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28. Siempre volveré a tus brazos

⚽ Finales de noviembre 

Estoy cansado. Muy cansado. Sólo quiero meterme en la cama y dormir. Aunque luego pienso que Lidia está en mi cama y no puedo evitar sonreir. Estoy deseando verla. Los últimos días se me han hecho eternos. Anhelo estar con ella. Simplemente con abrazarla mientras duermo, para mi es suficiente. Tengo cada día más claro que lo que siento por ella va más allá del sexo. Lo sé. Lo sé porque mi corazón late ahora muy deprisa sólo de pensar que voy a verla. Subo los últimos escalones de mi casa. Dejo la chaqueta en la percha de la entrada y atravieso el pasillo que me lleva hacia los dormitorios. Abro la puerta del mio muy despacio para no despertarla. Entro dentro y la escucho moverse en la cama.

- ¿Marcos?

- Ya estoy aquí preciosa -Lidia se mueve y enciende la luz de la lamparilla. 

Me quedo mirándola como un tonto. Está medio dormida pero me mira con una gran sonrisa. Esa sonrisa que hace que me de un vuelco el corazón. Lleva puesta una de mis camisetas. Me parece muy sexy verla con mi ropa, me encanta. Me acerco a ella y se pone de rodillas en la cama. Llevo mis manos a su cintura y ella pone las suyas en mi cuello. Nos miramos fijamente a los ojos durante unos segundos. 

- Hola -le digo sonriendo

- Hola. Te he echado mucho de menos

- Y yo a ti 

Mis labios están sobre los de ella en cuestión de segundos. Nos besamos lentamente, disfrutando del momento de volver a estar juntos. Estos días sin ella me han hecho darle vueltas a la cabeza a un montón de cosas. Quiero estar con ella, ahora y en el futuro. Y voy a luchar porque sea así. Tengo el presentimiento de que Lidia no va a estar toda la vida con Vitolo, lo sé. Y voy a estar esperándola. Mis brazos siempre van a estar esperándola. Me separo de ella y acaricio su mejilla con suavidad.

- Tiene cara de cansado Marcos

- Lo estoy. Entre el partido, el viaje, el avión... y encima mañana entreno a las 10.00

- Pues venga, a dormir

Lidia me da un beso en los labios y vuelve a acostarse.
¿Sabes cuando te das cuenta de que sientes algo por una persona? Pues cuando la ves y lo primero que quieres es abrazarla y no acostarte con ella. ¿Que si me gustaría hacerlo? Pues claro que si, pero con tenerla en mis brazos es suficiente. Así que me quito toda la ropa quedándome con los boxers y la camiseta de manga corta. Me acuesto en mi lado de la cama y me acerco a ella para abrazarla por detrás. Lidia coge mi mano y entrelaza sus dedos con los mios.

- Descansa Marcos. Yo no me voy a ir a ningún lado

- No pienso dejar que te vayas

Y así, con la calidez de su cuerpo junto al mío, con sus manos que me acarician, me quedo profundamente dormido. 

⚽ Por la mañana 

Acabo de darme una ducha para espabilarme. He decidido desayunar con Lidia y así poder estar más rato juntos. Estoy cansado de tanto meneo. Y pensar que en menos de dos horas a entrenar otra vez. Pero bueno, me encanta hacerlo. Es mi trabajo, y me lo tomo muy en serio. Salgo del baño con la toalla anudada a la cintura y veo a Lidia sentada al borde la cama.

- Buenos días -me dice ella con una pedazo de sonrisa en su cara. Quiero que todas mis mañanas sean así. Quiero que duerma en mi cama todos los putos días

- Buenos días

Me acerco a ella y pongo mis manos en sus mejillas para atraerla a mi y darle un buen beso de buenos días. Mi lengua explora su boca acariciando la suya haciendo que Lidia suelte un pequeño jadeo. Nuestros labios se mueven acompasados buscando los del otro una y otra vez. Ella pone sus manos en mis caderas y siento como desanuda mi toalla, la cual cae al suelo dejándome completamente desnudo. 

Lidia se separa de mi y esta vez tiene una mirada traviesa en su cara. Una de sus manos baja hasta mi pene y lo agarra empezando a acariciarlo de arriba a abajo. Es sentir sus dedos, y me pongo duro, muy duro. Su toque es delicado, sus manos son suaves y sus caricias me tienen perdido. Bajo la cabeza para mirarla y ella me mira muy sonriente. Sin apartar sus ojos de mi, la veo acercar su boca a mi pene y como muy lentamente lo va besando y acariciando con su lengua.

No puedo evitar gemir de deseo, de lo que me está haciendo con esa maldita lengua que me va a hacer perder la razón en segundos. Lidia se introduce mi pene en su boca y me va engullendo poco a poco. Aprieto los labios sumamente excitado. Bajo mi cabeza para mirarla y la visión de sus labios en mi pene hace que este palpite y tenga que tragar saliva de como me tiene. Sus suaves manos acompañan cada movimiento. Se lo saca de la boca y su lengua me lame por completo. Yo estoy en un punto que ya no puedo más. O me derramo en su boca o dentro de ella. Y lo que más deseo es estar en su interior. 

- Lidia, espera -le digo cogiendo sus manos con suavidad y apartándola de mi pene. 

Ella me mira algo confundida. La agarro de las caderas y la pongo al borde de la cama ganándome un buen grito de sorpresa por su parte. Me pongo entre sus piernas y mientras la miro voy entrando lentamente dentro de ella. Lidia arquea su espalda cuando la lleno por completo. Mis manos acarician sus pechos y sus pezones están muy duros. 

- Desearía estar toda la mañana contigo en la cama -le digo sin dejar de moverme. De embestirla cada vez más rápido. Sus gemidos y su cara excitada me indica que le gusta lo que le hago

- Lo sé. A mi también me gustaría Marcos -sus manos están en mi espalda abrazándome con fuerza

- Lo siento si esta vez es rápido. Te prometo que la próxima vez te besaré durante horas hasta hacer que te corras unas cuantas veces

- No pares ahora Marcos, por favor

Bajo mi cabeza para besarla y ella abre su boca deseosa de mi lengua. No dejo de moverme y ella alza un poco sus caderas para enterrarme con más profundidad. Pasan pocos segundos cuando la siento tensarse y como me aprieta todo el pene. Va a correrse, se lo veo en la cara porque se muerde los labios y gime mi nombre mientras sus labios besan mi cuello. Me muevo más rápido y cuando siento que ella tiene su orgasmo, lo tengo yo también. Lidia me abraza y sus uñas se entierran en mi espalda haciendo que eche mi cabeza hacia atrás perdido ya en ella y en lo que me hace sentir. La miro cuando terminamos y esa sonrisa hace que cada minuto que estoy con ella valga la pena. 

- Me encantan tus buenos días -le digo besando sus labios

Mientras Lidia se daba una ducha, yo preparé el desayuno. Verla aparecer en la cocina con su pelo mojado hizo que dejara lo que estuviera haciendo para besarla profundamente. Es lo que ella me produce, el querer besarla, acariciarla y tocarla constantemente. Yo creo que es para cerciorarme de que ella es real, de que está conmigo. Nos sentamos a desayunar y me cuenta todo lo que ha pasado en Cancún. El encuentro con el socio de David, que aceptara la propuesta de compra de sus acciones, la inauguración de la tienda y como al firmar el contrato le regaló una pulsera. Esto último no me ha hecho gracia y ella me lo nota en la cara.

- ¿Qué te pasa Marcos? -me pregunta ella mientras resoplo algo fastidiado

- ¿La verdad?

- Pues claro. Para eso te lo he contado todo

- Pues que no me hace ni puta gracia que un tío te haga esa clase de regalos...no sé, es como si...

- ¿Cómo qué Marcos? -me dice ella mientras veo que me mira algo cabreada- ¿Qué estás insinuando?

- Lidia, no... -le digo cogiendo sus manos para tranquilizarla- no estoy insinuando nada. Es que...¡joder! que me he puesto celoso, eso es...

Me levanto de la silla y voy hacia la encimera poniendo ambos brazos en ella intentando calmarme. Miro por la ventana y suspiro fuertemente. La escucho levantarse y a los pocos segundos sus brazos están en mi cintura y su cabeza apoyada en mi espalda. Agarro sus manos y me dejo abrazar.

- Me da rabia que un tío te haya regalado diamantes y yo...y yo no te los regale

- Tonto -Lidia hace que me de la vuelta para poner de nuevo sus manos en mi cintura. Alza su cabeza y sus maravillosos ojos miel me miran fijamente- los libros que me regalaste, valen más que diez mil pulseras de diamantes, porque cuando los compraste, lo hiciste pensando en mi, porque querías compartir conmigo algo que realmente te gustaba...

- Ya me gustabas cuando los compré -una de mis manos le retira un mechón de pelo de la cara y ella sonríe más ampliamente

- Creo que tú me gustas desde el día que casi me estrello en la escalera -Lidia pone su cabeza en mi pecho y me abraza con fuerza. Si escucha mi corazón, se dará cuenta de que late muy deprisa y si, es por ella. Nos separamos y mi mano acaricia su frente con suavidad. 

- ¿Qué planes tienes para hoy?

- Pues voy a hacer un par de videos que tengo pensado, uno de ellos es una entrevista en directo con Lola Indigo, y a partir de las 19.00, nada de nada...

- ¿Quieres cenar conmigo esta noche? Pero en plan cita...

- ¿En plan cita? ¿Qué tienes pensado Llorente?

- Pues había pensado cocinarte algo que te guste, cenar en el porche a la luz de las velas, bebernos un par de botellas de vino y luego jugar al streep-poker...

- ¡Marcos! -Lidia me da un suave golpe en el brazo haciendo que ambos nos riamos- me encantará cenar contigo. Pero que sepas que pienso vestirme para una cena romántica

- Eso espero porque va a ser nuestra primera cita...

- Me gusta la idea -Lidia se acerca mi y me besa en los labios- ¿Así que esta noche tengo una cita?

- Esta noche tienes una cita

⚽ Más tarde 

Vestuarios del Atlético de Madrid

Me voy hacia las duchas pensando en la cena de esta noche. Tengo ya todo pensado, en lo que voy a cocinar y hasta en el postre. Quiero sorprender a Lidia y que sea una noche en la que no tengamos que pensar en nada, sólo en nosotros. Voy a entrar en la ducha cuando David se me queda mirando. Yo lo miro también retador. Tengo unas ganas de pegarle una buena hostia.

- Parece que esta mañana hemos tenido fiesta, eh, Llorente. No veas la gatita que tienes en casa, que te ha dejado clavadas las uñas -David me da una palmada en la espalda ganándose las risas de Joao Felix y Correa, los dos tontos que siempre le ríen las gracias- oye, que cuando te hartes de ella, me la pasas 

- Vete a la mierda David -le digo pasando a su lado sin hacerle más caso

- ¡Joder tío! No te enfades, que sólo era una broma -me dice él alzando sus brazos

- Ya, pero es que aquí estamos ya todos hartos de tus bromitas -le digo acercándome más a él. Cuando me ve tan cerca, echa un paso hacia atrás. No es por nada, pero yo soy más alto y estoy más fuerte que él. Y a la mínima, le pego, que es lo que deseo

- Tranquilo chaval, que eres el último y quieres ponerte el primero. Que no se te olvide con quien estás hablando -me dice mirándome con cara de mala leche. No tengo otro remedio que aguantarme porque todos nos están mirando y sé que a la mínima se puede liar

- David, me estás tocando los cojones -le dice Koke acercándose a él- otra vez...

- Tranquilito tú también...que aquí todos somos compañeros...

- Pues a ver si eres tú el primero en comportarte como un compañero, y venga, que se acabó el espectáculo por hoy, que esto no es el patio del colegio, es el puto vestuario del Atlético de Madrid

Koke da dos palmadas y todos vuelven a hacer lo que sea que estuvieran haciendo. Y yo me voy a ducharme pensando que a pesar de todo, a pesar de lo gilipollas que es y de lo imbécil que es David, yo soy quien está con Lidia. Yo soy el dueño de sus miradas y ella es la dueña de mis sonrisas y de todos mis besos.

Y que ella dormirá esta noche en mi cama. 

Porque ella es más mía que suya. 

*** Adoro a este Marcos. Bueno, es que cuando escribo algo de él no me sale de otra manera***

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