14. Nuevos términos del contrato
*** Este capítulo me ha costado un montón escribirlo. Quería que se viera el maltrato al que Lidia está sometida y porque hace las cosas que hace. Para mí ha sido un capitulo duro de escribir y quería hacerlo más fuerte todavía, pero no quiero herir la sensibilidad de nadie. No quiero que nadie se sienta ofendido. He intentado tratar este tema con la mayor delicadeza posible. Recordad que el maltrato psicológico es violencia de género y que no le damos importancia a ciertas palabras cuando en realidad son las que más nos hieren. Espero haberlo hecho bien ***
David y yo acabamos de llegar a casa. En el taxi ni nos hemos hablado y el muy cabrón trae una cara de suficiencia que no puede con ella. Lo miro y me da un asco que me muero. Y rabia, mucha rabia. Lo odio por tener tanto poder sobre mi. Y por lo débil que soy. No soy capaz de enfrentarme a él por miedo a lo que pueda hacerme. Pero juro que poco a poco eso se va a acabar.
Me quito los zapatos y voy hacia el dormitorio. Él me sigue. Sé que quiere hablar, lo sé. Quiere presumir de su conquista. Pero yo, ya estoy harta.
- ¿Te lo has pasado bien con el mudo? -me pregunta riéndose- porque me da a mi que esos no follan mucho y por eso han venido. No veas como la chupa su mujer...
- No me interesa lo que hayas hecho o dejado de hacer con esa tía, ¿vale? y tampoco te voy a contar lo que he hecho yo. No te interesa
- ¿Y si resulta que si quiero que me des detalles? Simplemente para saber que te gusta ahora, porque como últimamente no dejas que te toque -David se acerca a mi como una presa a un trozo de carne. Rechazo sus manos y él me mira divertido intentándolo se nuevo
- Ni voy a dejar que me toques más -le digo cruzando mis brazos
- ¿De qué hablas? -me pregunta él riéndose
- De que se acabó. No pienso acostarme contigo ni compartir la cama nunca más... -estoy intentando controlar los nervios de todo lo que tengo que decirle. He decidido empezar a cambiar las cosas poco a poco, y ahora que Ariadna se viene a Madrid, va a ser más fácil
- ¡No sabes ni lo que dices! - se acerca más hasta mi hasta que siento su aliento a alcohol en mi cara y me acorrala contra la pared. Tiemblo de tenerlo tan cerca, de ver lo rabioso que está. Pone sus manos a ambos lados de mi cabeza y yo casi ni puedo sostenerle la mirada. Estoy sintiendo como mis piernas tiemblan. Nunca en la vida me había sentido así
- Si, si que lo sé. No hace falta que te diga en voz alta porque estamos ahora juntos. Sabes que te hubiera abandonado hace mucho tiempo...
- Y si lo haces, ya sabes lo que te va a pasar... -me dice apretando sus labios. Trago saliva porque este David que tengo delante no lo conozco. Me mira con furia, con mucho resentimiento
- Lo sé. Tengo que estar a tu lado, o destruirás mi vida, ¿no es eso?
- Exacto. Ya lo sabes. Eres mía Prim y yo hago contigo lo que me da la gana -siento como sus dedos recorren uno de mis brazos haciendo que tiemble. Trago saliva nerviosa porque quiero que se quite de delante de mi
- Te equivocas. Tendrás poder sobre algunas cosas, pero aún me queda algo de dignidad para otras. Y no quiero acostarme más contigo. Sé acabó
- ¡Se acabará cuando yo lo diga! -David da un puñetazo en la pared de al lado que me hace sobresaltarme y pegar un respingo. Vale, sí, me está dando miedo- ¿Y si yo no quiero? Te recuerdo que aquí quien manda soy yo. No lo olvides Prim. Estas en mis manos y no estás en situación de decirme lo que tengo o no tengo que hacer
- Es que la que no quiere, soy yo. ¿Es que no te estas dando cuenta de que no quiero estar contigo? No puedes obligarme a tener sexo contigo
- Yo no tengo que obligarte a nada, tú eres la que me buscas desesperada como las gatitas buscan un plato de leche -acerca una de sus manos a mi mejilla y me la aprieta haciéndome daño
- No puedes obligarme y lo sabes
- Ya veremos la próxima vez -me dice soltando mi mejilla para volver a mirarme riéndose irónico
- No habrá una próxima vez. No pienso dejar que lo hagas. Y si lo intentas, gritaré y lucharé todo lo que pueda para que no te acerques a mi. Si yo digo no, es que no. Y si aún así, tú quieres, eso tiene un nombre, y no creo que vayas a caer tan bajo como para hacerlo, ¿no? Aunque bueno, yo ya no te conozco y no sé de lo que serías capaz
- Eres una hija de puta. Recuerda que te encontré en la calle. Sólo eras una gordita feliz que no tenía ni puta idea de nada. Una niñata que me perseguía y hasta que no te abriste de piernas no me conseguiste. Todo lo que eres es gracias a mi, no lo olvides -David me agarra de los brazos mientras me habla clavándome las uñas en la piel
- Me estás haciendo daño. Suéltame por favor -le digo en un susurro
David me mira y las primera lágrimas empiezan a asomar por mi mejilla. Se separa de mi y empieza a dar vueltas por la habitación furioso. No sé de donde coño he sacado tanto valor para hablarle así. Porque estoy muerta de miedo. Bueno si, y porque hoy unos maravillosos ojos azules me han hecho sentir otra vez que soy especial. Y quiero que me sigan mirando así.
