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53. Un Parásito En La Mudanza

⚽ Finales de julio 

Estoy empezando a agobiarme de ver tanta caja. No sabía que tenía tantas cosas. Aunque la casa donde nos vamos a Munich está amueblada, tenemos que llevarnos ropa, nuestras cosas personales, algunos trastos de la cocina, como la thermomix, que Marcos no puede vivir sin ella, y un sinfín de más cacharros que van apareciendo.

- Mataré a tu padre por dejarme sola con esto -le dijo a mi barriga mientras la acaricio

- Ei, que estoy aqui -dice Ari apareciendo por el salón con más cinta adhesiva en sus manos- ¿estas bien?

- Algo cansada, pero bien, no te preocupes. Son ya casi 6 meses Ari, y tu sobrina ahora es cuando más se mueve

- Querrá ser futbolista como su padre

- Seguramente. Está rodeada de ellos. Sus dos tíos lo son. Y encima uno del Madrid y otro del Barcelona... 

Me llevo las manos a los riñones y emito un quejido mientras miro de nuevo todo lo que hay a mi alrededor. 

- Tengo que ir a por la comida -dice Ari mirando su reloj- ¿natillas o arroz con leche?

- Natillas por favor -le digo casi suplicando

- Vale, pero, no hagas nada hasta que yo venga, ¿de acuerdo?

- Está bien -le contesto rodando mis ojos- anda, tira

Ari me da un beso y coge su bolso saliendo de la casa. Termino de cerrar un par de cajas más y salgo al porche buscando más. El timbre de la puerta suena y emito un pequeño suspiro pensando que Ari se ha vuelto a ir sin llaves. Voy hacia la puerta de entrada, y al abrir, y me quedo helada. No es Ari, es David, el cual me mira con la cara desencajada y muy furioso.

- ¡Creías que no me iba a enterar, zorra de mierda!

No me da tiempo a cerrarle la puerta, cuando David entra echo una fiera. Intento irme corriendo pero él me sujeta del brazo tirando hacia él. Me clava los dedos y me está haciendo bastante daño.

- ¡Suéltame! -le digo tirando del brazo para que me libere, pero él cada vez me aprieta más y su cara está muy cerca de mi mientras me habla

- ¡Has vendido tu parte de la empresa! ¿Cuando? ¿Cuándo lo hiciste?

- A ti que te importa

- Hija de puta

David alza su mano y no me da tiempo a esquivarla, dándome un bofetón que me hace tambalearme hacia atrás. Me ha dolido bastante y lo único que quiero es que me suelte y proteger a mi hija porque no sé de que es capaz David.

- ¡Suéltame! ¡Vete de mi casa! -le grito tirando del brazo consiguiendo que me zarandee aún más. Me pone la mano en la boca para que no grite y lo veo sacar una navaja de dentro del pantalón que me hace tragar saliva asustada

- De tu casa, dice. Eres una zorra. Te abriste de piernas para Llorente y mírate, ahora eres la reina y señora de todo esto. Y encima has conseguido que te deje preñada. Bravo, eres más lista de lo que pensaba -David me enseña la navaja y la baja hasta mi vientre haciendo que me muera de miedo. 

- Vas a estar calladita y no vas a gritar, o ya serán dos los bebés que pierdas , ¿te queda claro? -David me pega un grito en el oído que me hace tambalear. La punta del cuchillo se me clava en la carne y estoy muerta de miedo, pero muerta. Lo único que puedo hacer es asentir nerviosa y sintiendo como las lágrimas empiezan a recorrer mis mejillas

- Y ahora vas a llamar a Manuel. Le vas a decir que estás muy arrepentida de haberle vendido las acciones que si no te las devuelve, lo vas a denunciar por acoso y por haberte obligado a venderlas

- Él no me obligó, fui yo

- ¡Me importa una puta mierda! ¡Ahora mismo lo llamas!

David me zarandea y siento como el cuchillo vuelve a clavarse en mi piel. Por mi hija hago lo que sea, lo que sea. Porque estoy aterrada de que pueda hacerle algo. No dejo de temblar y de pensar que estoy sola, y tengo miedo de que venga Ari y le haga algo a ella también. David saca su móvil con la otra mano que me sostenía el brazo, y mientras está pendiente de la pantalla, no me lo pienso. Tantas clases de defensa personal tienen que servirme para algo. Alzo mi pierna y le voy a dar una patada en todos los huevos cuando él ve mis intenciones y la esquiva. Aún así, consigo darle en la rodilla y hacer que la navaja ya no me apunte. Intento salir corriendo para poder meterme en la casa y encerrarme donde sea, pero él es más rápido y me agarra del pelo empujándome para caer al suelo. Mi instinto me hace girarme y caer de lado protegiendo mi vientre durante la caída. Mi cabeza rebota en el suelo y siento como por un momento dejo de escuchar ningún sonido y veo las estrellas, pero literal.

- ¡Qué te estés quieta! -David se agacha y se pone encima de mí apretándome las caderas y la espalda- ¿Qué parte no entiendes de que te rajo como te muevas?

Alzo mi cabeza para mirar a un David furioso, descontrolado, que vuelve a sacar su navaja y la pasea por mi cara y por mi vientre. Alza de nuevo su mano y me da otro bofetón que me hace girar mi cabeza hacia otro lado sintiendo un dolor muy grande en la mejilla. Sus piernas están apretando mi espalda y yo sólo puedo proteger a mi hija y rogar porque se quite de encima. 

- ¡Levántate! Vas a llamar ahora mismo a Manuel o ya puedes estar dándome todos los millones que he perdido, que sé que ahora tienes mucha pasta con lo de la puta canción

David me agarra del brazo apartándose de encima mía. Me está haciendo mucho daño y siento como sus dedos se clavan en mi piel. Me levanta a duras penas y yo me tambaleo mareada del golpe en la cabeza. 

De pronto veo una sombra detrás de él y me doy cuenta de que es Ari. La veo llevar en su mano uno de sus zapatos y alzarlo con fuerza para pegarle a David. Con tan mala suerte de que él la escucha venir y se da la vuelta en ese momento haciendo que mi hermana acabe pegándole en el hombro el golpe que pretendía darle en la cabeza. Él ni se inmuta del golpe. Va hacia ella soltándome a mi en el camino.

- ¡Vaya! Si está aquí la otra zorrita alemana

David se va hacia ella y le da un bofetón que la hace caer hacia atrás. Una vez en el suelo, él le da una patada en las costillas y veo a mi hermana retorcerse de dolor. Voy hacia ella corriendo gritando y llorando desesperada.

- ¡Ari, Ari! -voy a agacharme para ver como está porque creo que está inconsciente cuando los brazos de David me inmovilizan y me levantan del suelo 

- Tú quietecita. Será mejor que nos vayamos de aquí porque no nos van a dejar en paz

David me deja en el suelo y yo me revuelvo para soltarme de él, pero su agarre cada vez es más fuerte. Va tirando, más bien, arrastrando de mi hacia la puerta y yo sólo tengo ojos para mi hermana que está en el suelo sin moverse. Estoy muerta de miedo porque no sé si está bien. De pronto, antes de llegar a la puerta, David se queda quieto haciendo que yo choque contra su pecho.

Lo veo mirarme con la cara desencajada, y de pronto cae al suelo a peso plomo, junto con los restos de una de las macetas del jardín, que ha impactado en su cabeza. Aunque antes, consigo que me suelte. Detrás de él, aparece Mónica, la cual me mira muy preocupada llevándose las manos a la cara. 

