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19 | TRÉBOLES y VIOLETAS


Cuando la piel ya estaba mostrando los signos de haber estado demasiado tiempo bajo el agua, Jungkook quiso mimar a su omega, lavándole la bella melena. Jimin tenía su espalda apoyada sobre le pecho del alaskan, éste le enjabonaba los largo s cabellos rojos y con delicadeza y amor intentaba desenredarlos.

—¿Quieres cortarme el cabello?

—¡No! ¿Por qué? Amo tu pelo largo. Tal vez no lo sepas pero de él se desprende el olor a caramelo más delicioso del mundo. Y tu color, Minnie es embriagador. Tus trenzas rojas al sol se ven como lazos de fuego. ¿Quieres cortártelo?

—No, es que... no, nada, nada. No me hagas caso...

—Jimin, dime, ¿Qué ocurre?

Él presintió que detrás de la actitud, seguramente había algo que habría sucedido durante el cautiverio.

—No, es que, me preguntaba si yo seguiría gustándote si aparecía con el cabello corto.

—Mi amor, tú me gustas de cualquier forma. Aunque estuvieras pelado, también me gustarías.

—Jajaja.
Juntó sus manitas sobre su boca para reír.

—No me hables de pelado que me recuerda al perro loco, y tiemblo.

Ahí estaba. Ahí había aparecido de nuevo el xolo. Cada cosa que hacían o hablaban el tipo se colaba entre ellos.
Jungkook empezaba a dudar si él era capaz de ayudar a su pareja a transitar este momento con la mayor armonía posible y dejar atrás los traumas provocados por la violencia a la que fue sometido.

—¿Quieres hablarme de eso, Mimi?

El chico había inclinado su cabeza bien hacia atrás para que Kook le enjuagara el jabón del cabello. 

—Es que, no quiero seguir hablando de él.

—Pero a veces, hablar hace bien.

—Seguro que sí, pero elijo no hacerlo. No quiero darle más entidad.

—Hagamos algo, amor, cuando necesites hablar algo de lo que te pasó, porque te está lastimando o porque no das más, solo pronuncia una palabra clave y yo sabré que algo te está haciendo sentir mal, o es algo relacionado a Uxmal y...

—No lo nombres. Por favor. Borremoslo de nuestras vidas, no quiero oír más de él por el resto de mi existencia.

—Bueno amor.

—Pero lo de la palabra clave, me gusta, es como un juego —sonrió tiernamente y las defensas del alaskan cayeron— ¿Qué palabra clave se te ocurre?

Ambos ya estaban de pie, y Jungkook había envuelto al rojo en toallas.
Lo besó y lo abrazó.
—No sé, no soy muy bueno para eso, pero se me ocurren palabras que tengan que ver con la calma y con el bienestar, para compensar el malestar ¿Que piensas?

—¡Es perfecto!

—Mimi, que te parece «Cielo azul» cuando digas esa palabra, yo sabré que es algo referido a...

—No lo nombres.

—No, bueno, pero amor, tampoco es bueno que lo niegues.

—Ya sé, no estoy negándolo.

—Yo creo que sí...

—No, mira Kook, yo sé perfectamente los caminos que me llevarían a sanar y a perdonar. Durante años he estado al lado de mi chamana absorbiendo conocimientos, podría hacer que este dolor se disipe y desaparezca lenta pero efectivamente.

—¿Cómo lo harías?

—Aceptándolo. Tan simple como eso, Kook. Aceptando que lo que me pasó, ya está en el pasado y que no lo puedo modificar.

—¿Solo aceptar?

—Así es. Pero aún no estoy listo.

—¿No puedes aceptar aún?

—Sí puedo. No quiero.

—Pero... ¿Por qué?

—Por qué aún necesito que me duela.

—Jimin, amor, no entiendo.

—Necesito que me duela el pecho al recordar. Aún no estoy listo, ni para perdonar, ni para soltar y menos para aceptar.

—No te entiendo amor.

—El dolor aún habita en mí, Kook. Y quiero sentirlo. Le permito a mi cuerpo que lo reconozca. Cuando lo haga, habré soltado y me habré liberado, por ahora, quiero que arda, que duela, que me duela «lindo».

—Ay mi amado...

—Estoy bien Kookie, estaré bien. Soy más fuerte de lo que crees, y desde niño me han preparado para vencer miedos y culpas. Esto también pasará, mi amor, confía en mí.

—Lo hago, Minnie, confío en ti.

—Tengo frío, mi amor.

—Yo también, ven, vayamos cerca del fuego. Hablemos de cosas lindas.

—Bueno, hablemos de ti. Tú eres mi cosa linda.

—Jaja, no.

—Bésame.
El alaskan unió su boca a la del niño rojo y libó el néctar de sus labios.

—Te amo Jimin, con mi alma.

—Yo más mi sol.

—¿Sabes, bebé? He pensado que cuando lleguemos a TangBan lo primero que haré será ir a ver a Maikoh. Tengo ganas de abrazarla. Tengo ganas de perdonarme a mí mismo por haber actuado con tanta dureza cuando llegué sin ti. Creo que necesito hablar con mi padre sobre lo que pasó aquella vez.

—¿Tu padre?

—Trueno.

—Sí, ya sé. Pero es la primera vez que lo llamas padre.

—Sé que no lo llamo padre. Nunca lo he hecho, pero mi corazón lo reconoce como tal. Él me crío. Él es mi figura paterna. Él me hizo ser quién soy.

—Un alfa noble y fuerte. ¡Mi alfa! —Jimin gesticulaba con todo su cuerpo— Igual, creo que la clave está en lo dijiste, es algo muy sabio...

—¿Qué dije?

—Que necesitabas perdonarte a ti mismo.

—Sí. Solo cuando esté frente a ella y pueda abrazarla, creo que ahí cerraré ese este tema.

—Qué bueno, Kook. Es muy bueno eso.

—Si. Los extraño, necesito a mi familia. Extraño nuestra casa, nuestra cama. ¿Tú?

—¡Sueño con llegar a casita! Extraño hacer las cosas que me gustan y me calman.

¿Qué cosas te calman, amor? ¿Qué cosas amas?

—A ti. Pero no eres una cosa.

—Jaja, aparte de mí.

—Hay muchas cosas que adoro: cocinar, cantar, la música, perseguir bichitos de luz, acariciar las lavandas, el olor a tierra antes de la lluvia, el sabor de las violetas...

—El sabor de ... ¿Violetas? Jimin, como sabe una violetas?

—Tiene un sabor dulce con un poquito de menta y...

—Jimin, jaja, ¿como sabes eso?

—Porque las probé.

—¿Probaste una violeta, Jimin, has comido una violeta?

—Sí, jaja. He comido violetas, a veces dejo sus pétalos en la nieve y cuando se escarchan me encanta chuparlos.

—Pe-pero..

—También me como las florecitas amarillas silvestres que crecen en tu invernadero, esas sí que son ácidas, deliciosas, pero mis preferidos, sin dudas, son los tréboles.

—Jungkook lo miraba con la boca abierta, sin dar crédito a lo que el rojo le relataba con total naturalidad.

Él hombre de sus sueños... come flores.







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