⚪8. No lo conoces.⚪
Zane's POV.
Resulta increíble la cantidad de ruido en el cuartel secreto del samurai X. Somos los últimos en llegar. Todos los maestros elementales ya están presentes, y al parecer no lucen muy felices. Nadie se tomó bien lo de Cole. Es una reacción esperada, por supuesto, pero ni yo, ni ninguno de mis amigos esperábamos tener que enfrentar la desaprobación de otros. Tras lo ocurrido estamos todos muy sensibles y quizá las conductas explosivas de los maestro elementales sólo vuelvan más inestable la situación.
Será una zona de guerra.
Los presentes se vuelven hacia nosotros, con expresiones furtivas. El silencio cubre la guarida, comí una manta. Es la clase de silencios afilados, que hieren tanto como lo harían las palabras. Ni siquiera hemos bajado los escalones de la entrada. Ellos nos miran desde el almacén de vehículos, tan extensa es su mirada.
-Pueees... hay que avanzar... -murmura Mei.
Da pasos inseguros al frente. La confianza que ha conseguido reunir nos sirve como escudo contra las afiladas miradas que recibimos. Avanzamos tras ella. Hemos recibido tantas miradas de desaprobación en los últimos días, que me aterra pensar en que el acostumbrarme sea una necesidad. La familiaridad de la tensión es abrumadora. Todo es como la sensación de estar a gran profundidad del agua. Cada persona que pierde fe en nosotros, nos hunde, poco a poco. ¿Acaso existe un fondo contra el cual chocar?
Cuando llegamos al final del pasillo nos quedamos cara a cara con los maestros elementales. El primero en moverse es Shadow. Le entrega de manera tosca el prisma de las sombras a Lloyd. El rubio a penas y reacciona. Parece que no quiere ni tocar el prisma. Debe ser por la última vez que sostuvo una de ésas gemas. Ni siquiera yo querría tocarlo.
Shadow le da un empujón a Lloyd, intentando que abra paso. Intercepto su acción porque, de alguna manera, él busca irse de la guarida.
-¿Te quitas? -masculla, apretando los dientes.
Frunzo el ceño.
-¿Es que acaso tienes algún sitio al que ir? -pregunta el sensei Wu, detrás de mí.
Shadow arruga la nariz.
-Me largo, no pienso seguir más en éste equipo.
-¿Qué? -dejo escapar, y creo no ser el único.
-¡No te puedes ir! -exclama Lloyd. La desesperación en su voz lo hace sonar más como una súplica que como una orden.
-¡Sí, claro! -dice alguien, con sarcasmo. Consigo identificar la voz, es Griffin Turner-. Únete a los traidores.
-¿¡Qué!? -ruge Mei. Ha permanecido tanto tiempo en silencio que me sobresalta escucharla alzar la voz.
No hace falta voltear a verla, basta con sentir la corriente de aire que se ha formado en todo el lugar; está furiosa. Yo mismo noto que en las puntas de mis dedos se han formado pequeños cristales de hielo, los cuales crujen al cerrar mis manos en puños. Si hay algo que no vamos a tolerar es que se refieran a Cole como traidor. Ellos no lo conocen. como lo hacemos nosotros.
Frente a mí, Shadow deja de intentar quitarme del camino. Avanza en dirección hacia Mei. El maestro de las sombras luce una sonrisa maliciosa en el rostro, a diferencia de la chica castaña, que le devuelve una mirada afilada como una espada.
-¿Qué acaso no lo entiendes? Tu querido Cole los traicionó -dice Shadow, con voz melosa.
La corriente de aire se intensifica.
-¡Haré que te tragues tus pala-!
-Mei -la interrumpe su padre, antes de que termine de hablar.
La chica aprieta los labios y se coloca detrás de Kai, para no tener que seguir viendo a Shadow. El ninja rojo toma el lugar de Mei y se encarga gustoso de dirigirle una mirada de repulsión al hombre de piel grisácea.
-...Sabía que debí unirme a Cybermad cuando pude... -se escucha una débil voz, al fondo.
El grupo de los maestros elementales se abre. Todos se miran entre ellos, buscando. No pasa mucho hasta que es más que claro quién habló. La chica de pelo púrpura, la que está alejada de los demás, contemplando todo con el ceño fruncido. La maestra de la forma.
Nya es la primera de nosotros en acercarse, dando zancadas amplias. Está furiosa; la chica de púrpura se encuentra sentada sobre una de sus máquinas, y éso claramente la irrita. Camille simplemente la mira, de soslayo, lo que sólo sirve para enfurecer más a la pelinegra.
-¿Qué dijiste... Camille? -masculla Nya, apretando los puños.
Sus ojos color granate descienden a la máquina sobre la que la maestra de la forma está sentada. Aunque Nya intenta hacer obvia su orden de que se baje de allí, Camille parece no tener intenciones de hacer lo que la samurai X quiera.
-Sólo la verdad. Mírense, están actuando como un montón de idiotas sin cerebro.
Se escuchan múltiples quejas por toda la guarida. Aunque nosotros también avanzamos para encarar a Camille, yo sigo a un lado de Shadow, vigilándolo. Noto que tiene una sonrisa de oreja a oreja. Luce complacido. Le gusta lo que escucha.
-¿Cómo te atreves...? -bufa Kai, acercándose amenazadoramente hacía ella. Lloyd extiende su brazo para detenerlo.
-No, déjala. Que diga lo que tiene que decir.
-¿Por qué los demás no dicen la verdad? -el resto aprieta los dientes-. Bien, lo haré yo -Camille baja de la máquina y comienza a caminar entorno a todos nosotros-. Cuando fuimos por el prisma de las sombras Cybermad nos lo explicó todo. Honestamente lo que dijo era cierto y merece la pena luchar por ello... ¿Por qué luchamos nosotros, en realidad?
Mei lanza un respingo.
-Por la gente.
Camille levanta la cabeza al escucharla hablar. Camina hacia ella, ésta vez, con los brazos cruzados.
-Cybermad también y su causa parece más justa -su mirada y la de Mei chocan. Es un torrente contra un espejo. Al final, ninguna gana, pues Camille se da la vuelta hacia nosotros, de pronto-. Digan lo que quieran, pero todos sabemos una cosa; su amigo no se equivocó al elegir bando.
-¡Argh, ahora sí! -exclama Mei, furiosa.
Sé que está disgustada, pero no me imaginaba que se abalanzaría hacia Camille. Sólo tiene que dar u par de pasos, largos, como si caminaba sobre un terreno inestable, hasta encararla.
-Soy buena rompiendo cosas -masculla Mei, entrecerrando los ojos-. ¿Quieres ver qué tanto?
La pasiva y cariñosa Mei también se ha transformado. Si ella está furiosa por la manera en que hablan de Cole, nosotros estamos por estallar.
-Cada vez me cae mejor -le dice Rune al padre de Mei, para luego gritar-. ¡Éso, alócate, niña!
-Tú no conoces a Cole -le dice la ninja morada a Camille-. Deja de hablar de él como si lo conocieras.
Creo que alguien dice "¡Uuuh!", y estoy casi seguro de que, o fué Dareth, o fué Griffin.
Después de decir éso, Mei regresa a nuestro lado, con una sonrisa de satisfacción.
-Es mejor romper la falsa confianza de alguien -me dice Mei en voz baja, con un guiño. Asiento, divertido. Después de todo, sigue siendo nuestra Mei.
Ella sí que sabe arreglar las cosas sin golpes.
Al menos consigue callar a Camille lo suficiente como para que Lloyd intente reparar la situación. Si no dice algo rápido, las cosas podrían volver a salirse de control y, entonces, dudo que sea igual de sencillo recuperar el silencio.
-Cybermad sigue siendo el enemigo -le recuerda el ojiverde a Camille-. Pero no vamos a obligarte a quedarte. Ya hemos soportado a suficientes farsantes y doble caras -ésta vez se dirige al resto-. Los que piensen igual que ella... pueden retirarse.
