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Capitulo 29

Taehyung se quedó allí, de rodillas, sintiendo una mezcla de emociones que lo consumían por dentro. El odio, el dolor y la impotencia se entrelazaban en su mente, creando un torbellino de pensamientos oscuros. Sabía que no podía quedarse allí para siempre; tenía que encontrar una manera de salir de aquel parque maldito y buscar ayuda.

Con las manos temblorosas y el corazón latiendo con fuerza, se levantó lentamente. Miró una última vez el cuerpo sin vida de su padre, sintiendo una punzada de culpa y tristeza. Luego, con una determinación renovada, comenzó a caminar hacia la salida del parque. Cada paso se sentía pesado, pero sabía que tenía que seguir adelante.

A medida que avanzaba, los recuerdos de sus días como rehén y después como amigo de Jungkook seguían acechándolo. Recordó las noches en las que Jungkook le hablaba en susurros, llenando su mente de dudas y confusión. Recordó las veces en que había sentido una extraña atracción hacia aquel hombre peligroso, una atracción que ahora le parecía incomprensible.

Finalmente, salió del parque y se encontró en una calle desierta. La ciudad parecía extrañamente tranquila, como si el mundo hubiera seguido adelante sin él. Taehyung sabía que necesitaba encontrar a alguien que pudiera ayudarlo, alguien que pudiera entender el horror que acababa de presenciar.

Caminó durante lo que parecieron horas, hasta que finalmente encontró una pequeña estación de policía. Entró tambaleándose, con la ropa manchada de sangre y la mirada perdida. Un oficial se acercó a él, preocupado.

-¿Estás bien, joven? -preguntó el oficial.

Taehyung negó con la cabeza, incapaz de encontrar las palabras para describir lo que había ocurrido. Finalmente, con la voz quebrada, logró decir:

-Necesito ayuda... Mi padre... Él está muerto...

El oficial lo llevó a una silla y le ofreció un vaso de agua. Mientras esperaba a que llegara más ayuda, Taehyung se dio cuenta de que su vida había cambiado para siempre. La imagen de Jungkook y las palabras que le había susurrado seguían resonando en su mente, una promesa oscura que no podía ignorar.

Sabía que la próxima vez que se encontraran, tendría que estar preparado. Porque una cosa era segura: Jungkook volvería, y cuando lo hiciera, Taehyung tendría que enfrentarlo, no solo por su propia supervivencia, sino también por la memoria de su padre.

La noche avanzaba lentamente, y Taehyung se quedó allí, envuelto en sus pensamientos, mientras el primer rayo de sol comenzaba a iluminar el horizonte, trayendo consigo una esperanza tenue y frágil..

Al pasar las horas, La mansión del gobernador Kim se alzaba imponente y solitaria en la penumbra de la noche. El comandante avanzaba con paso firme, rodeado de un grupo de militares que lo seguían en silencio, sus rostros serios y sus armas listas. La noticia de la desaparición del gobernador había llegado con la urgencia de una tormenta, y se sabía que debían actuar con rapidez.

Al llegar a la entrada principal, los soldados se desplegaron rápidamente, asegurando el perímetro mientras el comandante se adentraba en la mansión. Los pasillos, antaño vibrantes con la vida de la familia Kim, ahora estaban sumidos en un silencio sepulcral. El Comandante avanzó hasta la sala principal, donde encontró a Taehyung, el hijo del gobernador, de pie junto a la ventana, mirando fijamente hacia la oscuridad exterior.

-Taehyung -llamó el comandante, intentando sonar lo más calmado posible.

El joven se volvió lentamente, revelando un rostro marcado por una mezcla de dolor y frialdad. Sus ojos, normalmente cálidos y llenos de vida, ahora eran dos pozos oscuros de odio contenido.

-Comandante -respondió Taehyung con una voz que parecía salida de las profundidades de su alma-. ¿Qué haces aquí?

-Venimos a buscar al gobernador. No hemos tenido noticias de él y tememos lo peor -explicó, acercándose cautelosamente-. ¿Sabes algo de su paradero?

Taehyung asintió lentamente y señaló hacia una mesa que contenían unas fotos. El Comandante se adelantó, sintiendo un nudo formándose en su estómago. Al mirar las fotos, vio una imagen que jamás olvidaría: el cuerpo del gobernador Kim colgaba del asta de la bandera, su figura inerte balanceándose ligeramente con el viento.

-Dios mío... -murmuró, llevándose una mano a la boca en un gesto de horror.

Taehyung se acercó, sus ojos fijos en la trágica escena.

-Jungkook, lo hizo -dijo con voz firme-. Mató a mi madre, y ahora ha matado a mi padre. No dejaré que se salga con la suya.

El comandante se volvió hacia el joven, viendo en su mirada una mezcla de emociones conflictivas. Podía ver el dolor, la rabia y algo más profundo, algo que parecía desgarrarlo por dentro.

-Taehyung, sé que esto es difícil, pero debemos actuar con precaución. Jungkook es peligroso -advirtió.

-Lo sé -respondió Taehyung, apretando los puños-. Pero no puedo ignorar lo que ha hecho. Algo dentro de mí quiere destruirlo, arrancarle la vida como él hizo con mi familia. Pero... -su voz se quebró un instante-. Pero parte de mí todavía lo quiere. No puedo evitarlo.

El comandante lo observó con compasión, entendiendo la lucha interna que el joven estaba enfrentando.

-A veces, el odio puede ser más fuerte que el amor -dijo el comandante suavemente-. Pero no dejes que te consuma, Taehyung. Hay formas de obtener justicia sin perderte a ti mismo.

Taehyung asintió, pero el comandante podía ver que el odio estaba ganando la batalla en su interior. En ese momento, Taehyung tomó una decisión. Su mirada se endureció y su voz se volvió fría como el acero.

-Voy a vengar a mis padres, comandante. No importa lo que cueste. Jungkook pagará por lo que ha hecho.

El comandante sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Sabía que Taehyung estaba decidido, y que nada lo detendría en su búsqueda de venganza. La batalla contra la Bestia no sería solo una cuestión de fuerza física, sino también de la lucha interna de un corazón dividido entre el amor y el odio.

La oscuridad de la noche envolvía la mansión de Taehyung mientras este se preparaba para enfrentar a Jungkook, la bestia invencible que amenazaba con sembrar más muerte y destrucción. Con Firmeza en su mirada, Taehyung se dirigió hacia el comandante, el único que podía ayudarlo en esta difícil operación.

-Comandante, no quiero más muertes. Debo enfrentar a Jungkook solo, pero necesito su ayuda,- dijo Taehyung con firmeza.

El comandante lo miró con seriedad, recordando el honor y el legado del padre de Taehyung.

-Por el honor de tu padre, te ayudaré. Los militares apoyarán tu causa-, respondió el comandante.

Con el respaldo de los militares, Taehyung se preparó para la batalla. Sin embargo, sabía que enfrentar a Jungkook no sería tarea fácil. La bestia era formidable y sus habilidades sobrepasaban cualquier límite conocido.

El silencio de la noche en la mansión, mientras taehyung se sumergía en los documentos y archivos del proyecto JK-95. Su determinación ardía con una intensidad renovada, consciente de que cada pieza de información descubierta lo acercaba un paso más a desentrañar los misterios que rodeaban la creación de Jungkook. En medio de la penumbra de su estudio, Taehyung sentía una mezcla de ansiedad y anticipación por lo que estaba por venir.

Mientras Taehyung se sumergía en su tarea, sin sospechar que estaba siendo observado, Jungkook se mantenía al acecho. Oculto en las sombras con su habilidad de camuflaje, los ojos de la bestia seguían cada movimiento de su adversario. Los músculos de Jungkook se tensaban en preparación para el inevitable enfrentamiento, sabiendo que su oponente se estaba acercando peligrosamente a la verdad que él tanto se esforzaba por proteger.

El reloj marcaba las horas que precedían el amanecer, un recordatorio constante de que el tiempo se agotaba para ambos contendientes. Afuera, las fuerzas militares rodeaban la mansión de Taehyung, listas para intervenir en el momento en que la confrontación final estallara entre los dos titanes.

La luz mortecina de la lámpara iluminaba débilmente la habitación donde Taehyung, absorto en su investigación, descubrió un documento crucial. Era un pergamino rojo, desgastado por el tiempo y marcado con símbolos enigmáticos. En su interior, se revelaba la clave para crear algo que neutralizará a Jungkook, la información que Taehyung había estado buscando con tanto fervor.

Antes de que pudiera asimilar por completo el contenido del documento y planificar su próximo movimiento, una sombra se abalanzó sobre él desde atrás. Jungkook, con su sigilo sobrenatural, arrebató el pergamino de las manos de Taehyung y lo guardó rápidamente entre sus ropas. Taehyung, sorprendido y sin tiempo para reaccionar, fue silenciado por la mano firme de Jungkook que le tapó la boca.

En un abrir y cerrar de ojos, Jungkook desapareció con una velocidad asombrosa, dejando a los militares y a Taehyung desconcertados y sin la oportunidad de reaccionar a tiempo. La mansión quedó sumida en un silencio tenso y cargado de incertidumbre, mientras afuera, el viento soplaba como un presagio ominoso de lo que estaba por venir.

Con el pergamino rojo en su poder, Jungkook se adentró en la oscuridad de la noche, con su determinación renovada y su poder latente listo para ser desatado. El enfrentamiento final se acercaba, y ahora, con la clave para su propia destrucción en su poder, Taehyung se enfrentaba a una carrera contrarreloj para detener a Jungkook antes de que fuera demasiado tarde. La batalla entre ambos se tornaba cada vez más intensa, y el destino de todos pendía de un hilo enredado en los enigmas del pasado y las decisiones del presente.

Les dejo un nuevo capítulo
Espero les guste 💕🥰
Ya nos queda el final de esta historia.
Muchas gracias por el apoyo 🥰🥰😘

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