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24. Osadía

Mediados de Noviembre

Nunca me han llamado la atención los tatuajes. Me gustan pero yo no sería capaz de hacerme uno, por lo menos ahora mismo. Pero tengo que admitir que el de Lidia me fascina. Mis dedos repasan con lentitud las líneas negras del dibujo. Siento como su piel se eriza a medida que mis dedos tocan su piel.

- Te queda de puta madre Lidia -le digo sin poder evitar soltar un improperio

- ¿De verdad? -me pregunta ella girando su cabeza mientras se muerde los labios. La tengo desnuda en mi cama. Está boca arriba. Hace un par de días fue al estudio de tatuaje se tatuó el símbolo de Osadía. Dice que tiene mucho significado para ella y que también le recuerda a mi. Se lo ha hecho encima del hueso de la cadera izquierda porque dice que así puede verlo mejor

- De verdad -bajo mi cabeza para besar la tinta en su piel haciendo que Lidia suelte un pequeño jadeo- ay, lo que te voy a echar de menos pequeña

- Serán menos de dos semanas -Lidia enreda sus dedos en mi pelo acariciándomelo despacio

- Sí, pero mientras yo me voy con la selección, tú te vas al otro lado del mundo -miro a Lidia haciendo pucheros mientras mis dedos van acariciándola lentamente- lo que me deja más tranquilo es que no te vas sola con David

- Yo también estoy más tranquila sabiendo que Ariadna y Coral vienen conmigo...

- Es un detalle que te lleves a la hermana de Marco con vosotras -mis labios empiezan a subir por su estómago para dejar un rastro de besos húmedos hasta alcanzar sus pechos. La siento jadear con cada roce de mis labios

- Bueno, me lo he pedido Marco desesperado. Se ve que tiene unas amistades en la Universidad que no son muy recomendables y quería alejarla unos cuantos dyas -mis labios alcanzan su pezón y Lidia se retuerce jadeante

- ¿Y David que ha dicho? -le pregunto lamiendo su peñón. Me demoro unos segundos en uno haciendo que mis dientes lo atrapen 

- Mientras yo vaya, le da igual que venga mi hermana...dios Marcos, no me estás dejando ni pensar...

Mis labios atacan su otro pezón y me coloco entre sus piernas haciendo que mi pene vaya entrando poco a poco en su interior. Lidia alza sus caderas para recibirme y entro profundamente en ella. Mis labios buscan su boca ansioso de sus besos, de su lengua, de sus caricias en mi piel, de sus uñas en mi espalda...

La boca de Lidia me devora, y yo me dejo devorar, dejo que su lengua busque la mía acariciando cada centímetro de mis labios. Me muevo cada vez más deprisa buscando un ritmo que nos haga disfrutar a los dos. Desde que volvimos de celebrar su cumpleaños hemos procurado estar juntos todo lo que hemos podido. Siempre en mi casa, y con mucho cuidado. Estos momentos que compartimos juntos se convierten en lo mejor de mi día. Y sé que a ella le pasa igual. Se le nota en la cara. No lo puede esconder. 

Lidia me abraza y pone sus labios en mi cuello haciendo que sus dientes arañen mi piel. Siento como se va estrechando cada vez más ahí abajo y como me aprieta el pene haciendo que tenga que hacer verdaderos esfuerzos por controlarme y no correrme antes que ella.

Me encanta sentir como entro y salgo de Lidia, como la lleno por completo, como nuestros cuerpos se rozan. Mi nombre en sus labios es la señal que me indica que ella va a correrse, y esta vez, voy a hacerlo con ella. Siento como me viene, como el pene se me pone más duro y me derramo dentro de ella sin dejar de moverme mientras Lidia se corre conmigo también. Se siente de maravilla tener un orgasmo juntos. Nos miramos a los ojos sonriendo cuando lo hacemos y la lleno de besos por toda la cara. Lidia me abraza y puedo sentir como su corazón late deprisa. 

- Me haces feliz Marcos -me dice ella mirándome con esa maravillosa sonrisa que tanto me gusta

- Tu sonrisa es lo que a mi me hace feliz

Pasamos el resto de la tarde entre risas y caricias. La llevo a la cocina y la hago sentarse para que meriende. Desde que el médico le dijo que tiene que cuidarse, siempre procuro que cuando esté conmigo coma bien. Le hago el vaso de leche con nesquik que tanto le gusta y un bollo de mantequilla con mermelada light de fresa. Me siento al lado de ella sin dejar de mirarla.

- Hay otra razón por la que voy a Cancún -me dice Lidia bebiendo un sorbo de su vaso. 

- ¿Ah, si? ¿cuál?

- David tiene un socio que tiene el 33% de la empresa, nosotros dos tenemos el resto, bueno... yo tengo un 20% y David es el que tiene más...

- O sea, que él es el socio mayoritario

- Y es quien toma todas las decisiones, porque se supone que yo siempre le apoyo en todo

Lidia le da un mordisco a su tostada y se relame la mermelada. Llevo mis labios a los suyos para saborear el dulzor de su boca. El beso se vuelve más exigente a medida que pruebo sus labios.

-  Marcos. Si sigues distrayéndome así no voy a poder contarte nada -me dice ella regañándome. Le cojo una de sus manos y me la llevo a los labios para besarlos

- Perdona -le digo con una media sonrisa. Ella me mira sonriéndome- sigue, anda

- Vale. Pues su socio también va a estar allí...y quiero venderle mi parte de la empresa sin que se entere David ...

- ¿Estás segura de lo que vas a hacer? -le pregunto algo sorprendido de lo que acaba de contarme

- Muy segura. Estoy deseando quitarme lo de las camisas de en medio, y es lo mejor que se me ha ocurrido. Pero tranquilo, que lo he consultado con un abogado antes, no voy a hacerlo a tontas y a locas...

- No sabía que tenías un abogado Lidia -le digo terminando de comer mi tostada

- No es mío. Es de Jaki. Sabes, es una de las pocas personas en las que confío, y bueno, él me lo recomendó, aunque no le conté para que era. Esto sólo lo sabéis tú y tu hermana.

- Pues gracias por contármelo cariño. Aunque tienes que prometerme que tendrás cuidado Lidia. David no es tonto, y si se entera...

- Bueno, Karin viene también a Cancún. Estará muy ocupada con ella. De hecho Ari, Coral y yo vamos a dormir juntas. Pero no te preocupes, tendré mucho cuidado. Además, sé que su socio está deseando deshacerse de David ...

- Dios, pequeña. Voy a echarte tanto de menos -me llevo una de sus manos a mi mejilla y la dejo ahí un buen rato sintiendo el caliente tacto de su piel

- Yo me voy sólo unos cuantos días, tú te vas más... a mi si que se me van a hacer eternos...

Lidia se levanta de su asiento y yo echo mi silla hacia atrás. Se sienta encima de mi y pone sus brazos alrededor de mi cuello. Echo mi cabeza hacia atrás para poder mirarla mejor mientras mis manos se posan en su cintura.

- Marcos, estoy intentando hacer las cosas bien, te lo prometo. No quiero hacerte promesas, pero llegará un día, y no muy lejano que no tengamos que escondernos, que podamos besarnos sin importarnos quien nos mire y que podamos salir a la calle cogidos de la mano

- Ei -llevo una de mis manos a su mejilla y le retiro el pelo poniéndolo detrás de su oreja- no tengo prisa Lidia, te lo juro. Yo sólo quiero que tú estés bien y que estés a salvo. Es mi prioridad

Lidia se acerca a mi y me besa. Sus labios saben a mermelada de fresa. Me demoro en ellos, en besarlos y en disfrutarlos todo lo que pueda. Esta noche a las nueve tengo que estar en la Ciudad deportiva de la Selección para concentrarme, y ella se va a Cancún tres días después. No puedo evitarlo. La voy a echar mucho de menos y el saber que se va tan lejos, no ayuda para nada.

Termino de merendar con ella en mis rodillas dándole pequeños besos en el cuello de vez en cuando. 

El resto de la tarde hasta la hora en la que yo me vaya, la pasamos en el comedor tumbados en el sofá sin hacer nada. Simplemente estamos abrazados viendo cualquier cosa en la tele y hablando de nuestras cosas. Ella me cuenta las ideas que tiene para su último video y yo la escucho embobado, porque cuando una cosa le gusta es muy apasionada. Antes de subir a mi habitación para vestirme e irme, la tumbo en el sofá y volvemos a hacer el amor, pero esta vez más lento notándose que es una despedida. 

Estamos en el sótano. Ella está a punto de entrar en su coche para irse. Tiene sus manos puestas en mi cuello y yo en su cintura. Nos miramos y nos besamos siendo conscientes de que vamos a estar muchos días sin vernos.

- ¿Me vas a dedicar algún gol? -me pregunta mordiéndose el labio

- ¿Quieres que lo haga?

- Siiii. Me haría mucha ilusión, la verdad

- Pues si meto algún gol, te lo dedicaré preciosa -beso sus labios lentamente. Queriendo saborearlos despacio- prométeme que tendrás cuidado en Cancún

- Te lo prometo

- Y luego vuelve a mi -mi nariz roza la suya y no puedo dejar de mirarla

-Siempre volveré a ti Marcos

- ¿Es una promesa?

- Es una promesa

Lidia y yo volvemos a besarnos despidiéndonos ya. Le abro la puerta para que se suba en el coche con el corazón encogido. Me despido de ella viéndola salir de mi sótano. Se ha puesto triste, lo sé porque yo estoy igual. Dejo escapar un suspiro y me subo en mi coche en dirección a Las Rozas. 

Por el camino voy pensando en estas semanas con Lidia. Nos comportamos como algo más que amantes. Es como si fuéramos novios y tuviéramos una relación porque es lo que hacemos. Nos falta salir a la calle y gritarles a todos que estamos juntos. No quiero pensar en eso porque entonces me comería la cabeza y empezaría a darle vueltas, y no quiero. Estoy bien con ella ahora mismo como estoy, y si quiero algo más, que lo querré, sabré esperar. 

Llegó en 20 minutos a la Ciudad deportiva. Dejo mi coche aparcado y veo que algunos compañeros llegan a la vez que yo. Me bajo y saco mi maleta saludando a Pau torres y a Kepa cuando enfilo el camino de entrada al edificio. Hay muchos periodistas que nos hacen fotos e intentan hacernos preguntas. Les saludo y hago un par de declaraciones. Entro dentro del edificio y es verdad que ya hay muchos compañeros. Saludo a los del Barcelona, a los del Madrid y veo a mi cuñado. Marco me da un gran abrazo y me lleva a un aparte.

- Marcos, no flipes ¿vale? -me dice mi cuñado poniéndose algo serio

- ¿Qué pasa? -le pregunto algo preocupado

- Hay alguien aquí que conocemos que trabaja en la empresa de seguridad privada de la selección

- ¿Quién? -un escalofrío me recorre todo el cuerpo porque tengo una ligera sospecha de quien puede ser

- Hola Marcos -una voz que conozco muy bien me saluda. 

Aprieto mis labios viendo como Marco me mira también. Hacía mucho tiempo que no escuchaba esa voz, desde mi último año en el Alavés. Me doy la vuelta cogiendo aire. Y si, es ella. Marta, mi ex-novia, y ex-mejor amiga de mi hermana. La tía que me puso los cuernos con su profesor.

Lleva puesto su uniforme de trabajo. Ella es guardia de seguridad. Esta más delgada, se ha dejado el pelo más largo y luce una gran sonrisa cuando me mira. Y si, yo si estaba enamorado, y mucho. No deja de mirarme de arriba a abajo y siento escalofríos por todo el cuerpo. ¿Si aún siento algo por ella?

Estuvimos más de un año juntos. Me costó olvidarla cuando pasó todo, y mucho. Por mi cabeza pasan imágenes de lo mal que lo pasaba cuando la imaginaba con el otro. De las noches sin dormir preguntándome porqué me había engañado . Y ahora que la tengo delante... Lidia me viene a la cabeza y sonrío. Tampoco es que con ella tenga una "relación" perfecta. Pero Lidia es sincera, no me engaña, sé lo que hay, no me hace promesas que no sabe que no puede cumplir. Y si, Lidia me está haciendo sentir lo que nunca me ha hecho sentir nadie.

- Hola Marta, no sabía que estabas aquí -le digo acercándome a ella. Mi ex me coge del brazo para depositar dos besos en mi mejilla

- Llevo poco tiempo -me dice muy risueña- ¿y tú que tal estás? He querido llamarte un montón de veces, pero...

- No pasa nada Marta

- No te pude felicitar por tu fichaje por el Atlético, ¿estarás contento de estar en Madrid otra vez?

- Pues si que estoy contento, la verdad. ¿Y tú? ¿Qué haces aquí?

- Yo...lo de Patxi y yo no salió bien, la verdad... -Marta se muerde los labios mientras me lo dice y yo me llevo las manos al pelo nervioso. El nombre del profesor me revuelve el estómago. No tuvo bastante con engañarme, es que encima empezaron a salir juntos. Pienso en todas aquellas tardes que pasábamos juntos, en la de miles de planes que teníamos y no puedo evitar que se me revuelva todo el cuerpo. Tenerla tan cerca no es buena idea

- Lo siento -es lo único que se me ocurre decirle. Yo no lo deseo el mal a nadie y menos a ella que fue mi pareja tantos meses

- ¿Y tú? ¿Estás con alguien?

Esa es la gran pregunta. ¿Estoy con alguien? ¿Realmente estoy con Lidia? Mi móvil suena en ese momento con el aviso de un mensaje. Me disculpo y lo desbloqueo. Es un whatsapp de Lidia. Se ha hecho una foto en su dormitorio. Me mira muy sonriente. Leo el mensaje: "echo de menos tus brazos que tan segura me hacen sentir, tu sonrisa cuando me miras, tus besos en mi piel, nuestras largas conversaciones mirándonos a los ojos y sobre todo te echo de menos a ti y sólo a ti"

No puedo evitar sonreír como un bobo. Vuelvo a leer el mensaje y bloqueo mi móvil. Marta me mira expectante, como esperando una respuesta que a ella le venga bien.

- Si, estoy con alguien

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