- Vale. Lo que tú quieras Prim. De todas maneras ya no se me levanta cuando estoy contigo. Últimamente tenía que pensar en otras para empalmarme, así que mira, mejor. También es que claro, ahora estás más gorda y no es que me pongas mucho, la verdad. Estás dejando de cuidarte y esa atracción que siento por ti, pues que como que la estoy perdiendo. Deberías ponerte a dieta, lo digo también por los videos, que ya sabes que la tele engorda -sus palabras me hieren.
Miro a esa persona que tanto significó para mi, a quien quise con toda mi alma, y me cuesta reconocerlo. Me cuesta creer en lo que se ha convertido y sobre todo porque me hace lo me hace
- Vale -le digo tragándome las lágrimas y moviéndome de la pared
- Ay, Prim. De verdad. Yo no sé qué tienes metido en la cabeza. Te acuestas con un tío y ya te crees que eres irresistible. Mirate anda. Sólo eres un buen par de tetas y un culo gordo. Un culo muy follable, eso sí. Pero te vayas a creer que los tíos harán cola para acostarse contigo que no es así...
- Yo no soy como tu. No estoy desesperada por follarme todo lo que pillo
- Eres una zorra. Nunca encontrarás a nadie que te de lo que yo te doy. Nunca - David se acerca más a mi y coge mi barbilla con sus dedos obligándome a mirarlo haciéndome algo de daño- es cuestión de tiempo que vuelvas a mi rogándote que te folle, porque a ti lo que te gusta es que te de bien duro. Y no encontrarás a nadie que te entienda como te entiendo yo
- ¡Déjame por favor! - sus dedos hacen presión en mi mejilla y me suelta dándome un empujón que me tira a la cama con fuerza
- Sin mi, estarás perdida. No sabes estar sola, no sabes hacer nada. Eres una maldita inútil que sólo saber mover el culo en sus videos. Te arrepentirás de esto
Trago saliva mientras lo veo salir del dormitorio. Se da la vuelta y me mira asqueado.
- Por cierto, como esta casa es mía, este dormitorio también lo es. Yo no me pienso ir de aquí. Así que duerme donde te salga del coño que a mi me la pela. Eso sí, cuando tengamos que ir juntos a algún sitio, te quiero tranquilita, sumisa, y sonriendo ¿lo has entendido?
Me levanto de la cama aguantándome las lágrimas porque no quiero que me vea llorar. Cojo mi pijama y mis cosas de aseo y salgo del dormitorio pasando a su lado sin mirarle. Cuando llego a su altura, me agarra del brazo haciéndome daño de nuevo.
- Y otra cosa. Te lo dije una vez y te lo vuelvo a repetir. No te quiero cerca de ninguno de mis compañeros y eso incluye a Llorente - me trago un jadeo de sorpresa, pero no pienso dejar que me acobarde y se salga con la suya
- Marcos es mi amigo y el hermano de Mónica. No puedes prohibirme que lo vea
- Si me entero que te estás acostando con él...
- ¿Qué? ¿Qué vas a hacerme más, eh? ¿Es que no tienes suficiente con lo que me estas haciendo? - le grito intentando soltarme de su brazo, pero su agarre es cada vez más fuerte y yo ya no puedo evitar ponerme a llorar desconsolada- me tienes en tus manos David. Eres mi puto dueño. ¿Porqué me haces esto? ¿Porque? Creí que me querías...
