme, divorciarme y volver a estar en matrimonio contigo, separarnos y de nuevo renovar nuestros votos.
—A este paso si quieres nos casamos en todos los países del mundo para que tengas acta diferentes—sonrío Dean.
—¡Romperemos récord, seremos tendencia!
~
—¿Conociste a Laura?—preguntó Dean atragantándose con su cena. Nicole había relatado la historia del por qué se animó a pedirle matrimonio.
—¿Cómo sabes su nombre? No me digas que tuviste una aventura con ella, te dejo sin hijos, Dean.
—No—negó con la cabeza—. Es que hoy yo conocí a Donovan, de hecho lo ayudé a escapar de sus fans.
—¿De verdad?—habló con la boca llena.
–Sí, y no me gustaría estar en sus zapatos, aunque en efecto, los traiga puestos...
Nicole confundida frunció el ceño y era el turno de que Dean platicara su versión.
—¿Estás pensando lo mismo que yo?—anunció ella.
—¿En que no debimos comer después de las emociones que experimentamos porque nos dará diabetes? Equis, somos chavos.
—No, tonto. En reconciliar a Laura y Donovan. ¡Ellos también merecen un final feliz!
—Ah, eso. Bueno—se encogió de hombros.
Nicole frotó sus manos pensando en las ventajas de ayudar a una celebridad con sus relaciones amorosas. Casi da un salto de emoción, porque sí todo salía como lo planeaba, Donovan le agradecería y la recompensaría. Ella pediría conocer a 5SOS en persona, -ya que al inicio de su carrera, él abría sus conciertos— y eso era mucho más factible que acosarlos al estilo de Samantha. Si bien, si necesitaría de su ayuda para rastrear a Donovan, pero ya no más a 5SOS. ¡Los conocería tal y como se debía! Y besaría en la mejilla a Luke como su última fantasía como soltera.
Pues tenía la certeza de querer pasar el resto de su vida únicamente con Dean Blackelee, con nadie más deseaba envejecer hasta morir.
—¿Entonces estás lista, para «El rescate al elefante»?—así había nombrado su prometido a la misión.
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N/a: ¿Qué propuesta les gustó más? ¿La de Nicole, la de Dean o la de Wifi? 😂
Okya, espero les haya gustado el capítulo. Es muy especial para mí, aparecí :3 luego les doy mi autógrafo. Ahre (?)
Y también fue un Crossover porque los personajes nuevos son de "A un músico" (Donovan y Laura) y de "En clave de Fa" (mejor amigo de Donovan)
Si les interesó pueden leerlos. Esto lo hice con la intención de darles a mis lectores un final feliz de mis primeros personajes que creé (porque hace un año fui una muy mala escritora). 😂🔫
En fin, también hice énfasis en Samantha porque de ella se trata la última historia de la trilogía "InternetZone". Pero no la subiré hasta que termine la historia de Zachary.
Gracias y adiós, vaqueros ✋🏻❤️
No olviden buscarme en Instagram: @katquezada
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