5| NI GATITOS NI CONEJOS
De regreso de su Luna Escarlata, Jimin y Jungkook retomaron sus actividades.
El siberiano sentía verdadera vocación por hacer felices a los niños de la aldea y había empezado a colaborar con el grupo de omegas que se encargaban de llevarlos de paseo cuando los fríos no eran tan incisivos.
Descubrió sin proponérselo, que cuando alguno de los lobitos se lastimaba o se sentía mal, era el primero en correr a darle alivio con vendajes o bálsamos caseros que preparaba en sus momentos de ocio.
Por supuesto que esto no ocurría porque sí o aleatoriamente. Jimin conserva aún la erudición que había adquirido al lado de la angakkoq, la chamana del clan Park, en todos sus años que transitó como aprendiz de druida
Él poseía saberes relacionados a la anatomía humana y sus bastos conocimientos sobre plantas medicinales y flores de poder, que obtuvo de primera mano de la chamana.
Sobre la angakkoq, quién estaba dotada de facultades especiales, recaía la función de mantener vivos los rituales y respetar la unión armoniosa de admiración y respeto entre los híbridos y la naturaleza. Y todas estas capacidades le fueron transmitidas a él, en su etapa de discípulo.
Y, estas mismas eran las que lo acercaban, indefectiblemente a ser la persona, entre los lobos, con mayor experiencia para asumir el rol de sanador o ser la figura que oficia de nexo entre la parte humana y el ser animal que habita dentro de cada híbrido, el anua como es llamado entre ellos, algo así como el alma o espíritu, para el resto de los mortales.
En sus planes no estaba ser el chamán, ni el médico, ni nada que le recordara a su antigua vida, pero, también era capaz de reconocer que era el único que poseía los conocimientos necesarios para serlo.
Cuando construyó cerca de su cabaña, un cálido salón donde colocó pequeños caballetes de madera con tableros, pigmentos de todos los colores y hojas de papel, para fomentar que los cachorros pintaran jugando, también erigió un espacio cerrado donde armó su pequeño refugio de escritos y notas en donde había apuntado detalles exhaustivos sobre las plantas de poder, en sus clases con la chamana.
Sobre una mesa alta colocó cuencos, recipientes de distintos tamaños, pequeños frascos de vidrio y un infaltable mortero y maja de piedra, con los que obtenía sustancias trituradas, resultado de moler flores o semillas hasta quedar reducidas a polvo, los que más tarde se convertirían en lociones o ungüentos medicinales.
Sin buscarlo ni desearlo, Jimin había creado la primera botica de la tribu TangBan.
Y así fue que comenzó a experimentar con las flores o las hojas que el Xolo les hacía llegar gracias al trueque.
Ellos le proporcionaban pieles, cueros, grasa animal entre otras cosas y él les suministraba cacao, café, coca, maíz, papa y otras flores y especias que eran originarias de la zona cálida.
Su predilecta, era una planta suculenta de hojas carnosas que en su interior guarda una miel amarga capaz de dar alivio a quemaduras.
Había aprendido que la hoja de coca machacada y mezclada con otros polvos actuaba como anestésico local.
Que el azúcar controlaba el flujo de sangre cuando la herida era superficial, y que la miel era un interesante antiinflamatorio y un poderoso antibacterial. Aunque claramente, él no supiera de la existencia de las bacterias, tenía suficientes pruebas para haber advertido que en algunos casos, las heridas se ponían feas, levantaban temperatura y olían mal. Su chamana le había explicado detalladamente cómo colocar la miel para prevenir esas consecuencias.
Así fue que él, encontró una actividad atrapante que le ayudó a brindar acciones benéfica su nuevo clan. Era la forma de retribuir el amor que Jimin había recibido desde que se integró a la manada.
Una tarde cualquiera, Bruma, una omega amiga que solía ayudarlo en el taller de arte, llegó triste por los dolores de su niña de dieciséis años que estaba próxima a presentarse y por los síntomas que manifestaba era más que seguro que sería una omega.
—Reconozco esos síntomas porque también los tuve. ¿Cómo fue ese día para ti, Jimin?
