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13| REGRESO A CASA |JM


Abrió sus ojos de cielo y se encontró con los rostros de los seres que más ama en esta vida.

Llevó sus manitas a los ojos y lloró desconsoladamente. Los lobos habían curado sus heridas pero la cortadura del párpado y sus muñecas aún seguían abiertas y sangrantes.

—Jungkook —fue lo primero que dijo— ¿Dónde está Jungkook?

Namjoon lo abrazó con amor

—Nam, ¿Dónde está mi alfa? Llámenlo ¿Por qué no está aquí conmigo?

—Él no está aquí, Jimin. Se fue hace más de dos meses y no hemos podido encontrarlo.

—¿Dos meses?

—Ese es el tiempo que tú y él han estado afuera.

—¿Han pasado dos meses? ¿El maldito me tuvo encerrado dos meses?

—Jimin, cuéntanos todo. Algo sabemos por Jungkook, que nos contó que un Xoloitzcuintle le avisó que tú regresarías con el druida. No entendemos qué es lo que pasó, tenemos vacíos grandes en la historia.

Ese xolo, me raptó, y me aisló por estos meses... Fue una tortura.

—Minnie, querido, iremos por el xolo. Esto no quedará así.

—No, familia, no se preocupen, yo creo... Creo, que lo lastimé seriamente.

—Cuéntanos todo, Jimin.

—Voy a contarles:

—Aquella noche en que subí a conectar mi alma con los seres celestiales, ignorábamos que el xolo nos había estado siguiendo durante todo el trayecto. Lo peor fue enterarme que sabía detalles tan privados de nuestras vidas que daba miedo.
Sabía que Jungkook era mi Alfa, que me había marcado y datos muy precisos de esta aldea.

—Estuvo acá, Jimin, cuando ustedes estaban de Luna Escarlata —la voz áspera de Yoongi, daba cuenta del fastidio que sentía por no haber advertido a nadie sobre aquella visita extraña.

—Sí, lo sé, me lo dijo en un horrible tono de burla, todo el tiempo se burlaba de mí, era muy cruel conmigo, nunca lo entendí, decía amarme sin embargo me trató tan mal. Fue horrible conmigo.
Cuando Maikoh cayó, él estaba escondido, por acá, entre nosotros. Créanlo, tal como les cuento.
Cuando trasladamos a la nena a la botica, él entró al sitio del accidente y embebió un trapo con la sangre de ella...

—¿Queeeee? ¿Para qué?

—Según él, era sangre que yo había tocado, y quería tener algo mío cerca de su corazón. Llevaba el trapo rojo pegado al pecho. Cuando me lo contó, no podía asimilar que estaba frente al ser más desquiciado del mundo. Lloré durante horas porque me sentí indefenso frente al monstruo.
Llegué a la conclusión que nada lo detendría, estaba deseoso de lastimarnos. Durante la ceremonia con mis dioses, estuvo observando todo. Tomó la distancia suficiente porque de haber estado cerca, yo no hubiera podido conectarme ni me lo hubieran permitido ellos.
No sé cómo, les juro que no sé pero el maldito supo el momento exacto en que Maikoh recibió el milagro. Y allí me arrancó del conjuro con los dioses y dió inicio a mi pesadilla.

Detuvo el relato por el llanto que no le permitía hablar. Ni él ni los lobos eran capaces de entender cómo se puede ser tan miserable en la vida.

—Estuvo a punto de violarme y de marcarme. Casi me muero ese día.

—Maldito mal nacido —Yoongi golpeó su puño contra la pared.

—Eso fue lo que me impulsó para salir de ahí, para defenderme y dejarlo casi al borde de la muerte.

—¿Lo mataste?

—No sé si está muerto, espero que no, no podría vivir con esa culpa.

—Continúa, Minnie —Jin casi ni respiraba escuchando el demencial relato.

—Me mantuvo sedado y maniatado, me dio supresores que evitaban la conexión a través del lazo. Mi organismo ya debe estar libre de esa miérda, pero lamentablemente ya no siento el lazo. Debo encontrar a Jungkook o moriré. Mi marca se desvanece día a día.

—Por eso Jungkook no podía sentirte a través del vínculo.

—Exacto. Pero... Cuéntenme ustedes ¿Dónde está Jungkook? me muero por verlo.

—Bueno, es largo de contar, Jimin...

—Comienza Namjoon, no omitas detalles.

—La mañana que Jungkook llegó a la aldea, pude ver en sus ojos el mismo dolor que le había visto aquel fatídico día que tu moriste, en el Caldero de los Dioses.

—Un alma en pena —agregó Jin.

—Nos contó que un tal Uxmal le había entregado una carta de tu parte y que tú a través de él le comunicabas que no regresarías porque habías hecho un pacto con los dioses para que ellos salvaran a Maikoh.

—¿Carta?

—Sí, una carta. Como Kook no sabe leer la grafía de tu dialecto, el xolo se la leyó. En ella tú le decías que los dioses te habían obligado a tomar tu lugar como druida natural a cambio de salvar a la nena.

—Pero... ¿Cómo Kook creyó esa mentira? ¿Por qué yo le escribiría una carta que no podría leer?

—Lo mismo pensó él. Pero es entendible Jimin, tú no habías regresado de la colina y apareció este tipo con una carta diciendo que era tuya, no le quedó más remedio que aceptar. Se quedó, dos semanas más esperando a que regresaras, subía cada día a esa colina a esperar por ti.

—Mi amor... Si tan solo hubiera sabido lo cruel que estaba siendo el monstruo conmigo, lo hubiera matado...

—Cuando aceptó que no regresarías, tomó sus cosas y emprendió regreso.
Mira, esta es la carta que Kook transcribió, signo por signo, tal cual recordaba.

Jin le extendió el papel donde el alaskan reprodujo lo que leyó del xolo.

—¿Esta es la carta que Uxmal le dió?

—No —intervino Jin— Esa carta debió quedársela el tipo. Kook la recordó y en este papel, la reprodujo.

—¿Tú sabías que Jungkook con solo ver una vez, algo, puede recordarlo de manera perfecta?

—Sí, él algo me comentó, pero nunca lo vi hacerlo. ¿Esto lo escribió mi amor?

—Sí, solo tuvo tu carta real en sus manos por pocos minutos.

—Me impacta, es prácticamente como si yo lo hubiera escrito.

—Es un don que tiene tu alfa —Jimin sonrió con orgullo tras los dichos de Trueno y se llevó la carta al pecho.

—Eso escrito allí, es un pedido de cacao que le hice al xolo hace años. El maldito guardó ese papel y lo usó en mi contra.

—Así es. Pero Jungkook no se enteró el real contenido de la carta, porque Yoongi nos reveló la verdad cuando él ya se había marchado. Así que, Jimin, sea donde sea que Jungkook éste, aún piensa que esa carta es real y que tú no regresarás a él.

—Dios mío, debo ir ya mismo a buscarlo.

—Lo haremos, saldremos en su búsqueda nuevamente. Pero tú ahora descansa, Jimin. Necesitas recuperar fuerza si quieres ir por Jungkook. Tus heridas siguen abierta, así no llegarás lejos.

La puerta se abrió y detrás de ella los ojitos brillantes de Maikoh encandilaron la habitación.

Jimin gimió y estiró sus brazos para que la niña se uniera a él. La acunó sobre su pecho y besó la cicatriz en su mollera. La nena levantó su carita y besó su nariz.

—Maikoh...

—Gracias, tío —le dijo y Jimin no pudo contener el llanto gutural.

Verla feliz, sana y con vida hizo que todo por lo que había atravesado, valiera absolutamente la pena.














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