⚫16. Engañados⚫
Mei's POV.
Los ojos de Zane se oscurecen. Todo nuestro alrededor parece detenerse. Lo único en movimiento es el nindroide de titanio, desplomándose en el suelo. Ése sonido choca en las paredes de la cueva y nos martillea los oídos. Abro la boca, y creí que grito algo, no lo sé. El sonido de mi amigo cayendo al suelo es lo único que ocupa mis tímpanos.
-¡Nadie apaga a nuestro amigo! -escucho gritar a Jay, cuando todo parece regresar.
-Se los advertí -ruge Cybermad.
Su mirada se detiene en mí. Su gesto se endurece y deja de parecer algo arrepentido. ¿¡Por qué lo estaría si él es el malo!? Y ¿¡Por qué no puedo ver a las personas como en realidad son!? Kai tiene razón, para mí todos pueden ser algo más. Pero de hacer caído en la cuenta de lo débil y vulnerable que puedo ser él no me habría engañado, y esto tampoco habría pasado.
-¡Carguen a Zane y vámonos! -grita Ronin. Me sacude el hombro para que reaccione-. ¡Mei!
Parpadeo más de una vez. Ronin y Jay toman las piernas de Zane y yo su cabeza. Corremos sin siquiera mirar hacia atrás. Las suelas de nuestras botas patean los guijarros del camino y las hacen chocar contra la pared. ¡Chap, chap! Hasta que vemos el lago subterráneo al fondo. Dejamos de lado nuestra persecución por un momento y nos detenemos.
-Mei, es tu turno -me dice Ronin.
-Jay, sujeta su cabeza -le pido. Cambiamos de lugar. Retiro mis manos con delicadeza mientras las de Jay reposan en la nuca del nindroide-. Y ahora... ¡Sujétense!
-¿¡DE DÓNDE!? -exclama Jay.
Pongo mis manos en el agua. El agua salpica, se tuerce en torno a nosotros, igual a un tornado. El remolino de agua cambia de dirección abruptamente y pasa de estar a nuestro alrededor a estar bajo nuestros pies. Nos elevamos varios metros sobre el suelo.
El remolino se desliza sobre la superficie del lago. Es como surfear en una ola de seda. El agua del lago pareciera una perfecta pista de hielo sobre la que es fácil desplazarse, ya ni decir manipular. Cuando nos acercamos a la cascada "parto" el agua en dos para que podamos atravesarla sin mojarnos. Cuando nos acercamos a la orilla descendemos paulatinamente conforme el agua del remolino se incorpora a la del lago.
Retiro el cabello de mi cara, decidida a recogerlo mucho mejor a partir de ahora. No sé cómo es que Kai o Lloyd consiguen que su peinado siga igual todo el tiempo. Ojalá me revelen su secreto y sirva para chicas. Avanzamos hacia la orilla y dejamos a Zane, con sumo cuidado, sobre una de las raíces.
Mi labio inferior tiembla al ver su estado. Me había prometido a mí misma que no dejaría a Cybermad hacerle lo mismo a alguien que quiero. Mi puño se cierra. Inclino la cabeza, con furia y dolor.
--¿Y eso qué fue? -pregunta Ronin, acercándose a mí. Borro esa expresión de la cara y me animo para verlo a los ojos-. ¿Acua-jitzu?
--Hm... no es un mal nombre -comento, forzando una sonrisa, aunque no me va muy bien en ello.
-¿¡Pero qué!? -exclaman Cole y Kai, corriendo hasta la raíz, con nosotros-. ¿¡Z-Zane!?
Sus párpados caen al ver al nindroide tan apagado como la noche. Dejan caer los brazos y sus hombros se hunden. Mi falsa sonrisa no aguanta más y se desvanece. Un crujido nos sobresalta.
-Oigan, creo que tenemos peores problemas... -musita Jay.
Nos damos la vuelta y vemos de qué habla. Estamos rodeados por Cyborg.
Una docena de ellos, en torno a nosotros. Cascos como el que tenia Cybermad cubren sus caras, así que todos parecen clones, con las mismas armaduras y... armas. Todos excepto uno. Creí que si nombre era Clyde, el mismo grandulón que prometió ayudarnos y ahora mismo nos dirige la mirada apenada de un aliado que no puede hacer nada contra las órdenes de su líder.
-Esta es mi parte menos favorita... -murmura Jay, y en estos momentos opino exactamente igual.
Desenfundamos nuestras armas, Ronin su aeroblade. El mercenario incluso se ajusta el sombrero negro. Los músculos de los chicos crujen, y en cambio yo lo que crujo son los dientes al querer doblar la rodilla herida y sentir las costras cuartearse.
--Podemos contra ellos -los animo, aún así.
--¿Ah, sí? ¿Cómo? ¿Con un milagro? -espeta Ronin.
Pues de hecho es un muy buen ejemplo...
Una carcajada se escucha desde lo alto. Una descomunal figura metálica cae con estrépito. El suelo se sacude y batallamos para recuperar el equilibrio, y el aliento. Un enorme MECH que dejarla pequeño al traje samurai de Nya deja caer su poderosa sombra sobre nuestras caras estupefactas. Está pintado de un color negro que casi lo hace perderse en la noche. Llamas anaranjadas y rojas decoran algunas de las partes mecánicas.
Debe ser una doble ironía. Son más, y tienen un MECH literalmente ardiente que solo sirve para representar una única cosa. Estamos fritos, igual a pollos al carbón.
--Buena suerte saliendo de esta ninjas, sobre todo tú, fantasma -vocifera el hombre, desde la cabina de su robot de mal agüero.
Los Cyborg levantan los brazos. Una luz púrpura los recorre, y se extiende hasta la punta de sus dedos.Algo húmedo y frío me salpica la cara. Agua. Esos cyborg ¿Tienen cañones de agua? No, es como si la controlaran...
--Ou, ya lo entendí... -musita Cole, mientras se pone detrás de Kai y se cubre.
Nuestras ultra armas destellan con la luz de la luna. Aunque nos superan en número... no, somos ninjas, podemos con ellos... pero Zane... Levanto la cabeza y lo miro de reojo. Pienso en lo que diría ahora: que las probabilidades no nos favorecen.
Kai's POV.
Mi boca da una sonrisa torcida. Le doy un golpe en el abdomen a uno de los Cyborg. El sujeto mira mi puño incrustado en su armadura y luego levanta la cabeza hacia mí, con una sonrisa que muestra sus dientes dibujada en su cara.
Lo primero que me hace juntar las cejas es el dolor atroz que surge de los nudillos. Seh, tal vez darle un puñetazo a una armadura dura como una piedra no fue muy inteligente, lo admito. Y lo segundo es la cosa púrpura que impulsa su traje y empieza a escalar mi mano. Energía oscura que avanza lentamente hacia mí. Pienso sólo una cosa al ver la materia llegando hasta mi hombro:
«-Por favor que los trajes sí funcionen....»
La luz rojiza de mi ropa se concentra en ése brazo. La materia oscura se oscurece y endurece, como concreto. Se resquebraja y lis pedazos incoloros caen al suelo. Muevo mis dedos y mi brazo con libertad y una enorme sonrisa. ¡Oh, sí!
--¿Alguien más ha notado que siempre que Kai está al mando pasan cosas malas? -pregunta Jay, de repente.
La felicidad abandona mi cuerpo. Me vuelvo hacia Jay con una expresión severa.
-Creí que TÚ estabas a cargo justo ahora -espeto, malhumorado.
-Pero cuando TÚ lo estabas nos metiste en éste problema.
El pelirrojo saca la lengua. Ruedo los ojos. ¡Claro, échenme la culpa! Bien que fue el primero en postularse a venir conmigo a buscar a Ronin...
--Oigan... ¿Y si usamos el prisma? -sugiere Cole, desde atrás de nosotros.
Bueno, la última vez que usamos un prisma sucedieron cosas malas... y si eso se repite me van a echar a mí toda la culpa.
-¿Y si posees un árbol? -sugiero.
-Bueno, eso también.
Cole sale detrás de nosotros y entra a un árbol. Usa sus raíces para atacar a algunos cyborg. Eso está mejor. Pero aún quedan cyborg, y nos están lanzando lásers. Nuestras armas producen sonidos secos al golpear las armaduras. Cada uno debe pelear contra dos Cyborg a la vez. Y también está Cybermad, a quien intento llegar, pero mis contrincantes me lo impiden, cerrándome el paso.
-¿Qué tal si calentamos un poco las cosas? -exclamo, prendiendo fuego mi ultra espada.
-¿Qué tal si no? -musita Cole, desde el árbol.
-Pues piensen otra cosa -dice Jay.
Los cyborg ya atravesaron sus defensas y están apuntándole con sus armas. Cuando miro al frente, me doy cuenta de que yo estoy igual, y Mei y Ronin... en cuanto a Cole...
-¿Quién quiere ensalada ahumada? -ruge un cyborg entre risas y más cyborg lo corean.
-Kai... a la otra tú eres el árbol -me dice Cole, con nerviosismo.
Me doy cuenta de que nos ganaron. Y todo es culpa mía. Ojalá Zane se reiniciara y nos ayudara, pero sus ojos están tan apagados como nuestras esperanzas de salir de aquí.
Ronin's POV.
Levanto la aeroblade. Uno de los Cyborg frente a mí retrocede, pero el otro me asesta una patada que me hace soltar el arma. El sonido de algo arrastrándose me hace voltear hacia el lago. El agua se arrastra, pareciendo marea atraída por la luna. Pero es por Mei, ¿Quién si no ella? Le dirijo una mirada a la castaña. Levanta los brazos y con ellos el agua también lo hace, mirando hacia arriba y creando una barrera que aparta los Cyborg de nosotros.
-Ahora -sonríe la chica, con determinación-, quiero verlos usar el agua en nuestra contra.
-¡Tú lo pediste! -escucho gritar a Cybermad, aunque no pidamos ver más que su silueta distorsionada por la corriente.
Un relámpago azul se extiende hacia nosotros. Mis ojos se agrandan al ver la corriente chisporroteando y brincando hasta nosotros. Claro, el agua conduce la electricidad y ese malandrín se va a aprovechar de eso.
-¡Todos, al suelo! -exclamo.
El agua cae con nosotros. Los doce Cyborg caminan amenazadoramente hacia nosotros. Pasan sin ningún problema por el agua electrificada. Retrocedemos a gatas hacia Cole, que está sobre la raíz para no tocar el agua. Miro al nindroide en el centro del círculo que hemos formado para protegernos.
«-Vamos Mr. Tin Man, reiníciate».
Casi como si me hubiese escuchado, sus ojos se encienden, pero... no son los típicos ojos azul centellante... El nindroide salta de manera impresionante sobre nosotros.
--Auch... --gime Jay, cuando Zane le da un golpe en la espalda justo al saltar.
Cae perfectamente de pie. Los Cyborg retroceden con una sonrisa dibujada en sus caras. El nindroide usa airjitzu para llevarle el prisma a Cybermad. Ese tramposo, ¡Acaba de usar a Zane! Lo está controlando.
--¡Zane! -exclamamos todos.
El ninja blanco se vuelve hacia nosotros. Una mirada maliciosa y ojos color carmín nos devuelven la mirada. El hombre pelinegro dentro del MECH lanza una carcajada atronadora que podría hacer sacudir los árboles.
--¡Así es, yo mando ahora! -exclama triunfal Cybermad, alzando los brazos al cielo--. Destrúyelos, Zane.
Jay's POV.
Nos cubrimos unos con otros, en un intento por protegernos. No importa si lo evitamos o no, ninguno puede quitar los ojos de quien antes era nuestro gentil amigo nindroide. Sus facciones se han endurecido y sus ojos parecen rubíes que reflejan nuestro propio temor.
--¡Ya verán! -exclama Zane y saca hielo de sus shurikens para congelarnos.
Nos hacemos a un lado, justo a tiempo. El hielo afilado y resplandeciente como pedazos de vidrio quebrado queda impregnado en un costado de la raíz. Las puntas afiladas quedan a centímetros de mis ojos. Miro la púa afilada y comienzo a temblar. Un quejido me hace reaccionar. El ninja blanco esta sobre Kai, lanzando escarcha en su dirección. Las llamas abrasadoras de la espada de Kai chocan con el poder del nindroide. Salto sobre Zane para que deje de congelar a Kai.
--¡¿Tu también?! --se queja y me golpea en el estómago.
Me doblo por el dolor. Una lágrima diminuta desciende por mi cachete y se queda atrapada a medio camino, sin poder seguir bajando, porque creo que tengo la cara arrugada.
Enormes pisotones sacuden la selva y me hacen levantar la mirada para ver qué está pasando. El resto de mis amigos corren en nuestra dirección antes de que los Cyborg y su líder les obstruyan el camino.
--¡Ustedes! -dice Cybermad molesto, mientras se dirige a Mei, Ronin y Cole en su Mech--. Están rodeados.
--¿Rodeada? Sí ¿Vulnerable? ¡NO! -exclama Mei y con una patada le da un golpe al tablero del Mech de Cybermad.
Zane's POV.
Alguien tira de mi brazo. Es el ninja rojo. Lo mando contra un árbol como si no fuese más que un estorbo. Se estrella contra el tronco y por un momento parece que algo me detiene, pero lo ignoro enseguida. Giro los shurikens entre mis dedos.
--¡Toma eso! -exclamo, aprovechando que el de cabello pelirrojo está distraído para asestarle otro golpe.
Pero algo falla en mí. La imagen de una chica comienza a aparecer en mi mente. Y entonces, recuerdo quién soy.
--¿Pixal?
Dejo el shuriken de lado y permito a Jay ponerse de pie. Miro a mi alrededor, confundido. Me llevo las manos varias veces hacia la cabeza y entonces concentro mi vista en Pixal.
--¡Zane, estás bien!
--Descuida -le digo--, no nos volverá a separar.
Sonrío ligeramente. Enseguida me doy cuenta de la situación. Mis amigos y yo nos encontramos rodeados por los Cyborg y su líder en un gran MECH oscuro que ha comenzado a echar humo. El olor a azufre se impregna en el aire.
--¡Argh, dañaste el controlador! -exclama Cybermad.
--Así es, rompo muchas cosas, a veces a propósito... otras no, y tenemos mejores cosas que hacer así que... ¡Adiós! -exclama Mei.
Los Cyborg se cierran en torno a nosotros, y a diferencia de su líder, ellos se encuentran en perfectas condiciones. Me inclino para recoger mis shurikens del suelo. Inclino las rodillas y llevo un brazo a la altura de la barbilla y el otro a la del estómago.
--Ya fue suficiente -exclamo, molesto.
Hago girar los shurikens entre mis dedos, estos lanzan un destello y miles de dagas de hielo salen de ellos y van a parar al Mech de Cybermad, congelándolo.
--¡Zane, recuperaste tus poderes! -exclama Mei, con una sonrisa.
Me vuelvo hacia mi amiga y esbozo una propia.
--Ahora sé que las diferencias nos fortalecen. Todos somos hojas del mismo árbol.
--Bueno, pero a la otra también congelas a los cyborg -me dice Ronin.
Regreso la vista al frente, a lis secuaces que lucen mucho más molestos y preparados que antes. Me encojo de hombros. Esto amerita un gran ups. Me olvidé de ellos.
--¡Estamos acabados! -exclama Jay.
--¿Enserio? ¿En qué lo notas? -dice Kai, sarcástico.
Se escucha un zumbido lejano. Una esfera morada sale disparada hacia los Cyborg y los paraliza. Luego otra, y otra. Alzo la vista al cielo. Una imponente figura ocupa la mayor parte. Reconozco el dragón del casco enseguida y sonrío ampliamente. Es el navío del destino.
