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27. La inauguración

⚽ Más tarde 

Lidia sonrió al ver la respuesta de Marcos a la foto que le había mandado enseñándole el vestido que llevaría esa noche en la inauguración. 

" Más bonita no se puede ser. Estoy deseando que vuelvas"

En cuanto había terminado el partido, Marcos la había llamado y ella le había gritado como una posesa por los dos golazos que había metido. Le había encantado la dedicatoria. Marcos le dijo que le había guardado la camiseta a ella porque le había dado suerte. Lidia se había emocionado muchísimo cuando él le dijo que era su talismán. En sólo 5 días volverían a abrazarse. 

La inauguración de la tienda tenía lugar esa misma noche, en el hotel donde se alojaban. En Cancún tenían un par de tiendas más, situadas estratégicamente en los hoteles más exclusivos de la zona. Funcionaban bastante bien, aunque Lidia sospechaba que eran también una tapadera para otro tipo de negocios. Por eso quería dejar de ser socia cuanto antes. Hoy vería a Manuel Expósito, el socio de David. Y si no pasaba nada, sería libre por fin de este negocio que tanto odiaba.

Las tres chicas salieron de la habitación para dirigirse hacia la parte comercial. Se habían arreglado bastante pues habría mucha prensa tanto mexicana como española. 

- ¿No tendremos que estar aquí mucho rato, no Lidia? -le preguntó Coral colocándose bien las trenzas de espiga

- Vosotras os podéis ir cuando queráis -le dijo Lidia sonriéndole

- Te daremos un poco de apoyo, y luego nos vamos al sitio ese de salsa donde estuvimos anoche -le dijo Coral chocando su mano con la de Ariadna.

Por suerte, las dos chicas se habían hecho muy amigas, y la pasada noche, Lidia no las escuchó llegar a la habitación. Se alegraba de verlas a las dos felices, pues cada una, vivía su propio drama del que estaban intentando salir. 

Anduvieron las tres muy sonrientes siguiendo el sonido de la música y de las voces. Atravesaron el jardín y caminaron por una pasarela situada encima de un lago artificial. Llegaron pronto al edificio de la parte comercial del hotel, y vieron que en el hall, ya había bastante gente. En cuanto Karin las vio llegar, prácticamente arrancó a Lidia de los brazos de su hermana para que estuviera en su lugar, al lado de David. La rubia era todo sonrisa falsa mientras su odiado novio o lo que fuera, la cogía de la cintura y posaban para la prensa como si fueran los enamorados número 1. 

Lidia lo miraba todo muy atentamente. En esta inauguración había muchos peces gordos tanto políticos como de otros ámbitos de Cancun. Y ella sospechaba que su presencia aquí estaba relacionada con los negocios ocultos de David y Manuel.

Unos minutos después, se formó un revuelo en la entrada cuando, precisamente, Manuel Expósito hizo su aparición. Lidia respiró algo nerviosa pero intentó calmarse para que David no lo notara. Su socio saludó a unos y a otros y a los pocos minutos llegó hasta ellos. Estrechó la mano del colchonero y se quedó mirando a Lidia esbozando una media sonrisa. 

- Manuel esta es mi pareja Lidia -le dijo David presentándolos. A ella le llamó la atención que por primera vez en mucho tiempo la llamaba por su verdadero nombre

- Es un placer conocerla -le dijo él besando su mejilla- me han hablado muy bien de usted

- El gusto es mío. Y lo mismo le digo, David y yo estamos encantados de nuestra asociación...

Un fotógrafo les pidió posar para la prensa, y Manuel colocó a Lidia en medio de ellos y la agarró por la cintura haciendo que ella se pusiera nerviosa. No olvidaba que este hombre era peligroso, pero tenía un magnetismo bastante grande. Terminaron de hacerse las fotos y conversaron animadamente. A Lidia le presentaron a algunas personalidades de la vida social de Cancún y fue educada con todo el mundo. No podía evitar sentir la mirada de Manuel quien la observaba al fondo de la tienda. A él aún le costaba asimilar que su socio tratara a su mujer de esa manera, cuando cualquiera daría lo que fuera por tomarla de la cintura, incluido él. Se notaba que la chica estaba sufriendo, porque sino, no entendía la decisión tan desesperada que estaba tomando. 

- ¿No me habías dicho que vuestro socio está tan bueno? -le dijo su hermana mientas le hablaba bajito bebiendo una copa de champan

- Acabo de conocerlo Ari... tampoco es que me haya fijado mucho, la verdad

- Claro, como no es rubio y no tiene los ojos azules... -Ari miró a su hermana riéndose. Chocaron sus copas y Coral llegó hasta ellas para brindar también. Ari apoyó una de sus manos en los hombros de su nueva amiga riéndose con sus comentarios

- Disculpe señorita Rios -le dijo uno de los dependientes de la tienda- la señorita Karin me ha pedido que vaya al almacén para comprobar un lote de camisas que se va a exhibir ahora

- Gracias -Lidia rodó sus ojos y apuró su copa de champan- ahora vuelvo chicos

Lidia camino hacia donde el muchacho le había dicho. Estaba deseando que la puta fiesta terminara y disfrutar de los dos días que les quedaban aquí. Salió por un pequeño pasillo que llevaba al almacén y unos gemidos hicieron que sus pasos fueran más lentos. Fue a abrir la puerta cuando lo que vió le produjo asco extremo. Karin estaba subida a uno de los muebles con su vestido hasta la cintura y la cabeza de David estaba perdida entre sus piernas. 

Lidia alzo una de sus cejas y la rubia oxigenada abrió los ojos. La miró sin un atisbo de vergüenza ni pudor en su cara, es más le sonrió con suficiencia. Lidia hizo una mueca de asco y salió de allí a toda velocidad. Estaba clarísimo que todo era un plan de Karin para que los pillara juntos. Lo que no sabía es lo que esperaba la otra que ella haría. Desde luego no iba a montar un espectáculo por algo que le importaba una mierda.  

Lidia entró de nuevo en la tienda. Iba a volver hacia donde estaban su hermana y Coral cuando una voz la detuvo de hacerlo.  

- Nos hemos estado evitando toda la noche -la sensual voz de Manuel le hizo pegar un respingo. Él se rió mirándola- lo siento, no era mi intención asustarte

- No pasa nada, es que no te esperaba

- ¿Hablamos?

- Claro

Manuel puso su mano en la espalda de Lidia y fue guiándola hasta salir de la tienda. Fuera estaba empezando a refrescar pero era una noche bonita. 

- Creo que has visto algo que no debieras en el almacén, ¿me equivoco?

- No, no te equivocas. Pero sinceramente, me da igual -Lidia lo miró nerviosa. Él la guió hasta entrar de nuevo en el hotel

- Explícame como puede darte igual que tu novio este tirándose a otra a tan pocos metros de ti

- Muy fácil, porque no siento nada por él. Bueno, si, siento asco, repulsión, no soporto que me toque y estoy deseando que me deje en paz -Manuel miró a Lidia cada vez más sorprendido. Esta mujer no mentía para nada, y eso era algo que valoraba. Entraron los dos en el ascensor y él pulsó la última planta. 

- ¿Porqué sigues con él Lidia? No lo entiendo. Eres una mujer muy atractiva y muy inteligente. Creo que si te lo propusieras, podrías conseguir todo lo que quisieras

- Menos mi libertad

Manuel la miró cada vez más intrigado. Salieron del ascensor y él la guió hasta una de las suites. La abrió con su tarjeta magnética y la hizo pasar. La habitación era enorme. Tremendamente lujosa. Lidia se acercó a la ventana y vio una panorámica nocturna de la Playa del Carmen. Cancún no la había impactado. Era lo que esperaba, pero nada más. 

- Supongo que David te chantajea de alguna manera -le dijo él acercándose a ella. Su proximidad la puso nerviosa- sé leer muy bien a las personas, y por desgracia, soy experto en ese tema

- Pues entonces, perdóname que no te conteste. Bastante humillante es para mí tener que decirlo en voz alta -Lidia lo miró con tristeza. Con este hombre no le salía mentir, pero tampoco estaba dispuesta a decirle toda la verdad

- Tienes un amante -le dijo él haciendo que ella jadeara de la sorpresa. Él se rió al ver su cara y confirmó lo que sospechaba

- ¿También eres experto en amantes? -le pregunto ella riéndose. Manuel fue hacia una mesa y cogió una carpeta para sentarse después en el sofá. Le pidió que se sentara a su lado.

- Puede. ¿Sabes porque creo que lo tienes? porque a veces sonríes cuando nadie te ve, miras el móvil y te muerdes los labios, y te quedas pensativa mirando el horizonte. Y también sé que si no lo tuvieras, ya te habrías vuelto loca

Lidia lo miró sonriendo. Este hombre era mucho más listo de lo que ella pensaba. 