—Yo los pasé solo. Ya me habían aislado en la colina. Pero ese primer día la angakkoq se conectó con mi anua. Pude sentir todo los dolores pero ella me instó a meditar, a no descontrolarme.
—Nosotras pasamos ese primer celo con mucho dolor. Pero las matriarcas de mi familia no permiten que usemos supresores.
—Hacen bien, Bruma, desde el primer celo nuestro cuerpo debe adaptarse.
Mi chamana solía decirme que ese era nuestro modo de aceptar al animal interior que nos habita, que en ese primer celo le abrimos la puerta a integrarse absolutamente con nosotros.
—Nunca lo vi de ese modo, Jimin, qué lindo. Has cambiado mi visión sobre ese día.
—¿Puedes hacer con mi niña, lo que hacía tu chamana contigo?
—Mejor te muestro como se hace así te conectas tú con tu cachorra. Porque en realidad es un ritual entre la figura maternal y su hija o hijo. Yo no tenía mamá, y como me estaban "adiestrando" —hizo comillas con sus dedos— para ser druida, la chamana suplió ese lugar.
—Pero es una ceremonia hermosa, Bruma. Podríamos empezar a hacerla acá en TangBan.
La omega lo miró con dudas …
—Es una idea tonta, no me hagas caso.
—No, Jimin. Es una idea fantástica. Podría ser el inicio de una ceremonia que se transmita de generación en generación.
—Algo así como una celebración de la vida.
—Eres brillante Jimin.
El pelirrojo se ruborizó ante el halago y escondió su carita entre sus manos, pero se sentía feliz por el nuevo proyecto.
Frente a la euforia que sentían organizando la ceremonia, no notaron que la puerta se había abierto y había ingresado Yoongi.
—Hola Jimin —se inclinó ante Bruma y él.
—Hola Yoongi.
—Jimin, necesito ayuda, mi omega, su celo se acerca, se siente mal, no sé qué hacer.
—Mismo caso, distintos escenarios —Jimin se dirigió a Bruma y ella asintió con la cabeza.
—¿Trajiste de nuestra aldea algún supresor?
—Sí Yoongi, traje muy poquitos, y ya se acabaron. Si me das un rato puedo ver si logro preparar algo similar.
Jimin buscó entre sus bitácoras aquella mezcla que vio preparar a la chamana hasta el cansancio, cuando las omegas llegaban partidas de dolor.
Él sabía que los inhibidores eran fuertes analgésicos y además actuaban ocultando las feromonas, de modo que el celo quedara medianamente oculto al olfato de los alfas.
No sabía qué eran las feromonas, nunca oyó sobre esas sustancias ni nada que se le parezca. Eso era demasiado avanzado para éste simple aprendiz.
Pero intuía que en el proceso por el que atraviesan alfas y omegas existía algo que el cuerpo genera que hace que ellos, entre otras tantas cosas, emanen aromas para atraer al otro.
Y con la curiosidad que lo caracterizaba, buscó maneras de emular la mixtura que su angakkoq preparaba.
Con exquisita paciencia, preparó con plantas, yuyos, flores y miel, una mezcla espesa que, con dos dedos y en pequeñas porciones formó perlitas similares a comprimidos.
Cuando solidificaron, corrió al hogar de Yoongi y le dejó a su omega, junto a las perlas, las instrucciones de cómo tomarlas.
Ese día fue revelador para él. Con solo dos casos similares pero con distintos enfoques, fue capaz de determinar cuál era la mejor medida para cada uno.
A partir de entonces, los pobladores del clan fueron trayendo a su consulta a las lobitas a punto de anunciarse. Jimin y Bruma organizaban reuniones con los omegas para contarles sobre su idea de hacer las ceremonias de presentación .
Llegaban también ancianos con la espalda dolorida y él les preparaba con amor y dedicación, ungüentos para bloquear el dolor.
Pronto, esa salita se hizo famosa entre los lobos y Jimin no daba abasto con los pedidos.
Pero nunca descuidó el salón de pintura de los niñitos que adoraba.
Cada día reafirmaba que la niñez es hermosa y que él hubiera sido un padre amoroso.
A veces se encerraba en el baño a llorar desconsoladamente hasta que descargaba toda la frustración por ser estéril y salía como si nada hubiera ocurrido. Se acostumbró a sentirse mal a solas. A fingir un bienestar frente a todos. Incluso frente al amor de su vida. Había comenzado a tener secretos con él y eso, jamás ha resultado ser sano.
Jungkook nunca se dio cuenta que algo malo se avecinaba. Notaba a Jimin un poco distante pero supuso que era parte de la convivencia.
Él siempre estuvo dispuesto a darle todo.
Lo sorprendía con regalos inusuales como el día que en el jardín de su cabaña esculpió un enorme unicornio de hielo y Jimin bailó alrededor de la figura, la abrazó y decidió que quería lamerla.
Y lo hizo.
Y su lengua quedó pegada al cuello del caballo congelado.
Con agua tibia Jungkook le ayudó a despegarse.
Los dos rieron a carcajadas por las ocurrencias de este niño inquieto y travieso.
Lo cargó en brazos y lo llevó directo a la cama donde lo comió a besos y le hizo el amor por horas.
Se amaban sin límites.
No pasaba un día sin que Jimin le prodigara su amor de todos los colores.
Pero Jimin sabía que él no estaba completo. Y llevaba meses pergeñando un plan peligroso.
Una mañana en la que su alfa se encontraba en sus tareas habituales, Jimin salió de la aldea para poner en marcha su riesgoso plan.
Riesgoso para él y cruel para JK.
Jin desde su hogar había visto a Jimin, convertido en Krasnyy, correr hacia la espesura del bosque y su lobo interior supuso lo peor. Cambió de forma y corrió al sitio donde Jungkook se encontraba adiestrando una camada de cachorros que habían nacido de la unión de dos de los samoyedos de Jimin.
Al escuchar con desesperanza el relato de un agitado Seokjin, JK cambió de forma y corrió de manera desesperada hacia su casa para corroborar si Jimin había llevado consigo al Centinela, el Talismán Centinela.
El pequeño amuleto que los dos crearon con sus manos, uniendo lazos de cuero, ciñendo cintas de trapo y papel fue a los que llamaron Talismán Centinela.
Ellos habían expuesto el amuleto por varias noches a la luz de luna, y se encomendaron a la diosa nocturna para que ella lo bañara de poder. Cada oración y cada cántico que le regalaron al objeto los llevó a pensar, a creer y a jugar con la idea de que a partir de ese momento, estaría dotado de poderes sobrenaturales y benéficos. El talismán obviamente no poseía dones algunos, pero simbolizaba para ellos, protección y cuidado para cuando uno de los dos saliera de viaje.
Bien claro había quedado que si alguno de los dos se llevaba el amuleto, era porque emprendería un viaje peligroso.
Descubrir que el talismán no estaba en su sitio, significó una sola cosa para el alaskan… Jimin había decidido por su cuenta emprender un viaje que podría ser riesgoso y eso lo estremeció de temor.
La falta del objeto mágico en el hogar, sumado a la ausencia del aroma del omega, sacudió a Jungkook dolorosamente.
Se dejó caer de rodillas a orillas de la cama, llorando sin poder contenerse.
—Jimin, te fuiste, mi amor ¿Qué hiciste? ¿Valgo tan poco para ti?
—Eres mi vida entera, Jungkook —la voz de Jimin detrás del alfa fue música para sus oídos.
—Pude sentir tu angustia a través del lazo, Kook, no pude irme sin ti.
JK se levantó cual flecha y lo tomó entre sus brazos…. Lloraba como un niño, Jimin nunca lo había visto así.
—¡Nunca, nunca vuelvas a hacer eso! —lo zamarreó de sus hombros y volvió a abrazarlo— ¿Acaso quieres que me muera de miedo? Si me dejas, Jimin, si me dejas, yo, yo-o….
—No iba a dejarte Kookie, solo quería ir al Caldero a que el druida intercediera para que los dioses me devuelvan mi fertilidad.
