Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

III

—¿Ehhh? ¡Es el idiota de Dong Woo!

Alguien del salón alzó la voz dando avisó de ello para atraer ciertos pares de ojos que empezaron a mirar hacia la puerta del salón.

—No sabía que eras popular, Dong Woo —comentó un tímido Baek Hyun intentando disimular las miradas nada agradables que comenzó a notar.

—No soy popular —negó el otro—. ¡Ellos me odian! —exclamó asustado antes de echar a correr y ser seguido por unos cuatro o seis muchachos que salieron detrás de él.

Baek Hyun no entendía qué estaba ocurriendo y para empeorar la situación se percató que ciertos ojos café le estaban viendo desde su carpeta. Empezó a debatir si alzar la mano en saludo o corretear a Dong Woo. Optó por lo segundo. Después de todo, Dong Woo podría necesitar ayuda.

Era la primera vez que se ponía nervioso por alguien que no fuera su papá. En sentido, de no saber qué decir o tratar la situación. Se dio tres golpes leves en la cabeza con sus nudillos, intentando reaccionar y tomar valor. Por supuesto, no para volver hacia el tercer piso, sino cuando fue tomado de la muñeca y jalado dentro de un aula vacía donde le callaron pronto la boca con una mano para que no hiciera ruido.

—Soy yo —mencionó Dong Woo en un tono bajo—. ¿Esos idiotas me siguen buscando?

Baek Hyun asintió, pues se cruzó con dos de los seis muchachos que lo buscaban.

—¿Qué les has hecho? —consultó en cuanto le quitó la mano de encima.

—Son unos malos perdedores —respondió con los hombros alzados como si no fuera su culpa—. No soportan perder conmigo en el basquetbol.

—¿Solo eso? —alzó una ceja por no creerle del todo.

—Oh, bueno... —Dong Woo se rascó el cuello acompañado de una sonrisa tímida—. Puede que haya salido con las novias de algunos —Baek Hyun se quedó sorprendido—. En mi defensa diré que no sabía que eran sus novias. Mírame, no las culpo de no haberse resistido a mí —se acarició la barbilla con un ojo cerrado y mostrando una sonrisa seductora.

Baek Hyun reafirmaba el hecho de que Dong Woo sería un buen actor.

—Con razón te odian. Y te van a matar, es un hecho. Será mejor que regreses a tu salón y yo al mío. Esperar que todo se calme y... No olvides mandarme el parte de tu funeral —no contuvo en echar una risotada por eso último.

—¿Ehhh? ¡Cómo me deseas eso! —se quejó frunciendo los labios—. Creí que eras mi amigo, Baek Hyun. No mi verdugo. Te voy a jalar las patas desde el más allá —se unió a la diversión con una mueca entre labios—. Promete dejar mis flores favoritas.

—Ni siquiera sé cuáles son —comentó, sin dejar de reír.

—Oh, verdad. Son...

Pero antes de revelar lo pedido, ambos fijaron su mirada en la manija de la puerta que empezaba a moverse a cada costado por la fuerza impuesta del otro lado, donde comenzaron a escuchar voces, varias voces señalando a...

—Byun Baek Hyun —El tutor encargado de su aula pronunció todo su nombre completo cuando fue presentado ante él en la oficina de profesores—. Con que, metiéndote en problemas, nuevamente —echó una mirada a la hoja de datos en el computador donde se podía ver cinco registros alborotadores de su parte—. Según el reporte de tu antigua escuela no eras de tener mala conducta. Algo cambió en ti desde que llegaste a esta escuela, ¿quieres hablar de eso o tendremos que dejarlo para otro nuevo registro?

Baek Hyun suspiró.

No quería dirigirse al psicólogo de la escuela y menos exponer su caso frente a varios profesores muy chismosos que se encontraban en la oficina. Por más que cada uno tenga su cubículo por separado se podía escuchar todo. Pues no fue ajeno para él de no oír como era regañado Dong Woo por su tutor. Un hombre tan cascarrabias que tenía una regla de madera golpeando la mesa y nadie parecía querer interceder en aquel lío. Menos mal fueron descubiertos por ese profesor de último año que salvó a Dong Woo de una posible paliza, pero no de un reporte.

—¿Podemos saltarnos a la parte donde me impone un castigo? —le pidió.

—¿O podemos saltarnos a la parte donde esta vez sí citó a tus padres a una reunión para hablar sobre tu conducta, Baek Hyun?

Baek Hyun hizo un gesto de desagrado por esa idea.

—Por favor, profesor Kim. Mi padre no puede venir, él es... —aguardó unos segundos en silencio imaginando cómo se pondría su padre si recibía un reporte de su parte y no, no podía saberlo— un hombre muy ocupado.

—Lo entiendo —aseguró—. Todos tenemos miedo a nuestros padres, pero lo hacen por nuestro bien. Más cuando saben que nos espera para el futuro si no somos corregidos a tiempo. Sé que el señor Byun tiene un gran cargo en la estación y tu madre es una dedicada florista. Tu hermano se encuentra actualmente enfocado en su carrera policial. Y tú... ¿No piensas seguirles los pasos? ¿En ser un hombre de bien y correcto?

—Como soy, siento que soy un hombre de bien y correcto —respondió con seguridad—. No he dañado a alguien o hecho algo grave. Mis reportes son absurdos. E incluso el que pueda registrar ahora, ¿a qué se debe?

—A mentir, Baek Hyun —señaló—. El profesor Kim dijo que mencionaste que eras del equipo de basquetbol. Y por poco te metes en un embrollo con los de penúltimo año. No es la primera vez que mientes. Desde que llegaste a esta escuela hace cinco meses has estado mintiendo. No hiciste la prueba de habilidades. No hiciste los exámenes de preparación. Ni siquiera has hecho la entrevista de qué esperas ser en el futuro con el psicólogo. No has dicho la verdad en la presentación con tus compañeros el primer día que los conociste. ¿Quieres que siga?

Baek Hyun lo recordaba bien.

Ese terrible día que fue trasladado sin su consentimiento a esta prestigiosa escuela para graduarse con honores, según se lo recalcó su padre, y obtener un buen resultado en su ingreso a la universidad de la policía. Cómo detestaba esa idea.

Sin antes se encontraba en la cuerda floja sobre su futuro. Lo tenía más claro que nunca en este momento: sobre no ser un policía. Quizá otra hubiera sido su vida. Pero ahora solo podía sabotearse a sí mismo o, mejor dicho, sabotear la idea de su padre. Del correcto hijo que debía ser. Y lo era, un hombre de bien y correcto, a su manera.

—¿Es eso ser un hombre de bien? ¿Mentir demasiado? —le consultó su profesor, pero Baek Hyun solo guardó silencio.

La prueba de habilidades llegó para alegría de algunos y para tristeza de otros, nuevamente, serían juzgados a través de sus conocimientos que los harían colocar en categorías humillantes. Dos horas y media era el tiempo exacto para resolver las cien preguntas que contenían problemas de matemáticas, letras, ciencias, cultura, idiomas y otros cursos que demuestran porque esa escuela mantenía altos índices de ingreso en puestos por encima de otros postulantes. Desde el segundo año hasta penúltimo año debían realizar la prueba. Los de último año no, porque solo tenían que concentrarse en las pruebas de ingreso oficiales. La lista de resultados se colocaba ese mismo día en el gran mural del patio a la hora de salida.

—Ya faltan cinco minutos —anunció Xiu Min mordiéndose las uñas de los dedos por los nervios.

—Esta vez me cambiarán de aula, lo aseguró —decía un confiado Lu Han.

Kyung Soo se mantenía en silencio repasando un libro de preguntas y respuestas que mantuvo leyendo toda la semana para prepararse. No se hacía lío con el salón que le toqué, pues en el que fue colocado la última vez provocó indignación entre sus amigos.

Y cuando sonó el timbre de salida, todos empezaron a alistar maletas para crear un tumulto en la puerta. En sí, los pasillos eran una marea de alumnos con un solo objetivo: llegar a ese mural del demonio.

—¿No vas a venir, Baek Hyun? —preguntó Lu Han al verlo demasiado pensativo en su pupitre.

—Adelántense, iré en un momento.

—Ves comprar algunos dulces, los favoritos de Xiu Min para que nos recuerde por tres meses —le guiño un ojo y se dirigió hacia la salida del salón donde le esperaban los demás.

Había una razón por la que Baek Hyun no quería ver aquel mural. No cuando esta vez no pudo dejar en blanco su examen por el trato que hizo con su profesor aquel día que fue reportado. Sabía que sería cambiado de aula.

Cuando salieron de la escuela, Lu Han y Kyung Soo caminaron con él hacia la tienda de convivencias más cercana para comprar sodas y piqueos que llevarían a una reunión de aliento para Xiu Min porque lo que dijo Lu Han se hizo realidad. Xiu Min volvió a repetir de salón. Los únicos que dejaron el salón X - Y - Z fueron Lu Han y Baek Hyun. Uno fue cambiado al salón D - E - F y otro hacerle compañía a Kyung Soo en el salón A - B - C.

—¿Crees que con esta cantidad basta? —preguntó Lu Han cuando alzó la enorme bolsa de bocadillos que compraron.

—También le compramos helado —agregó Baek Hyun alzando otra bolsa—. ¿Qué piensas, Kyung Soo?

—Que no había soda de limón —respondió sin hacer mucha queja por los bocadillos, sino por no haber comprado la bebida que le gusta.

—Entonces, con esto es suficiente y con karaoke en su casa se pondrá mucho mejor —afirmó Lu Han a la loca idea que se traía en mente para subirle los ánimos a Xiu Min.

Y entre ese cuchicheo fue que no se percataron de estar cruzando un callejón de donde oyeron una voz ofender el uniforme que lucían llamándolos: «Niños exploradores».

—¿No es muy tarde para vender galletas? —preguntó la persona que los había ofendido—. ¿Cuánto está? ¿Por qué no nos dan todas las bolsas y se largan? —causando risas entre su grupo de amigos que lo acompañaban.

—Salte de nuestro camino, idiota —insultó Lu Han sin ninguna pizca de temor de ofender a alguien mayor que él.

—¿A quién llamas idiota, niñato de mierda? —la otra persona comenzó a mostrar gestos de matón cuando tiró el cigarrillo que traía entre los dedos contra el suelo—. Ven y dímelo en la cara si te crees tan hombrecito porque con ese rostro no sé si estoy hablando con un niño o una niña —dando a enseñar sus amarillos dientes en cuanto se mostró burlesco.

Lu Han iba a darle su bolsa a Baek Hyun para obedecer si no fuera porque él le entregó primero su bolsa para ser quién dé la cara en su lugar. El matón y su grupo de amigos soltaron un "uuuhhh" por la actuación que iba a mostrar Baek Hyun alzado de puños y a punto de estirar la pierna a colocar contra la cara de ese pedazo de imbécil.

—¡Todos ustedes contra la pared! —avisó con voz grave un muchacho alto, de cabello revoltoso y bien uniformado hasta la cabeza, con aquel gorro que tenía un escudo de la policía nacional.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro