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4. La Salvación Empieza Por M

La casa de Marcos es muy bonita y bastante acogedora. Por eso me gusta. Porque aquí si que siento que es un hogar. Es muy cálida. Está decorada en tonos marrones claros. Tiene muebles donde puedes sentarte sin miedo a manchar algo. Y me flipa la chimenea. Es que ahora mismo me imagino ahí en invierno sentada y me da hasta pena.

Porque la mía creo que no la hemos puesto en la vida. Como la mayoría de cosas que tengo en casa. Ni las he usado ni las usaré. Siempre he pensado que es una tontería tener una casa de revista con lo último en diseño y decoración y no poder disfrutarla porque no te sientes cómoda con lo que hay en ella. La casa donde vivo es de David. Me mudé con él a los 9 meses de empezar a salir juntos. Lo sé, un poco pronto. Pero estaba locamente enamorada, o eso creia. Me dijo que podía decorar la casa a mi gusto. Al final todo es al gusto suyo. Como la mayoría de las cosas que hay a mi alrededor.

Le pego otro bocado a mi hamburguesa mientras veo como el rubio se come su helado. Marcos me mira con curiosidad y me pone nerviosa. No el que me mire. Me pone nerviosa él. Mónica me había dicho que su hermano es muy guapo. Es más que eso. Está tremendamente bueno. Tiene un cuerpo de infarto y unos ojos azules que cuando te miran te atraviesan el alma. Que es lo que ha hecho conmigo. Si he superado mi ataque de ansiedad ha sido gracias a esos ojos. Cada vez que los miraba, me perdía más y más en él. Y esos ojos son los que me han hecho pensar en otra cosa. Puto día de hoy. Como deseo que termine ya.

- ¿Se te ha quitado ya el antojo? -me pregunta Marcos mirando como me como mi manjar de los dioses

- Oh, si. No he probado bocado en toda la noche. Tenía unas ganas de hamburguesa que me moría. Además, como no es algo que pueda comer todos los días por eso la estoy disfrutando tanto. ¡Anda que si la gente de mi canal me viera comiendo esto...!

- ¿De qué canal? -me pregunta Marcos torciendo el gesto con algo de desagrado

- Tengo un canal de Youtube y también hago cosas en instagram de fitness y salud. Son tutoriales y videos de gimnasia y doy recomendaciones sobre hábitos de vida saludable... -le digo viendo como él hace una mueca frunciendo sus labios

- Ah -se limita a responder con algo de desgana en su voz- perdona, es que yo y las redes sociales no nos llevamos bien... no te enfades, pero veo un mundo muy superficial en todo eso la mayoría de las veces

- Oh, bueno -le digo. Termino de comerme el último trozo de hamburguesa y me limpio con una servilleta. Sonrío por dentro después de escuchar su opinión, la cual, no me desagrada- no lo podías haber descrito mejor. Es una puta mierda. Y me encantaría decirte que estoy muy orgullosa de lo que hago, pero, últimamente no es así. Me da hasta asco verme en internet

Marcos me mira sorprendido por mi respuesta. Se lleva a la boca otra cucharada de helado sin dejar de mirarme. Si supiera lo sexy que está cuando hace eso. Joder, me recuerda al Christian Grey de la película. Como te desnudaba con la mirada. Mierda. Marcos es demasiado sexy.

- Aunque no lo creas, estoy cansada de lo que hago -sigo diciéndole intentando apartar la mirada de su boca

- ¿A qué te refieres? -me pregunta Marcos cada vez más interesado en lo que le cuento

- Pues que...no sé. Como que hago unos vídeos complicados de coreografías, ejercicios, saltos...que sólo son para gente obsesionada con su cuerpo. Para tías que son palos de escoba y que comen hojas de lechuga. Me gustaría hacer otra cosa...

- ¿Cómo qué?

- Pues, gimnasia para principiantes. Utilizar la vida diaria para hacer ejercicio. Que la gente se divierta viéndome bailar, el paquito el chocolatero por ejemplo -Marcos me mira y se ríe- y que despida mis vídeos comiéndome una hamburguesa o un bocadillo de lomo. Algo así. No esto que hago que cada vez me gusta menos y que se está convirtiendo en una tortura para mi

- ¿Y porqué no lo haces? El canal es tuyo. Puedes hacer lo que te de la gana. Y seguro que la gente lo vería más -me dice Marcos mientras relame su cuchara. A ver cuando coño termina el helado que me tiene excitada a niveles máximos. Como lo chupe así todo...

- Pues no te creas, que me lo estoy pensando -le contesto- tengo montones de ideas. Lo único, que me falta es ser valiente para hacerlo

El teléfono de Marcos suena y él mira la pantalla torciendo los labios. Se levanta disculpándose y sale del comedor. Me doy cuenta que David ni me ha llamado. Y ni me extraña. Estoy en un punto que quiero que me moleste lo menos posible. Y hasta me alivia que desfoge con otra. Porque así no tengo que compartir la cama con él. Marcos vuelve a entrar a los pocos minutos. Se lleva las manos al pelo y me mira serio.

- Era David -me dice poniendo sus manos en el espaldar de la silla

- ¿A qué lo adivino? -le digo recogiendo las cosas de la mesa- Que le hagas el grandisimo favor de que me quede a dormir en tu casa

- Si -contesta Marcos bajando sus ojos al suelo

- ¿Ves? Te lo dije -me levanto de la silla y miro a Marcos resoplando. Paso a su lado para hacer lo que tengo que hacer- será mejor que me vaya entonces

- Espera Lidia -Marcos me agarra suavemente del brazo y me hace girarme para mirarlo. Trago saliva con fuerza cuando lo miro a sus ojos. No sé qué me está pasando pero sus dedos en la piel desnuda de mi brazo me ponen nerviosa- ¿Dónde vas a ir a estas horas?

- Me voy a un hotel Marcos. No quiero molestar a tu hermana

- Tú no te vas a ningún sitio -me dice Marcos sin dejar de mirarme- ¿de verdad crees que voy a dejar que te vayas a un hotel? Ni de coña Lidia. Tú no te vas

- Pero...

- Sin peros Lidia. Me quedo más tranquilo si te quedas aquí. Por favor -Marcos me mira con esos ojazos a los que me es muy difícil decir que no. Si es que no necesita darme más razones para quedarme aquí

- Está bien. Pero tendrás que dejarme algo de ropa. Estoy deseando quitarme este puto vestido. Y si pudiera darme una ducha te lo agradecería también. Como que necesito quitarme de encima este olor a superficialidad que no puedo más

- Anda ven. Te llevaré al baño y ahora te dejo algo de ropa

Sigo a Marcos hacia la parte de arriba de su casa. Subimos las escaleras saliendo hacia un amplio recibidor desde donde salen varias puertas. Él abre la primera que hay hacia su derecha haciéndome sitio para que pase. Entro en la habitación. Es un dormitorio de matrimonio bastante sencillo. Una cama, 2 mesitas de noche, un armario empotrado de parte a parte con espejos, una cómoda y un pequeño sofá de dos plazas.

- Aquella puerta es la del baño -me dice señalando la habitación del fondo- dúchate tranquila y te dejo la ropa aquí en la cama. En el mueble del lavabo tienes toallas y si quieres un peine o un cepillo de dientes, en los cajones hay sin usar

- Marcos -le digo antes de que se de la vuelta y se vaya. Gira su cabeza y me mira fijamente- muchas gracias, de verdad. Por todas las molestias que te estás tomando conmigo

- No te preocupes Lidia. Tú tranquila. Y no es ninguna molestia. Lo hago encantado

Marcos sale de la habitación y yo me doy la vuelta mordiéndome el labio. Entro al baño y cierro tras de mi. Por cierto, me encanta como suena mi nombre en sus labios. Es muy sexy cuando lo dice.

Oh, dios. Debería dejar de pensar en Marcos. Pero es que cada vez estoy teniendo pensamientos más sucios con él. Su baño también me gusta. Es de color blanco. La ducha es de hidromasaje. Me quito su chaqueta y me siento desnuda sin ella. Así es como me siento con este vestido, pero David se empeñó en que me lo pusiera. No sé porqué sigo haciéndole caso cuando este no es mi estilo. Me quito los zapatos y me subo el vestido para quitármelo también. Abro el grifo de la ducha y termino de desvestirme. Cojo una de las toallas del lavabo y la pongo cerca. Me meto dentro y dejo que el agua caliente caiga por todo mi cuerpo.

Veo en una de las esquinas un bote de champú y lo cojo para lavarme el pelo. Es de Máximo Dutti Man, pero no me importa. Huele de maravilla. Si, huele a Marcos. Me enjabono el pelo y después cojo gel y con mi mano me doy por todo el cuerpo. Estoy un ratito más en el agua y cojo la toalla para salir de la ducha. Después de secarme, peinarme y lavarme los dientes, salgo del baño. Marcos me ha dejado encima de la cama la ropa. Es un pantalón de chandal que creo que tiene que ser de su hermana y una camiseta que me llega por debajo del culo. Huelo la camiseta y su olor es inconfundible. Es de él. También me ha dejado unos calcetines y unos bóxer que vienen en una paquete sin abrir.

Después de vestirme, y doblar mi ropa poniéndola en el sofá, salgo de la habitación con la toalla en la mano. Bajo las escaleras y entro en el comedor. Marcos está sentado en el sofá viendo la tele. También se ha cambiado de ropa. Ahora lleva un chandal gris.

- ¿Dónde pongo la toalla? -le pregunto. Marcos se levanta del sofá y se acerca a mi

- Dámela. Mañana pondré una lavadora de blanca -le doy la toalla y lo veo salir del comedor por la cristalera. Lo sigo, andando detrás de él

- ¿Tú pones la lavadora? -le pregunto riéndome

- ¿Qué te hace tanta gracia?

- Nada. Bueno si...que no te imagino poniendo la lavadora -salimos fuera y sigo a Marcos hasta una pequeña habitación que hay a continuación. Entra dentro y veo que es un lavadero. Lo espero fuera mirando el cielo estrellado

- Pues también cocino, plancho y limpio... -me dice Marcos poniéndose a mi lado- ¿algún problema con eso?

- Oh, no -le contesto bastante azorada. Me da la sensación de que se ha molestado conmigo- lo siento Marcos...yo...no pretendía...

- ¡Es broma tonta! -Marcos me mira y me sonríe, y yo aprovecho y le doy un puñetazo en su brazo que a la que le duele es a mí. No puedo evitar soltar un quejido

-¡Por dios Marcos! Ni que comieras vigas de hierro. Si me he hecho hasta daño...

- Eres una exagerada...

Nos quedamos un rato mirando al cielo. Al no haber luna llena hay muchas estrellas esta noche. Corre una ligera brisa aunque no hace nada de calor. No se oye absolutamente nada de ruido. Respiro profundamente disfrutando de la tranquilidad. 

- ¿Estás mejor? -me giro para mirar a Marcos y él tuerce su cabeza para mirarme fijamente

- Si. Estoy mejor

- Eso es lo importante Lidia. Que tú estés mejor. No debería hacerte sentir mal lo que piensen o dejen de pensar los demás. Tú eres la única que importa. Preocuparte tanto no te va a quitar los problemas de mañana, pero si la paz de hoy

Vuelvo a mirar al cielo sonriendo. Bonita frase. Marcos y yo permanecemos un rato en silencio. Mirando las estrellas. No ha querido ir más allá. No ha querido preguntarme ni atosigarme ni obligarme a que le diga nada más. Y eso es algo que le agradezco enormemente. Sobre todo porque sé que si lo hiciera, me pondría a llorar otra vez.

Intento desechar ese pensamiento de mi mente, pero no puedo. Hoy era el día que salía de cuentas. Hoy era la fecha probable de nacimiento de mi bebe. Si no hubiera abortado, hoy, seguramente, lo tendría en mis brazos. Por eso me he puesto así. Porque nadie se ha acordado de que día es hoy. Ni siquiera David, que estaba más ocupado en babearle a la morena de su lado que de pensar en mi.

- ¿Porque te llama Prim? - Marcos me pregunta mientras se mete las manos en los bolsillos sacándome de mis pensamientos. Algo que le agradezco porque estaba sintiendo como me escocían los ojos

- Es mi nombre en las redes sociales -le contesto resoplando- Primrose...

Marcos se queda callado y lo veo esbozar una sonrisa.

- Primrose Everdeen, la hermana de Katniss Everdeen de los Juegos del Hambre

- La misma -le contesto haciendo una mueca. Me encanta que se haya dado cuenta, porque a día de hoy, ni David sabe porqué elegí ese nombre

- Buenas películas, pero mejores libros

- En eso estoy de acuerdo contigo

- Aunque personalmente, me gusta más la Saga Divergente...

- Sólo vi la primera película. No he leído ningún libro

- Los libros te gustarían más

Nos quedamos callados de nuevo. No puedo evitar bostezar. Marcos se ríe cuando lo hago y yo le sonrío también.

- Creo que debería irme a la cama -le contesto. Me noto ya bastante cansada, sobre todo mentalmente

- Puedes dormir en la habitación donde te has duchado

- Vale. Pues...gracias Marcos...

Entramos los dos juntos al comedor. Me giro para mirarlo y no lo puedo evitar. Me acerco y le doy un beso en la mejilla. Él me mira y veo como su boca se curva en una sonrisa.

- Buenas noches Marcos

- Buenas noches Lidia. Que descanses

Me doy la vuelta y subo las escaleras con el corazón latiéndome deprisa. Parezco tonta sonriendo como lo hago. Y no quiero decirlo muy alto. No quiero porque no puedo. Pero Marcos me gusta y cuanto antes me lo quite de la cabeza mejor. Este chico es demasiado para mi. Y por desgracia yo no soy una mujer libre, estoy atada a David. Atada con una cadena de puto oro que cada día me ahoga más. Intenté dejarlo hace un mes. Lo intenté. Ya no podía más. Pero no me ha dejado que lo haga. Y esta vez lo ha hecho de la peor forma posible, de la peor manera del mundo. Y tengo que aguantar. Tengo que estar con él. Pero bueno, no pasa nada por soñar con un rubio de ojos azules que me sonríe y por un momento, me hace sentir especial.

Al día siguiente

Abro la puerta de casa resoplando.  ¿Cómo se puede odiar una casa? Bueno, se puede si odias lo que hay y de vez en cuando, a quien hay dentro. Saludo a la señora de la limpieza y subo las escaleras para ir a mi habitación. Abro la puerta y me encuentro la cama deshecha y las sábanas revueltas. David sale del baño recién duchado y me sonríe cuando me ve.

- ¿Ahora llegas? -me pregunta él

- Podías haber quitado las sábanas -voy hacia la cama y de un tirón empiezo a quitar la ropa de la cama- aún huele a ella

- Prim. Te estás equivocando. No he traído a nadie a nuestra cama

- Sería la primera vez -le digo dejando las sábanas en el suelo. Me doy la vuelta y lo encaro con los brazos en jarras

- Quedamos en que tendríamos una relación abierta, no sé a que viene este reclamo por tu parte. Además, que tú vienes de casa de Marcos...

- Porque tú has querido que me quedara allí a dormir

- ¿Te lo has tirado? -David se acerca a mi y yo me echo hacia atrás. Lo miro horrorizada

- No. No me he acostado con él -aunque no ha sido por falta de ganas, la verdad

- Sabes que puedes acostarte con quien quieras. Aunque te pediría que no lo hicieras con ninguno de mis compañeros. Luego no quiero tener que escuchar en el vestuario lo bien que folla mi novia... -lo estoy escuchando y me está dando un asco.

- Tranquilo que por mi parte, aún puedes pasar por debajo de la puerta

Me doy la vuelta dirigiéndome hacia el armario. David me abraza por detrás y me aparta el pelo del cuello. Sus manos suben hasta mis pechos y los masajea con suavidad.

- No te puedes imaginar lo dura que me la pones cuando te enfadas Prim -se acerca más a mi y si, está excitado porque me clava su erección en todo el culo. Sus dedos pellizcan mis pezones y yo cierro los ojos. Los cierro porque me estoy imaginando que son otras manos las que me tocan. Que un rubio de ojos azules las baja hasta colarse entre mis pantalones y por dentro de mis braguitas. Imagino que es él quien me toca, quien me quita la ropa y quien saborea mis labios.

Me siento mal por sucumbir a los brazos de David. Por ser tan débil cuando me toca. Me aferro a recuerdos de lo que eramos, de lo perdidamente enamorada que estaba de él para no darme asco a mi misma. Me siento culpable, muy culpable. Y pienso en otro mientras lo tengo entre mis piernas. Mientras se introduce en mi de una sola embestida . Mientras besa mi cuello haciendo que me estremezca. Sé que está mal, lo sé. Pero mientras me dejo llevar y me corro, sólo puedo pensar en él, en Marcos.

Y es él el que me salva de esta puta locura que es mi vida. Porque yo ya estoy perdida. Pero aunque lo esté voy a seguir las migitas de pan que me dejen hasta encontrar el camino.

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