Con las exangües energías que le quedaban, Jimin llevó a Jungkook al qarmaq que había construido, lo recostó sobre la improvisada cama en el suelo, le quitó las ropas, se despojó de las propias y lo abrazó para darle calor.

Arropó sus cuerpos con las pieles y atrajo el cuerpo de su chico contra el suyo. Lo abrazó con brazos y piernas. JK parecía un pequeño crío en los brazos de su omega. Jimin acariciaba su cabello, besaba su frente, bajaba su boca para besar tiernamente los labios.

El alaskan no daba demasiadas muestras de lo que ocurría. Más bien parecía que había entrado en un estado comatoso producto de la inanición y la depresión provocada por el desvanecimiento del lazo.
 
La preocupación aumentó cuando el rojo notó su respiración cada vez más débil. Jungkook frente a sus ojos estaba sumergiéndose en un sueño sin retorno. Lloró a su lado pero el alaskan ya no reaccionaba a ningún estímulo.

Jimin debía hacerlo salir de ese estado cuanto antes o lo vería morir lenta y angustiosamente. No sabía qué hacer, estaban demasiado débiles, los dos, pero JK estaba grave.

Se obligó a sí mismo a recomponerse, sacar fuerza de donde no tuviera y recurrió al estado de meditación profunda para conectarse con el anua de su alfa y desde su interior convertirse en fuente de calor suficiente para mantenerlos a salvo.
Krassny, le habló al alaskan dentro de Jungkook.

—Sialuk, ya estoy contigo, para amarte y cuidarte. Deja que Jungkook tome fuerza. Lucha, luchen, yo estoy aquí para cuidar de ambos.

La conexión de sus almas se produjo y sintió como el recinto se volvía cada vez más  cálido y aunque JK seguía exánime, su malamute había despertado y él dejó fluir sus esencias, entonces el pomelo patchouli y cedro se hizo presente. El anua siberiana sonrió dentro de Jimin, le susurró hermosas palabras que lo motivaron a tener esperanzas y él se entregó por completo a los brazos de sus espíritus sintiendo que podrían velar por ellos y se dejó vencer por el cansancio envuelto en el delicioso aroma de su alfa.

Abrazados se durmieron y abrazados despertaron después de yacer profundamente por dos días.

El rojo, aparentemente reconfortado por el calor y el descanso, se levantó para buscar con qué alimentarse.
El clima parecía no tan álgido esa mañana, permitiéndole salir a cazar algo para ellos y sus samoyedos.

Regresó con varias presas. Eran animalitos pequeños, con poca carne pero la grasa bajo su piel le permitiría cocinar una sopa y arrojar los restos a sus samoyedos.

—Jungkook debes alimentarte. Por favor mi amor. Ponte fuerte.

Arrimó el cuenco a su boca y lo guío para que bebiera. JK abría de a poquito sus ojos, pero él no se encontraba allí.

Jimin sabía que su marca estaba desapareciendo. Si JK no reaccionaba a tiempo y volvía a marcarlo, ambos morirían.

—Despierta, amor. Regresa a mí . Por Favor, te amo kookie. No me abandones…

Jimin dejó fluir su aroma a caramelo como última esperanza de que los instintos del alfa reaccionaran frente al estímulo hormonal.

Y surtió efecto.

Kook abría y cerraba sus fosas nasales como intentando llevarse todo el caramelo para sí.

Entreabrió los ojos, incorporó lentamente su cabeza y miró al omega de arriba a abajo.

—Jimin..

—Hola, mi amor.

—Jimin, amor de mi vida… ¿Eres real?

—Jaja ya me hiciste esa pregunta, sí, soy yo.

Lo atrajo a su pecho y lloraron.

—Te encontré Jungkook—se corrigió— Los encontré, a ti a y Sialuk.

—Me siento muy débil.

—Lo estás. Estás muy debilitado, yo también. Nuestro lazo está casi roto…

Trajo hasta la cama una especie de bandeja con la sopa, agua y mientras le daba de comer en la boca, acarició el rostro de Jungkook con tanto amor que JK, sintió que el corazón se le escaparía del tórax.

—¿Qué le pasó a tu ojo? ¡Jimin, estás lastimado!

Jimin tenía un tremendo hematoma producto de la cortadura que el Xolo le propinó. La sangre se había secado alrededor del párpado creando una impronta sanguinolenta que se asemejaba a un mapa bordó oscuro.

Tocó a su cara y recordó que llevaba días sangrando y que careció de tiempo para limpiar esa herida, la cual ya no sangraba pero le dolía a rabiar.

—Oh, debo estar asustándote con esta cara tan fea…

—¿Fea? Mi amor, eres lo más bello que existe. No puedo creer que estés acá. Pensé que no volveríamos a estar juntos. Nunca más…

—Pero acá estamos, amor, juntos de nuevo.

—El tipo de ojos amarillos me dijo que no volverías.

—Solo muerto, no volvería a verte, amor. Todo lo que él te dijo, sea lo que sea que te haya dicho, era mentira.
Me secuestró. Me mantuvo encadenado, sedado y me suministró altas dosis de una sustancia para suprimir nuestro lazo.

JK cerró fuerte sus ojos y sus puños del odio que sentía al enterarse de lo que Jimin había sufrido.

—Pero… ¿Quién es él, Jimin?

—El xolo que proveía a los Park, de mercancía de las tierras cálidas. ¿Recuerdas lo que te lo nombré?

—Sí. Además era con quién tenías … s-se-sex…

—¡Ni me lo recuerdes! —Interrumpió con un grito.

—También me acuerdo que me dijiste que era un alfa lindo, y que después peleamos por mis celos. No lo conocía, eran celos sin un verdadero motivo, pero cuando lo tuve enfrente, la verdad, Minnie, sentí miedo. Es apuesto, alto, unos ojos enormes… no sé, tuve mucho miedo.

—¿Miedo de qué?

—Miedo que él fuera más importante que yo.

—Nadie en esta vida es más importante que tú, mi sol bello…

—Pero en ese momento tú habías desaparecido y el pelón me decía que me habías dejado, me mostró una carta tuya, y era tu letra y yo.. y yo-o —JK empezaba a hiperventilar ante el recuerdo doloroso.

—Basta, basta Kook. Calma. Fue mentira. Todo. Esa jugada le salió bien, no sé cómo se las ingenió para saber tanto de nosotros dos. Pero tú le creíste, volviste a Tanbang deshecho, creíste que esa carta era real. En realidad, sí era mi letra, pero se trataba de una lista de insumos que yo le solicité años atrás.

—¡Oh por Dios! ¡¡Sí, le creí!!  Pero… ¿Por qué tanto odio?

—No es odio, en realidad creo que está loco. Es un demente, abusivo. Según él, era amor. Pero eso no es amor, por supuesto que no. Es un enfermo obsesivo y violento.

—Cuando no volviste y dejé de sentirte a través del lazo, me desesperé… preferí mil veces estar muerto a estar sintiendo ese vacío.

—Kook mío, hermoso, mi hermoso alfa. Debo confesar que tuve mucho miedo en aquel momento. Yo también dejé de sentirte. Pasé muchas horas de horror, JK. El demente quiso marcarme, intentó violarme.

—Nooo, noo. ¡Lo voy a matar!

—Creo que yo ya lo hice… 

—¿Lo mataste?

—No sé, escapé antes de saberlo.

—Pero... Cuéntame.

Él me mantenía drogado todo el tiempo, con dos objetivos, impedir que nos comunicaramos a través del lazo y anular mis posibilidades de cambiar de forma.
Pero él no contaba con mis habilidades aprendidas al lado de la chamana —sus ojos de medialuna brillaban con cada palabra como si se sintiera orgulloso de haber sido tan listo— Comencé de poco a aislar de mi sistema, a través de meditaciones profundas, las sustancias que me hacía tragar. Eso me fortaleció un poco, más de lo que xolo hubiera querido. Y el día que le llegó el celo e intentó someterme, cambié de forma y luchamos ferozmente. ¿Sabes qué le hice?

Los ojitos le bailaban en la carita lastimada y Kook le acariciaba el cabello mientras él le contaba entusiasmado lo valiente que había sido.

—Saltó sobre mí. Y yo estiré mi cuerpo como me enseñó Trueno, le atrapé el cuello y mordí con todas mis fuerzas… Se me trabó la mandíbula por el esfuerzo y no solté el agarre hasta sentir que le desgarraba la garganta.

—¿Lo mataste?

—Ojalá que no.

—Ojalá que sí, maldito malnacido.

—No pensemos más en él. No vale ni un solo jodido pensamiento. Te encontré y eso es lo único que debe importarnos, Jungkook —abrazó al alfa.

—Ahora debo reponerme para que regresemos.

—Debes reponerte para que estemos juntos, mi amor —lo corrigió— No pensarás que esperaré a llegar a la aldea para que me hagas tuyo…

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