Todo era tan hermoso tal y como lo había soñado. Y está a unos minutos de ser el Alfa más feliz del mundo. 

Y ahí lo ve, caminando tan suavemente, tan hermoso y tierno como siempre. Su omega quién lleva en su vientre a su primer cachorro. 

Robert llega al altar y lo ve con una mirada que le causa confusión, no es la misma que tenía cuando lo vio a escondidas esta mañana, pero no tiene tiempo para preguntar cuando el cura empieza a hablar.

—Queridos hermanos, estamos aquí junto al altar, para que Dios garantice con su gracia vuestra voluntad de contraer matrimonio ante el Ministro de la Iglesia y la comunidad cristiana ahora reunida. 

—Pedro González ¿Aceptas a Robert Lewandowski como tu omega y legítimo esposo para amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe?

—Acepto.—Dice sin dudas y sin titubeos.

—Robert Lewandowski ¿Aceptas a Pedro González como tu Alfa y legítimo, espeso para amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe?

Robert guarda silencio, es como si ni siquiera hubiera escuchado nada.

—Cariñ…—Pedri iba a preguntar si algo malo pasaba, cuando unas simples palabras parecieran haberlo derrumbado.

—N…-No... Pedri.—Dice Robert para verlo con pánico.

—¿N-No?—Susurra como perdido, Pedri no entiende que es lo que pasa o si hizo algo mal.

—No, Pedri, el bebé... ¡Ah! El bebé, Alfa idiota ¡Se me rompió la fuente! ¡¿Qué no ves?!—Robert realmente quería matar a su alfa, sus pantalones blancos estaban empapados y su Alfa ni enterado.

—¿Bebé...?—Pedri parecía perdido... Alfas.—¡¿El bebé?! ¡¿Ahora?! 

—¡No imbécil, más tarde! ¡Sí, ahorAah!—¿En serio qué le vio a ese alfa?

Tras varios insultos y el Cura diciendo que no podía maldecir en la casa del Señor, llegaron al hospital con el Cura y todo.

En la sala de parto se encontraba Robert con su alfa al lado.

—Pedri... Alfa, tengo miedo.—Dice con lágrimas bajando por sus mejillas.

—Tranquilo ¿Sí? Todo estará bien, yo estaré contigo aquí sosteniendo tu mano, y pronto veremos a nuestro pequeño Iniesta.—Dice de forma dulce y repartiendo besos en la cara de Robert.

—Pedri... Ni murto dejaré que le pongas ese nombre a mi cachorro, y si muero vuelvo y te arrastró de los pies y te arrojó por las escaleras, Lio y Gavi serán buenos padres para el cachorro.

—Per-

—¡Hola, Hola! ¿Cómo estás, mami? Listo para conocer a tu cachorro?—De forma energética el doctor entra al cuarto y Pedri ya no protesta.

Cinco... ¡Cinco horas! Eso fue el tiempo que le costó a Robert para conocer a su cachorro... Ah, y también fue el tiempo que duró desmayado Pedri...

El pequeño nació sano y fuerte, la habitación se llenó con una potente lloradera... Y no del bebé.

Pedri no sabía si volver a desmayarse, llorar o dar saltitos de felicidad... Dos o tres cachetadas de parte de Gavi le hicieron ir a conocer a su cachorro.

—Ay, Dios ¡Robert! Tiene tus ojos y-y ¡Mira! También tiene tu misma nariz e-es tan hermoso... Gracias.—Decía en un mar de lágrimas y mocos.

—Deja de llorar cariño y tómalo.—Robert le pasó al pequeño cachorro a su Alfa, quien con un poco de miedo lo sostuvo y se dio la vuelta para que sus compañeros y amigos, que cabe decir que entraron a tropezones a la habitación, lo conocieran.

—Ch-Chicos... Soy papá.—Decía en con risitas e hipidos.—Este es mi cachorro ¿A qué es hermoso?—Preguntó alzando al bebé para que los del fondo lo vieran.

—¡Simba!—Oyó que gritaba Ferran para después escuchar como se quejaba del jalón de oreja que le dio Gavi.

Todo rieron, estaban felices y contentos de que un miembro más se sumará a su gran familia.

P.D.: El Cura chismoso que se colo con ellos en el hospital los caso ahí