Había pasado unas semanas desde que los chicos, Marlene y yo comenzamos con la búsqueda.

No iba a parar hasta encontrarla, sabía que ella seguía viva y que Mason tenía algo que ver y eso el círculo cercano lo sabía mejor que nadie. 

Pero sin suficientes pruebas no podíamos hacer nada y si lo incriminábamos ahora, saldríamos perdiendo y me negaba a que eso ocurriera. 

—James, tendrías que dormir aunque sea un rato —levanté la mirada para encontrarme a mi madre en el marco de la puerta con una expresión triste en su rostro.

—Mamá...

—Lo sé, y no tengo ningún problema, porque debes encontrarla, pero no podrás hacerlo si algo malo te pasa, y ya llevas días, incluso semanas sin dormir bien, y necesitas descansar. Si lo haces, incluso tendrás más fuerzas para hacerlo. 

En parte, ella tenía razón. 

Pero tenía miedo de que llegara tarde a salvarla, el tiempo corría y no estaba seguro de cuanto tiempo podríamos tener para encontrarla con vida. 

—Entiendo mamá, pero no puedo perder el tiempo mamá, no sé si estará bien o si algo le ha pasado. Ni siquiera quiero imaginarme si ya no está con vida. No quiero pensar que puedo perderla para siempre —ella se acercó a mí y se sentó en la cama para abrazarme.

La abracé fuerte dejando caer las lágrimas. 

Estaba agotado y tenía miedo de no poder salvarla a tiempo. 

Había dejado al amor de mi vida sufriendo porque ella quería salvarme a mí y ella no sabía que si a ella le llegaba a pasar algo estaría completamente perdido. 

¿Cómo iba a vivir en un mundo donde ella no estuviera?

Eso era imposible.

—Mamá, no quiero perderla —susurré.

—No vas a perderla cielo. Ella es una persona muy fuerte y estoy segura de que podrá con todo, y está luchando para poder volveros a ver. Y cuando eso pase, estaréis juntos y seréis felices, que es lo que ambos os merecéis. Ninguno de los dos tenéis que vivir de esta manera, y yo sé que ella está bien y vas a encontrarla, pero tienes que descansar James —susurró ella sin soltarme en ningún momento. 

—Tengo tanto miedo, porque quiero pensar que ella está bien, pero sé como es Mason y tengo mucho miedo de que algo malo le haya hecho y que yo no pueda salvarla, porque eso no podría perdonármelo jamás mamá. No puedo dejar que nada malo le pase, ya bastante sufrió y ni siquiera lo supe mamá. Sacrificó su felicidad por mí, para que nada malo me pasara, ¿y yo no soy ni capaz de salvarla? ¿Qué clase de persona no es capaz de salvarle la vida a la persona que más ama?

Ella se separó un poco para verme.

—Escúchame atentamente James, no tienes que culparte de nada, porque una persona cuando ama a alguien es capaz de hacer lo que sea por esa persona. Y ambos lo estáis haciendo con el otro. Ella te salva a su manera y tú vas a salvarla a tu manera. No tienes que culparte por nada, porque nadie sabía lo que ella tenía pensado hacer y ella sabía que si te decía todo, tú harías cualquier cosa para detenerla, y como tú tienes miedo de perderla, ella también tiene miedo de perderte James —hizo una pequeña pausa—. La encontraremos y todo volverá a la normalidad, o al menos lo intentaremos. Pero debes descansar aunque sea un poco.

Asentí, tal vez tenía razón. 

No culpaba a Aline por todo esto. Porque sabía que, en su lugar, haría lo mismo, porque prefería aguantar yo todo el daño, antes de que ella tuviera que sufrir.

Pero la encontraría, aunque me costara una vida entera hacerlo.

Hice caso a mi madre y me acosté en la cama, ella sonrió un poco y me dio un beso en la frente antes de salir de ahí. 

Cerré los ojos, intentando dormir, aunque fuera un poco. 

Me desperté un poco mejor que antes, y sabía que debía ir al Ministerio para mis prácticas, y también quería hablar con los demás para saber si había novedades. 

Me levanté de la cama y fui a desayunar, obviamente mis padres habían salido de casa, seguramente habían ido a dar una vuelta o a pasar el día juntos. Así que poco después ya estaba accediendo al Ministerio y busqué con la mirada a mi grupito de idiotas, aunque los quería muchísimo a todos. 

A lo lejos vi a Mason reír con su grupo de amigos, y solo me enfadé muchísimo más. Si tanto le importaba Aline, tendría que notar un poco de tristeza y preocupación, pero no había nada en ese maldito rostro que se cargaba. 

Lo odiaba y solo esperaba encontrar las suficientes pruebas para que fuera a Azkaban y si podía lograr que le diera el beso del dementor, sería uno de los mejores días de mi vida. 

Sus amigos se alejaron y yo me acerqué a él enfadado. 

Me miró con una sonrisa divertida. 

—Buenos días Potter, ¿ya has encontrado a mi mujer? O ya te has dado cuenta de la verdad. 

—Sé que tienes algo que ver con su desaparición y voy a encontrar pruebas suficientes para mandarte a Azkaban de una vez por todas —él rio y eso hizo que me enfadara todavía más.

—Yo no tengo nada que ver, no es mi culpa que ella sea una perra y se fuera con el primero que vio por la calle —lo único que consiguió es que lo tomara del cuello de su camisa y lo estampara contra la pared enfadado. 

—¡James! —escuché el grito de Sirius a lo lejos, pero no me importó.

Empecé a golpear con todas mis fuerzas a Mason, podría acabar mal, pero no me importaba en absoluto, quería verlo muerto.

No duró mucho porque sentí como Remus y Sirius me sujetaban para alejarme de Mason que ahora se encontraba tendido en el suelo, medio inconsciente, pero me miró y empezó a reír.

—Qué adorable puedes ser cuando quieres James, si algo le pasa a Aline que quedé en tu conciencia —intenté soltarme del agarre de mis mejores amigos sin éxito alguno y Kingsley se acercó a nosotros preocupado.

—¿Qué demonios ha pasado aquí? —se agachó para intentar ayudar a Mason.

—¡Él sabe donde está Aline! —grité enfadado intentando de todas las maneras poder soltarme del agarre fuerte de ambos.

—Llevarlo a mi oficina —Remus y Sirius asintieron ante la orden de Kingsley, y ellos me llevaron a su oficina para entrar dentro y cerrar la puerta. 

Ambos custodiando la puerta. 

—Debisteis dejarme matarlo —estaba muy enfadado con esta maldita situación.

—Si te hubiéramos dejado hacerlo, estaría acabado y Aline también, lo sabes James. Necesitamos a Mason vivo. 

En parte tenían razón.

La puerta se abrió dejándonos ver a Kingsley que cerró la puerta detrás de él y me miró serio.

—Es grave lo que has hecho, lo sabes, ¿no? Podría suspenderte, pero no lo haré. Así que ya me puedes dar una buena razón del porqué lo golpeaste de esa manera. 

—Él sabe donde está Aline.

—¿Tienes pruebas? —negué bufando—. Pues eso, no puedes hacer nada sin pruebas, y créeme que quiero ayudarte, pero tienes que aguantar y esperar a que podamos encontrar pruebas suficientes para poder culparlo de todo. 

Bufé.

Qué mierda todo.

NOTA DE AUTORA

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