—Oh, santa mierda.

  La puerta fue abierta solo segundos después de resonar un leve golpeteo en el objeto de madera, tan abrupta como incómoda fue la situación en la que se encontraban. Namjoon aún tenía la posición anterior y entre la piernas largas y extendidas de Seokjin se incorporó casi al instante mientras el menor tenía un sonrojo adornando sus mejillas y una notable erección cubierta por la tela de los pantalones cortos que traía puesto.

  Tan pronto como presenció el momento del cobertizo que su mente se negaba a procesar, salió de ahí dejando atrás un portazo estruendoso que encendió el botón de alerta en Namjoon.

  —Quédate aquí, hablaré con él y después vuelvo por ti —anunció mientras bajaba del baúl y arreglaba sus lentes por sobre la nariz—. No tardaré.

  —¿Seguro? Quizás… quizás pueda hacer… algo —propuso un tanto inseguro, no sabía si era buena idea que ellos dos hablaran de aquello.

  —Lo haré yo, no te preocupes —se acercó al menor y depositó un rápido beso en la sien de Seokjin—, ya vuelvo.

  No esperó a que Seokjin reaccionara al breve roce, prosiguió su camino hacia la pista de tenis donde Sehun se encontraba a unos metros de distancia. En cuanto lo divisó gritó su nombre más el contrario nunca respondió, solo seguía su camino con los puños levemente apretados y pasos firmes marcando el recorrido hasta la entrada de la institución.

  Namjoon comenzó a correr y con la respiración agitada aún seguía gritando, no obstante, redujo la intensidad conforme avanzaba. Entonces se encontró a si mismo obstruyendo el paso del pelirrojo, ambos brazos extendidos a sus costados y las piernas separadas evitando cualquier intento de huida que pudiese ejercer Sehun.

  —Yo…

  —¿Qué? ¿Qué piensas decirme? ¿No es lo que crees Sehun? —hizo una voz chillona al pronunciar la última pregunta—, maldición, claro que no es lo que creo.

  —¿Qué viste exactamente? —preguntó, aunque sabía la respuesta aún guardaba la esperanza de que no fuera interpretada de la forma correcta.

  —No vi nada —comentó apartando de un empujón a Namjoon—. Solo no te acerques a él.

  Namjoon frunció en entrecejo, de un momento a otro comenzó a sentir el miedo perturbando su cabeza. Si hace unos meses le hubiera dicho aquella frase, sin duda alguna hubiera aceptado gustoso. Pero ahora las cosas cambiaron para él, para ambos. No quería imaginar como alguien más cortaba el lazo emocional que había construido con Seokjin.

  Aún con el nudo molestando su garganta, gritó con voz casi rota.

  —¡No! —contuvo el brazo del contrario para que devolviera su atención al intento de súplica mal emitida— N-no lo haré.

  Ambos orbes se encontraron, Sehun mantenía su enojo oculto detrás de esa postura reacia a las intenciones de Namjoon. Aún si el brillo que denotaba pleno dolor de solo pensar en aceptar su orden, emitía obviamente lo que sentía y aseguraba que no era simple ilusión como signo de burla hacia él, jamás creería algo bueno que saliera de sus labios. Porque Namjoon nunca tendría buenas intenciones con Seokjin y Sehun lo tenía más que claro.

  Sonrió con burla ante la idea, ya sabía lo que ocurría.

  —¿Es esto… una broma? Una puesta, ¿quizás? —sonrió más ante la mirada incrédula de Namjoon, bastante hipócrita para Sehun—, porque si solo estás jugando  con él te juro Namjoon, te juro que…

  —pégame

  —¿Qué?

  —Pégame si eso te hace sentir mejor —insistió dando unos pasos hacia Sehun—, vamos, es lo único que podrás hacer para calmar tu enojo, porque no pienso alejarme de Seokjin.

Bufó.

  —Esto es por lo de Hye, ¿verdad? Es lo único que se me viene a la mente para explicar tu puto cambio de parecer —exclamó Sehun ya exaltado.

  —No, claro que no —aunque en algún momento si lo pensó—. Solo me gusta estar con él, es algo diferente… no, es muy diferente a lo que sentía por Hye.

  —Estás loco.

—Por Seokjin.

  —No te atrevas a… —levantó el puño frente a Namjoon, pero desistió de su intento— olvídalo, no vales la pena.

  Sehun dio media vuelta para continuar con el recorrido hacia su hogar, no quería amargar más su cumpleaños. Debía recibir a los invitados en la puerta y entablar conversaciones amenas donde mencionaba cosas banales sobre la empresa de su padre y cómo se preparaba para ejercer el cargo para el que fue concebido. No obstante, no logró dar más de un par de pasos antes de escuchar la molesta voz de Namjoon.

  —Feliz cumpleaños.

  Aquello parecía irreal y hasta se tomaría el tiempo de reír en la cara de Namjoon, de no ser por su notable enojo. Aún sin girar nuevamente para encontrarse con el azabache, musitó lo siguiente.

  —¿Sigues burlándote de mi? —preguntó sin poder presenciar la expresión indignada de Namjoon.

  —Claro que no, solo… no creo que vaya a tu fiesta después de esto, así que opté por decirlo ahora —respondió inseguro para después recibir un suspiro cansado de Sehun.

  —No es conveniente, tu padre y Taemin estarán presente durante el inicio —acomodó el tiro de su bolso y prosiguió su camino después de decir lo siguiente—, solo trata de no acercarte a Seokjin, no en mi fiesta.

  Namjoon asintió aunque no fuera visto por Sehun, decidió que hacerlo era lo mejor considerando la reunión pública a la que asistirían.

  En cuanto volvió por Seokjin, este se incorporó al escuchar como la manija se movía para dar paso a Namjoon. El menor dudó en preguntar, pero la expresión del mayor no reflejaba algún inconveniente, al contrario, entonces se tomó el valor de hacerlo para calmar su curiosidad.

  —¿Todo está bien? —emitió casi en un susurro dudoso. Se acercó solo unos pasos al notar la sonrisa cuyos hoyuelos tranquilizaban cualquier preocupación.

  —Sí, lo tomó mejor de lo que esperaba —sinceró, aunque no sabía si aquello podría ser algo bueno.

  —Entonces, ¿no discutieron? —al preguntar sintió la necesitad de abrazar al mayor, entonces lo hizo. Rodeó la cintura de Namjoon mientras acomodaba su mejilla en el torso bien trabajado, no necesitó más que escuchar los latidos de su corazón acelerarse por su cercanía para sentirse en la cima de la felicidad.

  —Claro que no —aseguró con la única intensión de no preocupar a Seokjin, entonces rodeó con un brazo la cintura del menor y con la mano contraria acarició las hebras castañas.

  Seokjin subió la mirada para encontrarse con los orbes café de su mayor y casi al instante se encontró a si mismo cautivado por las facciones de Namjoon, completamente perfecto para él. Observaría aquellos rasgos faciales mil veces más y en ninguna se cansaría de hacerlo. Entonces, por aquel momento, creyó que a los demás tampoco le caería mal la noticia de su amor con Namjoon y que podrían ser felices en un futuro.

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¿Jin estará en lo correcto?

Capítulo dedicado a:

Mizu-ni

Gracias por leer. ♡