💙 LEONARDO - PRIMERA CITA 💙
Leonardo es el tipo de novio que...
Su propuesta para su primera cita seria algo asi...
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Leonardo respiraba profundamente mientras miraba su reflejo en una pequeña charca en las profundidades del alcantarillado. Aunque era un maestro ninja, hábil en combate y estratega, invitar a T/N a una cita lo hacía sentir más nervioso que cualquier enfrentamiento que hubiera tenido. Sabía que ser una tortuga mutante complicaba las cosas. No podía simplemente llevarla a una cena normal en la ciudad, pero no quería que eso lo detuviera. Quería que su primera cita fuera especial, y demostrarle cuánto significaba para él.
Después de mucho planear, finalmente había encontrado el lugar perfecto. Ahora solo faltaba dar el paso más difícil: invitarla.
—¿Estás listo, Leo? —se burló Mikey desde el fondo, con una sonrisa traviesa—. Porque, hermano, te ves más nervioso que cuando te enfrentas a Shredder.
Leonardo ignoró el comentario y se dirigió hacia el lugar donde sabía que T/N estaba. La había conocido en una de sus aventuras, y a pesar de la situación inusual, habían formado una conexión profunda. Sabía que ella lo entendía mejor que nadie, y esa era una de las razones por las que estaba decidido a invitarla.
La encontró en la guarida, hablando con Donnie sobre algún nuevo gadget que él había diseñado. Cuando Leonardo se acercó, sus ojos se encontraron con los de ella, y por un momento, todo lo demás desapareció.
—Hey, T/N —dijo, tratando de sonar relajado, aunque por dentro su corazón latía con fuerza—. ¿Podemos hablar un momento?
T/N asintió, despidiéndose de Donnie y siguiendo a Leo hacia un rincón más tranquilo de la guarida.
—Claro, ¿qué pasa? —preguntó, con esa sonrisa que siempre lograba calmarlo.
Leo se aclaró la garganta, buscando las palabras correctas.
—Bueno, he estado pensando... y sé que nuestra situación no es la más... normal. Pero quería invitarte a salir. No es exactamente una cita común, pero... —hizo una pausa, esperando no sonar demasiado nervioso—, creo que tengo algo especial planeado. Si quieres, claro.
T/N lo miró sorprendida por un segundo, antes de que una sonrisa cálida iluminara su rostro.
—¿Una cita? —repitió con una leve risa—. Me encantaría, Leo.
El alivio recorrió a Leonardo. Había estado tan preocupado de que ella pudiera rechazarlo, pero ahora, la emoción comenzaba a tomar el control.
—Genial. Pensé que podríamos ir al techo de un edificio que conozco. Tiene una vista increíble de la ciudad, y no hay muchas luces, así que no hay riesgo de que nos vean. Puedo llevar unas luces y algo de comida... no será una cena en un restaurante, pero...
—Suena perfecto, Leo —interrumpió T/N, sus ojos brillando—. No me importa dónde sea, lo importante es que estoy contigo.
Leo sonrió, su confianza creciendo.
Esa noche, Leonardo la llevó a lo alto de un edificio, lejos de las miradas de la ciudad. El cielo estaba despejado, las estrellas brillaban intensamente, y las luces de la ciudad creaban un paisaje que parecía sacado de un sueño. Compartieron historias, risas y una cena sencilla bajo la luna, ambos sabiendo que, a pesar de las dificultades, estaban exactamente donde querían estar: juntos.
Leonardo caminaba en silencio por las sombras del alcantarillado, sus pensamientos enredados mientras planeaba cómo invitar a T/N a su primera cita. A pesar de su entrenamiento como líder y ninja, el simple hecho de pensar en pasar tiempo a solas con ella lo ponía nervioso. Tras su regreso de la jungla, Leo había sentido una conexión más profunda con ella, una que iba más allá de la amistad. Pero ser una tortuga mutante no facilitaba las cosas.
"No puedo simplemente llevarla a un restaurante ni pasear por la ciudad como los demás", pensaba, preocupado por cómo manejar la situación. Pero Leonardo no era alguien que se rindiera fácilmente. Si había algo que podía ofrecerle a T/N, era un momento especial, aunque tuviera que ser lejos de las multitudes humanas.
Esa noche, Leo se armó de valor. Encontró a T/N en el dojo, practicando movimientos con su katana, algo que siempre admiraba de ella: su valentía y destreza en combate. Cuando lo vio, sonrió, bajando la espada para saludarlo.
—¡Hey, Leo! ¿Cómo te fue en el patrullaje?
—Bien, sin novedad —respondió, pero su mente estaba en otro lugar—. En realidad, quería hablar contigo de algo.
T/N lo miró con curiosidad, inclinando la cabeza.
—¿Algo malo?
—No, no, nada malo —se apresuró a aclarar, nervioso. Se sentía más expuesto que nunca—. Es solo que... bueno, quería saber si te gustaría... salir conmigo. No como una patrulla, sino, ya sabes... una cita.
El silencio llenó el dojo por un segundo, pero la sonrisa que se formó en los labios de T/N lo tranquilizó.
—¿Una cita? —repitió, divertida pero halagada—. Me encantaría, Leo. ¿Qué tienes en mente?
El líder de las tortugas respiró aliviado, pero el desafío aún estaba por delante. No podían simplemente caminar por las calles, así que pensó en un lugar más privado.
—Conozco un sitio tranquilo, en lo alto de la ciudad, donde las luces no nos alcanzan. Desde ahí se puede ver todo Nueva York sin que nadie nos vea a nosotros —explicó, tratando de imaginar cómo sonarían sus planes—. Puedo llevar comida, y... no sé, hablar, pasar un buen rato.
T/N asintió, con una sonrisa cálida y genuina.
—Suena perfecto. Me encantaría ver esa vista.
Esa misma noche, Leo la llevó a lo alto de un viejo rascacielos abandonado, donde las estrellas se mezclaban con las luces distantes de la ciudad. En la azotea, había preparado una pequeña manta y algunas velas, todo cuidadosamente pensado para que fuera especial. No podía ser una cita "normal", pero para Leo, esa noche era perfecta.
Pasaron horas hablando, compartiendo historias, risas y recuerdos. Leo, quien siempre había mantenido una fachada de líder fuerte, se permitió ser vulnerable con T/N, quien lo comprendía como nadie más. Y cuando la noche llegó a su fin, ambos sabían que, sin importar las dificultades que enfrentaran por ser de mundos diferentes, querían estar juntos.
Leonardo no podía evitar sentirse nervioso mientras pensaba en la idea de llevar a T/N a su primera cita. Sabía que ser una tortuga mutante limitaba bastante sus opciones, pero quería hacer algo especial para ella, algo que demostrara cuánto le importaba, aunque no pudiera llevarla a un restaurante o a un parque lleno de gente.
Después de mucho pensarlo, decidió que lo mejor sería llevarla a una de las azoteas de la ciudad. Desde ahí, tendrían una vista espectacular de Nueva York, sin el riesgo de ser vistos. Había planeado traer un poco de pizza, una linterna para darle un toque íntimo y esperó que T/N apreciara el gesto.
Cuando finalmente llegó la noche, Leonardo se armó de valor y se acercó a T/N en el dojo.
—T/N, quería preguntarte algo —dijo, su tono más tímido de lo habitual.
—¿Qué pasa, Leo? —preguntó ella con una sonrisa.
—Bueno, sé que esto puede sonar raro, pero... me preguntaba si te gustaría salir conmigo esta noche. No como en una patrulla, sino como... en una cita.
Los ojos de T/N se iluminaron, y una sonrisa suave cruzó su rostro.
—Me encantaría, Leo —respondió sin dudar.
Así fue como Leo la llevó a una de las azoteas favoritas de las tortugas. Todo parecía ir bien; la vista de la ciudad era perfecta, y el cielo estaba despejado. Mientras conversaban, Leonardo intentaba relajarse, disfrutando de la compañía de T/N y de la sensación de que, a pesar de todo, las cosas estaban saliendo bien.
Pero entonces, justo cuando Leo pensaba que la noche no podría mejorar, escuchó un ruido extraño detrás de ellos. Giró la cabeza rápidamente, sus sentidos de ninja alertados.
—Oh no... —murmuró, viendo a lo lejos la figura de los Kraang aproximándose. Los robots alienígenas avanzaban directamente hacia ellos, sin dudas con algún plan siniestro en mente.
—Leo, ¿qué hacemos? —preguntó T/N, poniéndose de pie al instante.
—Lo siento, T/N... —dijo él, levantándose también—. Prometí que sería una noche tranquila, pero parece que esos malditos Kraang tienen otros planes.
Sin tiempo para más palabras, Leo se lanzó a la pelea, defendiendo a T/N con sus katanas. A pesar de que siempre se mantenía enfocado en combate, su mente no podía dejar de pensar en lo que esto significaba. Los Kraang habían arruinado su cita, y lo único que él quería era que la noche fuera perfecta para ella.
Cuando finalmente lograron vencer a los Kraang y asegurarse de que no volvieran, Leonardo se giró hacia T/N, su expresión llena de frustración y arrepentimiento.
—T/N... lo siento mucho —dijo, bajando la mirada—. Quería que esta fuera una cita perfecta, pero... soy un mutante, y no puedo llevarte a un lugar más bonito o seguro. Y ahora los Kraang han arruinado todo...
Pero T/N lo interrumpió con una suave sonrisa.
—Leo, no tienes que disculparte. Estoy aquí porque quiero estar contigo, no por el lugar. Eres increíble tal como eres, y no importa cuántos Kraang aparezcan. Esto sigue siendo especial para mí.
Leo se quedó en silencio por un momento, conmovido por sus palabras. Y en ese instante, supo que, a pesar de las circunstancias, esa noche había sido perfecta, porque la había pasado con ella.
Leonardo caminaba de un lado a otro en su habitación, pensando cómo invitar a T/N a una cita sin que fuera extraño. Como mutante, sus opciones eran limitadas, pero no quería que eso lo detuviera. Había pasado mucho tiempo pensando en cómo hacer algo especial para ella, algo que pudiera disfrutarse sin el riesgo de ser vistos.
Finalmente, decidió mandarle un mensaje. Sacó su teléfono y, después de varios borradores, finalmente escribió:
Leo: "Hey, T/N... Estaba pensando que podríamos pasar una noche tranquila, si quieres. Sé que no puedo llevarte a los lugares normales, pero... ¿qué te parece venir a las alcantarillas? Podemos ver algunas películas en mi habitación. