01. the investigation begins
✹ CHAPTER ONE . . .
❝ the investigation begins ❞
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KATHERINE levantó la cabeza de su almohada, mientras luchaba por abrir sus ojos marrones. Bostezó y se desperezó en su cama sin ninguna prisa, cuando hubo por fin abierto los ojos.
Se reincorporó en su cama y agarró su móvil para mirar la hora.
―¡Oh, mierda! ―maldijo la chica al darse cuenta de que llegaba diez minutos tarde de lo acordado a la quedada con Pip.
Se levantó de la cama prácticamente de un salto y se puso las converses negras a la velocidad de la luz. Se dirigió al baño para echarle colonia y peinarse un poco. Unos segundos después, ya estaba lista.
Vio que tenía varias llamadas perdidas de Pip, pero las ignoró por completo. Salió corriendo de su casa, Becca ya no estaba. Había salido a correr al bosque, como solía hacer todas las tardes.
Llegó en menos de cinco minutos, pues además de que había corrido para llegar hasta allí, la iglesia no quedaba lejos.
Contempló a la joven Fitz-Amobi sentada en una especie de banco, mirando con impaciencia su móvil. Seguramente estaba pensando en mil maneras de reprocharle su retraso.
Katherine reprimió una risa al verla así de nerviosa y se acercó hacia ella.
―Hey, Amobi. ―saludó poniéndose las manos en las rodillas e intentando regular su respiración.
La chica se giró al escuchar su voz.
―Te he llamado más de cinco veces, Bell. ―dijo ella con molestia y Katherine puso los ojos en blanco― ¡Llegas veinte minutos tarde!
―Vamos, no te pongas así, no es para tanto. ―dijo la pelinegra con despreocupación y la castaña la miró con las cejas alzadas.
Saludó al perro de Pippa que estaba acostado en el suelo, Barney, con una sonrisita amable mientras se agachaba y le acariciaba el rubio casi blanco pelaje.
―¿Que no es para...? ―empezó a decir, pero fue interrumpida por Katherine.
―¿Qué querías decirme? ―preguntó, para sentarse a su lado― Más te vale que sea importante, he malgastado horas de sueño para verte.
Pip rodó los ojos ―Qué considerada.
Katherine miró a la ojiverde con curiosidad, ignorando por completo su comentario. Quería saber la razón por la que la joven Fitz-Amobi quería verla.
Ella bajó la mirada durante unos segundos, mordiéndose un poco el labio inferior, como hacía siempre que estaba un poco nerviosa.
―Verás... como te dije antes, es sobre el proyecto de investigación. ―empezó a hablar― Pero... quería antes hablar contigo sobre el tema que he pensado, por si no te apetecía hacerlo.
―Vale, me estás asustando. ―dijo Katherine con una sonrisita burlona.
―Es... eh... ―murmuró Pip buscando las palabras adecuadas para soltarlo, y miró al cielo gris cubierto de nubes― Es sobre... ya sabes, lo que... pasó.
Katherine frunció el ceño ―Creo que no te sigo, Amobi.
―Es... ―musitó Pip y cerró los ojos con frustración, intentando ser lo más comprensiva posible con Katherine, pues sabía que no sería nada fácil para ella― Es sobre el caso de Andie Bell.
La ojimarrón se quedó mirando fijamente a Pip en silencio, inexpresiva. Pip la miró también, con un poco de nerviosismo en su mirada.
―¿Estás de broma? ―preguntó Katherine soltando una risa carente de gracia para levantarse del banco― Dios, Amobi, y yo que creía que no te podía odiar más y me vienes con esto.
La chica comenzó a caminar para marcharse, pero le sorprendió la rapidez con la que Pippa la agarró del brazo, obligándola a mirarla.
―¿Podrías dejar al menos que te lo explique? ―pidió la castaña.
―¡No, no hay absolutamente que explicar, Pippa! ―contestó Katherine mirándola con seriedad y la de pelo corto suspiró; sabía que aquello había sido una mala idea― ¿Sabes?, son increíbles tus ganas de joderle la vida a los demás. No tiene sentido que de repente quieras hacer el proyecto sobre algo que pasó hace cinco años y de algo que ya nadie habla. El caso está cerrado. El novio de mi hermana, Sal Singh, presuntamente la asesinó. No sé qué demonios pretendes investigar o demostrar con eso, pero desde ya te aseguro que no vas a contar con mi ayuda. Hasta luego, y que te den.
Katherine se giró para seguir caminando por donde había venido, muy enfadada. No entendía el motivo de Pip para reavivar el caso cuando ya estaba cerrado, a no ser que fuera para fastidiarla a ella. No iba a ayudarla.
―No crees que Sal Singh mató a Andie, ¿verdad? ―aquellas palabras salientes de la boca de Pip consiguieron que Katherine se quedara estática. Se giró para encontrarse con los ojos verdes esmeralda de la chica, y con la mirada ella supo muy bien la respuesta― Bien, pues yo tampoco. Y por eso creo que esta es la oportunidad para probar la inocencia de Sal y de encontrar al verdadero asesino de tu hermana. El proyecto es la excusa perfecta.
La joven Bell se quedó en silencio por unos momentos. Más que nada, porque Pippa tenía razón. Y eso le molestaba.
―Y si sale el hipotético caso de que acepte ayudarte ―habló Katherine y Pip se cruzó de brazos para mirarla―, ¿no te has parado a pensar que quizá nadie quiera contribuir en el caso? ¿No te has parado a pensar que, tal vez, todo el mundo ya haya pasado página?
―Eso no lo sabemos. Puede que haya más gente por ahí que piense lo mismo que nosotras, que Sal no mató a Andie.
―Todo el mundo piensa que Sal mató a mi hermana, Pippa. Todos lo saben. ―contestó la pelinegra sintiendo cómo se le formaba un nudo en la garganta― Da igual lo que hagamos, no vas a conseguir resolver un crimen que sucedió hace cinco años.
―Puede que yo sola no ―respondió descruzándose de brazos para señalarla―, pero justamente por eso estoy acudiendo a ti. Sé que quieres ser periodista de investigación. Lo dijiste una vez en clase de Literatura. Esta también puede ser una oportunidad perfecta para que practiques.
Katherine se quedó otra vez en silencio, pensando seriamente la respuesta.
―Estás loca. ―fue lo único que salió de su boca, con una sonrisa sarcástica.
―Puede. ―le contestó Pip con una sonrisa divertida― Entonces... ¿qué dices, Bell? ¿Quieres demostrar la inocencia de Sal Singh y descubrir de una vez por todas al asesino de tu hermana para poder así meterlo entre rejas el resto de su vida?
―Bueno, si me lo dices así... ―murmuró para después asentir― Está bien, acepto ayudarte con el proyecto.
―Sabía que al final accederías. ―sonrió y se acercó a Katherine para señalar la parte de su pecho― Sabía que, muy en el fondo, la rebelde Katherine Bell tenía una corazón.
Katherine la miró con el ceño fruncido antes de apartar la mano de Pip con ayuda de un manotazo.
―Más te vale que encontremos al asesino, Amobi. ―le avisó, esta vez siendo ella quien la señalaba― O, si no, me encargaré yo misma de matarte.
―Oh, no sabes cuánto me halagas, Bell. ―ella se llevó una mano al pecho aguantándose la risa y Katherine rodó los ojos con irritación.
Pip sacó el móvil de su bolsillo para empezar a teclear algo.
―¿A quién le escribes? ―preguntó la muchacha con interés, intentando asomarse a la pantalla para molestarla.
―A Cara. ―respondió Pip evitando que Katherine viera la pantalla― Le he dicho que venga para contarle sobre qué haríamos el trabajo.
―Genial. ―Katherine dijo con sarcasmo en su tono de voz y Pip la miró con el ceño fruncido.
―¿No te cae bien?
―Me cae mejor que tú, si es eso a lo que te refieres. ―le contestó Katherine con una sonrisa inocente y la castaña le devolvió la sonrisa para sacarle el dedo.
La pelinegra rió ante eso y se apoyó en la barandilla de las escaleras para admirar el mural de Andie. Era muy bonito, a decir verdad, pero Katherine sabía que a su hermana no le hubiera gustado mucho que su rostro estuviera pintado en una pared.
Pip copió el movimiento de Katherine y se colocó a su lado para mirar también también el mural, en silencio.
Katherine sacó de su bolsillo un paquete de cigarrillos y sacó uno, para sacar también de su bolsillo un mechero y lo encendió. Pip la miró con las cejas alzadas y los ojos muy abiertos.
Cuando la pelinegra iba a posar sus labios sobre el cigarrillo, Pip se lo arrebató de la mano con rapidez para tirarlo rápidamente al suelo.
―¡Eh! ―se quejó Katherine para mirar a Pip con una mezcla de enfado y sorpresa― ¡Que era el último!
―Oh, qué pena. ―ironizó la castaña para aplastar el cigarrillo y apagarlo con la suela desgastada de sus converses de color marrón.
―Te odio.
Pip le sonrió ―Yo también te quiero.
Unos diez minutos después Cara llegó, con la ropa cambiada a una más de deporte pues seguramente habría terminado de arreglarse para ir a sus clases de tenis en unas horas.
Las chicas, al notar la presencia de la morena, se giraron para mirarla.
―Espero que haya una buena razón por la que no estoy viendo «Love Island» ahora mismo. ―dijo recargándose en una pared mirando a su mejor amiga, para saludar a Katherine con la cabeza.
Ella le devolvió el saludo con una mini sonrisa amistosa.
―Ya hemos decidido sobre qué vamos a hacer nuestro proyecto ―informó Pip para mirar a Katherine de reojo―: vamos a resolver el caso de Andie Bell.
Cara alzó las cejas con sorpresa e incredulidad y su mirada se dirigió automáticamente hacia Katherine.
―¿Y tú has aceptado?
Ella se encogió de hombros ―Es muy testaruda cuando se lo propone.
Cara la señaló, dándole la razón.
―El caso de Andie Bell está resuelto. ―dijo la morena con cansancio, metiendo las manos en sus bolsillos de la chaqueta mirando a Pip, como si hubiera tenido esa conversación con ella ya varias veces― Su novio la mató, ¿recuerdas?
―Todo el mundo piensa que Sal Singh es culpable, pero nunca tuvo un juicio y nunca se encontró el cuerpo de mi hermana. ―informó Katherine, pensativa.
―Ya, excepto que Sal admitió haber cometido el crimen y después se suicidó. ―añadió Cara mirando a la pelinegra, siendo también lo más comprensiva posible con el tema.
―¿Sabes cuántas personas admitieron haber cometido el crimen de Charles Lindbergh Junior? ―cuestionó Pip, mirando a su mejor amiga.
―Ni siquiera sé quién es.
―Doscientas. ―contestó la de pelo corto, ignorando el comentario de su mejor amiga― Y esas son ciento noventa y nueve confesiones falsas.
Cara se quedó en silencio, haciendo la cuenta en su mente. Terminó por encogerse de hombros.
―Vamos, tú también conocías a Sal. ―habló Pip de nuevo― Él era un cerebrito, ¡incluso iba a estudiar en Cambridge! Y siempre ha sido muy bueno conmigo.
―Sí, también lo era siempre conmigo. ―añadió Katherine, pero enseguida bajó la mirada― Pero supongo que ese era su deber ya que era la hermana pequeña de su novia, así que...
Pip y Cara miraban a la chica, entendiendo a lo que se refería. La de ojos verdes se quedó unos segundos más mirándola, cuando volvió a hablar.
―Sal era un buen chico. Y los chicos buenos no matan a la gente.
―Bueno, de hecho sí que lo hacen, todo el tiempo. ―contestó Cara y ambas chicas la miraron de nuevo― Enronces... si Sal no asesinó a Andie, ¿quién lo hizo?
―Todavía no lo sabemos ―respondió Katherine mirando de reojo a Pip para después dirigir su mirada al mural de su hermana―, pero quienquiera que fuera podría seguir merodeando por ahí.
KATHERINE tocó el timbr de la casa de la familia Fitz-Amobi. Pippa y ella habían estado hablando y habían acordado verse esa misma noche en casa de la de ojos verdes, aunque a la de ojos cafés no le hiciera especial ilusión.
Llevaba la caja de croissants en la mano, pues al fin y al cabo había comprado los dulces para dárselos a Pip.
No sabía por qué, pero lo había hecho.
Unos segundos después, la puerta de la casa se abrió dejando ver a una mujer rubia y de ojos azules. Sonrió de inmediato al ver a Katherine.
―Buenas tardes. ―saludó la mujer.
―Buenas tardes. ―saludó ella, devolviéndole la sonrisa― Perdone que la moleste a estas horas de la tarde, pero es que he quedado con su hija para el proyecto de investigación.
―Oh... sí, Pip me ha dicho que una amiga vendría aquí. ―le sonrió y la pelinegra frunció un poco el ceño.
Pero decidió seguirle la corriente.
―Ah, sí, somos muy buenas amigas. ―contestó Katherine con una sonrisa divertida, poniendo énfasis en «muy».
La mujer no pareció darse cuenta del sarcasmo en la voz de la menor, por lo que simplemente asintió para dejarla pasar.
―Me llamo Leanne, por cierto. ―se presentó la mujer.
―Encantada de conocerla, Leanne, yo soy Katherine. ―se presentó y la sonrisa en el rostro de la mujer fue desapareciendo poco a poco.
―¿Katherine Bell? ―preguntó y la chica asintió después de unos segundos, mirando a la mujer con un poco de confusión― Oh, tranquila, no es por nada. Es solo que... hace mucho tiempo que no veo a alguien de esa familia. Siento mucho lo que ocurrió, tu madre y yo solíamos ser muy amigas antes de que Andie desapareciera.
Katherine sonrió ―Gracias, Leanne.
Y la mujer le devolvió la sonrisa. Caminó por el pasillo hasta llegar al salón-comedor, donde saludó al padrastro y hermanastro de Pippa.
Leanne le indicó a Katherine hacia dónde ir, y le agradeció antes de subir las escaleras que daban a la parte de arriba de la casa. Llegó a la habitación de Pip y tocó la puerta antes de entrar.
Vio que la chica estaba cruzada de brazos mirando la pared de su habitación, bastante concentrada.
―Sí, definitivamente estás loca. ―dijo Katherine soltando una risa burlona, cerrando la puerta de la habitación.
Pip se percató de la presencia de Katherine, y la miró.
―Estoy pensando en cómo podríamos hacer que todo esto ―señaló los papeles que tenía esparcidos por su escritorio― quepa de forma ordenada en la pared.
―¿Vas a hacer una especie de pizarra de detectives, Amobi? ―preguntó Katherine con diversión, acercándose.
―Vamos a hacer una pizarra de detectives. ―corrigió mirándola de reojo― ¿Qué es eso?
Pip señaló la caja de plástico que tenía Katherine en las manos, con el ceño fruncido.
―Oh, son los croissants con los que has intentado distraer a la señora Penton. ―explicó mirando la caja de plástico y se la extendió a la ojiverde― Toma.
―No me gustan. ―murmuró Pip desviando la mirada hacia su pared.
―Oh. ―fue lo único que salió de la boca de Katherine, casi inaudiblemente, y bajó la mirada.
Pensaba que sí le gustaban.
―Por eso te he traído la caja, porque sabía que no te gustaban. ―se excusó ella con una sonrisa maliciosa.
Pip la fulminó con la mirada, para poner los ojos en blanco mientras negaba con la cabeza y agarró un folleto que se utilizó para reportar la desaparición de Andie Bell para ponerlo justamente en medio de su pared.
Katherine dejó la caja de croissants en el escritorio de Pip haciendo un mohín.
Hasta que alzó la mirada para acercarse un poco más a la pared y contemplar la foto de su hermana. Sonrió casi de inmediato. Ella era preciosa, con esos ojos azules y su pelo color rubio platino.
Pip pareció darse cuenta de que Katherine miraba mucho aquella foto pegada en la pared, por lo que tragó saliva para extenderle un rotulador.
―¿Vas a ayudar o qué?
Katherine miró a Pip durante un tiempo para después suspirar con cansancio y tomar el rotulador. Pip quitó los dibujos de aves pegados en la esquina de la pared, siendo uno de ellos una paloma.
Después, la joven Fitz-Amobi abrió su ordenador para buscar todas las entrevistas posibles sobre el caso de la desaparición de Andie, y mientras ella le dictaba lo que el periodista decía, Katherine dibujaba una especie de línea del tiempo en la que pondrían las horas más importantes de la investigación.
―Andie fue vista por última vez alejándose de su casa en coche en la Calle de la Iglesia, aproximadamente a las diez y treinta de la noche. ―recitó Pip y Katherine comenzó a escribir― Las cámaras de vigilancia de la plaza de Little Kilton muestran a Andie conduciendo por ese lugar a las diez y treinta y ocho de la noche.
Katherine escribió más abajo la siguiente hora y lo que se había acontecido. Le hizo una seña a Pip sin despegar la mirada de la pared cuando hubo terminado de escribir esas dos horas, para indicarle a la chica que siguiera recitándole la entrevista.
―Cuando Andie no recogió a sus padres de una cena a la hora acordada: las doce y cuarenta y cinco, y tampoco recogió a su hermana pequeña, Katherine Bell, de la casa de su mejor amiga, Margot Robinson, a las once y cuarto, Jason y Dawn Bell empezaron a preocuparse. ―Pip siguió diciendo y miró a Katherine de soslayo.
La pelinegra bajó la mirada, recordando que aquella fue la última vez que vio a su mejor amiga ya que cuando sus padres se enteraron de la noticia, es decir, que Andie Bell había desaparecido, decidieron mudarse a otra ciudad, lejos de Little Kilton.
Nunca supo más sobre ella.
Katherine negó con la cabeza para concentrarse en lo que realmente importaba en ese momento y también apuntó las fechas mencionadas.
―Han pasado cinco días desde que Andie desapareció de su casa. ―continuó Pip, comprobando de vez en cuando que Katherine estuviera bien― Ayer, a última hora, se encontró un cuerpo en Woodland, cerca del pueblo de Little Kilton. Se cree que pertenece al estudiante de dieciocho años, Salil Singh, el novio de la adolescente desaparecida, Andie Bell.
Katherine, con la ayuda esta vez de Pip, empezaron a colocar todas las fotos y evidencias de forma estratégica.
―Se cree que Sal se quitó su propia vida ―esta vez fue Katherine quien empezó a recitar, intercambiando su rol con el de Pip― después de confesar el asesinato de su novia.
Pip pegó la foto de un chico moreno, de ojos rasgados, con el pelo negro rizado y bastante alto. Se parecía a Sal, pero no.
―Su hermano pequeño, Ravi, fue la última persona que lo vio con vida. ―terminó de decir Katherine, y Pip le señaló la foto que acababa de pegar, dándole a entender que ese se trataba de Ravi, el hermano menor de Sal.
La entrevista termina diciendo que los padres de Andie eran incapaces de enterrar el cuerpo de su hija, debido a que la búsqueda de su cuerpo aún seguía activa en ese entonces.
Pip se sentó en su cama, al lado de Katherine, pasándose una mano por el rostro. La pelinegra miraba la pared con orgullo, pues la verdad era que les había quedado bastante bien para no ser profesionales ni nada por el estilo.
―Tengo una idea para empezar la investigación ―dijo ella tras un minuto y Katherine la miró―: mañana por la tarde iremos a hablar con Ravi Singh.
―¿Qué? ¿Se te ha ido la olla? ―preguntó Katherine alzando las cejas― Estás realmente loca si de verdad crees que el hermano menor del que todo el pueblo ve como un asesino nos va a contar algo sobre Sal.
―No perdemos nada por intentarlo. ―Pip se encogió de hombros, y Katherine rodó los ojos.
―Dios, sí que eres testaruda.
Pip rió levemente ―Te acostumbrarás.
KATHERINE se despertó más temprano de lo que le hubiera gustado a la mañana siguiente debido a la alarma que la misma Pip le había programado en el móvil, y así evitar que se quedara dormida o algo por el estilo.
Consideró por unos segundos estrellar el móvil contra el suelo debido a que ese sonido le estaba taladrando los oídos y así poder dormir en paz y tranquilidad, pero finalmente se contuvo de hacerlo para reincorporarse en su cama.
Apagó la alarma para quedarse un rato mirando a sus zapatillas que utilizaba para deambular por casa de noche, cuando por fin decidió levantarse.
Se dio una ducha rápida y se puso un poco de base en el rostro para tapar las ojeras que llevaba en esos momentos. Se peinó rápidamente, se vistió con lo primero que pilló y se puso sus converses. La chica se miró en el espejo y colocó una mueca de desagrado.
Salió de su casa, no sin antes enviarle un mensaje a Pip para avisarle de que iba para allá. Habían quedado para verse en la estación de autobuses, una vez que la joven Fitz-Amobi hubo sabido la hora en la que Ravi Singh llegaba a esa parada para bajarse allí.
Quedaba un poco más lejos, por lo que aumentó su rapidez y comenzó a caminar con más velocidad. Unos diez minutos después llegó a la parada, para divisar a Pippa contemplando el lugar por el que tendría que venir el autobús.
―Hey, Amobi. ―saludó la chica posicionándose a su lado― Dime, por favor, que no llego tarde.
―Hey, Bell. ―la saludó y miró el reloj que tenía en su muñeca, mientras que con la otra mano sujetaba la correa de Barney― No, creo que llegas justo a tiempo.
Katherine soltó un suspiro de alivio para asentir y darse cuenta de que Pippa llevaba una caja de color dorado en sus manos.
―¿Qué llevas ahí dentro? ―preguntó con curiosidad y Pip abrió la caja para enseñarle el contenido.
Muffins decorados con glaseado de color amarillo y que desprendían un muy buen aroma a vainilla.
Los ojos oscuros de Katherine brillaron y extendió la mano para tomar uno, pero Pippa le dio un manotazo.
―¡Oye! ―exclamó la chica con molestia― ¡Que no he desayunado!
―No son para tí. ―le informó Pippa a Katherine con una mini sonrisa― Son para Ravi Singh.
―¿Quieres conquistar a Ravi Singh con muffins? ―preguntó Katherine aguantándose una carcajada― Vaya, Amobi, te prometo que no tenía ni idea de que tenías ese lado tan coqueto.
―Oh, cállate. ―bufó la de pelo corto, borrando su sonrisa― No son para conquistarlo, son para que nuestra repentina aparición no le resulte extraña y no llame a la policía.
―Está bien, delincuente. ―ella alzó los brazos con una sonrisa burlona.
Pip no dijo nada más y ambas chicas contemplaron cómo el autobús se acercaba a la parada y segundos después se detenía. Las puertas no tardaron en abrirse, y el primero de todos salió él. Ravi Singh. Era exactamente como en la foto en la habitación de Pip, solo que ahora él llevaba unos cascos puestos.
Pasó por el lado de Katherine y Pip con las manos dentro de los bolsillos, ignorándolas completamente. Las chicas se miraron para empezar a seguirlo.
El chico se giró la primera vez para mirar a las chicas, pero enseguida se dio la vuelta para seguir su camino. Pero como se daba cuenta de que ellas no decían nada, fue él quien habló.
―Hola. ―saludó el moreno con un poco de desconfianza― ¿Os conozco?
―No, solo estamos... dando un paseo. ―respondió Pip y vio que Ravi miraba a la caja que tenía en las manos― Con muffins.
El chico le sonrió ―Vale.
Y siguieron caminando en completo silencio, hasta que Ravi de nuevo lo rompió para volver a girarse.
―¿Estáis seguras de que no puedo ayudaros con algo?
―¿Y cómo sabes que no estamos yendo por el mismo camino? ―preguntó Katherine con un poco de ironía.
El chico se giró completamente.
―¿Os conozco del instituto? ―preguntó él con curiosidad para después mirar a Pip― Hiciste esa asamblea vestida como Florence Nightingale.
―Uhm, era de Emmeline Pankhurst... ―corrigió la ojiverde con una sonrisa― Pero sí, esa era yo.
―Oh, eso lo explica todo. ―contestó Ravi con diversión― Me preguntaba por qué Florence Nightingale se encadenaría a sí misma al aparato del gimnasio.
―Sí, eso no salió como estaba planeado... ―dijo Pip y ella y Ravi comenzaron a reír― Les llevó dos horas y media liberarme.
Katherine miraba a ambos reírse con una ceja alzada.
―Y a mí seguramente me conozcas porque en esa misma asamblea fuí yo la que hizo saltar la alarma de incendios para fastidiarla. ―informó la pelinegra y Ravi rió. Pip se giró hacia ella para fulminarla con la mirada― ¿Qué?, ¡habías sacado una décima más que yo en el examen de Literatura, y encima me lo restregaste en toda la cara!
―Serás inmadura. ―masculló la de pelo corto rodando los ojos, y Katherine le hizo una pequeña reverencia.
―Sí, claro que os recuerdo. ―sonrió el chico con amabilidad y ambas chicas se colocaron al lado de él, quedando Pip en el medio. Ravi señaló el perro de la ojiverde― ¿Quién es esta preciosidad?
―Se llama Barney. ―respondió Pip con una sonrisa y le extendió a Ravi la caja dorada con muffins en el interior.
Ravi le sonrió y abrió la caja para tomar uno y darle un mordisco.
―¿Esencia de vainilla? ―preguntó el moreno mientras masticaba.
―Sí.
―¿Con un toque de nuez moscada?
―Dios, eres bueno. ―contestó Pip haciendo como si estuviera molesta, pero en realidad ella sonreía― A ver, ¿he usado arándanos frescos o congelados?
―Pues teniendo en cuebta lo duros que están... ―empezó a decir Katherine, llevándose un codazo por parte de Pip.
―¿Ambos? ―respondió Ravi sin darse cuenta de lo que acababa de ocurrir.
―Agh, maldito genio del muffin. ―murmuró Pip intentando parecer molesta, pero lo cierto era que parecía todo lo contrario.
―Oh, gracias. ―contestó Ravi soltando una risita y llegaron a prácticamente la puerta de de casa― Bueno, chicas de los muffins peatonales, soy Ravi.
―Yo soy Pip.
―Y yo Katherine.
―De hecho, hemos estado queriendo acercarnos y hablar contigo acerca de nuestro proyecto ―dijo Pip señalando la caja que Ravi tenía en las manos con diversión―, así que estos son una especie de... muffins del soborno.
―¿Vuestro proyecto? ―preguntó Ravi sin comprender mucho.
―Sí, no sé si cuando fuiste al instituto hiciste uno. En nuestro caso, sí que lo hacemos, pero todo el mundo parece muy molesto por eso excepto nosotras.
―Es una especie de proyecto de investigación que tenemos que hacer para nuestra solicitud a la universidad. ―explicó Katherine.
―Sí, e íbamos a hacer un análisis feminista sobre una novela gótica ―Katherine miró a Pip con el ceño fruncido pidiéndole explicaciones, pero ella la miró de reojo dándole a entender que le siguiera el juego―, pero entonces pensamos: «¿qué es algo que realmente importa?».
Ravi miraba a las chicas sin entender nada de lo que Pip estaba diciendo.
―Y, por eso, hemos pensado en el caso de Andie Bell, y... tu hermano. ―siguió la ojiverde, con precaución― Así que... sí, supongo que eso es lo que vamos a hacer, y nos preguntábamos si podíamos hacerte algunas pregun...
―Oh, vaya, creo que deberíais iros. ―interrumpió Ravi a Pip para devolverle la caja con moledtia y miró a Katherine― Sabía que tu nombre me sonaba, eres la hermana de Andie. Qué estúpido he sido por no darme cuenta.
―Pero...
―Mi hermano está muerto, no hay más que hablar. ―contestó el chico con angustia en su mirada para mirar a ambas chicas una última vez y darse la vuelta para caminar hasta su casa.
Katherine y Pip se quedaron mirando cómo Ravi se adentraba en su casa, y la última bajó la mirada para empezar a alejarse del lugar.
Katherine vio cómo se iba, así que después de unos segundos, la siguió.
―Eh, Amobi. ―dijo colocándose a su lado, mirándola― Te dije que no era buena idea preguntarle a Ravi sobre...
―No importa, Bell. ―Pip no le dejó terminar de hablar, para acelerar su paso― Lo hemos intentado, al menos.
La ojimarrón no dijo nada, solamente siguieron caminando.
―¿A dónde vas? ―preguntó Katherine al ver que ambas se dirigían al bosque.
―A dar un paseo con Barney. ―respondió― Y así también aprovecho para despejar mi mente.
―Bien, te acompaño. ―Pip la miró con una ceja alzada y Katherine se encogió de hombros― No tengo nada mejor que hacer, sinceramente.
Pip asintió después de un tiempo y se adentraron en el bosque.
Caminaban en silencio recorriendo el camino que tenía el bosque, contemplando la naturaleza y los árboles. Se percataron de que en las ramas de varios árboles se encontraban colgadas unas cintas de color negro.
Katherine y Pip miraban todo aquello con confusión, sin saber muy bien por qué esas finas cintas estaban allí. Siguieron caminando hasta que Katherine vio una pequeña cabaña hecha con palos de madera a lo lejos.
La joven Bell le dio un golpecito en el hombro a Pip para que ella se diera cuenta de la cabaña también. Pip le hizo una seña para indicarle que las dos se acercarían para inspeccionarla.
Se acercaron a la cabaña y asomaron sus cabezas por la puerta abierta de madera. Se adentraron en ella. El suelo, también hecho de madera, crujía a medida que las chicas pisaban. Todo parecía abandonado, no había nadie.
Vieron que justo al lado del colchón viejo y sucio tirado en el suelo habían pintadas varias iniciales y nombres, como para indicar que quienquiera que fuera hubiera estado allí.
Katherine se quedó mirando un nombre en concreto: el de su hermana, Andie. Tenía escrito su nombre y, en vez de un puntito dibujado en la «i», lo había reemplazado por un mini corazón.
De repente, Barney comenzó a ladrar, sobresaltando a ambas adolescentes. Se giraron para asomarse por la ventana y ver que una chica que tenía el pelo rubio platino recogido en una coleta y vestida con la misma ropa que Andie había desaparecido estaba corriendo.
Katherine y Pip debieron pensar lo mismo, ya que se miraron a la vez con bastante urgencia.
―¡Vamos! ―susurró Pip para agarrar de nuevo la correa de su perro y salir corriendo de la cabaña.
―¡Amobi! ¡Espera! ―exclamó Katherine atándose el pelo azabache en una coleta desordenada, rápidamente, y soltó un gruñido de frustración al ver que ya la había perdido de vista― Mierda.
Katherine salió corriendo de la cabaña también, para intentar alcanzar a Pip. No le costó mucho, pues su vestimenta era fácil de reconocer.
―Gracias por esperarme, ¿eh? ―ironizó la chica con una sonrisa burlona y la respiración acelerada de correr, para después rodar los ojos con molestia.
―Lo siento. ―se disculpó Pip casi de forma automática, mientras ambas seguían corriendo por el bosque― ¡Hey!
Le había gritado a la chica que corría para que se detuviera.
―¡Hey, detente! ―exclamó esta vez Katherine, esquivando de milagro una rama que había estado a punto de golpearla justo en la frente.
―¡Hey!
―¡Detente!
―¡Hey!
Katherine y Pip siguieron corriendo y esquivando los obstáculos ―es decir, las ramas y los árboles― mientras intentaban no perder de vista a esa misteriosa chica de ninguna manera.
Pip fue la primera en detenerse, para intentar recuperar la respiración. Katherine, al ver que la joven Fitz-Amobi no se movía de ese sitio, volvió para quedarse a su lado.
Contemplaron de nuevo las cintas finas de color negro colgadas estratégicanente por las ramas de los árboles.
Pip soltó la correa de Barney para que él también tuviera su tiempo de descanso. Pero, en cuanto Barney comenzó a caminar, alguien más se agachó para acariciarlo.
―Bonito perro. ―dijo la chica misteriosa soltando una risita, asustando un poco a Pip.
Y, en ese momento, Katherine supo de quién se trataba esa voz. No de trataba de una chica misteriosa. No era Andie.
―¿Becca? ―murmuró la chica mirando de reojo a Pip, para que se tranquilizara.
La chica alzó la mirada, y la expresión de Katherine se relajó cuando, en efecto, los ojos azules de su hermana se encontraron con los suyos.
Suspiró de alivio, y Pip también lo hizo.
―Perdón, ¿os he asustado? ―preguntó Becca quitándose los auriculares.
Katherine quiso en ese momento darse una bofetada a sí misma al sentirse tan estúoida, por lo que lo hizo mentalmente. No se acordaba de que Becca salía a correr por el bosque todas y cada una de las mañana que podía.
―No, tranquila, es que...
―Pensábamos que eras alguien más. ―terminó Pip por Katherine, mirando a Becca con la voz temblorosa debido al susto que se había llevado con Barney.
Becca sonrió, entendiendo perfectamente a lo que Pip se refería.
―No te preocupes ―se apartó un mechón de pelo rubio del rostro ―, la gente siempre nos confunde. ―miró a su hermana― ¿Verdad, Katie?
La chica tragó saliva y asintió, esbozando su mejor sonrisa.
Becca le devolvió la sonrisa y le hizo una seña para indicar que se iba para seguir corriendo. Katherine asintió y se despidió de ella con la mano, para que la rubia empezara a alejarse de allí.
Después de aquello Katherine le mandó un mensaje privado a la mayor pidiéndole que, por favor, cuando terminara de correr, estuviera en casa y así poder abrirle la puerta cuando llegara. Becca le mandó el emoji del pulgar junto a un emoji de un corazón.
Suspiró y se guardó el móvil para mirar a Pip, que miraba fijamente el suelo.
―¿Todo bien? ―le preguntó Katherine a la chica, y esta reaccionó.
―Sí, es solo que tu hermana me ha asustado. ―asintió con la cabeza, sonriendo un poco, intentando parecer despreocupada― Creo que ya va siendo hora de irnos, mi madre estará preparando la comida o a punto.
―Tienes razón, la verdad es que tengo mucha hambre. ―contestó Katherine para mirar la caja de muffins y después dirigir su mirada hacia Pip.
La muchacha rodó los ojos y, con una sonrisita burlona, abrió la caja de muffins. Katherine sonrió y tomó un dulce, para darle un mordisco.
―No está duro. ―ella abrió la boca fingiendo sorpresa, y Pip le dio un golpe en el hombro mientras reía y caminaban para salir del bosque.
ˏˋ°•*⁀➷ ↺ nahia's note .ᐟ 💿
LAS ADORO A MIS BEBÉS!!!!
ya pronto caen, don't worry 🙌🏻
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