35. Demasiadas sorpresas
⚽ Principios de febrero ⚽
- Prométeme que por lo menos lo pensará señorita Ríos -reprimo un resoplido y me echo hacia atrás en el asiento de mi coche. Cierro mis ojos y siento como me tiemblan las manos
- Lo pensaré, lo haré. Pero, creo a lo mejor no es una buena idea, señor Martínez
- Hagamos una cosa, si tú me llamas Luis Enrique, yo te llamaré Lidia. Lo de señor Martínez me recuerda a mi padre
- De acuerdo -le contesto riéndome- pero no le prometo nada
- Sólo serán 24 horas, Lidia. A la gente le encantará ver a los jugadores haciendo otro tipo de cosas que no sea entrenar. Y podrás grabar todo lo que quieras, sin restricciones
Me muerdo los labios maldiciendo. La propuesta es de puta madre. Pasar 24 horas con la selección española en la próxima concentración. Grabando y emitiendo en directo para mi canal. Pero, todo lo que tenga que ver con la selección me da pánico. Así que no sé que hacer.
- Dame un par de días, y le digo algo míster -le contesto.
Me despido del seleccionador y salgo de mi coche aún temblando. Tengo que pensarlo muy bien. Y el problema, es que no puedo pedirle opinión a nadie, porque significaría contar ciertas cosas que no estoy preparada para hacer.
Subo los escalones y abro la puerta de la entrada de casa. Unos gritos en el comedor llaman mi atención. Cuando entro por la puerta veo a David llevarse las manos a la cabeza y dar paseos por la habitación. Pero lo que más me deja descolocada es su prima Isabel que está de pie llorando desconsolada.
- ¿Qué pasa? - les pregunto entrando por la puerta - ¿Por qué lloras Isabel?
- ¡No pasa nada! - me grita David mirándome furioso - ¡lárgate Prim! Esto no va contigo
Y la verdad es que tiene razón. Me importa una mierda lo que les pase a estos dos. Me doy la vuelta para irme cuando Isabel me mira con los ojos rojos de tanto llorar.
- Estoy embarazada y es de David -mierda. Esto si que no me lo esperaba. Me quedo mirándolos a los dos y él se acerca muy cabreado hacia ella
- ¡Te he dicho que te calles, joder! -Isabel se echa hacia atrás con miedo en sus ojos. Debería dejarlos y largarme. Si, debería hacerlo. Pero esto, yo ya lo he vivido antes y el miedo que veo en los ojos de esta chica me suenan de algo
- ¡Déjala David! -le grito para que no se acerque tanto a ella. Él gira su cabeza y esta vez su furia va dedicada a mi
- ¡Te he dicho que te largues Prim! Esto es cosa mía
- ¡Has dejado embarazada a tu prima! Y sólo tiene 18 años, ¿en qué coño estabas pensando, eh?
- Eso de que la he dejado yo embarazada, habría que verlo... -me dice mirando a su prima. Ella lo mira horrorizada bañada en lágrimas
- Era virgen cuando me acosté contigo...yo...no he estado con nadie...
- No pasa nada Isabel -le digo yo mirándola- existen las pruebas de ADN. Si como dice tu primo el niño no es suyo, a él no le importará hacérselas, ¿verdad David?
- ¡No te metas Prim! Te lo advierto -él se acerca a mi y me coge del brazo muy fuerte. Yo intento zafarme pero sus dedos me aprietan y no me deja hacerlo- quédate aquí Isabel, ahora vengo
David me saca del comedor tirándome con fuerza. Me lleva hasta la cocina y una vez allí me suelta. Agarro mi brazo frotándome la zona donde me ha tocado, la cual está empezando a ponerse roja.
- Tienes que ayudarme -me dice él mirándome ¿asustado?
- Ni lo sueñes. No sé que se te está pasando por esa cabeza tuya, pero conmigo no cuentes...joder David, que has dejado embarazada a tu prima. Esto ya es demasiado, incluso para ti
- ¡Cállate quieres! -David se lleva las manos a la cabeza resoplando- joder, joder
- Eso si que lo has hecho bien. Verás cuando se enteren tus padres y tus tíos lo contentos que se van a poner -le digo irónica
- No se van a enterar
- Pues no sé cómo vas a esconderlo. Que la barriga empezará a crecer... -miro a David y la expresión que tiene en la cara hace que jadee sorprendida- ¿no serás capaz?
- Es la única solución...por eso tienes que ayudarme. Tienes que convencerla de que aborte, es lo mejor...
- ¿Yo? ¡De eso nada! -le grito muy cabreada, pero mucho- ¡es tu problema, lo resuelves tú! ¡A mi no me metas!
- Si no me ayudas...
- ¿Sabes qué? Que ya me da igual lo que hagas, exactamente igual. No pienso ayudarte. Me niego. Estoy ya harta de que uses lo mismo cada vez que quieres que haga algo...el trato era que yo estaría a tu lado a cambio de tu silencio...y punto... así que si quieres hablar, adelante...hazlo...
Me doy la vuelta y salgo de la cocina echa una furia. Ni me molesto en mirar dentro del comedor. Sé que David no va a decir nada de lo mío. Lo sé porque eso significaría que me dejaría en libertad y ahora mismo yo soy su gallina de los huevos de oro. El otro día cuando lo acompañé a una de sus horribles comidas, le salió un contrato con una marca de bebidas. Por supuesto, yo la rechacé, argumentando que aquí era David el famoso, no yo. Así que en ese sentido estoy tranquila.
Lo que haga o deje de hacer con el asunto de su prima, me da igual. Sinceramente, me da pena que una niña de 18 años esté pasando por esto. Pero, luego recuerdos sus risas y sus tonteos con él el día de Nochebuena. Me voy a mi habitación y echo el pestillo. Desde aquella noche que entro de madrugada, le puse uno para no llevarme sorpresas. Me quito la ropa y me ducho. Es una larga ducha que me deja nueva. Me pongo una falda negra conjuntada con un jersey de color vino, mis medias y mis botas del mismo color que el jersey. Dejo que el pelo se me seque solo, así se me queda más rizado. Le quito el pestillo a la puerta y me encuentro de frente con David.
- ¿Dónde vas? -me pregunta mientras veo como su semblante ha cambiado y ahora está más relajado
- No te importa -le digo pasando a su lado y enfilando el pasillo para salir de casa
- Casi ni estás por casa
- Igual que tú -le digo dándome la vuelta para mirarlo. Él se queda callado y me mira- ¿Qué quieres?
- Isabel quiere tener el niño
- Pues vale, ¿enhorabuena? -le felicito muy irónica
- No te rías Prim. No tiene ni puta gracia
- Para mi, si la tiene y mucha. Verás cuando se entere tu otra amante...me encantaría ver la cara que pone la perfecta y maravillosa Karin cuando se lo digas...
- Esto no a va a enterarse nadie, ¿me oyes?
- Tampoco es que a nadie, le importe tu vida, y menos me importa a mi contarla... -sigo avanzando por el pasillo hasta coger mi abrigo y el bolso. David sigue detrás de mi mirándome
- Voy a mandar a Isabel a Cancún, hasta que nazca el bebé. Manuel me echará una mano y allí estará protegida -un escalofrío me recorre todo el cuerpo de pensar en esa niña tan lejos de su casa, embarazada y sola. Y siendo la protegida de Manuel
- ¿Y qué vas a decirles a sus padres? -le pregunto bastante horrorizada por lo que va a hacer
- Que Isabel se va a Cancún para encargarse de mis tiendas. Que necesito a alguien de confianza para que lo haga...
- ¿Una niña de 18 años? Yo flipo
- No soy una niña -dice ella saliendo del comedor mirándome orgullosa
- Si tú lo dices -le digo yo mirándola ya no con tanta pena
- Siento que estés enfadada porque tu novio te ha puesto los cuernos conmigo -me sigue diciendo Isabel. Esta es más tonta de lo que pensaba
- Mira Isabel. Me importa una mierda lo que pase entre vosotros -le digo mientras veo que ella abre sus ojos sorprendida- te puedes quedar con mi novio para ti solita
- ¿También te importa que tú no has sido capaz de darle un hijo y yo si? -miro a la enana esta que no tiene ni dos hostias. Se acaricia su vientre y me mira orgullosa. Con el día que es hoy, era lo que me faltaba
- Mira guapa, suerte con el embarazo porque la vas a necesitar. No tienes ni puta idea de donde te estás metiendo. No digas luego que no te advertí
Abro la puerta de la calle y salgo dejando a la "parejita". Voy hacia mi coche y me subo con rapidez para salir de allí lo antes posible. Por supuesto, voy a casa de Mónica. Por el camino voy pensando en lo de David. Es increíble lo suyo, pero increíble de verdad. No tiene escrúpulos. Le da igual acostarse con su prima y con todo lo que le venga por delante. Estas cosas lo que hacen es que cada día vea más cerca el final de mi relación con el parásito, como dice mi hermana.
¿Qué si algún día voy a utilizar lo de su prima? Puede que si, no soy mala, pero no soy tonta. De mi, ya no se aprovecha más, eso lo juro. Aparco el coche en la puerta de la casa de Mónica y Marco y salgo de el. Ando hacia la puerta de su casa y llamo al portero.
- Puticlub Lola, ¿dígame? -la voz de Mónica me arranca una sonrisa
- Tenía una cita a las dos
- ¿Hombre o mujer?
- Con los dos
- ¿Es usted la del trío?
- La misma -le contesto riéndome
- Entre por favor, la estábamos esperando. Ya han empezado, pero bueno
Suelto una carcajada y mi amiga me abre la puerta. Subo las escaleras de su casa y en cuanto la veo nos abrazamos riéndonos las dos.
- Está usted muy guapa señorita sexy -le digo mirándola de arriba a abajo
- Pues usted está para comérsela señorita Ríos -me contesta ella
- ¿Vaís a morrearos? -pregunta Marcos mientras se apoya en el marco de la puerta del comedor
- A ella no, pero a ti si
Me separo a mi amiga y me acerco a Marcos. Pongo mis manos en su cuello y lo atraigo hacia mi para besarlo con muchas ganas. Sus brazos están en mi cintura y mientras me besa me acerca a él. Su lengua se mueve dentro de mi boca de una manera muy provocativa. No puedo evitar soltar un buen gemido de lo que sus labios me hacen.
- Parecéis dos adolescentes salidos -nos dice Mónica mientras entra en la cocina riéndose
- Te he echado de menos -le digo mirándolo a los ojos. Es que no he podido evitar decírselo
- Y yo a ti -me contesta Marcos dándome un suave beso en los labios mientras mi corazón salta de absoluta felicidad.
Más tarde
- Es la primera vez que vamos tantos jugadores del Atlético a la selección -dice Marco mientras pela una naranja y se la come
- ¿Qué vayan dos ya es mucho? -le pregunta Marcos
- Pues sí. Últimamente sólo te llamaba a ti, pero mira, ahora ha convocado a Koke también...
- Para eso somos los líderes de la liga. Que os sacamos 14 puntos cuñado...
- Pues yo os tengo que contar una cosa -les digo mientras me como un plátano. Marcos me mira y me sonríe muy travieso viendo como la fruta desaparece en mi boca. Ahora que sé que él está convocado, ya no me parece tan mala idea lo del vídeo
- ¿Qué te pasa? -me pregunta Mónica. Les cuento todo lo de Luis Enrique y me dan todos la enhorabuena. Marcos ya no me mira tan sonriente y no entiendo porqué. A Marco le pasa igual. Ambos se miran y se callan
- ¡Que guay Lidia! -me dice Ari- seguro que te sale un video súper-chulo
- No sé, tengo muchas ideas, la verdad. Pero bueno, sobre la marcha. ¿Y a vosotros dos que os pasa? ¿Es que no os gusta que vaya? -les pregunto mirándolos
- No es eso Lidia -contesta Marco- claro que me gusta la idea. Mira que Luis Enrique es muy reservado. Así que date por privilegiada por conseguir lo que has conseguido...
