Laura está en su habitación, siempre está encerrada ahí, pero... ¿Qué adolescente no se tira todo el día en su habitación encerrado? Parece que todos los adolescentes hacen vida allí. Está enganchada a la serie de Netflix, Stranger things. Se levanta de la cama, coge el ordenador, lo enciende y mientras aprovecha para ir a la concina a hacerse unas palomitas en el microondas, bebe un vaso de agua y espera a que se hagan.

-Buenas tardes, cariño.- Le saluda su madre cariñosamente dándole un beso en la mejilla a su hija, se acaba de despertar de la siesta.

-Hola, mamá.

-No deberías comer tanta comida basura, no es bueno.

Laura no le hace caso a su madre, siempre está igual con la comida. Suena un pitido, es el microondas, lo abre y sale un rico olor a palomitas, las pone en un cuenco y sale de la cocina sin decir nada, pero antes de salir, su madre mete la mano en el cuenco y come algunas. Siempre le dice lo mismo a su hija pero luego ella también quiere.

-¿No decías que no era bueno comerlas?- Le pregunta mirándola fijamente.

-Y no lo son.

Vuelve a su habitación, se sienta en la cama y le da al play mientras come. Se tira toda la tarde viendo capítulos de esta serie que le encanta.

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Rubén también está en su habitación, tumbado en la cama, escuchando música y sin dejar de pensar en ella, en el amor de su vida. No quiere estropear su amistad con ella ni quiere perderla para siempre, pero no puedo ocultarlo más, coge su móvil que está en la mesilla a su lado. Lo enciende, le da a contactos y busca su número. No deja de mirarlo, dudando en sí debería llamar o no. Tiene miedo.

Alguien llama a la puerta, él no lo escucha, está demasiado ocupado en sus pensamientos. Se abre la puerta, es su hermana pequeña, Paula. Finalmente, deja de mirar el móvil y le presta atención.

-Hola, Paula. ¿Qué quieres? ¿Por qué no has llamado a la puerta?

-Si he llamado pero no has contestado. Es que estoy aburrida, ¿Juegas conmigo?- Pregunta con una sonrisa.

-Vale, ahora voy. Espérame en el salón.

La niña sale y cierra la puerta. Rubén vuelve a mirar su móvil, ahí sigue su número. Bloquea el móvil y lo deja en la mesilla otra vez. Será mejor no decirle nada, piensa en voz alta.

Entra en salón, dónde le espera Paula sonriendo, él le devuelve la sonrisa y se sienta a su lado en el suelo. Paula es una niña muy lista para su edad, tiene 8 años, tiene un bonito pelo largo rubio y los ojos azules, le encanta hacer puzles difíciles, y a eso es a lo que juegan esa tarde de aquel domingo nublado.

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Holaa!! ¿Qué os ha parecido el primer capítulo de esta historia? Espero que os esté gustando, gracias!!