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10.- Pijamada y luces nocturnas.

Nicole tenía todo preparado para la pijamada, sólo faltaban las dichosas palomitas, pero no se preocupaba por eso. 

Sus padres le dejaron a cargo la puerta, ellos estarían en su recamara toda la noche, para no molestar. 

Entonces, esperó ansiosa a sus invitadas, eran cuatro chicas; Sasha, Anahí, Abril y Romina. No obstante, Abril era amiga de Laila, por lo tanto, la mantuvo al tanto de lo que harían en esa noche... y la invitó.

—Hola—saludó Laila al entrar, llegó acompañada de Abril —, ¿necesitas algo más? Para no quitarme el abrigo, y salir a comprar lo que falte. 

—Ammmh, buenas noches, chicas—soltó Nicole confundida, sin procesar bien a las visitas y sus preguntas.

No se esperaba a la rubia en su casa, claro, su relación amistosa había crecido ahora que tenían a alguien en común: Dean. Sin embargo, no significaba que se habían vuelto íntimas amigas.

—Lo siento, se enteró y quiso venir para estar cerca de él—susurró Abril.

—No importa, pónganse cómodas—respondió Nicole dirigiéndolas hacia la sala.

—Mañana me iré de viaje, no estaré estas vacaciones por aquí, así que hoy tengo la oportunidad de pasar el tiempo con ustedes—Laila abrazó a Nicole como si la fuese a extrañar—. Por cierto, traje palomitas, para que ya no se las pidas a Dean.

Nicole recibió los paquetes de palomitas hechas. 

—Gracias—sonrío falsamente y se fue a la cocina para ponerlas en un recipiente. Se quedó unos segundas apoyándose en la barra de desayunos, ella quería ver a su vecino, le gustaba molestarlo y verlo sufrir, pero gracias a Laila ya no lo vería.

Llegó Sasha, la chica que comía todo el tiempo.

Laila y Abril charlaban mientras Nicole fue hacia la puerta.

—Sasha, necesito pedirte un favor.

—No traje comida, lo siento—contesto rápidamente.

—Es todo lo contrario querida, quiero que te termines toda la comida de mi casa—le sonrió.

—¿Qué?

—En especial las palomitas, por favor cómelas todas.

—He esperado toda mi vida a que dijeras eso.

•••

La noche transcurrió, y nada más faltaba Romina para que estuvieran completas, vieron una película de terror mientras la esperaban, ella había avisado por Menssenger que demoraría en llegar tarde. 

Las palomitas estaban por acabarse, Nicole parecía feliz. Le mandó a un mensaje al pretendiente de Laila.

Nicole: Bastardo, necesito que me traigas mis palomitas :)

Dean: Holaaaaaa.

Nicole: En cinco minutos las quiero aquí.

Dean: ¿Pero qué? ¿No fueron suficientes las que llevó Laila?

Nicole: Creo que todo mundo sabía que ella iba a venir a mi casa, excepto yo.

Dean: No me culpes, ella es me dice todo, y no creí que no lo supieras.

Nicole: Como sea, quiero mis palomitas, porque hice el trato contigo, no con ella.

Dean: Pero...

Nicole: ¿Acaso a Laila le doy internet gratis?

Dean: Nop.

Nicole: Entonces se un hombre de palabra.

Dean: De acuerdo, una única ultima cosa...

Nicole: ¿Cuál?

Dean: Si muero en el intento, dile a Laila que ha sido lo mejor que me ha pasado.

Nicole: Que exagerado eres ._.'

Dean: Es que no sabes, ¿Y si me electrocuto al desenchufar el horno de microondas? ¿Sabías que ocupan mucha corriente? ¿Y si exploto?

Nicole: Pues te mueres y ya.

Dean: Muy graciosa. Ja-ja-Ja

Nicole: Anda, ya ve por mis palomitas.

Dean: Ya voy...

Nicole: Uy, puntos suspensivos, qué misterioso me saliste. 😏

•••

El chico tocó el timbre de su vecina treinta minutos después, se encontraba en pijama de ositos, cargando un nuevo gato y con respiración alta.

—Por fin—respondió Nicole al ver a Dean —. Te tomas muy literal lo de los gatos ¿no es así?

—Te lo advertí, pero tuve compasión de Salomón.

Nicole rió.

—Hablo en serio, el próximo gato, lo dejo ahí y que acaben con él.

—Si vuelves a amenazarme con lo de las palomitas cambiaré mi contraseña, te recuerdo que tú tuviste la idea de dármelas, yo no.

—Pero es que no sabes a lo que me enfrento, me gustaría decírtelo. Pero eres tan... —Dean agarró con frustración su cabello rizado.

—Lo sé, los Brooks no son lo que parecen, pero decidiste tomar esos riesgos.

Dean soltó su cabello y la miró —¿Qué? ¿Lo sabías? ¿Te lo dijo Laila?

—No todo se relaciona con ella—puso los ojos en blanco—. Soy tu vecina ¿Recuerdas? Escucho los balazos, puedo espiarte, te conozco desde hace años. ¿Por qué crees que no me daría cuenta por mí misma?

—No lo sé...

—Me subestimas, deanlincuente.

—¿Cómo me llamaste? —Dean estaba medio sordo, a lo mejor no se lavaba bien los oídos. O era tonto. 

—Deanlincuente: la palabra delincuente mezclada con tu nombre, suenan parecido.

—Pero yo no cometo delitos...—cruzó los brazos y Nicole arqueó una ceja—, robar internet no cuenta como uno, tampoco entrar sin permiso a la casa  de mis vecinos Brooks.

Nicole seguía esperando a que continuara.  También el nuevo gato.

—Está bien, sí lo son—se rindió Dean—, pero son inocentes, eran para una buena causa.

—Vaya, yo no lo veo así.

—No importa, si ya sabes la verdad ¿por qué quieres seguir con esto?

Nicole pensó y sonrío:

—Porque es divertido molestarte—hizo una pausa y siguió—, de alguna manera debes pagarme el internet robado y tú solito te ahorcaste.

—Eres igual que mi hermano.

—Oye—se quejó Nicole.

—No te estoy diciendo algo malo, de hecho, pienso que así expresan su afecto hacia mí—confesó él.

—Pues sí, ya no me caes tan mal—sostuvo incómodamente la bolsa de palomitas—, sigue en pie que me sigas dando alimento. Está en el contrato que firmaste.

—¿Cuál contracto? Sólo te lo supliqué.

—Pues yo lo escribí en Paint.

—Cómo no se me ocurrió—rió Dean. Tal vez luego le pedía a Laila matrimonio en Paint, así de mentiritas.

La chica supuso que la mente de Dean dejó de escucharlo desde tiempo atrás. 

—¡Deanlincuente, te estoy hablando!

—Perdón—¿qué decía?—. ¿Entonces ya no te tengo que dar palomitas?

—Sí, aun lo harás.

—¿Y cómo?

—Buscaremos una solución. Juntos— la palabra sonaba comprometedora—. Pero hoy no, ya vete.

Dean lucía desconcertado, pero aceptó contento y se despidió. Antes, preguntó por su chica, Nicole se limitó a hablar, él se fue con los hombros caídos pero un poco aliviados. 

El gato nuevo fue tras él.

Nicole dio un portazo y se recargó en este.

—¿Era Dean?—preguntó Laila irrumpiendo sus pensamientos.

—Ah, sí.

—¿Y por qué no avisas?—postró las manos en su cadera. Resaltaba todavía más su figura.

—Sólo pasó de rápido, trajo más palomitas—mostró los nuevos paquetes.

—¿Y está bien? Le dije que me preocupaba que volviera a hacer eso de nuevo.

—Lo importante es que tiene salud.

Laila asintió y dijo:

—Aquí hay gato encerrado.

—De hecho, dejé a Wifi en su jaula para que no nos molestara en la pijamada.

Las dos rieron y se dirigieron a su alcoba, donde encontraron a Sasha con náuseas, y a punto de vomitar, las demás chicas quedaron asqueadas.

—Lo siento Nicky, comí tal cual como me pediste que exterminara con las palomitas, pero creo que me hicieron daño—confesó Sasha.

Y ahí es cuando Nicole se convierte en perro rabioso y muerde a su amiga por revelar el secreto... La escena sólo se reprodujo en la mente de Nicole, quien en la vida real únicamente se ruborizó y no supo qué decir, prefiero ayudar a Sasha ofreciéndole un analgésico.

Laila quería preguntarle a qué se debía esa respuesta. Sin embargo, sabía que estaba en casa ajena y no debía incomodar. Se dijo a sí misma que no tenía por qué enfadarse y le ofreció una mano para levantar a Sasha.

Al final, todas terminaron por contraer nauseas, fue un desastre la habitación de Nicole, el olor quedó impregnado y había residuos de comida, optaron por limpiar en equipo y después reírse a carcajadas.

Luego de ese incidente no quisieron tocar más la comida, prefirieron ver películas de terror sin palomitas. Y a falta de chicos que las abrazaran decidieron quitarlas, se manifestaban muertas de miedo, así que Laila tuvo la fantástica idea de jugar verdad o reto, enseguida la atención se la llevó en sí misma, pero no porque quisiera, sino porque era muy natural en ella deslumbrar a las demás, las chicas sin duda les gustaba convivir con la más popular.

No obstante, no se daban cuenta que esas acciones hacían sentir a Nicole menos. Y aunque la chica de la casa estaba decidida a no desperdiciar la noche, seguía sin haber gracia en ella, todas se enfocaban en Laila y menospreciaban a Nicole, ninguna de sus repuestas le hacían querer saber más sobre el tema que ella hablaba. Simplemente la ignoraban.

Nicole resopló en sus adentros y caminó hacía su ventana, deslizó la cortina y se asomó para ver las estrellas, había un cielo despejado pero con una luna que brillaba más que sus ojos. 

Su respiración se mezcló con el vidrio provocando que lo opacara, dibujó un corazón roto con su dedo y se recargó en el cristal sumida en sus pensamientos nostálgicos.

Notó que la luz de la recámara de Dean seguía encendida, bajó su vista para no percibirlo.

—¿Disfrutando de la noche?—gritó su vecino desde su ventana.

Ella no deseaba contestar, pero no quería mostrar indiferencia hacia él, recorrió el picaporte para abrirle y sentir el aire en sus mejillas.

—No, pero prefiero un poco de frío—respondió al cabo de suspirar.

—¿Y las demás?

—Están con Laila.

—No quiero ser impertinente pero ¿ella se está robando toda la atención?

—Qué bien la conoces—puso sus ojos en blanco.

—No lo hace a propósito, te aseguro que no se ha dado cuenta de cómo te sientes, en cuanto lo haga dejará de hacerlo y tratará de remediarlo.

—No hace falta—volvió a mirar la luna—. No quiero hablar sobre el tema.

—¿Entonces de que quieres seguir hablando conmigo? —preguntó Dean con voz tenue.

—No lo sé—volteo a verlo—. Hoy no apagaré el internet, así que no esperes mi mensaje, las chicas y yo planeamos dormir hasta mañana y el internet es un buen instrumento para lograrlo.

—No me importa, tú estás con ella—respondió él sin mirarla.

—¿Hay algún tema que no lo relaciones con Laila?

Entonces Dean entendió.

—Mmmmh. Me gustan las luces nocturnas.

—¿Así como los fuegos artificiales?

—No, me encanta recostarme en la terraza o en el césped y contemplar la luna, las estrellas que aparecen y desaparecen, los aviones que pasan y los cometas que se llegan a ver por milagro—contestó con sinceridad.

—Supongo que te levanta el ánimo, algún día lo intentaré.

—Sí, pero hay alguien que hace palidecer todas esas luces.

Nicole dejó de disfrutar el momento, rápidamente pensó en la chica en que Dean quería. —Laila.

—No—negó con la cabeza—. Tú.

— ¿Qué?—se volvió a él.

—Dios pone una luz en cada persona, no dejes a Laila, a quien piensas que es la estrella más brillante te obscurezca, es tu noche, puedes disfrutarla y seguir en ese misma galaxia estando aún con ella... porque tú brillas inigualable.

Marcador de puntos: Nicole [4] Dean [100❤️]

Nicole inhaló el aire frío, esbozando una sonrisa cálida.
—Vaya, hasta que sirves de algo, tonto—era su manera de agradecerle.

—No hay de qué, ya me iré a dormir—Dean se alzó de hombros.

—No hay motivos por los que sigas despierto.

—Me entiendes perfectamente— le devolvió la sonrisa y cerró su ventana sosegado, luego volvió abrirla—. Casi lo olvido, dulces sueños, Nicole.

—Le diré a Laila que también le mandas buenas noches—dijo con sinceridad, se había ganado su cariño con esas palabras.

Nicole también cerró su ventana y bajó de su balcón, se unió a las chicas que le preguntaron dónde había estado, ella explicó cómo se sentía y tal como lo había dicho Dean, se pudieron arreglar las cosas.

Siguió la noche tal y como la había planeado, hicieron guerras de almohadas, leyeron revistas y realizaron test. Se hacían travesuras si se quedaban dormidas; tales como maquillarse o ponerse espuma en la cara. Rieron a carcajadas, platicaron hasta el cansancio, cantaron con voz ronca, bailaron sin penas o prejuicios, y jugaron en el Xbox One por diversión.

Se unió más a Laila, la sintió cercana, habían encontrado más cosas en común, se llevaron estupendamente. 

Y sólo ellas dos mantuvieron sus párpados abiertos más tiempo contándose secretos al oído.

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N/a: Feliiiiiiz Navidad 💕

Ya sé que no es Navidad, esa nota es viejita. La escribí ese día del año 2015. Recuerden que la novela se desarrolla en diciembre de ese año.

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