57. La mejor Navidad
⚽ Nochebuena ⚽
Casa de los padres de Marcos
- ¿Sabes que desde que estoy embarazada, Marco me pone mas cachonda? -le dijo Mónica a Lidia apoyada en el marco de la puerta del comedor
- Te entiendo perfectamente -le contestó la rubia- pero, tengo una mala noticia. En el último trimestre no tendrás ganas ni de que te roce, créeme
- Pues de mientras me lo voy a follar de tal manera que no pueda ni andar en una semana
- Cariño, no era necesario saber esa información
La madre de Marcos y Mónica entró por la puerta mirando a su hija con un frunce de labios. Esta se puso como un tomate y Lidia se río a carcajadas. La rubia dejo a madre e hija y fue al sofá a sentarse al lado de su hermana, la cual estaba entretenida con su móvil.
- ¿A quién le escribes? -le preguntó Lidia intentando mirar por encima del teléfono
- A nadie que te importe -le contestó Ariadna haciéndose la interesante
- Empieza por G y termina por I
- ¿Entonces para qué preguntas? -le dijo Ari dejando el teléfono encima de la mesa- quiere que pase la Nochevieja en Sevilla con su familia
- ¿Y? ¿Cual es el problema? -le dijo Lidia haciendo una pregunta bastante obvia
- No sé...que a lo mejor es demasiado pronto
- ¡Ari por dios! Llevas casi 5 meses saliendo con Pablo. El niño pisa el suelo por donde tú pisas y le ha importado una puta mierda que todo el mundo lo sepa. Es más, cada vez que puede, sube fotos vuestras a Instagram, y me preguntas si es pronto...tú eres gilona
- Vaya, gracias hermana. Eres la hostia dando consejos
- Mi consejo es, que vayas a Sevilla porque ese chico te ama y tú parece que no te das cuenta, idiota
Lidia le dio un beso a su hermana en la mejilla y se levantó del sofá dejando que ella pensara en la conversación que acababan de tener. Giro su cabeza y miro a Marcos el cual tenía a su pequeña apoyada en su pecho. Respiró con fuerza calmando los temblores de su cuerpo. Esto era lo que a ella le daba la calma y la tranquilidad, verlo a él con su hija en brazos. Desde que vivían en Munich, Lidia se sentía mucho mejor, aunque podía tomar su medicación durante el embarazo, decidió no hacerlo porque sinceramente, ya no la necesitaba. Había ganado años de vida con el cambio, con su nueva vida junto a su novio y a su hija. Se levantó y fue a sentarse a su lado. Marcos la miró y le cogió una de sus manos.
- ¿Estás bien cariño? -le preguntó Marcos con mucha dulzura
- Si, claro que si
- ¿La acostamos? Se ha quedado frita
- Normal, tus brazos son el mejor sitio del mundo
Marcos le sonrió y sintió como su corazón latía deprisa. Estaba muy enamorado de su mujer, porque si, aunque no estuvieran casados, ella lo era. Y así es como él lo sentía. Se levantó del sofá y Lidia lo siguió pendiente de cada uno de sus pasos. Salieron del comedor en dirección al dormitorio de Marcos, el cual tenía instalada su cuna de cuando él era bebe. Entraron al dormitorio acercándose despacio al lugar donde descansaría la pequeña. Lidia quitó la sábana y las mantas y Marcos puso a su hija con mucho cuidado en la cuna. La tapó por debajo de los brazos y abrazó a su mujer mientras ambos contemplaban el sueño de su hija.
- Aún sigo pensando que todo esto es un sueño. El tenerla aquí con nosotros, el estar tú y yo -le dijo Lidia abrazándolo muy fuerte- deseaba tanto que llegara este día, el día que estuviéramos juntos. Te quiero mucho Marcos, muchísimo
- Ei, no llores amor -Marcos giró a Lidia hasta ponerla enfrente suya. Llevo sus manos hasta su mejilla y le limpió las lágrimas que ya asomaban por sus ojos- estoy aquí, estamos juntos. Hemos pasado mucho para estarlo, y ahora que por fin lo hemos conseguido, nada ni nadie nos va a separar, ¿de acuerdo?
- De acuerdo
- Cada vez que te sientas mal, mírala, mira a Julia, porque ella es real, es la prueba de nuestro amor Lidia, de lo fuerte que somos
Lidia se abrazó a Marcos dejando que el latido de su corazón la calmara y le diera esa tranquilidad que tanto necesitaba. Giro su cabeza mirando a su pequeña hija que dormía ajena a todo y a todos. Estuvieron un rato así, en silencio, simplemente abrazados. Se separaron y Marcos encendió el vigilabebes. Salieron del dormitorio dejando la puerta entornada. Lidia le cogió la mano a Marcos y entró con él en el comedor, cumpliendo aquel deseo que tuvo el año pasado en Nochevieja. Estaba con Marcos, tenían una hija que era el amor de su vida, y tenían también una familia, porque si, la familia Llorente ahora era su familia y la de su hermana, y bien orgullosa que estaba Lidia de ello.