- Creo que lo he matado

Más tarde ⚽

Las siguientes horas son una locura. Mónica es la que se encarga de avisar a la policía, y de tomarle el pulso a David, el cual, no está muerto, sólo bastante inconsciente con el golpe. La policía nos toma declaración a las tres y por suerte, nos dicen que la cámara de seguridad del vecino de enfrente ha grabado como él entró en casa y me atacó en la entrada. 

Viene una ambulancia y nos reconocen. A Ari se la llevan al hospital y a mi también. Dado mi estado, tienen que hospitalizarme. Mónica es la que llama a Marcos, con el que no he podido hablar debido a la vorágine de todos los acontecimientos, y de llamar al resto de su familia. La puerta de casa se llena pronto de curiosos y de gente grabando con los móviles, y para la hora de la comida, ya está en todas las noticias que David ha sido detenido por agresión, intento de secuestro, extorsión... y no sé cuántos delitos más. 

En el hospital me vuelven a tomar declaración. Por suerte, mi hermana al final no tiene nada roto, sólo algunas contusiones. Y yo, yo también estoy bien. Algo dolorida de sus golpes y por haberme arrastrado. Escuchar el corazón de mi hija y saber que está bien, me hace llorar desconsolada. Una enfermera termina de ponerme la medicación, cuando Ari entra en la habitación. Nos deja solas y mi hermana viene corriendo hacia mi para abrazarnos. Lloramos durante mucho rato. Me tranquiliza como puede. Ella también ha hablado con Marcos, el cual está muy nervioso y estoy deseando escuchar su voz. Ari saca su móvil y lo llama. Al momento responde haciendo que me de un vuelco el corazón al oírlo.

- ¿Ari, cómo está Lidia? -pregunta él con voz muy angustiada

- Estoy bien cariño -en cuanto escucho su voz, me pongo a llorar de lo mucho que lo echo de menos y del miedo que he pasado

- ¡Lidia! Mi amor, ¿Cómo estás?

- Estoy bien, de verdad. La niña y yo estamos bien, tranquilo mi amor

- ¡Dios Lidia! Estoy que me muero ahora mismo. Joder, si hubiera estado ahí te juro que lo hubiera matado -le cuento a Marcos por encima todo lo que ha pasado. Intento hacerlo a la vez que lloro

- Por favor Marcos. Quiero que estés tranquilo. Estoy bien, estamos bien. Ya ha pasado todo

- De acuerdo. Descansa ahora. Te llamo dentro de un rato, ¿vale?

- Vale

- Te amo Lidia. Os quiero mucho a las dos

- Y yo a ti mi vida

Cuelgo el teléfono intentando tranquilizarme y dejar de llorar. Llaman a la puerta y cuando se abre, la madre de Marcos aparece por ella haciendo que me ponga a llorar otra vez. Le echo los brazos en cuanto la veo y ella viene hacia mi para abrazarme. Acaricia mi cabeza con mucha ternura y no para de darme besos por toda la cara. Agarra a mi hermana de la mano y la abraza también.

- Sois muy valientes, las dos -nos dice mirándonos muy dulce. Amo a esta mujer, y sus abrazos y sus besos son lo que más necesito ahora mismo, abrazos de madre- ¿Cómo estáis?

- Estamos bien -le contesto respirando con fuerza- la niña también lo está

- ¿Y tú Ari?

- Bueno, algo dolorida, pero también bien. Me han dado el alta, así que muy mal del todo no tendré que estar -responde mi hermana sin dejar de abrazar a mi suegra

- Dice el médico -me dice Mª Ángela mirándome a mi- que te va a dar el alta en un rato. Que tienes que hacer reposo un par de días, no alterarte por nada y descansar, sobre todo descansar

- De acuerdo -le digo con un hilillo de voz porque estoy sintiendo ahora que me está dando el bajón

- Había pensado que...bueno...¿os gustaría veniros las dos a mi casa estos días?

- Oh, si -contesta Ari muy contenta- pero quiero muchos abrazos y muchos besos

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