➳04
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Taehyung estaba resignado. El demonio sentía que algo malo estaba por ocurrir. Había revelado su secreto a un ser de raza distinta a la suya, un ángel y no solo un ángel cualquiera, sino un ángel de quien se había enamorado perdidamente.
El demonio suspiró calmado y cerro sus ojos, estaba listo para que alguna clase de energía lo destruyera o las llamas infernales lo arrastraran de vuelta para afrontar su tortura, pero lo único que recibió fue un cálido y protector abrazo.
El ángel se había unido en un abrazo con el demonio. Este estaba en shock, pero el ángel solo sonreía y daba caricias en su espalda, susurrando suaves "Esta bien... Tranquilo... Estoy aquí".
Taehyung no resistió mas y nuevamente las lagrimas se presentaron en él. No tenía idea de cómo un ser tan cálido, noble y puro podía estar entre sus brazos consolándolo, lo único que sabía era que no merecía tal cariño. Ese chico celestial era como sentir las nubes mismas.
Podía sentir el amor de Jungkook transmitirse en mi. Podía sentir su amor cuando miraba hacia las nubes y el cielo se aclaraba, podía sentir su amor en la brisa que golpeaba mi rostro, podía sentir su amor en el ruido que hacían las pequeñas gotas al llover o los copos de nieve disolverse y perderse entre muchos otros. Tal vez Jungkook y yo éramos como esos copos. éramos seres destinados a perdernos entre la multitud, pero por algún motivo nos encontramos y terminamos destruyéndonos el uno con el otro.
La mente del demonio estaba perdida entre sus pensamientos mientras su cuerpo no paraba de mezclarse con el contrario. Su ropa era sacaba pieza por pieza, un cuerpo temblaba al no saber qué hacer y otro lo seguía con tranquilidad y le ayudaba dándole seguridad y cariño... Ambos seres estaban uniéndose, pero no de una forma sentimental, pues ese lazo ya había sido completado desde hace mucho. Estaban uniéndose como lo hacían los humanos, estos le llaman; "Hacer el amor".
Taehyung estaba haciéndole el amor a Jungkook.
El ángel no podía parar de llorar y repetir aquel nombre tan hermoso una y otra vez. Al fin lo sabía y no pensaba olvidarlo jamás. Aquellas partículas terrestres recordarían por siempre su presencia y su unión en aquel sitio. Uno de los muchos tantos escenarios que fueron testigos de su puro amor mutuo.
Estaban asustados, estaban ansiosos, pero definitivamente estaban felices. Nunca antes habían sentido esa emoción y esa sensación recorrer sus cuerpos, tal vez si, tal vez no, pero de lo único que estaban seguros es que ambos habían encontrado finalmente su lugar en ese mundo. Ambos habían encontrado su Nirvana y eso era un ser de otra raza.
Ambos eran prohibidos, pero su amor era libre cuando se encontraban.
Lástima que su amor no pudo ser suficientemente fuerte... No, lo era. Pero las reglas lo eran aun mas.
El mundo es tan egoísta, Jungkook.
Sus cuerpos habían terminado su unión, estaban riendo con una felicidad eterna. Nada podía compararse al sentimiento de satisfacción que poseían en ese entonces. Su otra mitad estaba feliz y Taehyung lo estaba aun mas, porque era feliz. Al fin podía sentirse feliz por algo más que arruinar la vida de los humanos. Taehyung era un mejor ser cuando estaba con Jungkook. Jungkook era un ser más feliz cuando estaba con Taeghyung.
Ambos se sentían completos, se sentían libres, se sentían amados, se sentían protegidos, se sentían complementados el uno con el otro. No había absolutamente nada que pudiera romper aquel bello momento.
Nada, excepto las reglas...
De un momento a otro, el ángel se sentó sobre el césped un tanto agitado, oprimía su propio pecho con la mano y sus alas revoloteaban con prisa tratando de volar o despejar su aire, todo su cuerpo buscaba liberarse.
El inocente ángel no comprendía que sucedía, solo miraba con sollozos el rostro de su acompañante quien gritaba desesperado y trataba de auxiliarlo.
El ángel no sabía que estaba muriendo.
El demonio solo lo ignoraba, ya que en el interior de su mente estaba reprimiendo esa idea.
Ambos habían roto las reglas del universo.
Ambos habían pasado su ultimo día juntos.
Ambos ya no tenían mas un futuro.
Con todas su fuerzas el demonio mordió su labio inferior para darse valor. Apretó sus ojos reprimiendo algunas lagrimas y recostó nuevamente al ángel boca arriba contra el césped, después se situó a su lado y solo lo abrazo dándole caricias en el pecho. Aunque en ese momento fuera él quien necesitaba de esas caricias. Estaba tan mal que se hizo un ovillo en el cuerpo que rápidamente perdía su calor.
"T-Taehyung..."
"Shh... No llores... Estarás bien... Yo te alcanzare"
"¿Alcanzarme dónde? ¿Qué esta..."
"Ya no hables mas, amor... Solo confía en mi. Te alcanzare"
El ángel quería seguir preguntando, quería seguir escuchando la voz de su demonio, pero al ver sus tristes ojos comprendió todo.
"Cántame"
"¿Qué?"
"Cántame esa canción que escuchamos una vez mientras nevaba"
El demonio recordó al instante aquel momento. Era invierno, las calles estaban infestadas de la blanca nieve y ellos recorrían las calles en busca de algún paisaje hermoso que les ofrecía la ciudad. Fue entonces que mientras paseaban escucharon una dulce melodía de piano que un hombre tocaba en una de las plazas, cantaba con sutileza y dulzura. Los humanos arrojaban dinero a su estuche de piano que yacía en el suelo.
Jungkook era un ángel que no podía ser visto por humanos, pero aun así se acerco al músico, arranco una pluma de sus alas y la deposito en el estuche del humano. A partir de ese día, el humano vivió feliz por el resto de sus días, había hecho muy feliz a un ser celestial y eso a Taehyung lo alegro mucho. Memorizo aquella canción y diario la canto para el menor, quien por alguna razón recordaba a ambos al oírla.
" Baby it's been a long time coming...
Such a long, long time
and I can't stop running~"
Una vez había sido advertido por el mismo ser que ahora lo abrazaba, había sido informado de lo que sucedería... De que ellos jamás podrían tener un final feliz.
"Can you hear my heart beating?
Can you hear that sound?
Because I can't help thinking
and I won't stop now..."
La vida era injusta, claro que lo era.
Fue ahí cuando sonrió con amargura. Toda una vida llevando el amor y la felicidad a los humanos, pero ¿Qué había de él? Nunca podría enamorarse? ¿Nunca podría amar? No... Corrección. El si lo había hecho y con todas sus fuerzas.
"And then I looked up at the sun and I could see...
Oh, the way that gravity pulls on you and me..."
Lo que jamás tendría permitido seria permanecer junto a su ser amado.
Jamás habría una vida pacífica a su lado.
Jamás habría nada mas después de ellos.
" And then I looked up at the sky and saw the sun,
and the way that gravity pushes on everyone...
On everyone..."
El demonio se había aferrado con fuerzas al cuerpo del ángel, no podía parar de llorar, a pesar de que la pequeña criatura de al lado ya se encontraba en completa calma y no sabía si era porque no podía moverse o porque estaba resignado a que su hora había llegado.
Se aferro con toda la fuerza que sus músculos le permitían, pero todo era inútil. Podía sentir como el cuerpo ajeno era cada vez mas frio, había perdido su calor y su color también, su cuerpo ya ni siquiera palpitaba, ni vibraba, ya no era nada...
Al abrir sus ojos pudo observar como el menor le sonreía y consolaba con su mirada, mientras que su cuerpo se desvanecía con una luz brillante.
"Te estaré esperando"
El demonio ya no pudo más y se arrepintió por completo de lo que había dicho, no quería que el ángel muriera, no quería que el ángel se fuera lejos, simplemente no quería que el ángel desapareciera.
Pero no podía evitarlo, se estaba yendo y no había nada que hacer. Múltiples veces grito un sonoro "No" Implorando no ser abandonado, pero ya era tarde. El cuerpo entero del ángel estaba iluminado y se dispersaba en el viento que soplaba, dejando al demonio abrazando a la nada.
El solo desapareció.
El viento se lo había llevado hacia el cielo.
Y el demonio solo estaba hecho un ovillo llorando y aferrándose ahora a su propio cuerpo.
Inconsolable
Devastado
Roto
Desesperado
Frustrado
Pero sobre todo
Abandonado...
¿Era esto lo que significaba pagar por sus pecados? ¿Era esto todo lo que podía esperar de la vida? ¿Dolor? Si.
Podía sentir el vacio en su pecho, la ausencia de sentimientos y de calor que la otra persona le brindaba, podía sentir como su vida ya no estaba completa.
En ese entonces él ya no comprendía que era lo que realmente irradiaba tanto dolor en su ser. No sabía si estaba molesto por lo ocurrido, si el realmente había podido evitarlo, si había podido siquiera hacer algo, no lo sabía... Tampoco sabía si dentro suyo había tristeza, tristeza porque ningún ser volvería a hacerlo sentir lo que sintió en ese entonces, tristeza porque lo único que le quedaba ahora él y su soledad.
Cuando una persona esta triste por lo que acaba de perder, lo recomendable es olvidar y sanar heridas con ayuda del tiempo, pero él no quería eso. El solo quería recuperar ese ser que jamás volvería... El hizo lo peor que pudo decidir, recordar. Recordó cada momento, cada lugar, cada cosa que compartió con aquella persona de sonrisa cálida.
Se torturo pensando en lo que jamás tendría de nuevo.
Pero ¿Qué es esto? ¿Un martirio acaso? ¿Una satisfacción dolorosa? No lo sabía, solo sabía que poco a poco el oxigeno se escapaba de sus pulmones. No sabía qué era lo que estaba ocurriendo. Pensó en muchas cosas, en miles y en menos de un minuto, pensó en las posibilidades que había de morir de u paro respiratorio ¿Un demonio? Claro...
Aquella idea ridícula fue descartada al instante, el tan solo observar los dedos de su mano desaparecer poco a poco comprendió. Era su fin, su cuerpo estaba yéndose ¿A dónde? No lo sabía y tampoco le importaba, solo sabía que dolía y que era una sensación indescriptible de dolor puro y profundo.
Oh amor ¿También pasaste por este sufrir? O tal vez solo yo lo merezco por haberte hecho esto.
La verdad era esa, el demonio siguió culpándose hasta el último momento de su miserable vida. Se culpo por darle una oportunidad a esa pequeña e inocente criatura, se culpo por pasar demasiado tiempo con ella, se culpo por protegerlo de todo, se culpo por quererlo como nunca había querido a nadie, se culpo por los sentimientos que ambos hicieron crecer, se culpo por enamorarse de alguien que no debía.
Y por supuesto, se culpo por arrebatarle su vida una vez más.
No te dejo vivir y tampoco te dejo morir. No merezco tu perdón, amor.
Podía sentir como lo último de su cuerpo se desvanecía casi finalizando con aquella tortura infernal que solo los demonios sienten, podía sentir como su pecho ya no latía, ni se esforzaba. Su visión se hacía cada vez mas y mas nublada y las nubles polvosas y oscuras del infierno ya no eran tan visibles, sus parpados se cerraban y sus labios dejaron de emitir oraciones. Solo una palabra más bastó.
"Jungkook"
Y entonces todo desapareció a su alrededor, llevándose su cuerpo, su esencia y sus sentimientos también.
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