- ¿Entonces? ¿Marcos? -le pregunto mirándola interrogativa
- A mi también me hace ilusión que estés con nosotros Lidia. Estoy seguro de que lo que vas a hacer va a ser increíble... -me dice él llevándose las manos a la cabeza nervioso
- ¿Pero?
- Será mejor que hablemos solos
Marcos se levanta de la silla y yo lo miro confundida. Lo sigo sin saber muy bien lo que le pasa. Salimos los dos del comedor y me lleva hasta uno de los dormitorios. Cerramos la puerta y nos sentamos ambos en la cama. Miro sus preciosos ojos azules muy nerviosa. Marcos nunca había estado antes tan serio.
- En la última concentración de la selección que estuvimos, apareció allí mi ex. Trabaja en la empresa de seguridad privada de la selección...
- Oh -le digo sin saber muy bien que decir- no me lo habías dicho
- Porque mi ex me importa una puta mierda Lidia. Me hizo mucho daño y no quiero saber nada de ella. Por eso cuando la vi, me quedé bastante sorprendido y cabreado
- ¿Y porqué no me lo habías contado? A ver, sé que yo tampoco tengo derecho a reclamarte nada, pero...no sé estas cosas puedes contármelas, se me da bien escuchar...
- No quería preocuparte -Marcos pone su mano en mi mejilla y me la acaricia con suavidad- estabas en Cancún, estabas lejos haciendo ya sabes qué, y lo que menos quería era que estuvieras descentrada...y después, pues que se me olvidó. Es que no le doy importancia a esa tía
- Pero ahora...
- Si, ahora ella va a estar allí. Y está obsesionada conmigo. Me dijo que aún me quería y que estaba dispuesta a intentarlo conmigo otra vez...
- Vaya -sólo puedo decirle eso. Mi corazón ahora mismo está sufriendo. Porque si, Marcos es increíble y puede que en algún momento alguien venga y le ofrezca más de lo que yo puedo darle. Y no lo culparía. Joder, que somos amantes, no podemos ser nada más, aunque me duela
- Lidia. Yo no siento nada por ella, absolutamente nada. A la única que yo quiero en mi vida, es a ti. Por ti voy a esperar, porque tú mereces tanto la pena que ahora mismo no podría vivir sin ti
Jadeo sorprendida por su confesión. Marcos se acerca a mi y sus dulces labios me besan con lentitud. Su sabor a la naranja que se ha comido de postre me envuelven por completo. Mi boca se mueve acompasada a la suya y dejo que su lengua ataque a la mía acariciándola con calma.
- ¡Si vais a follar en la cama decírmelo para cambiar luego las sábanas! -la voz de Mónica detrás de la puerta nos hace separarnos y reírnos. Marcos me abraza y yo me dejo envolver por sus brazos
- Anda vamos -me dice él poniéndose de pie. Su manos coge la mía y salimos juntos del cuarto. Mónica sale en ese momento de su habitación y nos mira riéndose- es increíble que tú te follas a Marco donde pillas, y nadie dice nada y si a mi me apetece hacerlo con mi chica...mira la que lías
- Es que estás en mi casa hermano -Mónica y él enfilan por el pasillo discutiendo- un respeto
- ¡No me jodas Mónica! Te recuerdo que os pillé en mi sótano encima de mi coche
- No lo recuerdo
- Pues yo si que me acuerdo bien
- Ay Marcos hijo, es que cuando te pica te tienen que rascar...
- Pues ve al dermatólogo guapa, que lo tuyo no es normal
Mientras los dos hermanos siguen chichándose, yo aun sigo procesando en mi cerebro lo que acaba de decir. Marcos ha dicho que soy su chica. Su chica.
Joder. ¿Me muero ya?
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