Se escuchan murmullos procedentes de todos los presentes. Sólo algunos de nosotros permanecemos en silencio. No puedo creer que realmente lo estén considerando. Ésta clase de división... la siento tan familiar y antigua, a la vez. Creo que sólo había estado presente en algo similar cuando mi padre me creó. Claro que los recuerdo están sepultados en un cofre sepia, sellados en mi memoria. Son parte de ésa clase de detalles que aún me cuesta recordar...
-Alto -la voz de Skylor resuena sobre la de todos los demás-. Ésto no está bien. Cybermad es el enemigo y nosotros los encargados de detenerlo. No se eligen bandos, peleamos, y punto.
-No hablarás enserio -sisea Shadow, desde la esquina contraria-. Tenemos derecho a elegir con quienes queremos pelear.
-¿Traicionarás a los tuyos?
La maestra del ámbar y el maestro de las sombras se colocan frente a frente. Mi mirada y la de Kai se encuentran. Está pasmado, y furioso. Me ve de la misma forma que cuando necesita que los respalde, si las cosas se salen de control. Veo el fuego encendido en su mirada. Es como ver a un toro que ha salido al ruedo, dispuesto a cornar todo lo que esté a su paso. Va a luchar, ya no hay vuelta atrás. Es imposible frenar a Kai.
-Mira quién habla.
Skylor aprieta los dientes. Una figura llega de la nada y le propicia un puñetazo a Shadow en la cara. El golpe lo tira al suelo de sentón. Kai tomó a Shadow completamente desprevenido, cosa que me sorprende, ¿Acaso el maestro de las sombras no podía percibir el incendio que se avecinaba? No puedo culpar a Kai por molestarse, yo también habría sido capaz de involucrarme. La ira y el dolor nos hacen actuar de manera irracional.
Veo que Kai dice algo que sólo Shadow puede escuchar. El maestro de las sombras responde, del mismo modo, mientras la sangre resbala por sus encías.
A Kai no le gusta la respuesta. Lo sé porque sus ojos se estrechan hasta convertirse en meras rendijas. Ésta situación es ridícula. Una enemistad maquinada enteramente por Cybermad.
Alguien debe detenerlos antes de que la situación empeore.
Shadow y Kai se lanzan al mismo tiempo, el uno hacia el otro, como dos toros enloquecidos con el deseo de pelea brillándoles en los ojos. Pero, justo antes de chocar el uno contra el otro, yo mismo los empujo de regreso. Me paro en medio de ellos, de manera que contra lo único que chocan es mi cuerpo de titanio. Puedo notar como castañean sus dientes por la fuerza del impacto.
-La violencia no es necesaria -les digo.
-¿Habló el nindroide pacifista? -se mofa Shadow.
-¡Cállate o ven y repítelo en mi cara! -exclama Kai, con sus puños en llamas.
-Déjame conseguir una escalera primero para alcanzar tu cabeza de globo.
Kai lanza un gruñido.
-Ésto no está bien... -mis sensibles oídos detectan la conversación a unos pasos de mí.
-Seh, creo que nos dimos cuenta de éso cuando Cybermad se llevó los prismas elementales -bromea Jay, con media sonrisa.
-Hablo de que está sucediendo exactamente lo mismo que cuando la guerra serpentin -prosigue el sensei Walter.
El sensei Wu, Midori -la madre de Mei- y Misako asienten.
-No se trata de la clásica guerra del bien interponiéndose al mal. Es el mismo bando dividido, unos contra otros -murmura Midori.
El sensei Wu lanza un suspiro.
-Nuestros temores se están haciendo realidad: lo conocido está llegando a su fin.
Nya's POV.
Kai peleándose no es nada nuevo, y por éso me molesto. Justo ahora se siente como verlo contra unos niños de nuestra aldea. Es la misma visión dolorosa. En un segundo, ya no estoy más en la guarida que construí con tanto esmero; estoy devuelta en aquella tarde. Llovía. Ni siquiera recuerdo por qué fué la pelea, todo lo que viene a mi mente es un niño de siete años lanzando y recibiendo golpes, y a su pequeña hermana llorando, rogándole que pare. Estaba mojada, fría y tenía mucho miedo. Ahora... no sé si el Kai ensangrentado es mi visión del pasado, o realmente está así.
Me tallo los ojos cuando comienzo a sentir el ardor húmedo. El Kai del presente en realidad no está tan golpeado, todo gracias a Zane y Jay, que intentan intermediar la pelea. Sin embargo, el caos se ha desatado alrededor. Kai y Shadow no son los únicos que se enfrentan.
Veo a Lloyd. Está aterrado, no sabe qué hacer. Justo así me sentía cuando era niña, y tenía que presenciar con impotencia cómo mi hermano era golpeado por niños más grandes. Pero ya no soy más ésa niña indefensa. Fueron precisamente ésos sucesos los que marcaron mi carácter fuerte.
Aprieto los ojos y me encamino hacia un punto en el que todos pueden verme. Ya no voy a llorar, ni a sentir lástima por Kai. Desde hace un tiempo me hice la promesa de no dejar que sus estupideces me afectaran.
Empiezo a perder el control. Estoy furiosa y desesperada. Golpeo tan fuerte mi puño contra el tablero del cuartel que termina partiéndose a la mitad {A/n»Chicos, no se metan con la tía Nya cuando se enoja, sobre todo con cosas de metal cerca«}. Tal vez se debe a que usé mis poderes del control sobre el metal involuntariamente, como sea funciona para captar la atención de todos.
-Ya basta -exclamo-. Ninjago está en juego y no es momento para una de sus "peleas infantiles". Además, les recuerdo que éste lugar me pertenece y por tanto yo impongo las reglas aquí. Es sencillo y es lo mismo que dijo Lloyd. Los que crean estar aquí por razones incorrectas Dareth puede mostrarles la salida.
-Claro que sí -escucho su voz irritante-. Es la misma puerta por la entramos.
Pongo los ojos en blanco.
-Les recuerdo que ésta es una decisión que nos afecta a todos por igual -toma la palabra el sensei Walter-, por lo que no deberían tomárselo de manera egoísta. Sus vidas no están en juego, lo está todo nuestro hogar.
Todos se miran los unos a los otros.
Camille es la primera en salir, seguida por Shadow. Luego Ash, Jacob, Gravis... La habitación va vaciandose, poco a poco. No me sorprende que Skylor se quede, ni siquiera que Neuro la imite, sólo me sorprende que Griffin Turner no se haya marchado con los demás.
Dejo escapar un suspiro y me recargo en lo que queda del tablero, con la frente apoyada en la palma de mi mano. Nos abandonaron para irse con Cybermad... igual que Cole.
-Me sorprende que no te hayas ido con ellos -le dice Skylor a Turner, poco después de procesar lo sucedido.
-Puedo irme si no te gusta, pelirroja... pero Mei no está con ellos.
Escucho que el chico se queja cuando le dan un golpe ligero.
Abro los ojos y me doy la vuelta hacia lo que queda de nuestra alianza. El primer rostro con el que me encuentro es el de mi hermano. Sostiene su pañuelo en la nariz para contener lo que -me imagino- debe ser una emorragia. Mis ojos furiosos miran la parte del pañuelo que ya no es más de color rojo, sino café. Levanto la mirada hacia los ojos ámbar de Kai. Su mirada intenta disculparse, sabe lo mucho que odio cuando se pelea, pero simplemente desvío la mirada. No estoy dispuesta a soportarlo.
-Y... ¿Qué fue lo que les dijo Cybermad, exactamente? -pregunta Lloyd, que también quiere evitar al busca pleitos de Kai.
-Sí, hablen ¿Cuál es su plan? ¡Queremos saber! -exclama Jay.
Neuro, Skylor y Turner se miran entre sí. "¿Les dices tú, o les digo yo?", es lo que puedo leer en sus expresiones.
-Él quiere crear un portal hacía el pasado -responde Neuro, después de un prolongado silencio. Todos guardamos silencio por un momento.
