Ya estábamos en el restaurante, en una mesa de cuatro, yo estaba a la par de Juan, mi hermano estaba enfrente mío y su novia al frente de Juan. Ya habíamos pedido la comida, pero había un silencio un tan... incómodo.

—Y... qué quieren hacer luego? —Nia trató de romper ese silencio.

—Excelente pregunta —Nia y yo nos quedamos viendo a los chicos, pero ninguno decía nada.

—Parece que un ratón les comió la lengua a los dos —Nia dijo viéndolos.

—Qué quieren hacer ustedes? —Juan nos preguntó.

—Lo que ustedes quieran chicos, la noches es joven —respondió Nia.

—Pero uno no —dijo mi hermano, vi que estaba serio.

—Su comida —justo llegó el mesero.

Nos entregó nuestra comida y bebidas para luego irse. Comimos en silencio, pero yo disimuladamente miraba a Nia, a veces la cachaba viéndome también. Terminamos de comer y pagamos la cuenta, al salir del restaurante, Nia nos detuvo.

—Ya basta, qué les pasa a ustedes que han estado serios lo que llevamos de noche? —me sorprendí al ver seria a Nia.

—Tengo sueño cariño —mi hermano le respondió.

—Ajá y yo nací ayer —ella rodó los ojos —qué les parece si, me voy con Kimberly y ustedes se quedan hablando —terminó de hablar.

—Me parece perfecto, por que siento que ustedes están enojados —me puse al lado de Nia.

—No es para tanto —Juan habló, pero nosotras ya nos habíamos alejado de ellos.

—Enserio crees que están enojados? —Nia me preguntó.

—Yo creo que si, por que Juan ha estado serio estos últimos días —la cercanía de ella me ponía nerviosa, pero trataba de que no fuera muy obvio.

—A ti te gusta Juan? —ella me preguntó, nos sentamos en unas bancas.

—La verdad... no sé —estaba muy confundida.

—Cuéntame, claro, si te sientes en confianza —ella puso su mano encima de la mía.

—Es que ni yo lo sé, necesito pensar bien las cosas, vamos con los chicos —nos levantamos y nos acercamos a ellos.

—Todo bien muchachos? —Nia les preguntó.

—Si, nos vamos? —Juan le preguntó a Kim.

—Nos vemos —ella se despidió de mi y se fue con Juan.

—Qué pasó entre ustedes? —le pregunté a Juan.

—Es que hace unos años perdí una cadena, y pues... creí que me la habían robado, pero no, Male T/N la tenía —él rodó los ojos.

—Comprendo —llegamos a la casa —iré a dormir, vienes? —le pregunté.

—No, en un momento voy —asentí y me fui a nuestra habitación.

Me puse la pijama, para luego acostarme y empecé a organizar bien las cosas en mi mentecita loca. Vamos a ver, yo ya no estoy sintiendo mucho amor hacía Juan, ahora sólo estoy sintiendo amistad. La novia de mi hermano es muy hermosa, esos labios, su cuerpo, rayos, me estaba excitando.

—No!! —rápido me senté en la cama.

Sólo espero que Juan no me haya escuchado. Osea, me voy a sentir la peor persona del mundo, al hacer sentir mal a Juan y a mi hermano. Escuché unos pasos acercarse a la puerta, así que me acosté y me hice la dormida.

—Sé que no estas dormida Kim —escuché la voz de Juan.

—Lo siento, no puedo dormir —estaba triste, pero no lo hice notar.

—Quieres hablar? —me preguntó sentándose en la cama a mi lado.

—Aún existe el amor entre nosotros? —me atreví a preguntar.

—A qué te refieres? —me miró confundido.

—Hagamos un trato, el día que uno de los dos ya no sienta amor hacía el otro, se lo hará saber de inmediato —él me interrumpió.

—Lo dices por Nia? —me preguntó.

—Por todo Juan... —recordé su pregunta —eh? —fue lo único que pude decir.

—Sé que te gusta Nia, por que no me lo dijiste? —me sorprendí que él estaba tranquilo, creí que se iba a enojar o algo peor.

—Ni yo sé como pasó, pero no estás enojado? —ahora yo estaba confundida.

—No lo estoy, por que yo también debo hacerte una confesión —vi que empezó a sudar.

—Dime —creo que ya sabía lo que él me iba a decir.

—Estoy enamorado de tu hermano —dijo sin rodeo alguno.

—No creí que me lo fueras a decir —no pude evitar sonreír.

—Cómo? —él estaba confundido.

—Yo tenía leve sospechas, pero ahora todo tiene sentido —asentí con la cabeza —pero... cómo fue que empezó todo? —le pregunté.

—Desde la primera vez que nos presentaste, tu hermano y yo nos enamoramos —él también sonrió.

—Entonces... no me tienes rencor, enojo o algo? —le pregunté.

—Claro que no —él puso su mano en mi hombro —pero también espero que esto no afecte tu relación con tu hermano —dijo quitando su mano.

—No, ahora que sabemos la verdad y ya no hay secretos. Todo estará bien —los dos asentimos.

Luego Juan se fue a poner la pijama y se acostó a mi lado. Siento que mañana iremos a hablar con mi hermano y su novia, espero que ellos digan la verdad.

(....)