- Precisamente porque te quiero no estoy dispuesto a que te alejes de mi
- Ni contigo ni sin ti, ¿es eso, no?
- No Prim, no. O conmigo o contra mi
David se acerca a mi y me da un beso en los labios. Beso al cual yo me resisto y acabo mordiendolo haciendo que sangre. Él me suelta riéndose y se lleva la mano a la boca quitándose la sangre.
- Siempre has sido una fiera Prim
Me separo de él y ando por el pasillo para entrar dentro del dormitorio de invitados. Echo el cerrojo y me dejo caer en la cama llorando desconsolada. Sabía lo que pasaría si me enfrentaba a él. Lo sabía. Pero aunque ya no sienta nada por él, sus palabras si me hieren. No entiendo como las personas cambian tanto. Como te prometen que eres el amor de su vida y luego te hacen sufrir de esta manera. No sé si todo esto lo hace por el puto dinero que hay a nuestro alrededor o que no quiere que yo sea feliz. O una mezcla de todo.
Me pongo el pijama y dejo la ropa encima de un sillón. Me tomo mi pastilla de la ansiedad, como todas las noches y me meto en la cama. Voy a apagar la luz de la lamparilla, cuando veo que he recibido un mensaje. Desbloqueo el móvil y lo miro. Y aprieto los labios aguantándome las lágrimas. Es de Marcos.
- Buenas noches princesa. Que tus sueños te lleven donde tu corazón quiera estar
⚽ Viernes ⚽
Hoy viene Ariadna, mi pequeña hermana. No la veo desde este verano. Y ya estamos a primeros de Octubre. Necesito a mi hermana, la necesito. Y sé que ella a mi también. Mónica y yo vamos a ir al aeropuerto a buscarla. Estamos en su casa terminando de arreglar su habitación. Mi amiga está muy ilusionada con que mi hermana se quede a vivir con ellos.
- Muchas gracias Moni. Sé que a Ari le va a encantar la idea de quedarse con vosotros -le digo mientras le ponemos el edredón a la cama
- No te preocupes, ella estará muy bien aquí con nosotros cariño. Y ¿tú cómo estás? -Mónica se acerca a mi y me coge de las manos. Yo no puedo evitar suspirar con fuerza tragándome las lágrimas. Últimamente estoy muy llorona
- Mejor. Desde que hablé con David estoy más tranquila. Apenas nos hablamos en casa. Yo duermo en la habitación de invitados y él en el dormitorio. El martes le acompañe a un evento con una peña y ayer a la sesión de fotos para la firma deportiva. Me hicieron un par de fotos con él, y ya está
- ¡Que valor has tenido amiga!
- Ya te dije que estoy empezando a solucionarlo todo poco a poco
- Espero que lo hagas, y por cierto, tenemos que hablar largo y tendido de lo que pasó el domingo en el club -ella me hace una mueca y alza sus cejas riéndose
- No pasó nada -le contesto riéndome- bueno, algo pasó.... me di unos cuantos besos con un chico que se llama Tobías, nada más
Mónica me da con un cojín en la cara mientras se pone a chillar. Y acabamos las dos tumbadas en la cama riéndonos. Estamos así un rato y yo le cuento sólo un poquito de lo que pasó el domingo. Porque esos momentos son de Marcos y míos, y no quiero compartirlos con nadie. Escuchamos la puerta de la calle abrirse y nos levantamos de la cama saliendo del dormitorio.
Al llegar a la entrada, aparece Marco con Marcos. Mi corazón empieza a latirme con fuerza y trago saliva de los nervios. No nos hemos visto desde el domingo. Sólo nos hemos mandado algún que otro mensaje. Nos miramos a los ojos sin importarnos que nuestros amigos estén delante de nosotros. Solo está él y sólo él. Y en 5 días que llevo sin verlo, lo veo todavía más guapo. Marco se acerca a mi y me saluda rompiendo el hechizo.
- ¿Cómo estás cariño? -me pregunta abrazándome con mucho ternura.
- Estoy muy bien. Deseando ver a Ari
- ¿A qué hora llega?
- A las 18.00
- Yo también estoy deseando verla. Echo mucho de menos a mi niña
- Verás cuando se entere que se queda aquí con vosotros. Lo va a flipar -no dejo de mirar a Marcos el cual nos mira a ambos. Sus ojos siguen en mi sin dejar de mirarme en ningún momento
- Lo sé. Bueno, ¿y que hay de comer? -Marco se separa de mi y entra en la cocina buscando a Mónica
Miro a Marcos y me acerco muy despacio hacia él.
- Te has cortado el pelo -le digo a Marcos mientras le toco sus cabellos con suavidad
- Ayer fui a la peluquería. ¿Cómo estás?
- Estoy bien. Muy bien. No te preocupes -bajo mi mano hasta su mejilla y lo acaricio con lentitud. Marcos gira su cabeza para mirar por encima de mis hombros hacia la cocina. Se acerca a mi y me da un pequeño beso en los labios, lo suficiente como para hacer que las mariposas de mi estómago se despierten y revoloteen como las locas
- ¡La comida ya está! -grita Mónica desde la cocina. Le sonrío a Marcos y sólo con ver su cara me doy cuenta de que todo lo que he hecho merece la pena.
Porque él, merece la pena
⚽ Más tarde ⚽
El avión que viene desde Munich ya ha aterrizado. Estoy en la puerta de la salida esperando ver a mi hermana. Ahora si estoy nerviosa. Muy nerviosa. Miro entre la gente hasta que veo aparecer su cabecita rubia. Ella también está buscándome. Le hago un gesto con la mano y cuando me ve me sonríe y la veo ponerse a llorar.
Caminamos los pocos metros que nos separan y me abrazo a mi hermana con mucha fuerza llorando yo también. Vale, que si, que sólo han sido 2 meses y medio sin ella, pero la echo mucho de menos. Y más con todo lo que Ariadna ha pasado.
- ¡Estás muy guapa Lidia! -me dice ella acariciando mi cara
- ¡Tú también estás muy guapa! Pero estás más delgada -Ari tuerce el gesto y vuelve a abrazarse a mi. Repara en Mónica y le tiende la mano para abrazarla también
- ¡Te he echado mucho de menos Lidia! Muchisímo
- Y yo a ti también mi niña -me separo de ella mirándola de arriba a abajo. Mi hermana tiene ya 20 años y es toda una mujer.
- ¡Mónica ! A ti también te he echado de menos -Ari se abraza a mi amiga y creo que le he visto los ojos brillantes
- Como has crecido enana -le dice mi amiga dándole un gran beso en las mejillas
- Ya sabes. Las salchichas alemanas que llenan mucho -y Ari le guiña un ojo a Mónica haciendo que ella se ría
- ¡Ariadna Rios! -le grito ganándome que ella me saque la lengua
- Anda, tirad para el coche las dos -cojo una de las dos maletas que trae mi hermana y me pongo las gafas de sol de nuevo.
Nada más llegar, un grupo de chicas me reconocieron y me hice unas cuantas fotos con ellas. No me importa hacerme fotos cuando la gente es amable conmigo.
Seguimos a Mónica saliendo del aeropuerto hasta la zona del parking donde tenemos el coche. Ari no para de parlotear diciendo que en Munich hace más frío, que lleva muchos días sin ver el sol, que a los del Bayern les dio mucha pena que se fuera, que lo primero que quiere comerse es el puchero de garbanzos ... Nos montamos en el coche y me giro para mirarla en el asiento trasero.
- Ari, tengo que decirte una cosa -le digo mordiéndome el labio porque no sé como se lo va a tomar
- ¿Qué pasa hermana?
- Que no te vas a quedar en mi casa. Te vas a ir con Marco y con Mónica , ¿te parece bien? -ella me mira un poco sorprendida. Resopla y me sonríe
- Claro que me parece bien. Me encanta la idea, la verdad
- No es que no quiera que estés conmigo...
- Tranquila Lidia. Que a mi tampoco me apetece estar en la casa donde está el parásito ese. ¿Y mi Marco? -le pregunta Ari a Mónica
- Pues esperando para verte enana -le responde ella- en una hora se tiene que ir a coger un avión. Mañana juegan en Granada. Y por cierto, mañana por la noche, nosotras tres nos vamos de marcha
- ¡Noche de chicas! -grita Ariadna emocionada
- Noche de chicas -responde Mónica gritando más fuerte que mi hermana
Pues vale, noche de chicas. Y como que lo necesito, y mucho.
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