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42.- Después de la lluvia, hay un arcoiris con un pony.

Laila apagó el televisor de la sala y permaneció unos minutos mirando su ventana que daba hacia el jardín, estaba casi segura de que Dean ya no vendría por ella. No después de ver ese noticiero, no después de saber que los reporteros lo buscaban para saber si era cierto el amor que profesaba por Nicole.

Entonces cuando ella daba todo por perdido, sonó su teléfono. Y era Dean.

—Hola, Rulitos—prefirió saludar primero Laila por temor de conocer el motivo de la llamada.

—Estoy perdido, auxilio.

—¿Qué? —una sensación de peligro y preocupación le recorrió el cuerpo—.  ¿Dónde estás? ¿cuál fue el último lugar que reconociste? ¿Hacia donde te diriges? ¿Norte o Sur? ¿Este u Oeste?

—No sé, esta cochinada de Maps no sirve. Me dice que atraviese una casa, ¡por favor! No soy un fantasma para andar atravesando paredes.

—Usa el sentido común, Rulitos—rio Laila un poco más tranquila—. ¿Es una residencia?

—Sí, y hay un policía llamado Paul con un pastor alemán en la entrada. Me están intimidando, auxilio.

—Ya, ya, ahorita le aviso que te deje pasar—soltó Laila con una leve emoción y colgó. Si había llegado a su casa, o sea, todavía la quería a ella, ¿no?

De prisa tomó su abrigo mientras se veía en el espejo del pasillo y volvió a pensar. Jamás había entrado un chico a su casa, a nadie le había dado su dirección por orden de sus padres, siempre se quedaban de ver en algún otro lugar, pero el hecho de que fuera hasta su casa significa que era personal, que era importante y que tenía que hablar con la verdad si realmente lo quería en su vida.

Se prometió a decirle toda la verdad y así no se sentiría mal de haber amado a alguien y haberse mostrado tal y cómo es. Para Laila eso era amor, abrir su corazón y esperar a que se quede Dean a su lado.

Formó una pequeña sonrisa sabiendo que no tenía tantas oportunidades, pero aun así lo iba a intentar.

Cuando abrió la puerta Dean estaba de espaldas con un ramo de flores. Y entonces Laila sintió esperanza.

—Soy un tonto—se disculpó rápidamente Dean—, solo compré un ramo de flores para Deanna, debí comprar otro para ti... perdón, soy mal novio.

Laila aun así se colgó en los brazos de Dean para ocultar sus lágrimas hundiéndose en su cuello.

—No pasa nada, no es como si fuéramos a una cita, vamos a un cementerio para que conozcas a tu hermana...

—Bien, entonces vámonos para alcanzar a Zach y Nicole, ya están ahí.

—No, aún no vayamos—Laila detuvo que Dean se moviera, abrazándolo todavía más fuerte—. Necesito decirte algo importante.

Dean se separó de ella. —Bien, espero no sea una mala noticia. Ya tuve muchas así desde ayer.

Laila le hizo un ademán para que entrara. Él se encargó de cerrar la puerta mientras ella de espaldas comenzaba a contarle.

—Yo también tuve una hermana—se mordió el labio.

—¿De verdad? Creí que eras hija única.

—Eso es lo que tengo que hacerles creer a todos—se giró hacia Dean—, pero a ti no te lo puedo ocultar más, porque eres la persona que amo.

El chico sintió una gran responsabilidad y no pudo evitar hacer una mueca de incomodidad.  

—¿Por qué nadie lo puede saber?

—Porque ella no está sana, lleva dos años conectada a una máquina—dijo con dificultades—, créeme, no es sencillo despertar sabiendo que ella no despierta desde hace dos años.

—Es extraño, el coma no debería durar tanto, ¿no? —medio recordó una conversación donde Zachary se quejaba del mismo tema.

—Exactamente, y mis padres dicen que por seguridad no le debo decir a nadie, como es un caso poco común no debo esparcirlo, menos por la posición que tenemos, un rumor como ese y nos exhiben igual que a ti en televisión.

