Estoy terminando de escribir las preguntas que quiero hacerle al cantante Blas Cantó. Dentro de un rato he quedado con él en su casa y vamos a grabar una sesión de gimnasia en su comedor. Creo que va a ser muy divertido. Blas me cae muy bien y además, canta que te mueres. El mejor "Tu cara me suena" que he visto nunca fue el que él ganó. La puerta de la calle se abre y escucho pasos que se acercan. David abre la puerta y yo sigo a lo mío haciendo como sino existiera. Se acerca a mi y alzo mis ojos cuando lo veo mirarme fijamente.

- ¿Qué? - le pregunto para que deje de mirarme así

- Necesito que me hagas un favor

- Y yo necesito que me dejes en paz - bajo mi cabeza y sigo repasando mis preguntas

- Prim, no te lo pediría sino fuera importante

- ¡Cuando te vas a enterar de una puta vez que me llamo Lidia! ¡Joder! - le grito porque estoy harta de que nunca me llame por mi nombre. Lo veo mirarme sorprendido por el grito

- Oye, tranquilita. Que yo te estoy hablando bien. A ver si te has pasado con las pastillas de la ansiedad otra vez

- ¡Vete a la mierda David! - voy a levantarme para irme de allí pero una de sus manos sujeta mi brazo. Le doy una gélida mirada para que me suelte y él lo hace al momento

- Necesito que vengas a casa de mi madre en Nochebuena

Miro a David sin poder creerme lo que me está diciendo. Esto ya es el colmo hasta para mi. Tiene una mente demasiado retorcida.

- No gracias - le respondo recogiendo mi cuaderno

- No es por mi. Es por mi abuela. Tú la conoces. Te cae bien

- Tú abuela Sonsoles es lo único que merece la pena de tu familia - le digo sonriéndole irónica

- Prim... Lidia. Está enferma y lo sabes. Y le encantaría vernos juntos. No lo hagas por mi, hazlo por ella

- Por ti no haría nada, y lo sabes. Y si vas a amenazarme con lo mismo de siempre, ya estoy harta de que utilizes ese comodín para todo

- No te voy a obligar. Pero, te lo estoy pidiendo por favor

Lo miro y estoy a punto de echarme a reír. Entonces, una bombillita se me enciende y me muero los labios.

- Está bien, iré - le digo sonriéndole con ironía

- Oh, gracias, gracias. No sabes... - hago un gesto con mi mano para que se calle. Él me mira confuso

- Iré en Nochebuena a casa de tus padres si consigues que Karin deje de ser mi representante

- ¿Y eso porque? -me pregunta él frunciendo el ceño

- Porque no me cae bien, porque no me gusta y porque no quiero que mis cosas las lleve la tía que te estás follando

David me mira con cara de circunstancias como si de un niño que han atrapado haciendo una travesura.

- ¿Y quien va a ser tu representante?

- Ese es mi problema, no el tuyo. Tú decides -él me mira pensativo

- Está bien. Hablaré con ella y le diré que prepare la rescisión del contrato

- David, te doy dos días o me arrepiento. Ya estoy harta de que juegues conmigo

- La llamaré ahora mismo. Y.. gracias...

- Que no se te olvide, lo hago por tu abuela, no por ti

⚽ Unos días después ⚽

Mónica mira el documento que tengo en la mano con los ojos muy abiertos y una amplia sonrisa. Yo la miro a ella también bastante satisfecha.

- Lo has conseguido Lidia

- Lo he conseguido. Por fin me he quitado a esa tía de encima, ¡que ganas tenía!

- ¿Y cómo se lo ha tomado ella?

- Pues creo que bien -le contesto alzando mis hombros- me parece que estaba deseando quitarme de en medio para quedarse ella solita con él

- Pues tooodo para ella. En fin, una menos amiga -Mónica choca su mano conmigo sonriéndome ampliamente

- Una menos

- Bueno. Tenemos que hablar Lidia, y lo sabes -miro a Mónica y asiento. Desde que he vuelto de Cancún no hemos hablado de "mi" tema. Me dijo que prefería que quedáramos tranquilamente porque aún tenía cosas que comprobar. Hoy voy a contarle todo, pero todo

- ¿Por donde quieres que empiece?

- ¿Qué pasa con David? ¿Te chantajea? -la miro suspirando largamente y con el corazón latiéndome deprisa. No puedo negar que hablar que hablar de él me produce asco extremo

- Si lo hace si -trago saliva y empiezo a contarle- es que no sé ni por donde empezar...

- Tranquila amiga, que no tenemos prisa -me dice Mönica cogiendo una de mis manos y mirándome fijamente a los ojos

- Cuando tuve el aborto tuve que firmar un consentimiento, ya sabes, en el que decía todos los peligros que conllevaba hacerlo y que lo hacía por mi propia voluntad. Evidentemente, David tiene copia de ese consentimiento. Antes del verano quise dejarlo, yo estaba muy mal, fatal, de hecho sigo con medicación y una vez al mes voy a una psicóloga. Me amenazó con contarlo todo, con sacar a la luz lo del aborto si lo dejaba. Y yo, que en ese momento estaba tan vulnerable...pues que me callé y me tuve que aguantar Mónica. Yo no estaba preparada para que nadie supiera que he abortado, bueno ni lo estoy...aún me siento muy, muy culpable...

- Es que el tú decidieras o no abortar eso es algo que no tiene porque importarle a nadie... y además, no tienes porqué contarlo, eso es muy personal. A mi me pasaría igual...

- Mira, no es el hecho de que la gente vaya a pensar mal o bien de mi, que a estas alturas, cada vez me da más igual. Es que es algo de lo que no me enorgullezco, que me hace sentir mal. Todavía pienso que fui una puta cobarde y que si le hubiera plantado cara a David... pues... -no puedo evitar ponerme a sollozar recordando ese día y los que vinieron detrás. Mi amiga me abraza intentando tranquilizarme, porque ella es la única que sabe por todo lo que he pasado

- ¿Pero hay algo más verdad? -asiento separándome de ella

- Si, si que lo hay. Pero esto no te lo puedo contar porque me da mucha vergüenza y es aún más fuerte que lo del aborto -le digo apretando mis labios y recordando el sueño que tuve en mi cumpleaños. Siento escalofríos en todo mi cuerpo solo de volverlo a recordar

- ¿Tan grave es?

- Si, si que lo es. Hice una cosa por David de la  que estoy muy arrepentida. Y el muy cabrón tiene pruebas de eso. No solo me destruiría a mi, sino también a otra persona.  Aunque sinceramente, esa persona es un hijo de puta que me daría igual lo que le pasara. Pero, no podría soportar miraros después de esto

Me quedo callada durante unos buenos segundos soportando las ganas que tengo de llorar. De lamentarme por lo que hice y no supe parar. El amor nos hace vulnerables y hacer cosas horribles. De las que no hay marcha atrás. 

- ¡Qué pedazo de cabrón! ¿Y qué vas a hacer?

- No tengo ni idea. Pero ni idea. Pero por ahora, tengo que aguantar hasta que se me ocurra algo. Mira, mientras me siga pidiendo favores, pienso devolvérselos así

- ¿Y esas pruebas que tiene contra tí? ¿No sabes donde las tiene?

- Créeme, ya las he intentado buscar, pero, el cabrón las guarda muy bien guardadas. Pero, no desisto, cada día se me ocurre un sitio nuevo donde buscar

- Bueno ¿y qué hará Ari? ¿Se va contigo en Nochebuena?

- No se lo he dicho. Pero que haga lo que quiera, yo no la voy a obligar, de verdad

- Pues que se venga conmigo y con Marco. Nos vamos a casa de su padre a Mallorca, y ya sabes que como ella es la niña de Marco... -nos reímos las dos. Porque es cierto. Marco parece el hermano mayor de Ariadna, y lo curioso es que ella le hace más caso a él que a mi- la Nochevieja te vienes a mi casa

- Mónica...

- Ni Mónica ni nada. Os venís las dos con mis padres. Cenamos allí, nos tomamos las uvas y luego ya veremos lo que hacemos. ¿De acuerdo?

- Vale, de acuerdo. Pero tu madre se va a dar cuenta de que Marcos y yo estamos juntos. Que tu madre es muy lista y no se le escapa una...

- Bueno, si ya le ha dicho a mi hermano que seguro que está con una chica. Que esa sonrisa que tiene es por una mujer...

- ¡Ves! ¡Te lo he dicho! Dios, me pilla seguro -me llevo las manos a la cara y me río. Porque la madre de Marcos es absolutamente increíble. Y si, se entiende que sus hijos salieran así cuando conoces a ambos padres

- Pues no lo mires

- No mires tú a Marco toda la noche a ver si aguantas bonita 

Seguimos hablando un rato más de todas nuestras cosas. Me cuenta que hace poco Marco le dijo que le encantaría que tuvieran un hijo y a ella no le ha parecido tan mala idea. Han decidido esperar un par de años. La puerta de la calle se abre en ese momento y entra mi hermana muy risueña por el comedor.

- ¿Qué hacéis perras? -nos pregunta dejándose caer en el sofá

- Hablando de ti -le contesta Mónica- ¿Qué tal las clases? ¿algún maromo buenorro?

Ari se muerde los labios y nos mira riéndose.

- Ni uno. Ya os he dicho que me he vuelto sorda, ciega y muda, como la canción de la  Shakira

- Igual que yo cuando veo a Marcos -les digo riéndome y pensando en él

- ¡Calla tú! Que cada vez que escuchas el nombre de Marcos los ojillos se te vuelven y te entra la risa floja -me contesta ella

- Es verdad. No lo puedo negar

- ¿Estas enamorada de mi hermano? -me pregunta Mónica haciendo que yo trague saliva

- Mónica, te diría que no lo sé, pero te mentiría. Es que no lo quiero decir en voz alta y estropearlo. ¡Que joder! Que somos amantes. Dios, ¿Por qué todo es tan complicado? -me llevo las manos a la cabeza

- Todo se arreglará Lidia -contesta Mónica- como dice mi madre a cada cerdo le llega su San Martín, y te prometo que será así

- Si tú lo dices amiga. Por cierto Ari, tengo que contarte una cosa

Le cuento a mi hermana mis planes para Nochebuena. Simplemente le digo que he llegado a un acuerdo con David para rescindir el contrato de representación a cambio de ir a casa de sus padres ese día. Evidentemente, no le cuento nada más, no quiero preocuparla. Ari me mira torciendo el gesto, sé que a ella tampoco le hace gracia lo que le cuento.

- Iré contigo en Nochebuena Lidia, no voy a dejarte sola

- No hace falta cariño, de verdad. Puedes irte con Mallorca si quieres

- Ya lo sé. Pero mira, yo quiero estar contigo en Nochebuena. Y la madre del parásito es tan arpía como él. Además, que su abuela me cae muy bien. Ya sabes que siempre se ha portado muy bien con nosotras. Le tengo mucho cariño a esa mujer. Además, que yo hablo bastante con ella. Si es que hasta cuando me fui a Munich me dio dinero para que me comprara lo que sea

- ¿Te dio dinero? -la miro sin poder creerme lo que me cuenta. Bueno, si, porque esa mujer es increíble

- Si. Pero me hizo prometer que no le diría nada al subnormal de su nieto, y palabras textuales

- Esa mujer si que sabe. Cuando tu propia abuela no te soporta... -dice Mónica riéndose