—¿No te das cuenta de todo lo que hubieras puesto en riesgo yendo a ese lugar? ¿Por qué insistes con ese tema? Entiendo que quieras procrear, pero no puedo aceptar que ese instinto sea más fuerte que el amor que nos tenemos.
—Ohh, no, no es más fuerte, Jungkook. Ni siquiera sé si tengo instinto de maternar—. Limpiaba las lágrimas de su amor con los puños de su ropa— Yo solo quiero que tú seas papá. Que puedas tener tus hijitos y veas tus genes replicados en tu descendencia.
—Jimin, amor, no quiero hijos. No quiero nada más que estar contigo. Te lo dije hace tiempo atrás cuando ocurrió lo del dulce de leche. Solo me in-te-re-sas tú—silabó JK mientras acariciaba los cabellos colorados que tanto adora— Nada más que tu amor, mi niño rojo.
Jimin besó las lágrimas del alfa con ternura. JK parecía haberse hecho más pequeño entre los brazos de su omega.
—Ya estoy aquí mi amado. No me iré, te amo demasiado como para causarte un dolor.
—Te amo más, mi niño.
Se quedaron abrazados, recostados, acariciándose y demostrando sin palabras, la fuerza que tiene el lazo que los une.
Fueron los treinta minutos más silenciosos que ellos hayan vivido.
Solo se oían los suspiros de Jimin.
Al quinto suspiro JK lo miró y solo dijo:
—¿Qué?
—¿Qué, qué? —contestó el rojo con otra pregunta.
—Te conozco Minnie, tres suspiros pueden no ser nada pero llevas cinco, y estabas a punto de dar el sexto… ¿Qué ocurre?
—Nada.
—Jimin…
El pelirrojo hizo un puchero y sus labios fueron tremenda tentación para el alfa.
—Ay, no me hagas esa carita, bebé, que me matas… ¿Qué quieres?
—Bueno, ehhh.
—Vamos Jimin, dime.
—Jungkook, si no vamos a tener cachorritos, ¿Podríamos adoptar un gatito?
—¡Un gatito! Jimin… somos perros, ¿Por qué quieres adoptar un gato?
—Porque me gustan.
—¿Cuándo has visto un gato en esta zona de hielos?
—Nunca.
—¿Entonces cómo sabes que te gustan?
—Tampoco he visto un unicornio, pero sé que me gustan.
—Buen punto, Jiminshi.
—¿No te parece una idea hermosa?
—Jimin, ¿Traerías un gato a la aldea de lobos?
—Claro que sí.
—¡Claro que no!
—Entonces.. ¿Un conejo?
—Jimin! Jaja me vas a hacer morir, jaja. ¿Quieres tener de mascota con lo que se alimentan los lobos?
—También lo son las ovejas, sin embargo tienen un corral donde las crían y ninguno anda masticandose a las ovejitas.
—Otro buen punto…
—Yo quiero un gatito que me haga «miau» y que me cuide.
—Mi amor, cuando adoptas un animalito es para cuidarlo, el gato no va cuidarte, tú vas a cuidar de él.
—¿¡Entonces es un sí!? —Aplaudió sonriendo.
—¿Cuándo dije, sí?
—Cuando dijiste «Tú vas a cuidar de él»!
—Jimin, tramposo… deja de hacer ese puchero, eres un bebé caprichoso.
—¿Soy tu bebé? ¿Puedes alimentar a este bebé? Porque tiene hambre —la voz de Jimin dejó de ser apacible para sonar grave y sensual.
Jungkook conoce esa voz que lo saca de su eje cada vez que la dualidad que habita a su omega se hace presente.
—Cuidado, Jungkook, éste bebé puede hacer que pierdas la cabeza en dos minutos.
—Ya lo sé, ven mi amor ¿Tienes hambre?
—Sí.
—Pues, devórame.
Nota:
Quise publicar el capítulo pero me faltan subir las imágenes que creé para él. En breve las subo.
Espero que les esté gustando hasta acá..
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro