Final
Con el pergamino rojo en sus manos, y lejos de la mansión de Taehyung. En un lugar apartado, iluminado por un débil resplandor de luna, Jungkook desenrolló el documento con cuidado y comenzó a leer las palabras escritas por la doctora Min. La doctora había detallado en el pergamino cómo neutralizar a Jungkook, revelando una debilidad que podría ser aprovechada para detener al poderoso ser que ahora se erguía frente a la fogata.
Mientras las palabras de la doctora Min cobraban vida ante sus ojos, Jungkook dejó escapar una risa burlona.
-Así que, doctora Min, tenías dos investigaciones. Probaste con una y fracasaste, pero nunca pudiste poner a prueba esta otra,- murmuró Jungkook con voz cargada de desdén.
La revelación de que la doctora Min había mantenido en secreto esta información crucial despertó una chispa de desafío en el interior de Jungkook.
Sin titubear, Jungkook con un movimiento ágil, arroja el pergamino al fuego que crepitaba vorazmente. Las llamas devoraron el documento, consumiendo las palabras que prometían la única forma de debilitar al imponente Jungkook.
Con el informe reducido a cenizas que se elevaban hacia el cielo nocturno, Jungkook se erguió ante la fogata, su figura envuelta en un resplandor fantasmagórico. En su rostro se reflejaba una determinación feroz y una confianza inquebrantable en su poder. Así que decidió volver al laboratorio destruido.
Jungkook se adentró en los restos carbonizados del laboratorio que había destruido en su búsqueda de respuestas y poder. Entre los escombros y la ruina, sus ojos ávidos detectaron una habitación oculta, apenas dañada por el caos que él mismo había desatado. En el centro de la sala, un computador parpadeaba débilmente, como un testigo silencioso de secretos enterrados en lo más profundo del laboratorio.
Una sonrisa siniestra se dibujó en el rostro de Jungkook mientras se acercaba al computador y comenzaba a revisar los archivos que contenía. Con movimientos precisos, activó la cámara y comenzó a grabarse, su voz resonando en la habitación con un tono frío y calculador.
En la pantalla, Jungkook reveló la verdad oculta detrás de su creación. Habló de cómo el gobernador Kim y un grupo de científicos lo habían concebido en un laboratorio clandestino, sometiéndolo a pruebas dolorosas y despiadadas: quemaduras, cortes, y otros tormentos que habían forjado su poder y su resistencia. Mencionó que todos los científicos involucrados en su creación habían encontrado su final, pero que faltaba una última pieza en el rompecabezas: Taehyung.
Con determinación fría en su mirada, Jungkook expresó su intención de encontrar a Taehyung, la única persona que quedaba viva y que conocía todos los secretos de su origen. Una vez que su misión estuviera completa, Jungkook planeaba desaparecer, alejarse de todo lo que lo ataba a su pasado y a las sombras de su creación.
En ese instante, en la penumbra de la habitación olvidada, Jungkook trazó un plan para su libertad definitiva, un camino que lo llevaría lejos de aquellos que lo habían creado y moldeado a su imagen y semejanza. El reloj seguía marcando el tiempo implacable, mientras el destino de Jungkook y Taehyung se precipitaba hacia un enfrentamiento final que cambiaría el curso de sus vidas para siempre.
Una selva protegida se extendía majestuoso en un mapa ante Jungkook, acompañaban su avance decidido hacia el lugar que sabía que debía visitar después de enfrentarse a Taehyung. Con sus dispositivos tecnológicos estratégicamente desplegados, Jungkook interceptó las transmisiones de comunicación de los militares que rodeaban la mansión.
Escuchando atentamente, Jungkook descubrió que Taehyung se había ausentado de la mansión para recuperar el cuerpo de su padre, acompañado por el comandante y el forense. Sin perder un segundo, Jungkook se deslizó entre las sombras hasta el parque donde reposaba el cuerpo, observando en silencio mientras lo sacaban del féretro cubierto por la bandera nacional.
Una vez que el cuerpo fue llevado lejos de la escena, Jungkook supo que no podía permitirse más demoras. Con una determinación fría brillando en sus ojos, se abalanzó hacia Taehyung en un instante, llevándolo de vuelta al laboratorio con una velocidad sobrehumana.
Al llegar al laboratorio, Jungkook arrojó a Taehyung al suelo con un estrépito sordo, cerrando la puerta de la habitación detrás de él con un golpe seco. El sonido resonó en la habitación ahora lúgubre y cargada de tensión, mientras Taehyung y Jungkook quedaban cara a cara,
Taehyung se encontraba en el suelo, con la mirada fija en Jungkook, sus ojos destellando con una mezcla de rabia y dolor. La habitación resonaba con la tensión palpable entre los dos adversarios, cada uno en un extremo opuesto del conflicto que los había llevado a ese punto crítico.
Jungkook, con una sonrisa sarcástica en los labios, se burlaba de Taehyung con palabras afiladas que cortaban como dagas en el aire cargado de hostilidad.
-Estás solo, Taehyung. Todo esto es tu culpa,- murmuró Jungkook con desdén, sus ojos brillando con una malicia fría y calculada.
Las palabras hirientes de Jungkook resonaron en la habitación, perforando la armadura emocional de Taehyung y haciendo eco en las profundidades de su ser. La crueldad de las palabras de Jungkook hacía eco en el corazón de Taehyung, recordándole el peso de su soledad y la carga de sus decisiones pasadas.
Jungkook continuó su diatriba, arrojando más leña al fuego de la ira de Taehyung.
-Al menos tus padres no sufrieron tanto como yo. Tú solo tuviste que ver cómo morían, pero yo... yo viví el tormento en carne propia, -se mofó Jungkook, su risa resonando como un eco siniestro en la habitación.
El ambiente tenso se espesaba con cada palabra pronunciada, cada gesto cargado de significado.
Jungkook se acomodó en la silla frente al computador, su expresión impasible mientras sus dedos danzaban sobre el teclado. La luz de la pantalla iluminaba su rostro con un resplandor frío y distante. A pocos metros de él, Taehyung permanecía en el suelo, sus ojos llenos de enojo y miedo. Su corazón latía con fuerza en su pecho, recordando la brutalidad con la que Jungkook había acabado con sus padres. Ahora, estaba atrapado en la misma habitación con el asesino, incapaz de prever qué más podría suceder.
El silencio era denso, roto solo por el sonido de las teclas y la respiración entrecortada de Taehyung. Jungkook no lo miraba, como si su presencia fuera insignificante. Pero Taehyung sabía que no debía subestimarlo. Jungkook era fuerte, poderoso, y su ira no conocía límites.
Justo cuando Taehyung decidió intentar hablar, algo en la computadora captó su atención. Un video comenzaba a reproducirse. Al principio, los sonidos eran indistintos, pero pronto reconoció la voz de Jungkook. La sorpresa lo hizo levantarse rápidamente del suelo, sus ojos fijos en la pantalla. Era un video de él. Jungkook se había estado grabándo, y ahora lo estaba enviando a todos los noticieros.
-¿Qué estás haciendo? -exclamó Taehyung, su voz quebrada por la mezcla de miedo y desesperación.
Jungkook se levantó con calma, su mirada fija en la pantalla mientras el video se enviaba. Luego, se giró hacia Taehyung, su rostro tenía una máscara de frialdad. En dos pasos largos, estuvo frente a él. Antes de que Taehyung pudiera reaccionar, Jungkook lo agarró del cuello y lo levantó del suelo con una fuerza sorprendente. Taehyung intentó liberarse, sus manos aferrándose a la muñeca de Jungkook, pero era inútil. La presión en su garganta le cortaba el aire, y sus pies pataleaban de forma desesperada.
-¿Crees que podrías escapar de esto? -dijo Jungkook con voz baja, sus ojos oscuros clavados en los de Taehyung-. Nadie puede detener lo que ya está en marcha. Ahora, todos sabrán quiénes son realmente.
Taehyung luchaba por respirar, sus pensamientos desordenados y confusos. Sentía la oscuridad acercándose mientras su visión se volvía borrosa. Jungkook lo soltó de repente, dejándolo caer al suelo como una muñeca rota. Taehyung tosió y jadeó, tratando de recuperar el aliento.
-¿Por qué? -logró decir entre jadeos-. ¿Por qué haces esto?
Jungkook se arrodilló junto a él, su expresión aún inmutable.
-Porque puedo -dijo con frialdad-. Y porque quiero que sufras. Es simple.
Taehyung lo miró, sus ojos llenos de lágrimas y odio. No podía entender cómo alguien podía ser tan cruel, tan despiadado. Pero sabía que no tenía opción. Tenía que sobrevivir, tenía que encontrar una forma de detener a Jungkook.
-Esto no ha terminado, Taehyung -dijo Jungkook, poniéndose de pie nuevamente-. Esto es solo el comienzo.
Mientras Jungkook se alejaba, Taehyung supo que tenía que ser fuerte. Tenía que encontrar una forma de enfrentarse a su enemigo, no solo por él mismo, sino por la memoria de sus padres.
Jungkook volvió a sentarse frente al computador, pero no antes de inclinarse hacia Taehyung, quien aún intentaba recuperar el aliento en el suelo. Con una fuerza brutal, Jungkook le tomó la mandíbula, levantando su rostro hacia el suyo. La mirada de Taehyung estaba llena de terror y repugnancia, pero antes de que pudiera decir algo, Jungkook se inclinó y, con una rapidez desconcertante, metió su larga lengua en la boca de Taehyung.
El sabor metálico y la invasión repentina hicieron que Taehyung se desesperara. La lengua de Jungkook se adentró más y más, casi alcanzando su garganta, provocando arcadas y una sensación de asfixia. Taehyung intentó apartarse, pero la mano de Jungkook en su mandíbula lo mantenía firmemente en su lugar.
Jungkook se rió entre dientes, una risa fría y cruel que resonó en la habitación. Finalmente, retiró su lengua y soltó a Taehyung, quien cayó de rodillas al suelo, tosiendo y jadeando, sus manos temblorosas llevadas a la garganta en un intento de calmar la sensación de invasión.
-Te ves tan patético -dijo Jungkook, volviendo a su asiento frente al computador-. Apenas puedo creer que seas el mismo en el que confíe.
Mientras Jungkook se concentraba de nuevo en la pantalla, Taehyung se quedó en el suelo, temblando y con los ojos llenos de lágrimas. La humillación y el odio se mezclaban en su pecho, formando un nudo que casi le impedía respirar. Sabía que tenía que ser fuerte, pero cada acción de Jungkook parecía diseñada para quebrarlo más y más.
Desde su posición en el suelo, Taehyung observó cómo Jungkook continuaba con lo suyo, enviando más archivos y videos a los noticieros. La sensación de impotencia era abrumadora, pero también sentía una chispa de resolución encenderse en su interior. No podía dejar que Jungkook ganara. Tenía que encontrar una manera de detenerlo, de escapar y de hacer justicia por sus padres.
Con cada minuto que pasaba, Taehyung sentía que su odio y su deseo de venganza crecían. La imagen de sus padres muertos y la crueldad de Jungkook se grababan en su mente, dándole la fuerza que necesitaba para seguir adelante. Sabía que no podía enfrentarse a Jungkook directamente, al menos no ahora, pero tenía que ser inteligente. Tenía que esperar el momento adecuado.
Por ahora, solo podía observar y planear, asegurándose de no mostrar más debilidad de la necesaria. Jungkook podía ser fuerte y poderoso, pero su arrogancia sería su perdición. Taehyung lo sabía, y estaba decidido a usar cada recurso a su disposición para derrocar a su enemigo.
El sonido del teclado de Jungkook resonaba en la habitación, un recordatorio constante de la batalla que aún estaba por venir. Taehyung se levantó lentamente, sus piernas temblorosas pero firmes. Se volvió a sentar en el suelo, observando a su captor con una mirada que no mostraba nada del miedo que todavía sentía.
Jungkook, aparentemente satisfecho con lo que había hecho en el computador, se estiró en su silla y dejó escapar un suspiro de satisfacción. Giró lentamente su cabeza hacia Taehyung, una sonrisa siniestra curvando sus labios.
-¿Sabes, Taehyung? -dijo con una voz cargada de un peligroso deseo-. Creo que tengo ganas de divertirme un poco más.
Taehyung sintió un escalofrío recorrer su espalda al ver el brillo en los ojos de Jungkook. Su instinto le gritaba que se alejara, que huyera de inmediato. Cuando Jungkook se levantó de la silla, Taehyung notó con horror que tenía ambos miembros erectos, y la mera visión de ellos hizo que su corazón latiera con pánico.
Sin pensarlo dos veces, Taehyung se lanzó hacia la puerta, su único pensamiento era escapar. Sus manos temblorosas intentaron girar el pomo, pero la puerta no se movió. Estaba cerrada con llave. La desesperación se apoderó de él mientras forcejeaba inútilmente, sus dedos resbalando en el frío metal.
-No... por favor, no lo hagas -suplicó, girándose para enfrentar a Jungkook, sus ojos llenos de terror y súplica.
Jungkook avanzaba lentamente hacia él, disfrutando de cada segundo de la desesperación de Taehyung. Su risa baja y peligrosa resonaba en la habitación, haciendo que Taehyung sintiera que las paredes se cerraban a su alrededor.
-¿Crees que puedes huir de mí, Taehyung? -dijo Jungkook, su voz suave pero cargada de una amenaza palpable-. Ya deberías saber que no hay escape
Taehyung retrocedió hasta que su espalda chocó contra la puerta, sin dejar de mirar a Jungkook con ojos suplicantes. Sentía su respiración acelerada y su mente buscaba frenéticamente una salida, cualquier cosa que pudiera hacer para evitar lo que estaba por venir.
-Por favor, Jungkook... -imploró, su voz quebrada por el miedo-. No lo hagas, te lo ruego.
Jungkook se detuvo a pocos centímetros de él, sus dos miembros erectos una amenaza tangible. Inclinó su cabeza, observando a Taehyung como un depredador que disfruta del pánico de su presa.
-Tus súplicas solo hacen que esto sea más interesante, Taehyung.
Taehyung sintió las lágrimas brotar de sus ojos mientras Jungkook levantaba una mano, acariciando su rostro con una suavidad que contrastaba cruelmente con la situación.
Ahora, sé un buen chico y no hagas esto más difícil de lo que tiene que ser.
La sensación de impotencia y terror se apoderó completamente de Taehyung. Sus pensamientos eran un torbellino de pánico y desesperación. Sabía que no tenía fuerzas para resistirse físicamente a Jungkook, pero su espíritu se negaba a rendirse.
Cuando Jungkook se inclinó hacia él, Taehyung reunió todas las fuerzas que le quedaban y lanzó un último grito de súplica.
-¡No! ¡Alguien, por favor, ayúdeme!
Su voz resonó en la habitación, pero Taehyung sabía que nadie vendría a salvarlo. Estaba solo, atrapado con un monstruo que disfrutaba su sufrimiento. Mientras Jungkook se acercaba más, Taehyung cerró los ojos, intentando prepararse para lo inevitable.
Jungkook se acercó a Taehyung con una mirada decidida y oscura. Sin decir una palabra, lo tomó del pelo y lo obligó a arrodillarse, manteniendo su agarre firme y doloroso. Taehyung cerró los ojos por un momento, sintiendo la desesperación y el miedo apoderarse de él.
-Escucha bien, Taehyung acaricia mis dos pollas-dijo Jungkook, su voz baja y amenazante-. Si intentas hacer algo estúpido, tu muerte será lenta y dolorosa. ¿Entendido?
Taehyung asintió con dificultad, las lágrimas acumulándose en sus ojos. No podía ver una salida inmediata, pero sabía que debía mantener la calma y esperar una oportunidad.
-Ahora, haz lo que te digo -ordenó Jungkook, su agarre en el cabello de Taehyung se hizo aún más fuerte.
Con manos temblorosas, Taehyung obedeció acariciaba una polla con cada mano, sus pensamientos enfocados en sobrevivir. Mientras sus manos seguían las órdenes de Jungkook, sentía cada segundo como una eternidad. La presión en su cabeza era constante y dolorosa, pero trataba de no mostrar más debilidad de la necesaria.
Jungkook observaba cada movimiento, su semblante impasible mientras mantenía su control absoluto sobre Taehyung. La satisfacción en sus ojos era evidente, disfrutando del poder que tenía sobre su prisionero.
El tiempo parecía dilatarse, cada segundo cargado de tensión y sufrimiento. Taehyung sabía que no podía seguir así indefinidamente, pero también entendía que cualquier intento de rebelión en ese momento sería inútil y peligroso.
Finalmente, Jungkook aflojó un poco su agarre, aunque no lo soltó por completo. La sensación de alivio fue mínima, pero Taehyung aprovechó el momento para intentar recuperar un poco de su compostura.
-Recuerda, Taehyung -dijo Jungkook con una sonrisa siniestra-. Yo siempre estaré un paso adelante. No intentes nada estúpido.
Con esas palabras, Jungkook lo soltó completamente y se alejó un poco, dejando a Taehyung arrodillado en el suelo, temblando y tratando de recomponerse. La humillación y el miedo seguían presentes.
El caos reinaba por todas partes, y la búsqueda de Taehyung tuvo que ser suspendida debido a los impactantes vídeos que Jungkook había enviado. Los vídeos revelaban toda la verdad sobre el gobernador Kim y los horribles experimentos que había llevado a cabo. La información se difundió rápidamente, causando indignación y protestas masivas en toda la ciudad.
En el laboratorio, Jungkook observaba a Taehyung, que yacía en el suelo arrodillado. Para Jungkook, este era el lugar al que siempre había pertenecido Taehyung. La felicidad que sentía al verlo en esa posición era una mezcla de venganza y justicia. "Finalmente, todo el mundo conocerá la verdad," pensó Jungkook mientras una sonrisa torcida se dibujaba en su rostro.
Jungkook salió de la habitación dejando a Taehyung atrás, con la mente llena de pensamientos oscuros y complicados. Mientras caminaba entre los escombros del laboratorio, buscó algunas sogas para poder atar a Taehyung y asegurarse de que no escapara. Recordaba cada palabra que intercambiaron y la traición que sentía le consumía por dentro.
Entre los restos del laboratorio, Jungkook encontró algunos artefactos con electricidad. Buscaba utilizarlos para lastimar a Taehyung, y mantenerlo bajo control.
Mientras manipulaba los artefactos, Jungkook reflexionaba sobre todo lo que los dos habían pasado juntos y cómo habían llegado a este punto de conflicto.
Jungkook regresó a la habitación donde Taehyung estaba aún arrodillado en el suelo, con una determinación fría en sus ojos. Sin decir una palabra, Jungkook tomó las sogas que había encontrado entre los escombros del laboratorio y procedió a atar a Taehyung de manos y pies, asegurándose de que no pudiera escapar.
Una vez que Taehyung estuvo firmemente asegurado, Jungkook activó los artefactos con electricidad que había encontrado.Su intención era lastimar a Taehyung, utilizar la corriente eléctrica como un medio para mantenerlo bajo control y prevenir cualquier intento de fuga.
El aire estaba cargado de tensión y un leve zumbido eléctrico resonaba en el ambiente. Taehyung, con el cuerpo tenso y la respiración agitada, miraba a su alrededor, intentando desentrañar lo que estaba ocurriendo. No tenía mucho tiempo para pensar, ya que una descarga eléctrica recorrió su cuerpo, haciéndolo estremecerse.
-¿Qué... qué estás haciendo, Jungkook? -logró articular Taehyung entre jadeos, su voz cargada de confusión y un toque de desesperación.
Jungkook, con una sonrisa enigmática y una mirada intensa, se acercó lentamente. En su mano sostenía un pequeño dispositivo que emitía chispas eléctricas. Sus ojos oscuros brillaban con una mezcla de determinación y algo indescifrable.
-Esto es solo el comienzo, Tae -respondió Jungkook, su voz profunda y controlada, casi hipnótica. Sin perder tiempo, apagó el dispositivo y lo guardó en su bolsillo antes de dirigirse a una mesa cercana llena de informes y documentos esparcidos por doquier.
Taehyung, aún recuperándose de las descargas, observaba a Jungkook con miedo. No entendía por qué no lo mataba ya.
Jungkook comenzó a hojear los informes, sus ojos recorriendo rápidamente las líneas de texto. Parecía buscar algo específico. Después de unos minutos de silencio tenso, finalmente encontró lo que buscaba. Un destello de satisfacción cruzó su rostro.
-Ven conmigo, Taehyung -ordenó Jungkook, su tono autoritario no dejando espacio para la disidencia.
Taehyung, sin poder resistirse, se levantó tambaleante y siguió a Jungkook. Los dos salieron de la habitación y avanzaron por un corredor oscuro y estrecho. El ambiente era sofocante, con el olor a humedad y descomposición llenando el aire. Finalmente, llegaron a una puerta de metal oxidado.
Jungkook empujó la puerta, revelando una sala en ruinas. La vista era desoladora: mesas volcadas, equipos destrozados y papeles esparcidos por todas partes. El lugar parecía haber sido testigo de una batalla feroz. Taehyung miró a su alrededor con asombro y horror.
-¿Qué pasó aquí? -preguntó Taehyung, su voz apenas un susurro.
Jungkook se detuvo en medio del laboratorio, su expresión se endureció mientras miraba los restos del lugar.
-Yo pasé aquí todo el tiempo-respondió con frialdad-. Cuando escapé, gracias a a tí no dejé nada intacto. Este lugar era una prisión, un laboratorio donde experimentaban conmigo. Pero ahora, es solo un recuerdo de lo que fue.
Taehyung sintió un escalofrío recorrer su espalda. No podía imaginar por qué jungkook lo llevo a ese lugar. Pero antes de que pudiera decir algo, Jungkook lo tomó del brazo y lo llevó a una sala adyacente.
Esta sala, en contraste con el caos del laboratorio, estaba sorprendentemente intacta. Los equipos brillaban con una limpieza casi antinatural y las paredes blancas resplandecían bajo la luz fluorescente. Jungkook cerró la puerta detrás de ellos y se dirigió a una silla en el centro de la sala.
-Siéntate -ordenó Jungkook, señalando la silla con un gesto firme.
Taehyung, sin otra opción, obedeció. Jungkook rápidamente ató sus muñecas y tobillos a la silla con correas de cuero. Taehyung luchó un poco, pero pronto se dio cuenta de que era inútil.
-¿Por qué haces esto, Jungkook? -preguntó Taehyung, su voz temblando ligeramente-. Pensé que éramos amigos.
Jungkook se detuvo por un momento, su expresión suavizándose apenas.
-Lo éramos, Tae. Pero hay cosas que necesitas saber, la traición nunca se perdona y hay cosas que solo yo puedo mostrarte. cómo el sufrimiento
Con esas palabras, Jungkook se giró y comenzó a manipular un panel de control en la pared. Taehyung lo observó en silencio, su mente llena de preguntas y miedos.
La atmósfera en la sala se volvió aún más tensa. Jungkook se acercó a Taehyung con pasos lentos y deliberados, su expresión fría y calculadora. Sus ojos oscuros parecían dos abismos insondables mientras se detenía frente a su prisionero.
-Ahora, Tae, es el momento de que sientas un poco de lo que yo sentí -dijo Jungkook, su voz gélida como el acero.
Sin previo aviso, Jungkook activó un dispositivo que había conectado a la silla. Un dolor agudo recorrió el cuerpo de Taehyung, arrancándole un grito desgarrador. La electricidad pulsaba a través de sus músculos, haciéndolos tensarse y retorcerse involuntariamente.
-¡Jungkook, por favor! -suplicó Taehyung, su voz quebrada por el dolor-. ¡No entiendo por qué estás haciendo esto!
Jungkook se inclinó hacia él, su rostro a solo centímetros del de Taehyung. Una sonrisa tenebrosa se dibujó en sus labios mientras susurraba:
-Te odio, Taehyung. Te odio por lo que tu padre y esos científicos me hicieron, por lo que tú me hiciste, por lo que me hicieron pasar. Y ahora, vas a terminar muerto como ellos.
Taehyung sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, no solo por las palabras de Jungkook, sino por la manera en que las dijo. Había una intensidad oscura en sus ojos, una furia contenida que amenazaba con desbordarse.
-Nadie va a venir a buscarte -continuó Jungkook, su tono cargado de desprecio-. La ciudad está sumida en el caos por los videos. Ahora, todo el mundo sabe lo que hizo tu padre, Taehyung. Saben cómo me creó en este laboratorio, cómo me torturaban y me obligaban a hacer cosas horribles. Pero ahora, tú sufrirás por él.
Taehyung estaba aturdido, el dolor físico se mezclaba con el terror. Las palabras de Jungkook resonaban en su mente, cada una de ellas como una daga afilada.
-Mi... mi padre... -balbuceó Taehyung, tratando de procesar la información, el no quería morír-. Yo no tengo la culpa de eso, no sabía...
Jungkook soltó una carcajada amarga.
-¡Claro que no sabías! -exclamó-. Viviste una vida cómoda y protegida, mientras yo sufría en este infierno. Pero ahora, todo ha cambiado. Ahora, tú sentirás lo que es vivir en el dolor y el miedo constante.
Con una expresión de satisfacción, Jungkook aumentó la intensidad del dispositivo, provocando que Taehyung gritara de nuevo. El dolor era insoportable, pero lo que más le dolía era que Jungkook jamás lo perdono.
-¿Por qué no me dejas, Jungkook? -preguntó Taehyung entre jadeos- Éramos amigos
Jungkook se detuvo por un momento, su expresión se endureció.
-Lo fuimos, Tae. Pero la verdad es que nunca pude olvidar lo que me hicieron. Nunca pude olvidar el dolor, la traición,el miedo, la desesperación. Y ahora, es tu turno de sentir todo eso.
La sonrisa de Jungkook se volvió aún más siniestra mientras observaba a Taehyung retorcerse de dolor. Había una satisfacción oscura en sus ojos, una especie de justicia retorcida que encontraba en la tortura de su antiguo amigo.
-Nadie vendrá por ti, Taehyung. Nadie -repitió Jungkook-. Estás solo, y ahora, vas a pagar por los pecados de tu padre y los tuyos.
Con esas palabras, Jungkook volvió a aumentar la intensidad del dispositivo, sumiendo a Taehyung en un mar de agonía. Los gritos de Taehyung resonaban en la sala, una sinfonía de desesperación que parecía alimentar la oscura satisfacción de Jungkook.
En medio del dolor y la confusión, Taehyung solo podía pensar en una cosa: ¿Por su culpa había llegado todo a esto? ¿Cómo había perdido a su amigo por estúpido y se había encontrado en medio de este infierno? Y, sobre todo, ¿cómo podría salir de él?
La risa malévola de Jungkook resonó en la sala, rebotando en las paredes blancas y estériles, llenando el espacio de una oscuridad palpable. Taehyung, aún atado a la silla y con el cuerpo convulsionando por las descargas eléctricas, intentó recuperar el aliento. Sus ojos, llenos de dolor y confusión, se encontraron con los de Jungkook.
-Quizás, Tae, podrías haber estado conmigo -dijo Jungkook, su voz cargada de una mezcla de resentimiento y burla-. Pero preferiste traicionarme y entregarme. Y ahora mírate, estás sufriendo. Dime, ¿dónde está tu papito para salvarte?
Taehyung intentó hablar, pero el dolor le robaba las palabras. Todo lo que pudo hacer fue mirar a Jungkook, sus ojos suplicantes, llenos de una mezcla de desesperación y arrepentimiento. La risa de Jungkook se hizo más fuerte, más sádica, mientras disfrutaba de la impotencia de Taehyung.
-Eso pensé -continuó Jungkook, su tono burlón-. Tu padre no está aquí para salvarte. Y nunca lo estará. Ahora, eres solo tú y yo.
Jungkook se giró hacia el panel de control, ajustando los controles con una precisión meticulosa. Las descargas eléctricas cesaron por un momento, permitiendo a Taehyung tomar un respiro tembloroso. Sin embargo, sabía que este respiro solo era temporal.
¿Recuerdas cuando fuimos amigos por poco tiempo, Tae? -preguntó Jungkook, su voz ahora más suave, casi nostálgica-. Cuando te defendí y te daba hasta de comer, confíe en ti, Pero eso se hicieron añicos el día que me traicionaste.
Taehyung cerró los ojos y Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas, silenciosas pero cargadas de un dolor profundo.
-Jungkook, por favor... -imploró Taehyung, su voz apenas un susurro-. No sabía lo que te estaban haciendo. Si lo hubiera sabido, le hubiera dicho a mi padre que no siguiera con eso.
La expresión de Jungkook se endureció nuevamente. La compasión que había mostrado por un breve instante desapareció, reemplazada por una fría determinación.
-Es demasiado tarde para arrepentimientos, Taehyung -dijo Jungkook con frialdad-. El daño ya está hecho. Y ahora, vas a pagar por ello.
Jungkook volvió a activar el dispositivo, y el dolor se apoderó nuevamente del cuerpo de Taehyung. Esta vez, las descargas fueron más intensas, más prolongadas. Taehyung gritó, su voz rasgando el aire con una desesperación que parecía no tener fin.
-¿Dónde está esa gente,Tae? -se burló Jungkook-. ¿Dónde están todos esos que te protegían? Nadie va a venir a salvarte. Nadie.
La risa de Jungkook resonó una vez más, llenando la sala con su sonido siniestro. Taehyung se sentía cada vez más débil, su cuerpo y su espíritu al borde de la ruptura. Sin embargo, en medio de su agonía, una chispa de resistencia comenzó a tomar forma.
-Jungkook... -jadeó Taehyung-. Esto no te traerá paz. La venganza no curará tus heridas.
Jungkook se detuvo por un momento, sus ojos oscuros se encontraron con los de Taehyung. Por un instante, pareció considerar sus palabras, pero luego sacudió la cabeza, su expresión endureciéndose aún más.
-La paz es un lujo que no puedo permitirme, Tae -respondió con amargura-. Mi vida ha sido un infierno, y ahora, tú también conocerás ese infierno.
Con un último ajuste al panel de control, Jungkook aumentó la intensidad de las descargas al máximo. Taehyung gritó con todas sus fuerzas, su cuerpo convulsionando violentamente mientras el dolor lo consumía. La risa malévola de Jungkook se mezcló con los gritos de Taehyung, creando una sinfonía de desesperación y crueldad.
En medio de su sufrimiento, Taehyung solo podía aferrarse a un pensamiento: debía encontrar una manera de salir de allí, debía sobrevivir. Y, de alguna manera, debía salvar a Jungkook de la oscuridad que lo había consumido.
Los gritos de Taehyung resonaban en la sala, mezclándose con la risa siniestra de Jungkook. En medio de su dolor, Taehyung apenas pudo registrar el cambio cuando las descargas eléctricas cesaron momentáneamente. Sus músculos, tensos y doloridos, se relajaron brevemente, dándole un respiro efímero. Pero la paz duró poco.
Jungkook se acercó lentamente, sus ojos brillando con una intensidad oscura. En su mano derecha, sus garras se extendieron, afiladas y relucientes bajo la luz fluorescente de la sala. Sin decir una palabra, Jungkook se inclinó hacia Taehyung y con un movimiento rápido y preciso, hizo un corte en el brazo de Taehyung. La sangre brotó inmediatamente, dejando un rastro rojo en la piel pálida.
Taehyung gritó de nuevo, el dolor del corte se sumaba al tormento que ya estaba soportando. Pero antes de que pudiera reaccionar, Jungkook volvió a activar el dispositivo, enviando otra descarga eléctrica a través del cuerpo de Taehyung. La combinación del dolor físico y la tortura eléctrica era insoportable.
-¿Lo sientes, Tae? -preguntó Jungkook con una voz cargada de satisfacción-. ¿Sientes el dolor, la desesperación?
Taehyung solo pudo gemir en respuesta, su cuerpo temblando de dolor y miedo. Cada vez que las descargas cesaban, Jungkook aprovechaba esos breves momentos para hacerle más cortes en la piel, cada uno más profundo y doloroso que el anterior. Los brazos, el pecho, las piernas; ningún lugar estaba a salvo de las garras de Jungkook.
-Así es como me sentí todos esos años -continuó Jungkook, sus palabras llenas de resentimiento-. Cada día, cada noche, sin descanso. Y ahora, tú también lo sentirás.
La sangre de Taehyung manchaba la silla y el suelo, creando un charco a su alrededor. Su visión comenzaba a nublarse, y su mente luchaba por mantenerse consciente. Sin embargo, a pesar del dolor, Taehyung intentó hablar.
-Jungkook... esto no te hará sentir mejor... -logró decir entre jadeos-. Solo te destruirá más...
Jungkook se detuvo por un momento, sus ojos enfocados en Taehyung. La expresión de su rostro era una mezcla de furia y dolor, una lucha interna que parecía consumirlo.
-¡Cállate! -gritó Jungkook, su voz temblando de ira-. ¡No tienes idea de lo que siento!
Y con eso, volvió a activar el dispositivo, enviando otra oleada de electricidad a través del cuerpo de Taehyung. Los gritos de Taehyung se hicieron más débiles, su cuerpo al borde del colapso. Cada descarga, cada corte, lo acercaba más y más a la inconsciencia.
-¿Dónde está tu papito ahora, cierto está muerto, Tae? -se burló Jungkook, haciendo un nuevo corte en el costado de Taehyung-. ¿Dónde están todos los que protegías?, ¿Dónde está esa gente de esa tribu?
Taehyung intentó concentrarse, intentó encontrar alguna chispa de esperanza en medio de la oscuridad. Sabía que debía resistir, que no podía rendirse. Pero el dolor era abrumador, y cada vez se volvía más difícil mantener la consciencia.
-No... no estás solo, Jungkook... -murmuró Taehyung, sus palabras apenas audibles-. Yo... yo estoy contigo...
Jungkook se detuvo nuevamente, sus garras aún ensangrentadas. Las palabras de Taehyung parecían penetrar la barrera de odio y dolor que había construido alrededor de su corazón. Por un momento, la expresión de Jungkook cambió, mostrando una vulnerabilidad que rara vez se veía.
-No... -susurró Jungkook, sacudiendo la cabeza como si intentara despejar sus pensamientos-. No puedes estar conmigo. No después de todo esto.
Pero en su interior, algo se quebraba. La furia que lo había sostenido durante tanto tiempo comenzaba a desvanecerse, reemplazada por una confusión profunda y desgarradora. Taehyung, a pesar de su dolor, pudo ver ese cambio, y se aferró a él como una esperanza.
-Jungkook... perdóname... -dijo Taehyung, sus palabras llenas de sinceridad y arrepentimiento-. Perdóname por no haber sabido. Perdóname por todo.
Los ojos de Jungkook se llenaron de lágrimas, una mezcla de rabia y tristeza.
Jungkook sacudió la cabeza, rechazando las súplicas de Taehyung. La vulnerabilidad que había mostrado por un breve instante se desvaneció, reemplazada por una resolución fría y cruel. Con un movimiento decidido, levantó una mano y, con sus garras afiladas, hizo jirones la ropa de Taehyung, dejando su cuerpo expuesto y vulnerable.
-No hay perdón para lo que hiciste, Taehyung -dijo Jungkook con voz firme, su rostro endurecido por la determinación-. Esto es lo que mereces.
Sin perder tiempo, Jungkook desabrochó las correas que sujetaban los pies de Taehyung y los levantó, colocándolos sobre sus hombros. Con una mirada despiadada, volvió a activar el dispositivo, enviando descargas eléctricas a través del cuerpo de Taehyung. El dolor era insoportable, y Taehyung gritó con todas sus fuerzas, su voz desgarrando el aire.
El cuerpo de Taehyung convulsionaba bajo las descargas, sus músculos tensándose y retorciéndose. Jungkook observaba con una mezcla de satisfacción y odio, sus ojos fijos en el rostro de Taehyung, buscando cualquier señal de rendición.
-¿Lo sientes, Taehyung? -preguntó Jungkook, su voz apenas audible sobre los gritos de Taehyung-. Esto es solo una fracción del dolor que yo sentí,a mí no me hace nada ya
A pesar del dolor, Taehyung intentó hablar, sus palabras saliendo entrecortadas y llenas de agonía.
-Jungkook... esto no... te hará sentir mejor... solo... te destruirá...
Las palabras de Taehyung parecían penetrar la barrera de odio de Jungkook, pero solo por un momento. La rabia y el deseo de venganza eran demasiado fuertes, ahogando cualquier atisbo de compasión.
-¡Cállate! -gritó Jungkook, aumentando la intensidad de las descargas.
Los gritos de Taehyung se hicieron más débiles, su cuerpo al borde del colapso. Cada descarga, cada segundo de dolor, lo acercaba más a la inconsciencia. Sin embargo, su mente se aferraba a una chispa de esperanza, una creencia desesperada de que aún podía salvar a Jungkook, de alguna manera.
Finalmente, después de lo que parecieron horas de tortura, Jungkook apagó el dispositivo. Taehyung colapsó en la silla, su cuerpo exhausto y lleno de cortes sangrantes. La sala estaba en silencio, excepto por los suaves gemidos de dolor de Taehyung.
Jungkook se quedó de pie, mirando a Taehyung con una mezcla de emociones en su rostro. La satisfacción de la venganza se mezclaba con una profunda tristeza y confusión. En el fondo, sabía que esto no le había traído la paz que buscaba.
-Esto no termina aquí, Taehyung -dijo Jungkook finalmente, su voz temblando ligeramente-. Esto es solo el comienzo.
Y con esas palabras, Jungkook salió de la sala, dejando a Taehyung solo en su dolor y desesperación. Mientras la puerta se cerraba detrás de él, Taehyung se desmayó, su cuerpo y mente finalmente sucumbiendo al agotamiento.
Jungkook salió de la sala, cerrando la puerta tras de sí con un golpe sordo. Su mente estaba en un torbellino mientras caminaba por el pasillo oscuro y estrecho, su respiración agitada y su corazón latiendo con fuerza. A pesar de todo lo que había hecho, la satisfacción que esperaba sentir no llegaba. En su lugar, había un vacío inquietante, un abismo que parecía crecer con cada acción cruel que cometía.
Se dirigió a otra habitación del laboratorio, una sala que había preparado específicamente para su próximo acto de tortura. Dentro de la sala, había una variedad de instrumentos y dispositivos, cada uno diseñado para infligir un tipo diferente de dolor. Jungkook se detuvo frente a una mesa, sus ojos recorriendo los objetos con una mirada ausente.
Tomó un par de guantes de cuero y se los puso lentamente, su mente trabajando frenéticamente. Sabía que debía mantener su resolución, que no podía permitir que la compasión o el arrepentimiento se filtraran. Se acercó a un estante y tomó una serie de agujas largas y finas, colocándolas meticulosamente en una bandeja de acero inoxidable.
Mientras preparaba los instrumentos, sus pensamientos volvieron a las palabras de Taehyung. "Esto no te hará sentir mejor... solo te destruirá..." La verdad en esas palabras lo golpeaba, pero se negaba a aceptarlo. No podía permitirse dudar ahora. No después de todo lo que había pasado.
Con la bandeja en la mano, regresó a la sala donde Taehyung estaba. Al abrir la puerta, el sonido de los gemidos bajos de Taehyung llenó el aire. Jungkook entró y cerró la puerta detrás de él, su rostro una máscara de determinación fría.
Taehyung estaba apenas consciente, sus ojos medio cerrados y su respiración irregular. Jungkook se acercó y colocó la bandeja en una mesa cercana. Luego, sin decir una palabra, comenzó a preparar las agujas, desinfectándolas y alineándolas con precisión.
-Voy a dejarte sentir cada uno de estos dolores -dijo Jungkook, su voz baja y controlada-. Quiero que sepas exactamente lo que es sufrir.
Taehyung abrió los ojos con dificultad, sus labios secos y agrietados. Intentó hablar, pero solo pudo emitir un débil gemido. Jungkook ignoró su intento de comunicación y se inclinó hacia él, tomando una de las agujas y sosteniéndola frente a los ojos de Taehyung.
-Esta es solo una muestra de lo que viene -dijo Jungkook, su voz carente de emoción.
Con una precisión escalofriante, Jungkook insertó la aguja en el brazo de Taehyung, el dolor agudo hizo que Taehyung se estremeciera y soltara un grito ahogado. Jungkook continuó, una aguja tras otra, cada una causando un nuevo tipo de dolor, cada una un recordatorio de la desesperación y la furia que lo habían consumido durante tanto tiempo.
-No hay nadie que venga a salvarte, Taehyung -dijo Jungkook suavemente, mientras insertaba otra aguja-. Nadie te escuchará gritar.
A medida que cada aguja penetraba en la piel de Taehyung, sus gritos se volvían más débiles, su resistencia disminuyendo con cada punzada. Sus ojos, llenos de dolor y lágrimas, se encontraron con los de Jungkook.
-Jungkook... -susurró Taehyung, su voz apenas un hilo-. Esto... no es lo que eres...
Por un momento, Jungkook se detuvo, las palabras de Taehyung resonando en su mente. La furia y el odio que habían sido su guía comenzaron a tambalearse, reemplazados por una sensación de vacío aún más profunda. Bajó la última aguja y miró a Taehyung, sus propios ojos llenos de una mezcla de dolor y confusión.
-No sé quién soy, Taehyung -dijo finalmente, su voz quebrándose-. No sé si puedo ser otra cosa que esto.
Taehyung, con su última pizca de fuerza, intentó levantar una mano hacia Jungkook, su gesto un intento de conexión, de comprensión.
-Puedes ser... mejor... -murmuró Taehyung-. No... no dejes que esto... te consuma...
Las palabras de Taehyung penetraron profundamente en Jungkook, haciendo que su resolución se tambaleara aún más. Dejó caer la aguja que sostenía, su mente en un torbellino de emociones contradictorias. Miró a Taehyung, su víctima.
Las palabras de Taehyung resonaron en la mente de Jungkook, pero una chispa de duda comenzó a arder en su interior. ¿Y si Taehyung solo estaba manipulándolo? Esa idea se aferró a su mente como un ancla, llenando su corazón de nuevo con la furia que había intentado reprimir. Con un movimiento brusco, Jungkook se apartó de Taehyung, sus ojos brillando con una intensidad renovada.
-No, Taehyung. No voy a caer en tus intentos de manipulación -dijo Jungkook, su voz firme y cargada de determinación-. Todo este tiempo, has intentado jugar con mis sentimientos, hacerme dudar de mi propósito. Pero ya no más.
Jungkook respiró profundamente, sintiendo cómo el odio se apoderaba de cada fibra de su ser, borrando cualquier rastro de compasión o duda. Su decisión estaba tomada. No habría más vacilaciones.
-Voy a borrar cualquier rastro de debilidad en mí -continuó Jungkook, su tono más gélido que nunca-. Solo queda el odio, el dolor y la venganza. Y tú, Taehyung, serás el objeto de mi ira.
Con una precisión cruel, Jungkook volvió a tomar una de las agujas de la bandeja. Esta vez, no hubo vacilación en sus movimientos. Insertó la aguja en un punto particularmente doloroso del brazo de Taehyung, arrancándole un grito desgarrador.
-Así es como me sentí, Taehyung -dijo Jungkook, su voz llena de una frialdad implacable-. Cada día, cada noche. Y ahora, tú también lo sentirás.
La expresión de Taehyung se torció en una mueca de dolor, sus ojos llenos de lágrimas. Pero esta vez, Jungkook no permitió que esa imagen lo afectara. Había cerrado la puerta a sus sentimientos, permitiendo que solo el odio y la venganza lo guiaran.
Con una precisión meticulosa, Jungkook continuó insertando las agujas en diferentes partes del cuerpo de Taehyung, cada una causando un nuevo tipo de dolor. Los gritos de Taehyung llenaban la sala, pero Jungkook no se detuvo. Su determinación era férrea, su corazón endurecido.
Después de lo que parecieron horas de tortura, Jungkook se detuvo, observando a Taehyung con una expresión imperturbable. Taehyung estaba al borde de la inconsciencia, su cuerpo cubierto de sangre y agujas, sus gritos reducidos a débiles gemidos.
-Nadie vendrá por ti, Taehyung -dijo Jungkook con frialdad-. Nadie te escuchará. Estás solo, y siempre lo estarás.
Jungkook se giró hacia el panel de control y, sin vacilar, volvió a activar el dispositivo de descargas eléctricas. Taehyung se sacudió violentamente, sus gritos resonando en la sala una vez más. Pero esta vez, Jungkook no sintió nada. Solo vacío.
Mientras observaba a Taehyung sufrir, Jungkook sintió cómo el último vestigio de compasión se desvanecía. Había abrazado completamente la oscuridad que lo consumía, permitiendo que el odio y la venganza fueran su única guía. No había lugar para el perdón, ni para los sentimientos. Solo quedaba la fría determinación de hacer pagar a Taehyung por todo el dolor que él había sufrido.
Finalmente, Jungkook apagó el dispositivo, dejando a Taehyung en un estado de agotamiento y dolor extremo. Se acercó a él, inclinándose para susurrar en su oído.
-Esto no termina aquí. Este es solo el comienzo de tu sufrimiento, Taehyung. Y yo seré quien te lo cause, hasta que pagues por cada segundo de mi dolor.
Con esas palabras, Jungkook se dio la vuelta y salió de la sala, dejando a Taehyung solo en la oscuridad de su agonía. La puerta se cerró con un golpe , sellando el destino de ambos en un ciclo interminable de odio y venganza.
La sala quedó en silencio, roto solo por los débiles gemidos de Taehyung. El aire estaba cargado de la tensión y la desesperación que emanaban de su figura maltratada. Cada respiro era una lucha, cada movimiento un recordatorio del tormento que había soportado. Pero en medio de ese abismo de dolor, una chispa de resolución comenzó a brillar en lo profundo de sus ojos.
A pesar de su sufrimiento, Taehyung se negó a rendirse. La lucha interna entre el dolor físico y su voluntad de sobrevivir lo mantenía aferrado a la vida. Sabía que Jungkook se había dejado consumir por el odio, pero él no podía permitirse caer en la misma trampa. Si había algo que había aprendido de su relación con Jungkook, era que la esperanza y la redención aún podían existir, incluso en los momentos más oscuros.
Con un esfuerzo titánico, Taehyung intentó moverse, sus músculos protestando con cada pequeño gesto. Las agujas clavadas en su piel eran un recordatorio constante de su situación, pero también un símbolo de su resistencia. No importaba cuánto dolor sintiera, no dejaría que el odio de Jungkook lo destruyera.
Respirando con dificultad, Taehyung cerró los ojos y se concentró en encontrar algún resquicio de fuerza dentro de sí mismo. Recordó los momentos que había compartido con Jungkook, aquellos instantes en que el cariño y la camaradería habían prevalecido sobre la oscuridad. Esos recuerdos eran su ancla, su fuente de fortaleza en medio del tormento.
Mientras tanto, fuera de la sala, Jungkook caminaba por los pasillos con una expresión vacía. Cada paso resonaba en el eco de su determinación y su odio.
Luego de algunas horas Jungkook vuelve a la sala y sin decir nada solo arranco de golpe las agujas que tenía taehyung y lo cargo y salió con el. Taehyung no reprochaba nada estaba tan débil.
Al salir del laboratorio Jungkook se dirigía hacia el bosque, con el pensamiento de poner fin a esto, al llegar al centro, tiro a taehyung con mucha fuerza, se acercó a él y lo tomo fuerte de la mandíbula, su mirada llena de odio ya no había ningún rastro de humanidad en Jungkook.
-A llegado tu hora tae,-Le murmura mientras apretaba cada vez más la mandíbula
Jungkook lo suelta y saca sus garras se abalanza sobre taehyung y empieza a dejar más cortes en su cuerpo, Pero ahora eran todos profundos, taehyung como pudo intento arrastrarse, Pero un solo movimiento. Jungkook hizo un corte en la columna de taehyung, se quedó mirándolo como se desangraba.
Jungkook, luego de unos minutos de ver qué taehyung había dejado de respirar,se adentró en el espeso bosque tras dejar atrás a Taehyung, al que fue su amigo y compañero de aventuras. A medida que avanzaba entre los árboles y la maleza, sentía que algo en su interior comenzaba a cambiar. La brisa fresca acariciaba su rostro, llevando consigo los susurros de la naturaleza que lo rodeaba.
Después de un largo viaje, finalmente llegó a la entrada de la selva protegida, un lugar sagrado donde la vida florecía en todo su esplendor. Antes de cruzar el umbral y sumergirse en la exuberante vegetación, Jungkook se detuvo y miró hacia atrás, recordando los desafíos y las lecciones aprendidas en su camino.
Una mezcla de emociones lo invadió: satisfacción por todo lo que había experimentado, determinación por lo que estaba por venir y una profunda sensación de libertad que lo embargaba. Con una sonrisa en los labios y el corazón lleno de esperanza, Jungkook dio un paso adelante y se adentró en la selva, listo para abrazar su destino y descubrir el verdadero significado de la libertad.
FIN
!Hola!
Espero que se encuentren muy bien
"Queridos lectores, hoy quiero expresar mi más profundo agradecimiento por haberme acompañado en este viaje, hasta el final de la historia. Su apoyo incondicional, su entusiasmo y su cariño han sido la fuerza que me ha impulsado a seguir adelante, a dar lo mejor de mí en cada palabra escrita."
Espero que esta historia haya tocado sus corazones de la misma manera que ustedes han tocado el mío. Gracias por formar parte de este viaje.
Los ama Naty 🥰💕
Les aviso que la parte 2 del libro
Está en emisión
Se llama "El regreso de la bestia"
🥰💞
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