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38. La decisión más dura

⚽ Una semana después 

Ayer Lidia se volvió a quedar a dormir conmigo. Ya es costumbre que lo haga cada vez más. Estoy deseando que llegue el día en que no tenga que irse y pueda pasar todas las noches conmigo sin ningún tipo de preocupación.

Estoy terminando de vestirme para irme a entrenar. Ella está dormida, pero se incorpora para mirarme con la carita todavía adormilada. Y a mi el corazón me va a estallar en el pecho, de lo que siento cada vez que me mira.

- ¿Ya te vas? - me pregunta restregándose los ojos. Me acerco a la cama y me siento para acariciarle la mejilla

- Ya me voy si - mi boca se acerca a la de ella y la beso saboreando sus labios arrancándole un buen gemido por su parte. Me separó de Lidia quitándole un mechón de pelo de la cara- ¿estarás aquí cuando vuelva?

- ¿En la cama? - me pregunta ella riéndose

- Donde tú quieras mientras te quedes aquí -mi tono es algo suplicante, la verdad, pero es que quiero tenerla aquí. Que no se vaya, y que cuando yo vuelva de entrenar, que me reciba con un beso. 

- Claro que me quedo aquí tonto -me contesta ella haciéndome muy feliz

- Pues luego nos vemos rubita

Vuelvo a besarla y me levanto a regañadientes para irme. Ella me lanza un beso y se tumba en la cama de nuevo. Cierro la puerta del dormitorio y salgo de mi casa con cara de tonto, seguro, porque no puedo parar de sonreír cuando estoy con ella. Que debería plantearme otras cosas, pues si, pero es que ahora mismo estoy tan a gusto con Lidia y me hace tan feliz que sólo el hecho de que podamos estar como estamos, me vale. 

Aunque sé que llegará un día que yo quiera más, y ese es el día que más temo.

⚽ Más tarde 

He pensado en comprar algo de comida y aprovechar que hace buen día para comer en la terraza. Voy a mandarle un mensaje a Lidia para decírselo y preguntarle que le apetece. Salgo del vestuario cuando una voz muy familiar para mi, me llama para que me detenga. 

- ¡Llorente! Espera -me  doy la vuelta para ver a David venir hacia mi con una sonrisa forzada

- Tengo prisa, ¿Qué quieres? -le pregunto caminando un par de pasos para poder largarme. Si este cabrón supiera que su novia está en mi cama. Lo que me encantaría poder restregárselo y que dejara de mirarme como esa chulería

- Hablar contigo

- No creo que tengamos nada de lo que hablar -le contesto con frialdad

- Yo creo que si. Te estás follando a mi novia, que menos que concederme diez minutos 

Siento un ligero escalofrío recorrer todo mi cuerpo. Ni siquiera muevo un músculo de mi cara para que él no note nada, pero, no pienso disimular más. Él me da una irónica sonrisa y asiento con mi cabeza. Me hace un gesto para que lo acompañe a una de las salas de descanso, y es lo que hago. Por el camino no dejo de pensar en como coño se ha enterado y si se lo habrá contado a Lidia. Bueno, si fuera así, ella ya me habría avisado, ¿no?

- Siéntate Marquitos -me dice él haciendo un gesto con su mano- vamos a dejar las cosas claras

David se sienta en una de las sillas y yo me siento enfrente. En sus manos lleva una carpeta que deja encima de la mesa poniendo sus codos en ella. 

- ¿Desde cuando te estás acostando con mi novia? -me pregunta él torciendo el gesto

- ¿Y a ti que coño te importa?

-  Que mal Llorente, que mal -David niega con su cabeza y chasquea su lengua- mira que quiero hacer esto por las buenas, pero, no estás colaborando, chaval

- Mira, dime lo que me tengas que decir y no me toques los cojones -le contesto en el mismo tono

- ¿Sabes? No tienes ni puta idea de donde te has metido. Lo que sea que tengáis tú y Lidia, se acaba aquí

- ¿Porqué lo dices tú? -le pregunto- la podrás chantajear a ella, pero, a mi no David. Eres un puto cabrón, pero, no te tengo miedo

David se echa hacia atrás en la silla. Cruza sus brazos después de soltar una carcajada y vuelve a tomar su posición.

