—Tengo que tener miedo? —terminé mi café.

—No te voy a violar... sólo si quieres —me sorprendí por lo que dijo, lo que provocó que yo empezara a toser.

—Eh? —aclaré mi garganta y recuperé mi postura.

—Creí que no eras un idiota —ella se volvió a cruzar de brazos —pero ya lo confirmé —soltó una pequeña risa, pero al instante se puso seria.

—Oye, estas bien? —dije preocupado, por que no me estaba viendo.

—Necesito... saber quien... es ella —parecía hipnotizada.

Yo confundido voltee a ver a la misma dirección, me sorprendí al ver a Juan y a Kim.

—Oye —pase mi mano enfrente de su rostro, ella salió de su trance.

—La conoces? —me preguntó algo emocionada.

—Por que quieres saber? —le respondí con una pregunta.

—Osea... es la chica más hermosa que mis ojos han visto —ella soltó un suspiro, pero no dejaba de sonreír —ahora responde tú —se puso seria.

—Ella... es... —tragué saliva —es mi hermana —me tensé un poco al decirle eso.

—Y... quién es él? —me volvió a preguntar.

—Es su novio —me volví a tensar, al ver de reojo que se nos estaban acercando.

—Vienen para acá —Nia se puso nerviosa.

—Hermanito —Kim se sentó a mi lado y Juan se quedó parado.

—Qué hacen por aquí? —les pregunté algo incómodo.

—Salimos a pasear un rato —ella me sonrió, escuchamos que alguien aclaró su garganta, era mi amiga —discúlpame, cuál es tu nombre? —le preguntó Kim.

—Soy Nia y tú? —ella le preguntó a Kim.

Yo me quería reír, por que Nia no disimulaba para nada del mundo.

—Soy Kimberly, pero puedes llamarme Kim —ella se sonrieron —y qué hacen aquí solos? —ella me preguntó, Juan me miró de reojo, desde lejos se podía que él o estaba enojado o celoso.

—Vivimos juntos, decidimos salir a tomar algo para luego ir a conocer un poco la zona —le respondí.

—Ah y son... novios? —mi hermana me empezó a picar mis costillas.

—N... —interrumpí a Nia.

—Si, somos novios, llevamos un mes juntos —me sorprendí internamente por lo que le dije a mi hermana, miré de reojo a Juan, y estaba inquieto.

—Kim, es hora de irnos —Juan estaba tensando su mandíbula.

—Es temprano, y quiero pasar tiempo con mi herm... —él la interrumpió.

—Es tarde Juan rodó los ojos.

—Si gustan, yo puedo acompañar a mi... cuñada —se levantó Nia y se puso al lado de Kim.

—No te preocupes —dijo Kim tranquila.

—Ocupo ir a comprar ropa, y mi... novio no me quiere acompañar —la voz de Nia salía algo forzada.

—Amiga, vamos —Kim se levantó —nos vemos chicos —ella salieron del establecimiento.

—Juan... —yo quería hablar con él, pero sólo me ignoró y salió del lugar, yo iba detrás de él —hablemos —lo agarré del brazo.

—Sobre qué? De tu "noviesita"? —volvió a tensar su mandíbula.

—Ahora sabemos como me pongo cuando estas con mi hermana —si él quiere atacar, pues... yo no me quedo atrás.

—Eso es diferente... —lo interrumpí.

—Diferente en qué sentido?, tengo entendido más claro que el agua, que ustedes dos son pareja —solté un suspiro —pero lo que tengo aún más claro, que sólo tú me gustas Juan, pero tú no sientes lo mismo —solté un suspiro.

—Oye... —lo volví a interrumpir.

—Y si me vas a decir, que fue un completo error las veces que nos acostamos, pues bien. Espero que seas feliz con mi hermana. No me hables, no me busques, nada... Juan. Adiós —sentí un gran dolor en el pecho.

Creí que él me iba a seguir, que me iba a besar. Pero no fue así, regresé a mi casa y sólo me acosté en el sofá. Me puse a pensar en lo que le iba a responder a Nia, por que sabía que claramente iba a tener un chingo de preguntas por lo que pasó en el Starbucks.

(....)

Escuchaba unos leves golpes a una puerta, abrí un poco mis ojos y pude ver que estaba atardeciendo. Ya consciente fui a ver quien estaba tocando la puerta, era Nia.

—Exijo explicaciones —ella entró y fue directo a sentarse, me volteó a ver y me hizo señas para que me fuera a sentar a su lado.

—Me gusta el novio de mi hermana, pero no se lo puedo decir por que no quiero lastimarla. Soy un idiota!!! —me enojé, lo que hice fue dar un golpe en la pared.

—Para!! —ella se me acercó —deja de ser un idiota —me dió un golpe en la cabeza.

—Oye!! —me quejé por lo que hizo.

—Si tanto se aman, por que no se dicen lo que sienten, si te preocupa tu hermana, yo me la puedo llevar un rato —terminó con una sonrisa.

—No —dije serio.

—Bueno, si algún día quieres hablar con tu hombre a solas, esa propuesta seguiré en pie —me guiñó el ojo.

(....)