—Deberías hacerles caso, estar en boca de gente que no conoces no es agradable y ser parte de las listas de twitter por motivos familiares, asusta.

—Bien, pero solo te dije a ti, ¿prometes no contarle a nadie?

—¿Ni a Pizza?

—Ni a Pizza, ni a Wifi—rio Laila.

Dean hizo una mueca, le quería decir a Zac, porque sintió que podía ayudar en la situación, pero también respetaba su decisión.

—De acuerdo, será un secreto entre nosotros.

—Gracias, Dean—lo volvió a abrazar—. Sabía que podía confiar en ti, sabía que entenderías el dolor y el temor porque también has perdido una hermana.

—Laila, ten siempre esperanza, ella está viva y no la iremos a visitar a un cementerio hoy.

Ella sintió que debió decir algo al respecto. Sin embargo, se aferró a Dean.

—¿Quieres contarme algo más sobre ella? —quiso separarse Dean para entablar una conversación.

Laila negó. —Pero puedo enseñarte una fotografía de ella.

Dean no deseaba avanzar más en la casa, prefería no conocer la recámara de Laila. No obstante, la siguió hasta el lumbral y ahí se quedó.

Ella tuvo que regresar hasta allá con una foto apretando su pecho.

—¿No es hermosa? —le tendió la foto a Dean.

—Sí, lo es, pero no tan hermosa como...

—Yo—acabó la frase riendo—, gracias, Rulitos, por pensar en mí.

Dean agachó la cabeza. —¿Y cuantos años cumplirá este año?

—Veintiuno.

—Justamente como Zachary.

—Sí, debería estar a mitad de universidad como él.

—¿Crees que haya posibilidad de que se hayan conocido?

—No lo sé, tal vez. Pero al menos tú y yo si coincidimos en esta vida.

—Je, sí.

—Dean, mírame, por favor—ella se acercaba lentamente a su rostro.

El chico levantó la vista para decir. —Yo opino que ya deberíamos ir al comentario, para que no se nos haga oscuro, ¿qué tal si aparecen los zombies más tarde?

Laila se apartó, se quedó con ganas de besarlo.

—¿Quieres alcanzar a Zachary y Nicole, verdad?

Dean asintió tímido.

—¿Por qué?

—Él trae la camioneta de papá, yo creo que así será seguro el regreso.

—Podemos llevarnos mi carro, y así no hay problema.

—Oh, sí... Buena i-de-a—dijo tratando de sonar convencido.

—¿Sucede algo, Rulitos? —preguntó con temor de la respuesta—. ¿Quieres decirme algo de ellos?

Entonces Dean suspiró para agarrar valor. Y Laila supuso de qué se trataba.

—Hace cinco días regresaste de viaje y no hemos estado juntos más que hoy en la cafetería...

—Oye, nunca me fui de viaje, tuve que cuidar a mi mamá que sufrió una crisis por mi hermana. Solo para aclarar.

Dean la miró. —Bueno, como sea. Ese no es el punto, no he pasado tiempo contigo. En cambio, he pasado muchísimo tiempo con Nicole, siento que no te he dado tu lugar, no he puesto un límite entre mi amistad con ella porque sé que yo mismo la rompería...

—¿Estás terminado conmigo?

—Laila, yo...—se apresuró a decir—. Estoy diciendo esto porque no me había dado cuenta del daño que pude o puedo provocarte si sigo así, tardé en reaccionar, sino fuera porque me vi en televisión posiblemente creería que no estoy haciendo algo malo, pero en realidad si está mal visto. Aunque no la haya besado o más, presiento que no he hecho lo correcto. Perdóname Laila, soy un idiota, no quise lastimarte, nunca fue mi intención.

—¿Entonces era cierto lo que vi en el canal NDEI? —tomó aire—. ¿Estás enamorado de Nicole?

—Pero cuando era niño...

—Dean, te dije toda la verdad de mi vida. Ahora por favor sé totalmente franco conmigo.

—No fue mi intención—dijo rígido—. Ella fue mi primer amor debido a que nos besamos a los cuatro años, y de alguna manera creí que creceríamos juntos ¿Pero sabes qué pasó? Nada, absolutamente nada. Dejé mis ilusiones cuando te vi, porque ese día, el día que desconectó el internet fue nuestro primer día como novios, meses atrás habíamos hablado por horas pero ese día me animé a pedirte que fueras mi novia y justo después que aceptaras, alguien nos apagó el internet, y podía soportar que lo desconectara cuantas veces fueran sin reprochar las veinte noches seguidas en las que lo hizo. Pero ahora ya te tenía a ti ¿Entiendes? Deseaba dar lo mejor de mí en esta relación, y desaparecer en la web sin razón alguna no iba a hacer que funcionara. Lo único que me motivó a hablarle a Nicole fue que a ti te había dejado en visto, me importaba contestar tus mensajes.

Laila recogió un mechón de cabello pasándolo por su oreja, entrecerró los ojos...
—Eso no prueba lo que dijiste, sólo has reafirmado lo que ya sabía—suspiró con melancolía—. Tú querías enamorarte de mí, amándola aún a ella. Y los sentimientos no se deben forzar ¿sabes?

»Sé que intentaste hacerlo, realmente pusiste esmero. Pero todo pasa por algo. El mismo día que iniciaron las cosas conmigo pensando en que yo era la indicada, sólo tenías que darte cuenta que lo que siempre anhelaste por fin sucedía, cruzaste las primeras palabras con ella después de largos años. No puedes negar que eso produjo algo en tu corazón, pues cuando es amor verdadero ni el tiempo puede hacer que se olvide. Siempre lo supe, me negaba a aceptarlo, tenía la esperanza de que eso cambiara.

La joven ocultó su mirada en sus hombros. 

—Sin embargo, hay cosas que aunque las desees con todo el corazón, nunca pasaran.
Todo tiene su tiempo y hay cosas que no están hechas a ser—Laila lo dijo en voz tan baja que parecía que no quería admitirlo.

Dean cabizbajo sorbió la nariz, no se atrevía a buscar esos ojos azules que solían cautivarlo.

—Una última cosa—volvió hablar Laila con voz quebrada— ¿Por qué yo? ¿Por qué me escogías a mí cuando morías por escogerla a ella?

—Porque tú me viste cuando era invisible—admitió con lágrimas—. Eres la mejor persona que conozco, me enseñaste a aceptarme tal como era, no querías que me planchara el cabello o usara lentes de contacto. No tenía que fingir contigo, me aconsejabas con lo correcto y no con lo que deseaba escuchar. Y Nicole, bueno, nunca me vio hasta ahora ¿no es tonto que quiera estar con ella?

Y en ese instante Dean comprendió lo que sentía por Laila, era gratitud y cariño, que por algún tiempo lo confundió con amor.

Cubrió su rostro con ambas manos, y apretó con fuerza por la impotencia.

La rubia sollozó esbozando una sonrisa.

—Laila, no llores—le dijo finalmente—. No merezco tus lágrimas, perdóname. ¿Puedo hacer algo por ti?

Ella lo miró fijamente poniendo sus manos en el rostro de Dean, lo que dirá posiblemente le rompa el corazón, pero era lo mejor:

—Al comienzo de nuestra relación sabía que había algo extraño en ti, y aun así quise enamorarme de ti. Pero no te puedo obligar a permanecer conmigo, puedes amar a quien quieras, eso significa que tienes que ir con Nicole y decirle que la amas, quizá ya lo hayas hecho indirectamente, a medias o agregando que es como amigos porque recordaste que estabas conmigo. Por primera vez tienes que ser franco con ella...—expresó con inmenso dolor en su corazón, sus respiración se entrecortaba—. Ella también te quiere, lo sé, porque sé que se siente cuando ves al chico que amas enamorado de alguien más.

Dean sintió un escalofrío, sabía que había sido una insinuación.

—Oye tranquilo—se sentó a su lado dándole su apoyo—. No es tu culpa, tú no me hiciste quererte, yo elegí hacerlo a pesar de que no me correspondías. A veces nos lastimamos solos. 

Dean se mordió el labio —¿Por qué siempre tienes que ser tan linda? Haces que me de golpes en la cabeza, y voy a quedar más idiota de lo que estoy por tu culpa.

—Si te hace sentir mejor; Kyle quiere hacer un complot para separarlos, y quiso que le ayudara. Creo que podemos odiarnos mutuamente pero no lo hacemos porque no existe eso en nuestros corazones.

»Además, debo concentrarme en otras cosas que en mi propia familia. Haré un papeleo para ser estudiante de intercambio en India, aún no es seguro, por eso no te lo había dicho, pero es una posibilidad. Podría irme ahora sino fuera porque falté unos meses al colegio.

Él frunció el ceño —Laila...

—¿Sí?

—No hiciste tu papeleo a noche—imitó la voz de la película.

—Eres un tonto—lo golpeó escapándosele una sonrisa ¡cómo extrañaría que dijera cosas así en momentos serios y tristes!—. Hice uno hace un año. Sin embargo se tardan en conseguirte el lugar, se supone que me lo darían después de las vacaciones de invierno, pero como no me presenté se lo dieron a otra persona. Estoy esperando mi turno.

—¿Sabes? Hace mucho que no hablábamos así. Eres paciente y perseverante, te irá bien, mucho éxito—la abrazó con sentimiento, acariciando su sedosa melena, no se podían enredar sus dedos en ella. Sumió su cabeza en el cuello de Laila, aspiró por última vez el perfume de Katy Perry para abordar por primera vez la palabra directa—. Te quiero, gracias por todo—estaba dejando ir a un magnifica chica.

Apretó sus mejillas, él también la echaría de menos, sus ojos se tornaron cristalinos.

—Deberían existir más personas como tú, aunque por una parte es mejor así, porque tú serías única y cautivarías a la personas como lo hiciste conmigo, no sólo por tu belleza. Tienes corazón de pollo—besó su sien para despedirse.

Laila asintió con un nudo en la garganta y sonrío débilmente.

—Rulitos—lo llamó afónica. Era tan complicado articular esas palabras.

—¿Si?—regresó.

—Asegúrate que salgan de la internetzone—bromeó.

•••

Llegó al cementerio con intenciones de encontrar a Zachary y a Nicole todavía ahí. Pero para su desgracia, lo halló cerrado. Golpeó la reja por desperdiciar su tiempo en venir, una cadena se desató. Dean observó y notó que sólo estaban sobre puestas, fue tentador entrar, así que lo hizo.

Total, esta no es una historia de terror ¿Qué podría salir mal? ¿Qué Michael Jackson salga para bailar Thriller?

Siguió caminando con sus manos en sus bolsillos, buscando la lápida de su hermana. No obstante, no se lograba apreciar las secciones, comenzaba a oscurecer y sacó la linterna de su celular.

Red de Wi-Fi disponible. Decía en su pantalla.
¿Es una broma? ¿Internet gratis para los difuntos?

Un gato negro pasó entre sus pies.

—Hola chiquitín ¿me ayudas a buscar?

El gatito iba a maullar cuando se escuchó un "No" que parecía proveniente del animal. Sin embargo se volvió a repetir esa voz. Dean giró la cabeza para ubicar el sonido, corrió hasta llegar al lugar.

—¡No, no, no! ¡Ya dije que quiero un pony!—su hermano estaba sentado en una lápida gris, pataleando. La acompañante trataba de tranquilizarlo haciéndolo respirar profundamente; pero él no obedecía... No sonaba a ser Zachary.

—¡Gracias a Dios, Dean!—se alivió Nicole.

—¿Por qué siguen aquí? ¿Qué le pasó a Zac? ¿Por qué no avisaron a nadie?

—Ya no tengo batería en el iPhone, no se manejar, no sabía qué hacer. Llegamos alrededor de las seis de la tarde, porque primero pasamos por un café. Y después de encontrarla la lápida comenzó a llorar, se desahogó como tú lo hiciste anoche, y supongo que se quedó sin lágrimas así que fue al auto a hidratarse, ¡y regreso así! No está cuerdo.

—Veamos—examinó a su hermano—. Pareciese ebrio, pero él jamas ingeriría una gota de alcohol a menos que lo tuviera la medicina. ¿Me puedes dar la botella?

—No sé dónde está, supongo que está en el carro—respondió preocupada y entregó las llaves de Karina, el automóvil.

Dean lo encendió y dejó que los faros alumbraran hacia Nicole. Encontró la bebida, parecía un envase sencillo, lo probó y escupió su contenido.

—40% alcohol—leyó la etiqueta—. Quiero pensar que mi hermano no se dio cuenta de lo que compró y al nunca embriagarse supongo que le afectó, aunque sólo haya tomado un cuarto de la botella.

—Puede ser...—suspiró Nicole agitando el agua.

—¡Un hip, rotundo hip, no hip!—tenía hipo—. Nunca en mi sano hip juicio bebería hip, va en contra de mis principios hip.

—Te lo dije, Zac es inofensivo—aseguró Dean—. Por cierto, creí que leía las pequeñas letras de todo.

—¿Y entonces porque compró eso?—frunció el ceño, la luz de los faros comenzaba a calar.

—Yo no la compré hip, me la regaló la chica hip de mi hip apartamento hip.

—¡Bonitas influencias!—se levantó de golpe Nicole para irse al auto.

—No, espera, ayúdame a subirlo—propuso Dean, ofrecieron sus hombros para que Zac colgara sus brazos.

—¡No, hip, no!—se sacudió—. Ya le dije a esta que no me iré de aquí a menos que sea en un pony.

—¡Cállate!—dijeron al unísono cargándolo.

—¿Quieres hacer el favor de mover tus libros para que quepas?—los asientos parecían una biblioteca.

—¿Quién quiere libros, hip? ¡Quémenlos! Hip hace frío hip—subió sus pies de mala gana— ¡Ya se, hip! Hagamos una fogata con ellos, hip. Podemos hip, contar historias hip de terror, hip.

—Tengo que grabar esto—sacó su celular Dean, pobre Zachary, cuando seas consciente de lo que estás diciendo...

Nicole estornudó, y el menor de los Blackelee se quitó su abrigo para cubrirla a ella.
—Sin suéter, sin batería, a estas horas, en un panteón... No puedo ser, que irresponsables e inmaduros son–bromeó.

Ella le sacó la lengua y se subió. Dean rió meneando la cabeza, aseguró las puertas y vio por el retrovisor dormir inquietamente a Zac.

—¿Así que planeabas quedarte toda la noche en el cementerio sino hubiera llegado?—abrochó su cinturón.

—No, por supuesto que no. Esperaría a que se le bajara el nivel de alcohol...

—Ajá—rió girando el volante.

—Me percaté de que las estrellas se ven mucho mejor por aquí, está más despejado que en la unidad—miró por la ventana Nicole—. Podríamos quedarnos, no sé, un rato.

Dean quitó el acelerador incrédulo.

—Es broma, ya vayámonos—rió la chica—. Por cierto ¿Sabes manejar? Porque mi vida está en tus manos.

—Claro, mi padre nos enseñó al mismo tiempo, sólo que Zachary pudo tramitar su licencia y yo no.

—¿Entonces no pasaste el examen de conducir?

—Nunca me presenté a la cita—soltó una risa que hasta al vehículo le pareció de mal gusto, volvió a encenderlo y recibió un sonido híbrido—¿Por qué no funciona?–volvió a girar la llave.

—¿Qué pasa?—preguntó preocupada.

—Mi hermano de mal, que nunca piensa, se gasta la batería del coche usando los faros de enfrente. Ahora no podemos avanzar—cabeceó Zac con ojos entrecerrados.

Nicole se volvió a Dean quien se mordía el labio pensando en una solución.

¿Dónde están los ponys cuando los necesitas?

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N/a: Perdón por desaparecer, mejor disfruten los últimos capítulos. Voy a andar actualizándolos. Estén atentos, lindos katlovers. Besitos.

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