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16. Llévame

Ari le dió un beso a su hermana y se metió en uno de los baños. Lidia suspiró con fuerza y salió de allí para volver con los demás. Y si, tenía que darle la razón a su hermana. Si ella y Marcos acababan acostándose, que no fuera en un baño. Marcos estaba sentado en un taburete hablando con Marco mientras Mónica estaba bailando. Lidia se sirvió una copa corta de Ron y se puso en una esquina del reservado a bailar también.

 Marcos no apartaba sus ojos de ella. La deseaba, muchísimo. Lo tenía muy claro. Quería tenerla en su cama, no esta noche, muchas más noches. Se levantó del taburete y fue hacia donde estaba la rubia. Bailaba una canción de una manera muy sensual. Moviendo sus caderas y sus brazos al ritmo de la música.

Marcos se puso detrás de ella. Sus manos la tomaron por la cintura. Lidia se dejo agarrar por él, poniendo una de sus manos en su cuello y la otra agarrando la de su cintura. Se movían juntos al compás. Las caderas de la rubia se acercaban más a las de Marcos.

- Me vuelves loco Lidia -le dijo Marcos hablándole en el oído- no puedo dejar de pensar en ti, no me dejas dormir. Te deseo muchísimo. Quiero tenerte en mi cama esta noche y todas las noches. Porque prefiero que seas mia a escondidas a que no lo seas nunca

El corazón de Lidia se le iba a salir del pecho. Lo que Marcos acababa de decirle era lo que ella soñaba que pasara entre ellos. Se dio la vuelta sin dejar de bailar y se miraron a los ojos intensamente.

- Llévame a tu cama Marcos

El rubio abrió su boca algo sorprendido. Lo llevaba deseando durante tanto tiempo que casi ni se creía lo que ella le decía. Sus labios se acercaron a su oído susurrandole muy bajito.

- ¿Estás segura?

- Nunca lo he estado más en mi vida, Marcos

Ella le respondió con una segura y sincera sonrisa. Atrapó sus labios en un beso. Uno bien largo en el que puso toda sus ganas, bueno, ambos las pusieron. Era una batalla de lenguas, mordidas y roces salvajes de besos.

- No me conformaré con solo de una vez. Te quiero toda la noche en mi cama Lidia

- No pienso irme de tu casa hasta que me hagas el desayuno

Lidia le guiño un ojo y dejó que él tomara su boca. Duraron unos pocos segundos besándose. Lo que deseaban era, ya de una vez, calmar esta sed y ansias que tenían el uno por el otro. Recogieron sus cosas y Lidia esperó a que su hermana saliera del baño.

- Ari. Me voy con Marcos -le dijo Lidia a su hermana abrazandola

- ¡Por fin hija! -le contestó la pequeña rubia

- ¿No te importa quédarte con Marcos y Mónica?

- ¡Para nada! Tú disfruta que es de lo que se trata cariño. Y un par de veces
... Mínimo

Ari le guiñó a su hermana y le dio un pequeño abrazo. Se despidió de Marcos con un asentimiento de cabeza y los vio alejarse a los dos con un brillo nuevo en su mirada.

- Por fin van a consumar -Mónica pasó uno de sus brazos alrededor de los hombros de Ari viendo como si hermano y Lidia salían del reservado agarrados de la mano.

- Mucho han tardado

- Yo también lo pienso, pero bueno. Sólo espero que todo esto salga bien y que ninguno se haga daño

- Yo también lo espero Mónica, pero como experta en ser la otra, te diré que nunca sale bien

Mónica abrazó a Ari envolviéndola con sus brazos. Tan joven y con tanto vivido a a sus espaldas. La pequeña rubia tenía que estar haciendo las cosas que hacen las chicas de su edad, no siendo la protagonista de un culebrón turco.

- Anda vamos a bailar o Marco se me duerme

- Yo voy a la barra a pedirme algo, bailad vosotros

Ariadna se separó de los brazos de su amiga y le dio una breve sonrisa tranquilizadora. Sus pasos le llevaron hacia la barra donde le pidió a un camarero un chupito de vodka el cual pensaba beberse sorbito a sorbito. Su mirada melancólica atrajo al chico que servía las bebidas, y como no había mucha gente que atender, se acercó a hablar con la rubia.

- ¿Te sirvo otro? -le preguntó prendado de sus ojos azules

- nein danke, damit habe ich

El chico la miró muy extrañado y Ariadna emitió una pequeña carcajada.

- Lo siento, quería decirte que con ese tenía -le dijo ella disculpándose

- ¿En qué hablabas?

- En alemán -le dijo ella bebiendo otro poquito de su vaso

- ¿Eres de allí? -le preguntó él con bastante curiosidad

- Vivía allí hasta hace unos días

- Oh, vaya, ¿y en qué parte?

- En Munich -le dijo ella revolviéndose nerviosa. No le molestaba que él le preguntara, lo que le molestaba, era hablar de ello y recordar

- No conozco Munich.

- Es una ciudad muy bonita. Demasiado cosmopolita para mi gusto. Pero ahí de todo. Yo vivía en el barrio de Altobgenhausen, que es una de las zonas más pijas de Munich. El novio de mi hermana se empeñó en que viviera allí, aunque si te soy sincera, todo eso me daba igual, yo lo que quería era vivir cerca de la Universidad

- ¿Qué estudias?

- Fisioterapia. Me queda este año solo. Antes de venirme me matriculé en la Universidad, y si no pasa nada, el lunes empiezo. Voy algo retrasada con respecto al resto de mis compañeros, pero espero ponerme al día. Y bueno, también tengo que buscarme un sitio donde hacer las prácticas, porque se reparten a principio de curso y yo llego 1 semana tarde...

- ¿Dónde quieres hacerlas?

- La verdad es que me da igual. En Munich las hice en el Bayern...

- ¿En serio? ¿En el Bayern de Munich? -el camarero la miró muy sorprendido y apoyó sus codos en la encimera fascinado por lo que la rubia le estaba contando

- Si. Pero vaya, que no fue nada del otro mundo -le dijo ella quitándole importancia 

- Dime palabras en alemán -le dijo el moreno riéndose

- ¿Palabrotas?

- Lo que quieras. Lo que suene más feo -contestó él con una gran sonrisa.

Ariadna le dijo unas cuantas palabras ayudándole a pronunciarlas, y riéndose cuando no lo conseguía. Por un momento, olvidó todos sus dramas y se centró en disfrutar de la compañía del camarero, el cual, la invitó a otra copa.

- ¿Y ahora me vas a decir por qué tienes esa cara tan triste ojazos?

- ¿Tan evidente soy?

- Soy camarero, nosotros lo sabemos todo

Ariadna resoplo durante unos segundos y se bebió de golpe el chupito. Miró al camarero y le sonrió.

- Me vine de Munich porque...tenía una relación y bueno...dios

- Tranquila vale. No tienes que contármelo, no pasa nada, de verdad...

- Él estaba casado y me prometió miles de veces que dejaría a su mujer...pero cuando la dejó embarazada me di cuenta de que no iba a dejarla nunca, así que...lo abandoné y me vine aquí para quitarme de en medio

- Vaya ojazos. Eres toda una latin lover -le dijo el moreno soltando una pequeña carcajada

- ¡No te rías! -le dijo Ariadna pegándole en el hombro- ¿qué piensas?

- Nada, de verdad. No te juzgo, en serio. Supongo que estabas enamorada, ¿verdad?

- Si que lo estaba. Aunque ahora mismo estoy más decepcionada que otra cosa. Y sigo enamorada, pero cada día menos, mucho menos

- Normal. Uno no puede desenamorarse de la noche a la mañana...

- Pues debería ser así. Estoy harta de sufrir

- Bueno. Tengo que decirte, como experto en conocer corazones rotos, que cada día duele menos

- ¿Y cuando deja de doler?

- Cuando tu corazón lata de nuevo por otra persona

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