⚽ Más tarde... ⚽
La reunión de las mujeres en la cocina era lo habitual en esta familia. Ari estaba sentada en una de las sillas junto a Mónica y una de las tías de Marcos. Lidia bebía un vaso de leche con canela riéndose de las ocurrencias de la mujer del tío Toñín. Su suegra estaba a su lado y la miraba muy feliz, feliz de ver que su hijo por fin, era feliz al lado de ella.
- Mi deseo de Nochevieja se hizo realidad -le dijo Mª Ángela a Lidia en voz baja para que sólo ella la escuchara. Lidia dejo de beber su leche y la miró asintiendo. Dejó el vaso en la encimera y se acercó a ella para abrazarla, para abrazar esos brazos de madre que tanto necesitaba
- No te lo he dicho nunca, pero te quiero mucho Mari. Muchas gracias por preocuparte tanto por mi, y por quererme tanto como me quieres
-Ay, mi niña. ¡Como no te voy a querer si eres lo mejor que le ha pasado a mi hijo! Aparte de que eres un encanto y un dulce de niña. Gracias a ti por hacerme abuela
Estaba claro, y cada día más, que todos eran una familia.
Porque a veces, a la familia, si se la elige.
⚽ Más tarde... ⚽
Lidia término de darle el biberón a la pequeña Julia. La recostó en su hombro y después de darle unas pequeñas palmadas en la, espalda, su hija soltó los gases. Estaban en la cama los tres juntos, en casa de sus padres. Marcos acarició la mejilla de su hija mirándola embobado.
- Yo mismo se queda dormida mami
- Es una dormiloncilla, ¿a que si mi vida?
Lidia besó a su hija haciendo que está esbozara una ligera sonrisa. La acomodó en sus brazos y la meció un poco para que se durmiera.
- Hay una cosa que quiero preguntarte Lidia
- Dime cariño - Lidia alzó sus ojos para mirar a su pareja, su amante, el padre de su hija, la persona que la hacía feliz todos los días
- Es que... nunca hemos hablado de si a ti te gustaría que nos casáramos... Como mi hermana lo va a hacer, pues no sé... es que no sé lo que piensas tú...
Marcos se mordió los labios mientras le hablaba, sobre todo porque verla con su hija en los brazos hacia que su corazón le latiera con más fuerza.
- Si te digo la verdad, no es algo que me quite el sueño. Yo estoy bien como estoy contigo. Estamos juntos, tenemos a nuestra hija... lo de estar casados no es importante, porque yo sé que tú eres mío y yo soy tuya. ¿Y tú qué piensas?
- ¿Yo? Sinceramente, pienso como tú. A mi lo único que me importa es que estamos los tres juntos... Si llegado el momento nos apetece casarnos a alguno de los dos... ya veremos
- Me parece estupendo
- Aunque... - Lidia alzó sus ojos y lo miró esperando sus palabras
- ¿Aunque?
- Deberíamos hacernos pareja de hecho
Lidia se mordió los labios y sonrió.
- Tú lo que quieres es un papel donde diga que estoy contigo eh, Llorente
-No, tonta. Es por si pasa algo
- ¿Y que va a pasar tonto?
- Nunca se sabe amor...
- De acuerdo. Nos haremos pareja de hecho. Y ahora por favor, ¿puedes echarla en la cuna? Está frita
- Le pasa como a ti. Os dormís enseguida
Lidia le dio un beso en la mejilla a su pequeña y se la dio a Marcos. Él cogió a su hija con mucho cuidado y la puso en la cuna. La tapó y se quedó mirando como dormía unos segundos. Volvió a meterse en la cama y abrazó a Lidia. Respiró feliz, feliz de la vida que tenían juntos, esa por la que tanto habían luchado.
- Por cierto, gracias por venir mañana con nosotras a ver a la abuela Sonsoles
- Ella es importante para ti. Además, ya tengo ganas de conocerla
- Te va a encantar, ya lo verás
- Lo sé. Anda duerme. Que tienes cara de cansada
- Me cuentas un cuento...
- Claro que si mi amor - Marcos la abrazó con más fuerza - erase una vez una niñita rubia con unos preciosos ojos color miel...
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