Verla en mi dormitorio llevando una de mis camisetas, es un sueño hecho realidad. Aun no me creo que de verdad esté aquí. La estoy mirando mucho porque deseo retener esta imagen en mi cabeza para luego revivirla una y otra vez. Lidia me sonríe nerviosa y se mete dentro de las sábanas con rapidez. Me quito la camiseta y la veo mirarme mordiéndose los labios. Me dejo sólo los boxers y me meto en la cama. Le he prometido que sólo quería que durmiéramos juntos. Y por mucho que lo desee, por mucho que me muera por estar con ella, voy a respetarla. Porque ella se lo merece, porque es demasiado especial para mi, y no quiero que haga algo de lo que luego se arrepienta. Quiero tener a Lidia cerca de mi, quiero que forme parte de mi vida, porque me gusta demasiado y no quiero perderla.

Me pongo de lado en la cama y ella hace lo mismo. Nos miramos a los ojos en silencio. Llevo mi mano hacia su cara y ella cierra los ojos mientras acaricio su frente, su pequeña nariz, sus pequitas en la mejilla, sus preciosos labios que he probado esta noche. Besarla ha sido desatar un huracán, un torbellino de emociones y de sentimientos. Parece una tontería, pero besar a Lidia es lo más cercano que he estado de tocar las estrellas. Nunca un beso me había hecho sentir mariposas en el estómago y dejarme con ganas de más. 

- ¿En qué piensas? -me pregunta Lidia entrelazando su mano con la mía

- En muchas cosas Lidia. En muchas. Y más del 90 % tienen que ver contigo -ella me mira y sonríe. Amo su sonrisa, sobre todo cuando me la dedica a mi

- Eres muy especial Marcos. Mucho. Por eso tengo mucho miedo de decepcionarte, de que te digan algo que te haga cambiar lo que pienses de mi, de que hagan que te alejes de mi lado

- No suelo hacerle mucho caso a la gente, excepto a mi hermana. Me gusta conocer a las personas y después juzgar por mi mismo

- Me encanta esa confianza que tienes Marcos. Ojalá yo la tuviera. Seguro que me iban mejor las cosas... -miro a Lidia y la veo ponerse seria. Llevo mi mano a su mejilla

- Esta noche no te quiero ver triste. Anda, date la vuelta

Lidia se da la vuelta y se pone de espaldas a mi. Me acerco a ella y la abrazo. Dejo reposar mi cabeza en el hueco de su pelo aspirando su dulce olor. Huele a flores. A lavanda. La abrazo con fuerza y siento como se relaja poco a poco.

- ¿Cuánto hace que no te cuentan un cuento para dormir? -le pregunto susurrándole en el oido

- Desde que era pequeña, supongo

- Cierra los ojos. Voy a contarte uno. Se titula, "la princesa de la torre": había una vez una princesa que vivía en la torre más alta de un castillo. Su madre la había encerrado allí porque según la profecía cuando cumpliera 18 años vendría un príncipe a por ella y se la llevaría a tierras muy lejanas, y su madre no soportaba que su propia hija algún dia la abandonara...

  Termino el cuento y miro a Lidia. Sonrío porque se ha quedado dormida. Está preciosa mientras duerme. Me abrazo a ella y cierro también los ojos. Y no recuerdo la última vez que dormí tan tranquilo.

⚽ Por la mañana ⚽

Siempre me despierto antes de que suene el despertador. A veces no sé ni para que lo pongo. Abro mis ojos y siento la mano de Lidia en mi estómago. Giro mi cabeza y el corazón me empieza a latir rápido. Despertarme y verla a mi lado es la visión más bonita que he tenido en la vida. Y sólo puedo desear que ojalá fuera así todos los días. Me permito mirarla durante un buen rato hasta que Lidia abre sus ojos y me mira. Sonríe de esa manera que tiene que hace que se me caliente el corazón.

- Buenos días -me dice sin dejar de sonreír. ¿Cómo se puede estar tan bonita recién despierta?

- Buenos días. ¿Cómo has dormido?

- De maravilla. Creo que ni escuché el final del cuento

- Lo sé. ¿Quieres desayunar?

- Me encantaría

Me acerco a ella y la beso. Sólo es un besito de buenos días. Pero en cuanto sus manos están en mi cuello no puedo más que besarla con más intensidad, deseando perderme en sus suaves labios, en su lengua que busca la mía y me acaricia. Lidia es dulzura pura. Sus labios son una tentación demasiado grande y el hecho de que esté acariciando cada centímetro de los míos con los suyos me hace tener que separarme de ella o juro que haré una locura. Me levanto de la cama y voy a ponerme mi camiseta. Ella hace lo mismo. Veo sus piernas desnudas pues la camiseta que le presté le llega por debajo del culo.

- Estás preciosa recién levantada -le digo acercándome a ella. Acaricio su mejilla y sus labios hinchados por nuestros besos

- Anda ya, si estoy despeinada y con los ojos hinchados

- Eres lo más bonito que he visto en mucho tiempo Lidia. Créeme cuando te digo que eres jodidamente hermosa

- Oh Marcos

Ella me abraza por la cintura con mucha fuerza. Puedo sentir como su corazón late deprisa. Estamos así unos cuantos segundos hasta que nos separamos. La cojo de la mano y la llevo a la cocina. Entramos en ella y la hago sentarse en uno de los taburetes porque quiero prepararle el desayuno

- ¿Qué sueles desayunar? -le pregunto sonriéndole

- Avena con fruta, pero cualquier cosa que tengas me vale

- ¿Tostadas y zumo?

- Marcos -me dice ella mirándome- muchas gracias por esta noche. Despertarme a tu lado me ha hecho darme cuenta de que no eres un sueño

⚽ Mediados de septiembre ⚽

Viernes

Vestuarios de la Ciudad Deportiva del Atlético de Madrid

Esta tarde he quedado con Lidia en el campo de fútbol municipal de un barrio a las afueras de Madrid. Tengo un amigo que tiene un amigo, y le he contado lo del vídeo, y le ha parecido una gran idea. Llevo sin verla desde el lunes por la mañana. Hemos hablado por teléfono un par de veces y también por whatsapp. Lo mejor de todo esto es que nos estamos haciendo muy buenos amigos, y eso me gusta. Porque si, la he besado, y no me siento mal por ello, aunque tenga novio, porque cada vez que veo a su novio, peor me cae.

Acabamos de terminar el entrenamiento y estamos vistiéndonos para irnos a casa. David no para de hacer bromas con Correa y Joao Félix. Dos  gilipollas también que le siguen el rollo con un nivel de peloteo máximo. Están metiéndose con Carrasco. Al parecer su novia lo ha dejado y se ríen de él.

- Yannick, tio -le dice David- no te pongas así, tampoco es que tu ex fuera la mujer de tu vida. Y no estaba tan buena. Además, que tu mismo me dijiste que ni te la chupaba, y una tía que no quiere chuparte la polla...muy mal, pero que muy mal...

- Tampoco eso es lo más importante en una relación -contesta Yannick apretando sus puños. Esta clase de conversaciones me producen repulsión máxima

- ¡Venga ya! Ahora me dirás que es el amor...pues tampoco es que te quisiera mucho cuando te ha dejado. Mira yo, mi novia la chupa de puta madre entre otras cosas que hace. Esa si que es una fiera en la cama. Le encanta que la ponga boca abajo y le de bien duro ... -David empieza a hacer gestos ganándose las risas de sus dos palmeros. Me pongo de pie porque de verdad que voy a ir a darle cuatro hostias a este hijo de puta que habla de Lidia como si fuera un trozo de carne

- ¡David! ¡Para ya! -Koke, nuestro capitán, se levanta de su asiento y va hacia él furioso

- ¿Y a ti que coño te pasa? -le dice él poniéndose a su altura apretando sus labios

- Que estoy hasta la polla de escucharte hablar así de las mujeres, con tanto desprecio. Eres un puto machista de mierda

- Yo hablaré como me salga de los cojones de mi novia, y si no te gusta, te jodes

- Te equivocas -Koke se pone cada vez más cerca suya, y yo me pongo detrás suya temiéndome lo peor. Y también porque le tengo ganas a este hijo de puta - delante mía no hablas así de una mujer, ¿te queda claro?

- ¿Y si no me sale de los huevos, que?

- Te pego una hostia que te vuelco, gilipollas. Y si quieres, te la doy ahora mismo, que te tengo unas ganas

David mira a Koke el cual parece haber crecido varios centímetros. Algunos de mis compañeros también se han levantado. 

- No merece la pena -le dice David, el cual se da la vuelta y coge sus cosas para salir del vestuario. Nos quedamos callados unos segundos y miro a mi cuñado que se da la vuelta para mirarme.

- Es que no he podido aguantarme, la verdad -me dice Koke resoplando - se me ha revuelto el estómago escucharlo hablar así hablar de su propia mujer, con lo buena gente que es Lidia

- Después de esto no creo que vuelva a hablar así más de nadie -dice Yannick cogiendo sus cosas para salir también

- Más le vale -contesta Koke apretando sus dedos índice y pulgar- porque está a esto de perder el puesto de capitán y bien merecido que se lo tiene

Termino de cambiarme y me despido de los compañeros saliendo hacia el parking. Fuera están Saúl y Koke hablando precisamente de Lidia y David. Por lo que me han contado, la pareja era amiga del matrimonio Resurrección. Me pego un poco a ellos, escuchando la conversación, que aunque no quiera, me intriga. 

- No entiendo como Lidia está con él, de verdad. No pegan ni con cola -dice Koke- cuando empezaron a salir juntos, ella estaba muy enamorada de él, y David le encantaba presumir de novia más joven, ella tiene 23 años y él tiene 30, cuando empezaron a salir Lidia tenía 20, así que imagínate. Le gustaba mucho lucirla por ahí y fue cuando empezaron a salir en todas las revistas y en las redes sociales

- Entonces ¿que coño pasó? -le pregunta Saúl

- Pues...pasó algo que hizo que ella se diera cuenta de que no es oro todo lo que reluce. Aunque bueno, viene de antes. Él la empezó a introducir en el mundo del fitness y de los negocios. Tienen muchas cosas juntos, muchos chanchullos de él. Todo legal, claro. Pero aquí la que pone su imagen es ella. Algo turbio hay en esa relación para que ella no lo deje.

- ¿Y qué puede ser?

- Tengo algunas ideas, pero mira, paso de meterme. Pero te digo que ella, no está con David por gusto, se le nota a la legua. Y también te digo que él no la va a dejar escapar así como así. 

Miro a mis compañeros y suspiro. Porque toda esta situación me cabrea, y mucho.

Porque he empezado a levantar castillos en el aire pensando en ella y cuando la realidad me golpea, los castillos se caen.