- Pues nada, te lo he pedido por favor, tú lo has querido

David abre la carpeta con parsimonia y empieza a sacar un fajo de fotos. Las empieza a poner delante de mi, y aunque no quiera mirarlas las hago. Siento el corazón latirme con fuerza y como todo mi cuerpo tiembla. La garganta se me seca. No soy capaz de reaccionar ante lo que veo.  

Imágenes de Lidia en ropa interior con otro tío. Ella desnuda al igual que él. Los dos en la cama...ella... 

- Vaya, ahora no hablas, ¿no Llorente?

- ¿Qué coño es esto? -le pregunto sintiendo como el corazón se me está rompiendo en pedazos. 

- Esto fue el año pasado, por si te estás preguntando si también a ti te pone los cuernos... -me dice él aún con esa sonrisa en la cara

- ¿El de la foto?

- Si, Guardiola, el anterior seleccionador nacional antes de Luis Enrique...

- No lo entiendo...

- Bueno, no voy a ser yo quien te lo explique, porque eso queda en la intimidad de Lidia y en la mía, pero, si no la dejas, en un par de horas, esto llegará a los periódicos. Y no sé tú...pero con la estabilidad mental de Prim, no creo que pueda soportarlo

Miro a David sintiendo que quiero matarlo y estrangularlo lentamente. Es un cabrón. Y estoy seguro al cien por cien, que Lidia no estuvo con Guardiola por propia voluntad. Pero, no deja de doler. Aunque aún no estuviéramos juntos. Aunque aún no la conociera. 

- ¿Porqué? -le pregunto mientras él guarda las fotos

- Porqué ¿qué?

-  ¿Porqué lo haces? ni ella te quiere ni tú a ella. Deberías dejarla que rehaga su vida y que sea feliz

- ¿Y tú vas a ser quien lo haga? no me hagas reír Marcos. Mira, te diré una cosa, Lidia es una zorra. No tiene escrúpulos. Acostarse con Guardiola fue un medio para alcanzar un fin, y lo consiguió. 

- No has respondido a mi pregunta

- Es cierto que no la quiero. Pero, no me sale de los huevos de verla con otro que no sea yo. Ella es mía y siempre lo será. Que se te meta en esa cabecita tuya Llorente. Lidia, es capaz de hacer cualquier cosa por mi. Ya lo has visto con tus propios ojos

David se levanta de la silla dejándome a mi destrozado. Está describiéndome a una persona que yo no conozco en absoluto. Ella no es así. Lo sé. Porque la conozco mejor que nadie y sé que jamás me ha engañado. O...¿era todo mentira?

- Te doy 24 horas para que la dejes. El viernes es mi cumpleaños y lo voy a celebrar en una discoteca. Estaría guay que le hicieras una buena escenita y así me demostraras que lo has entendido bien, porque, lo has entendido, ¿verdad Llorente? y de esto, ni una palabra a  ella. Que se caliente la cabeza pensando porqué la has dejado

Trago saliva y asiento mientras él me mira y vuelve a reírse. Abre la puerta y abandona la habitación dejándome destrozado y con el corazón tan roto que no sé si jamás podré recuperarme de esto. 

Pienso en cada beso con ella, en cada caricia y en los miles de abrazos que nos hemos dado. Ella no me ha mentido. No los ha fingido. Lo sé yo y lo sabe mi corazón. Pero, no puedo dejar que él la destroce. Estoy confuso. Roto. Dolorido.

Preguntándome que la llevó a acostarse con el ex seleccionador nacional. Por qué lo hizo. Me llevo las manos a la cara y empiezo a llorar. Porque la he perdido sin tenerla siquiera. Porque había hecho miles de planes con Lidia sin tener en cuenta de que no era mía. De que siempre le va a pertenecer a él hasta el día que se muera. 

Tomo aire con fuerza y decido que si le tengo que decir adiós, que sea a mi manera. Que hoy sea ese último día en la que la tuve en mis brazos y fui feliz. Hoy le daré todos esos besos. Todos los abrazos que debería seguir dándole. Mi cuerpo la amará y mi mente se resignará a perderla. Pero no será hoy. Hoy será el día que la haré feliz. 

Aunque mañana tenga que decirle adiós. 

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