- Tranquila Lidia, no voy a decirle nada a David, sobre todo porque tú, no me lo has contado. La pena es que no te haya conocido antes...porque entonces esa sonrisa que guardas para tu amante sería para mi... -Lidia se mordió los labios nerviosa y no pudo evitar jadear ante la tremenda confesión de Manuel- lo siento si te he he incomodado

- Bueno, yo...es que eres brutalmente sincero...

- Si, lo soy. Es una virtud y también un defecto para mis enemigos. Bueno, aquí tengo el contrato de cesión de tu parte de la empresa, léetelo el tiempo que necesites y si necesitas consultar algo, mi abogado está al otro lado del pasillo

Manuel le tendió a Lidia la carpeta y ella la cogió para abrirla. Eran unas pocas páginas. No le hacia falta ningún abogado. Muy pocas personas sabían que ella era licenciada en administración y dirección de empresas y sabía perfectamente leer un contrato. Lo leyó y releyó un par de veces más y le pidió un bolígrafo. 

- ¿No quieres discutir algún punto? Debe haber algo con lo que no estés de acuerdo Lidia

- Está todo correcto. Te cedo el 20% de mi parte de la empresa por la simbólica cantidad de 2915 pesos, que es el coste de dos camisas de la tienda... estoy de acuerdo

Lidia firmó en todas las páginas del contrato y después le pasó el bolígrafo a Manuel. Él hizo lo mismo y cuando terminó alzó sus ojos para mirarla profundamente. Esta mujer era terriblemente atractiva y le gustaba demasiado. Pero él, no iba a entrometerse en lo que fuera que tuviera con otra persona, porque se notaba que esa persona la hacía feliz. Le dió una copia del contrato y alcanzó una caja rectangular que había en la mesita auxiliar. Se la tendió a Lidia y ella lo miró confundida.

- Es sólo un detalle. Consíderalo un regalo de agradecimiento por tu generosidad

Lidia abrió la caja y jadeó sorprendida. Dentro había una pulsera con pequeños diamantes en forma de flor de lis. Era absolutamente preciosa. Cerró la caja y se la tendió.

- Lo siento, pero no puedo aceptarlo Manuel -su nombre en sus labios hizo que a él una descarga eléctrica le atravesara todo su cuerpo

- ¿No te gusta?

- Claro que me gusta. Pero es que esta pulsera vale más que mi parte de la empresa. No soy tonta Manuel -él apoyó sus brazos en el respaldo del sofá y se rió a carcajadas

- Ya sé que no eres tonta. Ni yo soy un aprovechado. Quiero que te quedes la pulsera Lidia. Pòntela o véndela. Lo que quieras. Pero es lo menos que mereces. Por favor, no me hagas sentir mal

Los enormes ojos oscuros de Manuel la miraron. Ella suspiro y cogió la cajita. Abrió su bolso y la metió dentro. Se levantó del sofá dispuesta a salir de la suite. Ahora lo único que quería era irse a su habitación y dormir. Él la acompaño hasta la puerta. Se dieron un apretón de manos y un leve beso en la mejilla.

- Muchas gracias por todo Manuel, de verdad. Me has hecho un gran favor. No lo voy a olvidar nunca

- Gracias a ti Lidia. Entiendo que quieras desprenderte de todo lo que te ate a David. Y Lidia, si ese chico te hace feliz, aférrate a él todo lo que puedas y no lo dejes escapar. Mereces que te hagan feliz cada minuto de tu vida

Manuel se acercó a ella y le dió un leve beso en la mejilla. Se miraron a los ojos y ella salió de la habitación con el corazón desbocado. No podía casi ni creérselo. Se montó en el ascensor y en cuanto se cerraron las puertas empezó a hacer gestos de alegría. Por fin se había quitado una cosa de en medio. Todo iría cayendo por su peso poco a poco. 

Salió del ascensor. Iba a volver a la fiesta para decirle a su hermana que se iba a la habitación. Estaba casi llegando, cuando se dio de bruces con Karin. La cual la miró con una sonrisa irónica.

- Oh, Prim, lo que has visto antes ... -le dijo ella haciendo el papelón de su vida

- Ahórratelo Karin. Me importa una puta mierda que te estés acostando con David . Que te aproveche...

- Pero... -la rubia de bote no podía creerse las palabras de la chica. Esperaba otra reacción por su parte. Gritos, celos, algo de drama...pero no esto- somos amantes desde hace meses

- Pues vale. Cásate con él si quieres, a mi me la pela

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