Tenemos que mirar a Neuro para asegurarnos de haber escuchado bien. Todo éste tiempo... toda la recolección de los prismas elementales... era para viajar al pasado. ¿Qué implica ésto? No puede haber reunido un ejército para algo que parece tan... ¿Simple?
-Él dijo que si pudiésemos volver en el tiempo y borrar nuestros errores... la humanidad no sería tan desastrosa -explica Skylor.
-Como si fuera taaan fácil viajar en el tiempo... -apostilla Jay.
Me vuelvo hacia él, con las cejas enarcadas. Habla como si él ya hubiera viajado en el tiempo. ¿Qué? ¿Se cree un experto sólo por haber visto ésa película de viajes en el tiempo... conmigo?
Jay intercepta mi mirada. Me dedica una sonrisa tierna, pero en éstos momentos no estoy para encantos. Junto las cejas y agacho la cabeza, como respuesta.
-Los prismas deben ser por éso -dice Zane-. La energía elemental debe ser suficiente para crear el portal.
-Okay, pero... él no es el bueno -masculla Lloyd. Tiene la frente arrugada-. No puede sólo... poner una "cara buena" para ocultar las cosas horribles que ha hecho.
-Sí, los otros lo saben también... -musita Skylor, con tristeza-. Pero...todos hemos perdido cosas... que nos gustaría recuperar. Supongo que por éso decidieron ignorar lo que ése hombre nos ha hecho.
Se crea una coreografía rítmica de suspiros y cabezas gachas. No podemos controlar a los maestros elementales para que luchen a nuestro favor. Desafortunadamente, lo que pase de ahora en adelante con ellos, no estará en nuestras manos.
-Así que... ¿Cuál es el plan? -pregunta Turner, incómodo.
Tiene las manos detrás de la cabeza y observa todo como si viera una obra de teatro, en la que él ni siquiera es parte. No me había dado cuenta de que no trae sus lentes puestos. Es tan extraño ver sus ojos caoba... ya me había acostumbrado a la visión de las gafas rojas cubriendo parte de su cara.
Todos miramos a Lloyd, a la espera de una respuesta.
-Conseguir todos los prismas restantes antes que ellos.
-¿Estás conciente de que la mayoría de los prismas que faltan pertenecen a los maestros que nos dejaron? -le pregunta Rune.
-Sí, pero no hay otra opción.
-Vamos, entonces -dice Jay, inseguro.
Uno a uno, todos comienzan a abandonar la guarida. Me quedo en donde estoy, sin poder despegar la vista del monitor estropeado. Sé que si desvío la mirada... mi muro se vendrá abajo, y entonces todas las preocupaciones que quiero evitar entrarán. Siempre actúo despreocupada porque me importa la imagen que tendrán los demás de mí, pero con lo que está pasando... y lo furiosa que me siento ahora...
-Nya -me llama mi hermano, pero no me doy la vuelta. Su voz es un doloroso gancho de los recuerdos-. Nya.
Sigo sin mirarlo, no voy a hacerlo, de ninguna manera. No puedo creer que se haya dejado llevar. Se comportó como un bruto, peleando contra Shadow. Justo cuando creía que había madurado... él, él en verdad no va a cambiar. No sé si le gusta preocuparme, tampoco sé si está consciente de que es lo único que tengo. Si me da más razones para que deje de importarme mi fuerza no va a estar construida por coraje, sino por frialdad.
-Nya, lo siento -me vuelvo hacia él, dispuesta a encararlo de una vez por todas.
Siento un nudo en la garganta. De ser fuego quizá las lágrimas de indignación no habrían alcanzado a asomarse.
-Pensé que eras más que éso, Kai -le digo, con un tono de total decepción.
Lloyd's POV.
Una vasta extensión de dunas se alarga hasta el horizonte, como las olas en el océano, mientras las ráfagas de viento llenan el aire de arena dorada y rojiza. Las sombras de nuestros dragones se proyectan en la arena, haciéndolos parecer figuras ocultas bajo una manta brillante, como de diamantina.
El camino ha estado muy silencioso, para ser una misión con mi equipo, y al frente de mí, noto un silencio tenso entre Kai y Nya, para ser hermanos. La pelinegra prefirió viajar con Zane, cosa que dejó a Rune viajar con Kai. Mei, en cambio, viene conmigo. Aún está insegura sobre su dragón elemental. Cree que haber podido invocarlo en el laberinto de Hiroshi fué mera suerte.
Siento que llegamos muy rápido al mar de dunas, incluso aunque Griffin nos haya obligado a pasar a su casa/mansión por unos lentes de repuesto. Claro que la guarida del samurai no queda tan lejos de ambos lugares. Aún así, siento que quizás se me hizo corto el camino porque he venido pensando todo el camino. Son tantos mus pensamientos que mi mente parece un gran tazón, con todos mezclados entre sí. Ya ni siquiera sé dónde empieza uno y termina el otro.
¿Por qué la gente sigue uniéndose a Cybermad? No entiendo... ¡No, ellos son los que no entienden! De haber vivido lo que yo no estarían de su lado.
Una frialdad me recorre la espalda, como una onda eléctrica. De pronto me siento furioso... o quizás algo menos fuerte. Quizás sólo es miedo. El muro que construí como mi fortaleza fue con ladrillos brindados por otros. Cole quitó uno, uno muy grande. Luego, uno y otro más... se fueron perdiendo con cada persona que me abandona. ¿Cuántos ladrillos quedan aún? ¿Cuántos necesito para no sentirme vulnerable? Por ahora sé que, entre los huecos que quedaron como resultado de la traición, una ráfaga de terror consiguió entrar.
Mis ojos descienden a la brillante arena, al sentir un flechazo de familiaridad. Un grupo de serpientes avanza por la arena, liderados por alguien de escamas púrpuras... y tras ellos, estoy yo. Siento la garganta tan seca como en ése día, la misma debilidad. Tenía hambre, tenía sed. Ya había conocido a los chicos, pero ni ellos mismos pudieron rescatarme hasta días después. Pythor me usó. Me obligó a entrar a ése templo... ¡Ése a donde "se supone" que vamos justo ahora!
-¡Es aquí! -grito, arrastrando las palabras ya que la garganta me raspa a causa del aire, seco y caliente-. ¡Mei, sujétate!
-Oye, ¿Qué? -pregunta, distraída.
Tiro de las riendas de mi dragón, que enseguida comienza a descender, alocado como un avión con la turbina estropeada. Mei se aferra a mí, con la fuerza de un agarre de vida. El descenso debe ser el más loco y peligroso que he tenido en mi vida. Doy una maniobra brusca, para conseguir aterrizar. Mi dragón termina con el hocico hundido en la arena y es la fuerza con la que me aferro a las riendas lo que evita que Mei y yo salgamos disparados a las dunas.
-Eres un asco conduciendo -me dice Mei, con sinceridad.
Cuando nos volteamos a ver, su cara está cubierta por una mata de cabello castaño. No puedo evitar reírme. Parece que algo le explotó enfrente, ni siquiera puedo ver sus ojos con tanto cabello.
Mei se acomoda el cabello, y lo ata con su pañuelo púrpura ninja, como si fuera una diadema. Ahora que ha despejado su cara puedo ver que tiene una expresión sarcástica.
-Hm, grochero -apostilla Mei-. No todos tenemos ésos ricitos de oro.
Sacude mi cabello, con una mano. La arena que estaba atrapada entre los finos mechones cae sobre mis ojos, haciéndome cerrarlos de golpe.
-¡Oye! -reclamo, intentando apartar su mano.
Ambos reímos... hasta escuchar la voz burlona de Turner.
-¡Oh, que adorables "hermanitos"!
Mei frunce el ceño, al verlo de pie sobre una de las dunas. Creo que los otros no tuvieron un descenso tan alocado. Hay una sonrisa asomando en el rostro del maestro de la velocidad, una sonrisa altanera que -a juzgar por la expresión de Mei- está dedicada a ella.
-Déjame ayudarte a bajar, nena -dice el castaño, desde su lugar.
Hago una mueca de repulsión, y no soy el único.
-Aprovechado... -masculla Mei, y soy el único que la escucha.
La ninja morada baja de mi dragón de un salto. La imitó y avanzo tras ella, pasando de largo a un Griffin sorprendido y dolido. Debe ser la primera vez que lo rechazan.
Uh, pobre.
Sonrío socarronamente. Nos reunimos con los demás para ponernos en marcha.
Mientras camino, me llevo una mano a la frente y noto que está ardiendo. El calor que emana el mar de dunas es increíblemente asfixiante. En sitios como éste son en los que odio mi traje ninja. Guantes, mangas largas, botas, energía dorada fluyendo por el traje calentándolo más...
-Nadie me dijo que tendría que atravesar un horno para guiarlos al prisma ése -masculla Turner. No sé de qué se queja, al menos él trae lentes de sol...
-No quiero ser negativo, pero ¿Creen que encontremos el prisma antes de que me convierta en una paleta derretida? -pregunta Jay, mientras se amarra su pañuelo azul marino en la frente.
-¿Y si te quitas ése trapo de la cabeza? -sugiere Rune.
-¡Oye, oye, oye! ¿Cómo que "trapo"? Es un T-U-R-B-A-N-T-E. Las personas que viven en los desiertos los usan... o al menos éso vi en una película, jeje.
-Tú si que basas tu vida entera en películas -se ríe Mei.
-Y en cuanto a lo que portas en la cabeza, dada la forma en la que lo amarraste a tu frente el término correcto sería... -empieza a decir Zane, antes de ser interrumpido por Nya.
-No, Zane, no arruines sus "ideas brillantes" con tu lógica.
-Gracias, Nya... Espera, ¿Éso fue un cumplido?
Todos reímos por lo bajo.
Cuanto más avanzamos en el desierto, más tenemos que cuidar nuestros pasos. La mayoría de las reliquias en éste lugar aún están sumergidas bajo la arena. Tenemos que ser cuidadosos dónde pisamos, después de todo... no todos podemos ver en la tierra..
-Woah, éso estuvo cerca -musito, pasando de largo un pedazo de roca enterrado en la arena.
Cuando lo examino mejor me doy cuenta de que tiene ciertas inscripciones en ella. Regreso la vista al camino y noto más pedazos de reliquias similares.
-No debemos estar muy lejos -dice Kai, con una mano cubriendo sus ojos del sol.
Y tiene razón. La entrada a las ruinas del tiempo yace frente a nosotros. Dos grandes columnas color arena nos dan la bienvenida, sosteniendo con firmeza y orgullo una gran y pesada placa de roca que hace de techo. El interior se ve oscuro, por lo que no puedo decir con exactitud que hay más allá, pero si parece ser MUY grande.
Cuando damos un paso al interior Zane hace brillar sus ojos y Kai prende en llamas su ultra espada. Ahora sí nos sirven los trajes y sus vetas luminosas de energía dorada.
Dentro está frío, oh sí. No más soportar calor abrasador. Supongo que aquí no debe entrar mucho la luz. Como las ruinas parecen extenderse por metros más adelante, cuanto más nos adentramos, más se va perdiendo la luz ámbar del exterior hasta convertirse en cosa del pasado.
-Ésto es muy interesante... -comenta Zane, mientras examina los dibujos en las paredes del pasillo.
-No quiero presionarlos, pero no venimos a ver las paredes -grita Turner desde el principio de la fila, con Kai alumbrando a un lado suyo.
-¿No son los símbolos serpentin que están en Ouroboros? -pregunta Mei
-Sí, antes aquí estaba la fangblade -le digo, mirando el suelo en busca de trampas ocultas-. Pythor me trajo aquí para hurtarla, aunque resultó que no estaba aquí.
-Lamento que tengas que recordar éso.
Me encojo de hombros y sonrío.
-Descuida. No fue tan malo.
«-Claro que casi muero, pero no es momento de añadir éso».
Seguimos avanzando con la poca luz. El pasillo parece seguir y seguir, y si no termina entonces no tardaremos en enfrentarnos a las trampas ocultas. Miro a mi equipo; Turner, Kai y Nya van al frente, seguidos por Mei, Jay, Zane, Rune y yo. El sensei Walter decidió que es el momento de que Nya se una al equipo, después de todo, estamos un poco "cortos de personal" por el momento. Skylor, Dareth, Ronin y Neuro se quedaron en el cuartel con mi tío, los padres de Mei, mi mamá y Borg.
Después de cierto punto, Turner se detiene y los demás hacemos lo mismo. El maestro de la velocidad pone su mano en una de las paredes y empuja una piedra en particular. Una puerta oculta se abre y nos da paso a otro sector del templo.
-Uuuuh, tenebroso -dice Jay, con voz graciosa.
La nueva sección del templo está hecha de piedra arenisca color beige. La arena se filtra por las grietas, como si se tratara de relojes de arena y hay un extraño eco que resuena por todo nuestro alrededor, como el Tic Toc de un reloj. Cuando levanto la cabeza al techo, noto que la luz se filtra entré las grietas, por lo que no hace más falta utilizar el fuego de Kai. Si algo recuerdo de éste lugar es su extraña similitud con un laberinto.
«-Todo estará bien, Lloyd. Turner nos guía».
Pero éso no me hace sentir mejor.
Cole's POV.
-¡Mueve ésa arena! -ordena Cybermad.
Avanzo a regañadientes, pasando de largo al taladro gigante en el que está ése sujeto. Lar, de los pocos secuaces que van a pie, me dedica una sonrisa alentadora, que no sirve. Junto ambos puños y golpeo el suelo. Una enorme montaña de piedra se parte a la mitad, revelando un camino oculto.
La armada continúa avanzando por ahí. Doy un respingo al sentir el fino látigo de venga roca desgarrandme la espalda. Gracias al primer maestro que soy un fantasma y el dolor disminuye, al menos un poco.
-¡Camina! -ordena Cryptor.
Lo fulminó con la mirada y avanzo detrás del taladro, arrastrando las cadenas. Me esfuerzo por caminar lento, para que no los alcancen. Otro latigazo.
-¡He dicho que camines! ¿No quieres que Cybermad usé la venga-roca liquida en ti? ¿verdad?
Aprieto los dientes. Existe otro tipo de venga-roca,la líquida. Si te la aplican en tu torrente sanguíneo perderías tus poderes, para siempre. Pero soy más astuto que ésa hojalata.
-No puede hacer éso -le recuerdo-. Aún me necesita con poderes.
Cryptor gruñe.
«-Bingo».
Me sujeta con fuerza del cuello del traje gi, acercándome a su cara metálica.
-Ya sabes quienes pagan tus faltas -masculla, con voz triunfal.
Miro a Nightmare, nervioso. El maestro de las pesadillas se mueve, silencioso, por las sombras. Como si hubiese olido mi miedo en el aire, levanta la cabeza hacia mí y sonríe, maliciosamente.
Aprieto los dientes.
-...sí, señor...
-¿Qué dices? -Cryptor ladea la cabeza, como si tuviese oídos que al estar en ésa posición pudiesen escuchar mejor. Claro que me escuchó, pero seguramente sólo quiere disfrutar mi desprecio por la situación.
-Sí, señor -mascullo, en voz más alta.
Me suelta provocando que caiga con dureza contra el suelo. Escupo la arena y me esfuerzo por levantarme. Siento como pierdo el aire por completo, cuando Cryptor pasa sobre mí, literalmente. Como está hecho de un material especial él no puede traspasarme, desgraciadamente...
Siento como se me contraen los pulmones y me arden como si estuviesen en llamas. No recuerdo haber sentido tanto dolor desde que me convertí en fantasma. El general nindroide se aleja, burlándose de mi debilidad.
Apoyo todo mi peso en mis brazos y me levanto nuevamente para intentar sacudirme la arena.
Tengo que ser fuerte, tengo que resistir, por ellos.
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