—Tendré que ir a averiguar qué son esos ruidos. Ya regreso mi amor, espero que estés más lista que nunca para unir por fin nuestros cuerpos.

—Púdrete.

—¿Sabes que amo tu forma de tratarme? —Y me besó.

Se fue, yo no cesaba de escupir. Por otro lado, tenía que aprovechar el momento.

Al estar sola y teniendo una mano libre concreté que era tiempo de desamarrarme y huir.

—¡Gracias vida! —grité eufórica.

Primero desaté mi brazo. Mi muñeca estaba enrojecida por los estrechados sujetadores de cuero. Y, por último, desaté mis piernas.

«Falta poco para obtener la absoluta libertad».

Me percaté que la puerta de la habitación estaba abierta; John estaba tan afanado en investigar qué pasaba que la dejó sin seguro. No podría ser más perfecta esta situación.

Salí corriendo con una enorme sonrisa en mi rostro. Analicé mi entorno, era una casa muy amplia. Jamás mi "mejor amigo" me había traído aquí.

No sabía dónde se ubicaba la salida, estaba desorientada. Escuché ruidos fortísimos por uno de los pasillos de la vivienda; como la curiosidad me mataba fui a indagar el origen del escándalo.

Llegué a la cocina. Se encontraba John desafiándose con un corpulento hombre.

No me podían descubrir, entonces me hice a un costado y me limité a oír lo que se gritaban.

—¡¿Pensaste que jamás los hallaríamos?! —rió el robusto.

—Esa era la idea, eso pensaba. ¡Todo estaba minuciosamente calculado!

—¡Fallaste! Y justo fue hace tres días cuando ella llamó a Salomé y nos alcanzó a suministrar la mayor parte de la dirección. Desde ese momento fuimos casa por casa buscándolos hasta que llegamos a aquí. Yo sabía que tú tenías que ver en todo esto... ¡Siempre me odiaste, envidioso!

«No, no puede ser, ¿de verdad es él quién me está socorriendo?».

—¿Por qué te tuviste que meter en lo que no te incumbe? ¡Siempre estás donde no te llaman, entrometido! —disputó John.

—No tengo la culpa, Salomé me contactó y por obvias cogniciones tenía que ser algo al respecto. ¡No dejaría que un imbécil como tú le hiciera algo a Emmy!

—No pues, te aplaudo —ironizó—, ahora resulta que estás interesado en ella. ¡No me hagas reír!

—Siempre lo he estado, solo que tú jamás me dejaste acercarme de nuevo —declaró dolido.

—¡Y ha sido la mejor decisión de mi vida! Y ni pienses que volverás a verla.

—Eso te digo yo, ignorante.

No siguieron discutiendo, empezaron a golpearse con bastante brusquedad. Mientras, yo lloraba en silencio preguntándome «¿será que lo tengo que ayudar o escapar de una maldita vez?»

—Mierda —espeté al hacerle caso a mi moral. Tenía que ayudar a Richard.

Entré desesperada pensando en defenderlo, pero pensándolo bien, mi ex no la solicitaba ya que tenía a su contrincante en el suelo recibiendo violentas golpizas en su cavidad.

—¡Vamos Richard! ¡Esta vez no ganará este maniático! —hablé mirando a John, el cual escupía sangre de su boca.

No sé cómo y con qué fuerzas se soltó del enganche de mi pasado novio, pero se levantó y salió corriendo de la habitación. Él lo iba a perseguir, pero lo detuve.

—Déjalo, ya no vale la pena. Es mejor que escapemos de este lugar —clamé.

—Lo haré por ti —respondió a regaña dientes.

Emigramos a toda prisa al largo pasillo de la mansión y corrimos hasta llegar a la sala. Faltaba poco para rebasar la salida.

—¡Lo vamos a lograr! —chillé delirante.

—No lo creo —interrumpió alguien detrás de nosotros con una pistola rozando el cuello de mi fiel compañero—. Yo prometí que la próxima vez que te acercaras a Emmy te iba a matar. Y yo cumplo mis promesas, Richard.

*Flash back*

—¡Sí que me cae mal! —confesó John resignado.

—Lo sé, es estresante. No puedo creer que me haya fijado en él; uno cuando está enamorado no se da cuenta de muchas cosas —respondí.

—Maldito bastardo, espera y verás... —Me miró fijamente empuñando su mano—. Te juro que sí él vuelve a acercarte, lo mato, ¿oíste?

—¡¿Qué te pasa?! ¿Acaso te has vuelto loco? ¡Cálmate! —grité—. No digas eso ni en broma.

Un par de personas nos vieron impresionados.

—No es una broma. Hablo en serio, es que...

—¡¿Es que qué?!

—Nada, olvídalo. Lo siento, pero él me saca de quicio —dijo con desaliento.

—No te preocupes, todo estará bien.

*Fin del Flash back*

Y al pronunciar su nombre le disparó, justo en la cabeza... Muriendo al instante.

Su cuerpo sin vida cayó al suelo boca abajo correspondido al impulso de la bala. E ignorando la amenaza, me arrodillé a su lado llorando sin control.

—Gra-gracias por lo que acabaste de ha-hacer —reconocí entre sollozos.

—¡Ya basta de estupideces! ¡Deja ese show! Das hasta lastima ajena —se quejó con frialdad John, haciéndome detener mi discurso.

Desaprobé con la cabeza en signo de rechazo.

—Es mejor que te pares y vengas de una vez, tenemos que terminar lo que ahora empezamos, ¿o quieres que te mate a ti también?

—Está bien —confesé procediendo sus instrucciones.

—Así es que me gusta.

•

De nuevo en el sótano, iba a "acceder" a las fantasías que él me deseara hacer.

Tenía un plan.

—Cómo ansío que termines todo esto de una vez, quiero auxiliarte. ¿Te puedo ayudar colocándome las correas?

—¿Por qué te ofreces tan de repente, mi amor?

—Porque pretendo hacer las cosas más ligeras, además, ya es improbable que me escape de aquí. Además, tú tienes una pistola y yo estoy indefensa. Ya nada importa.

—Okey —contestó concediéndome los cinturones.

Antes que me atara uno de mis tobillos, aproveché y con el objeto que tenía entre mis manos lo flagelé; directo a la cabeza. Y sin esperármelo, se desmayó.

Lo dejé en el suelo y me precipité con rapidez a la mesa de la habitación, justo donde estaba la pistola. Y con el máximo resentimiento sentido en la historia del mundo y con la locura que se apoderaba de mí, le disparé; sin decir nada, sin despedirme y mucho menos, sin una pizca de arrepentimiento.

Jamás me había sentido tan viva.

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Lo prometido es deuda, disfruten lectores míos. :$

Ya saben que espero un voto, comentario y que lo compartan. Gracias por aún seguirme leyendo, espero que lleguemos hasta el final todos juntos.

Los quiere,

GLPR. ❤