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Capitulo 5

El hombre había llegado a la habitación, entregando los platos del desayuno a las dos personas dentro de la misma. Agradecieron felizmente, y comenzaste a comer con gusto, hasta que la idol quedó mirando tu plato con un puchero.

—¿Sucede algo? —dijo Gorou, con confusión.

—¿Por qué a él le trajo una milanesa de pollo y a mí únicamente fruta? ¡Yo no quiero fruta, yo quiero una milanesa! —hizo un gran puchero, lo que incomodó a ambos, sobre todo a ti, que preguntaste.

—¿Qué? —cuestionaste al ver su rostro— (¿Por qué querrá de mi comida?)

—Pero... —el doctor no estaba convencido de esta actitud— Tú necesitas comer esto.

—Déjala, creo que ya está en sus momentos de bipolaridad. Es un síntoma que es común en esto, ¿no lo recuerdas? —tomaste un poco de agua— (Sí, ya llevo bastante tiempo cuidando niños para saber sobre esos temas).

—Cierto, no pensé que pasaría. Llevas ya varios meses de embarazada. En fin, no creo que te pueda convencer de comerte la fruta, así que iré a cocinar otra para ella. Al parecer, no puedo hacer que se enoje —comentó el doctor, a punto de levantarse, siendo interrumpido por un grito.

—¡No, yo quiero que él me dé de la suya! —señaló tu milanesa.

—¡Ahí vamos! —escupiste el agua que habías bebido, mojándote la ropa— Con un demonio, lo que me faltaba.

—Qué curiosa esta situación —observó Gorou, con frialdad hacia los dos jóvenes, ignorando el pedido de la joven—. Bien, te traeré una entonces.

—¡No voy a hacer eso! —obviamente querías mantener una distancia con la muchacha— No te compartiré de mi milanesa. Ni que tuviera las cartas mágicas del Uno para usar un "+2" y tener tres milanesas.

—¡Vamos, porfis! —ella hacía ojos de cachorro, simplemente quedaste en silencio— ¡Si lo haces, te daré un autógrafo mío!

—Eso es chantaje... (Prefiero algo de más valor) —fríamente le contestaste.

—Vamos, vamos —suplicaba que le dieras de la tuya.

El lugar quedó en silencio tras quedarte callado para no pelear. Era incómodo, pero el doctor salió del lugar en busca de otra milanesa para la idol. Así, volviste a mirarla algo molesto y suspiraste pesadamente.

—¿Por qué mi milanesa? —cuestionabas sin mucha alegría.

—Porque se me antojó que me dieras de ella, que tú mismo me la dieras —contestó ella de manera contraria a la tuya.

—¿Tanto así por mi milanesa? —preguntaste, notando que ella asintió con una mirada que te parecía rara— (Pienso que ella está mintiendo, pero por otro lado se ve que no, así que no sé si hacerlo o no).

—Dame... —abrió la boca— Porfis.

—Está bien, pero te daré otra cosa en su lugar —te levantaste de golpe.

—¡¿Eh?! —se asombró, recibiendo de golpe algo duro que no pudo resistir a chupar— (Duele...)

—Primero los vegetales, después la carne —dijiste, tras haber metido una zanahoria de su plato en su boca. Ella la chupó como pudo para partirla y comer un pedazo de la misma.

—Mooo —hizo otro puchero tras tragársela— Me dolió.

—Tú dijiste que yo te la diera. Yo las doy así.

—Tsk, ya no quiero nada de ti. ¡Ya no te voy a invitar a mi cumpleaños! —lloraba cómicamente, mientras sostenía su barriga.

—Sí que eres muy bipolar,  IA —comentaste, volteándote de golpe para dejar el plato en su lugar y levantarte de allí.

—¿Cómo me llamaste? —ella estaba ahora en un estado de serenidad con algo de confusión.

—Tu nombre en clave será Iarley, ¿te parece? —le dijiste, pero ella se confundió aún más— (Debo experimentar de manera que esto pueda salvarme en un futuro no muy lejano).

—¿Qué clase de nombre es ese? —preguntaba ella, con aún más dudas, sin contar que estaba molesta.

—Bueno, en todo caso, si alguien toca la oficina del doctor Gorou y ninguno de los dos estemos, tu nombre será Iarley de apodo. Ya que al revés es tu nombre real, Ai, serás, uhmmm, Hoshino Iarley. Como nadie conoce tu apellido, no debería haber problema.

—Sí, un gran cambio —dijo, mirándose a sí misma algo seria.

—Es que yo tengo la habilidad del sentido arácnido. Siento el peligro. Por ello quiero que uses esto como seguridad —le pasaste las manos en forma de mímica, sonrojando a la chica—. Lo digo porque cuando pregunten por aquí tendrás esta peluca contigo. No lo olvides (esto es como una mina; en cuanto se acerque, explotará).

—Woah, ¿entonces dices que si alguien que no me conozca como tal debería decirle que me llamo Ia? —comentó, tratando de entender.

—Metafóricamente, por así decirlo, en caso de que estés aquí o en casa sola.

—¿En casa sola? (¿A qué se refiere?)

—Sí, ya sabes, en caso de que haya alguien que quiera hacerte daño, como apuñalarte por ser una "idol mentirosa". (No sé cómo pasaré esta parte; no sé si podré detener a Ryosuke, pero si no lo hago, estoy plantando la próxima jugada).

—Bueno, supongo que lo haré por ti, Matsha.

—¿Matsha? (Esto me trae recuerdos de Vietnam).

—Sí, eres mi maestro Matsha —dijo con una sonrisa, dándote algo de ternura.

—Bien... seré tu Matsha si así lo pides —pensaste, recordando lo sucedido en tu última batalla contra el hombre de casco.

— Yupi mi Matsha — dijo Ai.

— Sí, pero ¿de dónde sacaste ese nombre? — quisiste al menos saber la idea del nombre.

— Oh, bueno, es que la Youtuber Yaemori Mini llama así al genial chico que actuó en la batalla "Destino Final" contra el Captain — dijo ella, mostrando el video de tu batalla contra Falcon en un celular. — Es épico, dos combates, uno en las calles de Tokio y el otro en una convención de Anime.

— Sí, es genial — comentaste fríamente — (Como me humilló ese día, pero uno de estos yo ganaré, sacaré mis verdaderas habilidades de combate a distancia).

— Me pregunto, ¿cómo hicieron las barreras de los espectadores? — preguntó Ai, mirando el video con curiosidad.

— Fue con tecnología de fluido de visión, eran cristales que en sí no reflejaban luz, haciéndolos invisibles ante las personas, por eso parecen paredes invisibles — explicaste. — (Lo sé porque cuando lo quebré, dolió demasiado). No pensé que siguieras los videos de Yaemori Mini.

— Bueno, es que se popularizó esta batalla que está en boca de todos, sobre todo la última que parecía una especie de Combate Mortal, por cómo sale la sangre — dijo Ai, bien emocionada al ver el video.

— Sí, me lo imaginé — comentaste fríamente.

A todo esto, se vieron interrumpidos por Gorou, quien traía consigo una milanesa además de más análisis de los estudios de Ai.

— Je — sonrió Gorou con calidez al ver la expresión radiante de Ai, quien admiraba tu video. — Buenas noticias, Ai. Tu embarazo está avanzando de manera saludable. Todo parece estar yendo muy bien hasta ahora. Si no son mal mis cálculos, en unos días nacerán tus hijos.

— Genial — dijo Ai. A pesar de su emoción, una pizca de nerviosismo titiló en las magníficas estrellas de sus ojos. — ¡Eso es maravilloso! Estoy tan emocionada por esto. Aunque también me siento un poco nerviosa, por fin tendré la familia que siempre quise.

— (Ai, tiene ojos normales, eso me estoy dando cuenta ahorita, ¿entonces significa que sí es decoración del autor de la obra?) — pensaste.

— No hay problema— Asintió Gorou comprensivamente. — Es completamente normal sentir una mezcla de emociones en este momento. Estoy aquí para apoyarte en cada paso del camino. Si tienes alguna pregunta o inquietud, no dudes en decírmelo.

— (Bestia, sí parece parte del guion, bueno a intentar parecer parte de esta obra de manera canónica) — pensaste.

— Asi que estoy Agradecida— Ai le sonrió con sinceridad. — Gracias, Doctor Gorou. Realmente aprecio su atención y cuidado. Quiero asegurarme de que todo vaya bien para mi bebé.

— Bueno — Inspiró hondo, exhalando con calma mientras explicaba. — Estoy aquí para garantizar que tanto tú como tus bebés reciban el mejor cuidado posible. Recuerda cuidarte a ti misma, llevar una dieta equilibrada y hacer ejercicio regularmente.

— (Bien aquí mi participación en la plática deberá pasar) — decidiste intervenir, deseando ofrecer tu apoyo. — Ai, estoy aquí para apoyarte también. Si necesitas ayuda con algo, no dudes en decírmelo. Estoy emocionado de ser parte de este viaje contigo.

— Awww — dijo Ai, la sonrisa que te dedicó estaba llena de gratitud. — Gracias, Matsha. Significa mucho para mí tener a mi lado a personas en las que confío durante este momento especial. A veces me siento abrumada por todas las expectativas, pero sé que con su apoyo, todo saldrá bien.

— (No me acostumbro a ese nombre) — pensabas algo molesto por ello.

— (Estos dos son el uno para el otro) — pensó Gorou, inclinándose ligeramente hacia adelante y adoptando un tono tranquilizador. — Es normal sentirse abrumada, especialmente con la atención pública que recibes como una famosa Idol. Pero recuerda que tu bienestar y el bienestar de tus bebés son lo más importante.

— Bien — asintió Ai, tomando sus palabras a corazón. — Lo sé, Gorou. Y sé que tengo a las personas adecuadas a mi alrededor para ayudarme a mantenerme enfocada en lo que realmente importa: Ichigo y Miyako.

— (Vaya drama de telenovela) — pensaste al ver a los dos convivir. — (¿En parte sería bueno que estos dos terminaran juntos? No lo sé, la verdad).

— Hablando de... — se aclaró la garganta suavemente Gorou cuando notó la entrada de la pareja en la habitación. — Parece que tenemos visitas.

— — Volvió la cabeza Ai con una sonrisa al ver a Ichigo y Miyako, su manager y su esposa, entrando en la habitación. Se notaba que estaban felices, tomados de la mano. — ¡Ichigo, Miyako! ¡Qué sorpresa!

— Hola Ai, ¿te has portado bien? — preguntó Ichigo algo frío, ella asintió con una sonrisa. — Me alegro, esta pequeña parte, esta pequeña parte se llama felicidad.

— ¡Ai, te ves absolutamente radiante! Estoy segura de que serás una madre increíble — dijo Miyako.

— Gracias, chicos. Sus palabras significan mucho para mí — respondió Ai.

— (Se ven extrañamente más cercanos a la versión original, ¿qué estoy diciendo? Si esta no es la versión original porque yo no debería existir en ella, además está mezclado más que con Kaguya-sama) — pensaste. — Hola de nuevo, Ichigo, Miyako. Como recordarán, yo soy T/n, el asistente de Gorou.

— Sí, por supuesto que me acuerdo de ti, T/n. Gracias por estar aquí para Ai y su bebé — dijo Ichigo.

— Sí, Ai confía en ti, sabemos que estás haciendo un gran trabajo — dijo Miyako, ella no te tenía molestia por estar con la joven Idol.

— Ai ha sido una paciente ejemplar, y su entusiasmo por estos bebés es contagioso — comentó Gorou.

— ¿Bebes? — preguntó Ichigo.

— Si, ella va a tener a un par de gemelos — dijiste.

— Jeje, si son gemelos — reía nerviosamente Ai, mirando a Ichigo y Miyako con serenidad. — Ustedes dos han sido una parte fundamental de mi carrera, y ahora comparten este emocionante momento conmigo. Estoy agradecida por su apoyo, lamento ser una carga para ustedes — dijo algo deprimida.

— No me agrada mucho pero tengo que soportar — sonrió cálidamente Ichigo. — Estamos aquí para ti, Ai, en cada paso del camino, eres como mi hija — dijo Ichigo.

— En eso no lo juzgo, será difícil cuidar a dos criaturitas — asintió comprensivamente Miyako. — Sin duda también sería un problema para nosotros.

— Yupi — gritó Ai, alzando los brazos al aire, ella estaba entusiasmada. — Definitivamente planeo combinar ambas cosas de la mejor manera posible. Y sé que con el apoyo de personas como ustedes, todo será más manejable — dijo Ai.

La llegada de Ichigo y Miyako agregó una dosis adicional de alegría y emoción al ambiente. Mientras charlaban y compartían risas, Ai se sintió rodeada de amor y apoyo de quienes habían sido parte fundamental de su vida, tanto en la música como en esta nueva y emocionante fase de la maternidad.

— (Vaya mierda...) Si me disculpan, debo usar el baño de hombres — dijiste mientras golpeabas la puerta para salir del cuarto.

La mañana pasaría para ellos rápido, mientras tú salías del hospital para que estos tuvieran su momento de tranquilidad. Tenías un rostro serio, sabiendo que el inicio de todo este problema iba a comenzar. Debías conseguir algo para defender al doctor y quizás evitar su muerte.

— Hora de ir a Tokio — soltaste un suspiro y cerraste los ojos por un momento, dejando que los recuerdos fluyan como olas en tu mente. — (Necesito salvar a Gorou, pero si lo hago, ¿no arruinaré la historia? ¿Seré castigado por esto? Sarina... Me pregunto qué puede pasar si solo ella reencarna como Ruby y Aqua sea otra persona) — pensaste.

Flashback

— Vayamos al parque, así podrás relajarte un poco — sonreíste al ver a Sarina, que le agradaba la idea de ir al parque, su energía y alegría siempre contagiosas.

— Puedo hacerlo yo misma — dijo Sarina, aunque era obvio que no podía, así que ayudaste a la menor a caminar.

— ¿Qué es lo que haremos? — preguntó ella.

— No lo sé, tú dime — respondiste.

— ¿Te parece darle de comer a esos patos? — dijo Sarina.

— (Ella es tan pura, ¿por qué el mundo es tan cruel?) — pensaste, mientras te sentabas en un banco cercano porque a la chica le costaba caminar. — Claro, suena como un buen plan — dijiste con una sonrisa sincera.

Con el tiempo, su relación creció, convirtiéndote en una figura de apoyo constante para ella. Llegabas a mirar a Sarina con cariño mientras compartían historias y risas. Sin embargo, sabías que la salud de la niña era frágil.

— ¡Hey! ¿Todo está bien? — saludaste con tu frase tediosa, pero esto hacía reír a la niña. Simplemente tuviste que adaptarte a decirla frecuentemente. — Sarina, sé que estás pasando por momentos difíciles, ¿todo bien? — preguntaste.

— Lo sé... — asintió Sarina con tristeza, pero con una sonrisa valiente. — Pero no quiero que eso defina nuestros momentos juntos. (Es uno de los pocos que de verdad se preocupó por mí) — pensó ella.

— (Preocuparme por ella va a pasar factura, aunque sepa que ella va a reencarnar en Ruby. Es cruel esta parte, me pregunto, ¿no habrá otra forma?) — pensaste mientras mirabas el gorrito de la niña.

A medida que el tiempo avanzaba, el estado de la joven empeoraba tanto que ahora te tocaba llevarla en silla de ruedas. Pasabas más tiempo junto a ella en su habitación de hospital, compartiendo conversaciones significativas, narrando y hablando más. A todo ello, un día, cuando el sol estaba a punto de ponerse, Sarina te tomó la mano con una determinación tranquila, te miraba mientras unas nubes aparecían por los alrededores.

— (Espero verte pronto) — dijo Sarina, mirándote directamente a los ojos. — T/n, sé que mi tiempo aquí es limitado, pero quiero que sepas lo agradecida que estoy por nuestra amistad. Espero que tu teoría de la reencarnación sea real — dijo Sarina.

— (...) — tragaste saliva con dificultad, luchando contra las lágrimas. — Siempre seremos amigos, Sarina. No importa lo que suceda, sé que volverás, lo sé. Si lo haces, búscame — dijiste con voz temblorosa.

Fin del Flashback

La lágrima que se desliza por tu mejilla es un tributo silencioso a los recuerdos compartidos. Mirabas a través de la ventana con un brillo nostálgico en los ojos. 

— Gracias por los momentos que compartimos. Tu espíritu vive en mí, y ahora va a vivir en Ruby en cada sonrisa que comparto con el mundo. (Sigo preguntándome, ¿cuánto tiempo pasaré esta vez aquí?) — te cuestionaste.

La idea suele ser únicamente ganar el corazón de la joven que se acaba, pero el tiempo destinado está definido como el tiempo de la obra. En este caso, como la obra tiene un lapso de tiempo de más de 25 años, el tiempo variaría mucho, y más con las escenas fuera de cámaras y datos que no se conocían.

— Si mis cálculos son correctos, debería conseguir un arma con los Yakuza. Pero, prácticamente hoy es el parto de Ai; tengo que estar más al pendiente de ello. No me quedará de otra que usar un cuchillo para acabar con él. Capaz y salvo a Gorou — comentaste.

— Bien, ¿qué necesitas entonces? — preguntó Majin mientras caminaba al interior del departamento.

— Un arma — comentaste mientras cerrabas la puerta de tu antiguo departamento.

— ¿Para qué? — Se sentó y tomó un control de Xbox.

— Hoy es el día del asesinato de Gorou — comentaste mientras él jugaba un shooter. — Estoy pensando en eliminar al acosador con un francotirador.

— Oh, cierto, sería hoy. Pero creo que deberías dejarlo morir. Sabes que reencarnará como Aqua — respondió fríamente sin despegar la mirada de la pantalla.

— La historia así lo pinta, pero eso solo me hará ver como mal amigo — dijiste mientras mirabas su colección de armas cuerpo a cuerpo.

— Ya sé, puedes defenderlo. El único detalle es que al final no lo cures de su herida, dejándolo morir — propuso Majin.

— No es como si eso me ayudara mucho, ¿sabes?

— Le vas a pedir perdón por no ayudarlo correctamente y tendrás que dejarlo morir. Y cuando Aqua esté consciente, debes fingir mucha decepción por ello.

— No soy buen actor — comentaste.

— Eso mismo le dijeron a Aqua y mira cómo acabó.

— No es lo mismo.

— Bien, señorito "no actor", te doy una de mis katanas para que te defiendas de ese acosador.

— No me gustan las armas cuerpo a cuerpo — dijiste serio — no desde que me humillo

— Pues inténtalo, las compré decorativas pero ya les puse filo. Ni que fuera millonario para comprar armas de fuego todavía.

— Tsk, se supone que yo era el millonario.

— Tú lo dijiste, eras. Pero si quieres, abro un imperio de música y te contrato como mi cantante profesional. Tú tienes la voz; yo, la animación pensativa.

— Bien, eso lo haremos después de que decidan si me contratan como doctor privado de Ai. Si no, llegaré a ella de otra manera.

— Suena a un buen plan B — comentó sin desviar la mirada, hasta que se enojó por ser eliminado.

— Bien, déjame jugar ahora — comentaste al verlo eliminado.

— Dale, toma el control de allá y déjame darte unas clases — dijo burlón.

Pasaron un buen rato jugando y disparándose en esas batallas virtuales.

— Bien, hora de volver. El nacimiento de Aqua y Ruby es esta noche.

— Suerte, y deberías mejorar tu puntería — te decía burlonamente.

— Tuviste suerte, eso fue todo — le respondiste fríamente.

— Bien, te llevas unos mil dólares, una katana y una Xbox.

— Sí, eso es todo, me retiro. Nos vemos. — Te despediste de él.

— Dale, si necesitas algo más, no dudes en pedírselo al millonario del manga — se burló. 

— Ese imperio era mío.

— Dijiste "era" — cerró la puerta con tono jocoso. — (Hora de la verdad, si le gano al primer goomba de Mario...) — se sentó en su sillón para seguir jugando.

Tomaste rumbo hacia la estación de trenes, donde te sentaste en uno de los vagones, esperando que el viaje comenzara. Una vez en marcha, tu mente no paraba de darle vueltas a lo que estaba por suceder. Cuando llegaste al hospital, el sol ya estaba poniéndose. Sabías que tenías que apresurarte.

Al entrar al hospital, te recibió el regaño de Gorou.

— ¿Dónde andabas? — te preguntó, a lo que solo suspiraste.

— Fui a por unas cosas con un amigo. Entre ellas, traje unos videojuegos.

De las cosas que llevabas, comenzaste a sacar algunas para mostrárselas al doctor, quien te miraba con confusión.

— Trajiste Pokies, trajiste una Xbox, además de esta consola rara.

— Es mi 3DS, esa se queda conmigo, jaja. Pero pueden usar cualquier otra.

— Será bueno que las llevemos a la oficina.

— Claro, sin problema.

Una vez dentro, viste a Ai acostada en la camilla del hospital. Parecía aburrida, pero su actitud cambió al verte entrar.

— ¡Volviste! ¿Por qué te fuiste? — cuestionaba con lágrimas cómicas, lo que te hizo soltar una pequeña risa.

— Bueno, fui por unas cosas que tenía mi amigo. Traje unas cuantas cosas.

— ¡Chocolate, no sabes cuánto amo el chocolate! — comentó con ojitos tiernos, lo que te hizo sonreír aún más. — ¿Me das uno?

— Claro, sin problema — dijiste, tomando uno de los chocolates y acercándoselo a la boca. Sin embargo, ella comenzó a quejarse de dolor. — ¿Te encuentras bien?

— ¡Ahí viene, ahí viene! — advertía, jadeando fuertemente.

— ¡Ya viene, pásame los guantes! — pidió Gorou, pero al mirar la caja, viste que estaba vacía.

— Se terminaron... (Demonios, pude haber ido a comprar antes) — maldijiste al ver cómo el doctor se ponía su chaqueta.

— Tú quédate aquí, iré por ellos — salió rápidamente del cuarto.

— Esto no es nada bueno.

Desobedeciendo sus órdenes, fuiste tras él, tomando el arma que habías escondido. Sabías que el acosador estaba cerca.

El fuego danzaba a tu alrededor mientras corrías tras Ryosuke, quien tropezaba con raíces y ramas en su intento desesperado por escapar. Cada paso que dabas era impulsado por la furia y la determinación de proteger a Gorou y, en cierto modo, el destino de todo lo que estaba por suceder.

— ¡No puedes huir para siempre, enfréntame! — gritaste, la espada brillando con una intensidad que hacía eco en la oscuridad del bosque.

— ¡Por favor, no lo hagas! ¡No quería hacerle daño, lo juro! — rogó mientras corría con los ojos llenos de terror.

— ¡Eso díselo a Gorou! — Apretaste los dientes, el odio bullía en tu interior, pero también una pizca de duda. ¿Era este el destino que debías cumplir?

Finalmente, Ryosuke se detuvo, acorralado por la espesura del bosque y sin un lugar a dónde correr. Se giró para enfrentarte, sus manos temblorosas y su rostro pálido bajo la luz del arma en llamas.

— ¡Por favor, no quiero morir! — gritó con desesperación, levantando las manos en señal de rendición.

— No se trata de lo que quieras, se trata de las vidas que has amenazado. — Mi respiración era pesada, pero la llama de la espada no cedía. Sin embargo, dentro de mí, algo titubeaba.

Un recuerdo inundó tu mente. Las palabras de Sarina resonaron con fuerza, su sonrisa valiente en sus últimos días.

— La vida es más que un momento. Es lo que hacemos con los momentos que nos dan— escuchaste decir a Sarina.

El fuego que envolvía tu espada comenzó a disminuir. El odio que había alimentado tus pasos se desvanecía lentamente, reemplazado por una sensación de claridad.

Bajaste la espada y miraste a Ryosuke con una calma nueva.

— Vete... y no vuelvas. Si alguna vez te acercas a ella de nuevo, no tendré piedad.

Ryosuke huyó despavorido. Mientras apagabas la espada, sabías que la verdadera batalla apenas comenzaba.

— Hikaru, matemosla despues de que la saquen del hospital — dijo el desgraciado.

— Ahora is, Hinokami Kagura, Clear blue sky.

Sin piedad saltaste para quedar detras de el y de un corte limpio lo decapitaste, así mismo su cabeza comenzaba a rodar por los lugares, un grito ahogado se escucho así mismo la sangre salia volando por los lugares, era demasiada que te llego a manchar.

— ¡DOC! — gritaste para ver el barranco de donde había sido aventado.

 Sin mas guardaste el arma el cual había vuelto a su forma base para saltar del precipicio y caer, lo cual te dio un cosquilleo, viendo que el doctor estaba ahí perdiendo demasiada sangre.

— ¡Doc, Doc, no me deje, maestro no se vaya! — gritaste.

— No creo sobrevivir, tengo una contusión cerebral y he perdido demasiada sangre, por favor regresa al hospital y has que Ai tenga a su hijos — 

— (este es un evento canónico, lo canon es canon al parecer) No lo hare, doc usted tiene que sobrevivir — rogaste.

— No podre, pero cuida bien de ella

—La reencarnación es real, yo se que lo es, en ese caso búsqueme.

Y Gorou había fallecido sin escuchar la ultima frase que habías dicho pero si vio tus labios formarla, simplemente el dolor había por los allares.

— ¡Maldito, juro que te matare! — maldeciste.

Lleno de ira y rencor la oscuridad se formaba en tu ser, en uno de tus ojos se formo una estrella, pero esta no era una de las estrellas blancas brillantes que se reconocen por ello, esta estrella era negra de oscuridad con tonos rojos sanginarios, esto definitivamente te habia dolido aun mas que haber perdido todo con anterioridad.

La furia fus demasiada, que asesinaste al acosador, de tal manera ahora debias esconder el cadaber, no seria difícil, pues al igual que en el manga, nadien pasaba por esos rumbos, podria dejarlo únicamente ahi, con unas hojas encima, el detalle sera llevar al Doctor sin ser juzgado como su asesino.

Fin del Capitulo 5


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