— ¡Cambiaste la contraseña, Nickelodeon!

—Tranquilo homúnculo, te he dicho que no me hables en el colegio—carraspeó Nicole ocultando su rostro en la libreta.

—Te di palomitas, te regalé un gato... ¿Qué más quieres? Casi muero por eso, literal. La pistola estaba tan cerca de mi... —se entregó al drama

—¿Qué estás diciendo? —enarcó una ceja Nicole.

—Nada, nada—contestó rápidamente, aún no lo superaba —. El punto es que me traicionaste, ayer después de ducharme ya no había más conexión.

—Basta, cambié la clave porque me quedé pensando en que era muy fácil. Pero te envié un mensaje dándote la nueva, incluso te volví a molestar diciendo que apagaría el internet en un minuto, dado que no sería el tiempo necesario para despedirte de Laila— hizo esa típica risa villana de película.

Dean la observó. —Genio, enviaste el mensaje, más no pude recibirlo ¿Cómo lo haría si no contaba con internet?

—Oye sí—Nicole se recargó en su pupitre, analizando—. No pensé en eso, enseguida lo arreglo —comenzó a escribir en su libreta.

—¿Y de verdad tú eres más inteligente que yo? —bufó y ella le aventó una bola de papel —¡Eso no me dolió!

—No importa, ahí está tu nueva contraseña.

La hoja después de pegar en la cabeza de Dean rebotó y cayó a tres filas de distancia. Él la fulminó y se arrastró por el suelo esquivando los pupitres. Todo el grupo dejó de hacer lo que estaba haciendo y se dedicó a mirar a Dean, por suerte la profesora había ido al baño.

Desdobló el pedazo de papel y encontró una página en blanco.

—¿No hay nada? ¿Me equivoqué de papel?

—No, esa era la hoja que aventé—río Nicole—. Pero hice dos bolas—movió su mano mostrando la otra que contenía la clave.

Dean gruñó, y fue a su lugar antes de que lo pudieran regañar. O perdiera aun más su dignidad.

Marcador de puntos: Nicole [2] Dean [1]

—No le entiendo a tu letra, está muy fea. Parece de hombre, que digo, de médico—se quejó Dean.

—¿Tan mala es? —preguntó Nicole preocupada —. Ya entiendo, por eso repruebo literatura, el profesor no ha de entender lo que escribo.

En realidad, la letra de Nicole era bonita, pero cuando escribió la contraseña su caligrafía se veía diferente. Supuso que escribió rápido.

—Me niego rotundamente a recibir esto—negó con la cabeza.

—Está bien—Nicole cambió de pupitre para estar junto al de él —, te la soplaré—entonces acercó sus labios al oído del chico y le susurró la contraseña del internet.

Dean trató de escuchar atentamente, pero se distrajo unos segundos para apreciar la delicada voz de la chica. Le causaba como corriente eléctrica en la piel, solo que muy leve.

—No puede ser, es lo más cómico que me han dicho en la vida— río fuertemente el joven para evitar un sonrojo.

—¿En serio es ingenioso?

—No, es torpe—dijo él y apartó su asiento de Nicole—. Pero descuida, nadie lo sospechará y jamás volverán a robarte la señal. Gracias.

Ella hizo una mueca y el chico contuvo la postura, no volvió a mirarla por el resto de la clase.

Al principio cuando llegó la profesora, Dean no prestó atención, recordaba la dulzura de su voz, y que ese momento era lo más cercano que había tenido con ella desde su infancia, y cómo deseaba que Nicole se acordara de aquellos tiempos.

Sin embargo, Laila apareció justificando su retraso por el tráfico, la profesora tomó su asistencia y Dean sonrió, ella ya estaba ahí, le contaría de su aventura con los Brooks y reirían juntos por sus locuras.

No necesitaba a nadie más.

¿Verdad?

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