Nya's POV.
Logramos divisar a las diminutas figuras de los chicos bajo nosotros. Rune se para en el barandal que bordea el barco y francamente me sorprende el equilibrio de circo que posee.
Una docena de Cyborg los tienen rodeados. Uno a uno quedan atrapados en la magia de la peligris, sin poder mover ni un músculo. Lloyd observa la escena con un semblante serio. Analiza la acción desde su limitado punto de vista. Su cabello negro cae con salvajismo hacia un lado y lo debo reconocer, luce atractivo de ésa forma. Frunzo las cejas y miro al sensei Walter.
-Cuando le diga presione el botón que libera el ancla.
El hombre frunce los labios. Casi puedo ver dígitos pasando frente a sus ojos. Recorre el teclado y una gota de sudor desciende de su frente. Ruedo los ojos con una face palm mental. Enserio no sabe nada de tecnología...
-Es el único botón celeste -farfullo, pasando una mano por mi cabello.
-Eh, claramente.
Sin más tiempo que perder paso a Dareth de largo y salgo a la cubierta. Subo los pies al barandal. Mi estomago se revuelve un instante al mirar hacia abajo, pero me recupero con rapidez.
-¡Ahora! -le indico al sensei.
Lo veo oprimir el botón con decisión. Salto de la cubierta y caigo justo sobre el ancla que desciende con una velocidad vertiginosa. Me tambaleo un poco al principio, pero consigo aferrarme con fuerza a la cadena que la une al barco.
El suelo retumba cuando el ancla toca tierra firme. Mis dientes castañean. Los ninjas aprovechan la conmoción para subir cuánto antes. Subimos con un tirón y descubro que el ascenso es peor al descenso.
Para cuando estamos todos sanos y salvos en la cubierta, la cabeza no deja de darme vueltas. Por fin logro que mi vista mejore y enseguida un sentimiento de alivio brota de mi pecho al ver a los cinco sonrientes y seguros. No puedo evitarlo. Corto hacia ellos y los rodeo en un cálido abrazo.
--Nya ¡Nos salvaste! -exclama Jay y al ver su sonrisa no puedo evitar sonreír también.
Es cierto que hace mucho dejé de verlo en una forma romántica, pero admito que su sonrisa no ha dejado de tener el mismo efecto en mí. Intento ignorarlo, pero quizá allá algo más que sigue ahí.
--Claro, venimos a salvarlos, como siempre -le digo, cuando el abrazo se rompe y cambio de inmediato el tono de mi sonrisa.
--Pues pudieron llegar antes -refunfuña el aguafiestas de mi hermano.
--¿Ah, sí? Los del problema eran otros.
--Trata de pelear contra cien mil cyborg.
-Eran doce -aseguro, en tono bromista.
Noto enseguida que la venda en el brazo de Kai ha desaparecido. Sin embargo, su traje es de manga larga, así que no puedo saber con certeza el estado de su herida.
Me encojo de hombros. Yo también te quiero Kai... un segundo. Noto a una figura detrás de mis amigos. Un sombrero oscuro le cubre la cara, pero su silueta es inolvidable... ¿Qué hace Ronin con ellos? Ay, no...
--Hola, ninja del magnetismo -me guiña el ojo.
--¿¡Le dijeron!? -exclamo.
Todos señalan a Mei.
--Je, je... ups... -se disculpa, encogiéndose de hombros.
Jay avanza hacia mí con una sonrisa ladeada de Don Juan. Junto las cejas e intento adivinar de qué se trata. Con él podría ser cualquier cosa.
-Oye, Nya, ¿A que no adivinas quién fue el líder de ésta misión?
-¿Así que esto es culpa tuya? -pregunta una voz grave.
Nos hacemos a un lado para que el sensei Walter pueda avanzar hasta Jay, con una expresión severa que no amerita nada bueno. Hasta su forma de caminar es autoritaria. Jay se encoge, aterrado y nervioso.
--Ay, no. Esto se va a poner feo... --murmura Mei.
-Eh, no... nonono -repone el ninja azul, con una sonrisa forzada-. Iba a decir Cole. Cole fue el líder.
El pelinegro abre mucho los ojos y objeto con un gran: "¿Qué?". Al final termina cayendo en la cuenta de que es parte de otra de sus jugarretas y le sigue el juego.
El sensei Walter sonríe ampliamente al ver a su hija. Avanza hacia ella y la abraza. Es una escena enternecedora, pero abre viejas heridas en mí. Lo que daría por poder tener un momento así con mi padre. Cuando se separan el rostro del hombre de cabello cano vuelve a endurecerse.
--Espero que hayan aprendido alguna importante lección o...
--Un segundo, ¿Quién es ella? -pregunta Cole.
La adolescente peligris que había permanecido ausente en la escena todo el tiempo se acerca con las cejas enarcadas. Tiene lis brazos cruzados y sus ojos van y vienen de un ninja a otro. Incluso se detiene en Ronin, sus ojos reflejan confusión, como preguntándose "quién es este". Al final alza las cejas, como recordando el detalle del ladrón.
--Ah, ella es Rune -explica Dareth.
--Maestra de la magia -se presenta ella--... o, al menos, una primerisa.
--En ese caso, bienvenida al equipo -le dice Kai.
La chica sonríe disimuladamente. Arqueo las cejas. ¿Está feliz y no lo quiere mostrar? Y ¿No será precipitado darle la bienvenida al equipo nada más conocerla? A mí me tomo bastante ser un miembro en forma.
--Pero... ¿Cómo nos encontraron? -pregunta Zane.
--Pues con Lloyd -contesto, y señalo con mi brazo al chico atado al mástil.
El muchacho emite un respingo. Una sonrisa maliciosa se dibuja en su rostro, mostrando pequeños hoyuelos en sus mejillas. Eso mismo lo hacia ver como dos o tres años menor al sonreír, y ahora lo hacen ver aterrador.
--Así es, y espero que hayas practicado la curación, Mei -dice el sensei--, porque resulta que es más irritante que Cole.
--¡Oiga!
--Tienes razón -admite Mei--. Llegó la hora de curarlo.
Mei's POV.
Me detengo antes de acercarme a él. Mi vista está fija en sus ojos púrpuras. Ésta vez intento ser valiente. Me enfrento cara a cara a su mirada aterradora e inquietante, sin trastabillar. Lanzo un bufido. Me arrodillo frente a Lloyd. Él me dirige una mirada seca y confusa.
-Toma, cariño -me toma un poco reaccionar y tomar entre mis manos el tazón que me extiende mi padre.
Le dedico una pequeña sonrisa como agradecimiento. Miro por sobre su hombro a mis amigos. Contemplan la escena con un semblante serio. Kai rodea a Nya con un brazo, Rune ladea la cabeza un poco, Ronin se lleva una mano a la barbilla, mientras que Dareth, por el contrario, no deja de murmurar con los ojos bien abiertos. Cole inclina la cabeza hacia mí y sonríe, luego lo secundan Jay y Zane. Les devuelvo la sonrisa y regreso la vista a Lloyd, ésta vez con más confianza.
-Hagamos esto -le digo, sin esperar que le importe o entienda.
Hago flotar el agua del tazón con mis manos. La dirijo a la cabeza de Lloyd, quien abre mucho los ojos al verme poner mis manos en su frente. Cierra los ojos de golpe. Igual a como pasó con Kai, un destello blanco ilumina el agua en mis manos.
Detrás de mí siento como mis amigos se tensan y lanzan una exclamación de asombro. Incluso, Kai, que ya había visto e incluso vivido la curación por sí mismo.
Retiro lentamente el agua para devolverla al tazón. Abro los ojos como platos al notar que se ha vuelto negra. Negra como el carbón, y lo es tanto que ya ni siquiera puedo ver mi reflejo.
Regreso mi mirada a Lloyd, sintiendo el miedo palpitar. ¿Lo habré hecho bien? Mis músculos se tensan ligeramente, porque estoy hecha un manojo de nervios.
-¿L-Lloyd? -mi padre se inclina a mi lado, casi sin habla.
Su piel ya no es más de un tono ceniza. Ha recuperado la vida y es sonrosada otra vez. Su cabello es nuevamente del tono del trigo, y aunque sigue revuelto ¡Es su cabello dorado otra vez! Sonrío incluso antes de que abra los ojos. Un verde esmeralda que brilla al vernos. Una sonrisa ocupa su cara. ¡Una sonrisa auténtica!
-¡Lloyd! -exclamamos todos, alegres.
La felicidad de Lloyd se vuelve confusión.
Me tiro hacia él y lo abrazo. Los demás también se unen. Es un momento que habíamos esperado desde hace tiempo. Poder volver a escucharlo reír, bromear, verlo sonreír...
La única que permanece al margen es Rune, todos los demás, incluso "el lobo solitario" de Ronin estamos reunidos en torno a él. Kai sacude su cabello ahora dorado. Cole le da un golpecito leve en el brazo y Jay bromea diciendo algo que lo hace reír.
-Es bueno tenerte devuelta, hermano -sonríe Zane.
-Aaah, creo-que no entiendo... -confiesa Lloyd, encogiéndose de hombros.
-Olvídalo -mi padre menea la cabeza-. Te lo explicaremos después, por ahora hay que celebrar que has vuelto a la normalidad.
Cybermad's POV.
Me sorprende la capacidad que parecen tener estos muchachos para infiltrarse en mis operaciones.
Me propongo guardar el prisma de la naturaleza en el estuche, con los demás. Mientras pienso en alguna referencia para describir a mis adversarios observó una pequeña hormiga escarlata trepar por las lisas superficies de los siete prismas en mi posición. La diminuta alpinista surca las gemas cuál montañas de cristal, tratando de llegar al extremo final del estuche. Tomo sus pequeñas antenas y la dejo libre en el suelo. Aún los insectos merecen libertad.
Justicia, es como me gusta llamarla. Justicia natural y elemental, en donde los más fuertes deben apoyar a los débiles a ser invulnerables, no abusar de su poder. Por eso los maestros elementales son tan peligrosos. El poder de la naturaleza no debe recaer en un grupo pequeño.
El sonido de las puertas deslizándose irrumpe en mis pensamientos.
--¿Me llamó? -pregunta alguien detrás de mí.
Me doy la vuelta. El general número uno presenta una postura recta e inquebrantable, justo como siempre. Me alegra ver que porta con pulcritud el uniforme, a pesar de que debe de acabar de llegar del reclutamiento.
--Los ninjas son más fuertes de lo que pensaba, vamos a necesitar puño de titanio para acabarlos -le informo enseguida, tomando mi cetro que se recargaba con gracia sobre el trono.
--¿Y qué hay de Nightmare?
--Él es el arma secreta, intervendrá si las cosas se complican. Pero, te necesito a ti para convencer a la chica.
--El espía dice que ahora son dos ¿A cuál...?
--¿Me refiero? A la maestra del agua y aire -explico, paseándome por la habitación. Mis ojos se posan en la gema gris del cetro de materia oscura--. Ella es la clave. Si cura a todos los maestros el plan podría fallar.
El ninja frente a mí mira al suelo, debe estar meditando sus opciones.
--¿Quiere que haga que se una a nosotros? -pregunta, dudoso.
--¿Para qué es la familia? -tengo los ojos clavados en la materia oscura que fluye por la gema-. Le prometí a mi hermano que lo vengaria, ésos ninjas me han arrebatado lo único que me quedaba y no descansaré hasta devolverles el favor.
El chico me mira, desconcertado. Levanto el cetro lo más alto que me es posible.
-¡Esto es por ti hermano, esto es por ti, Clouse!
FIN DE LA PRIMERA PARTE.
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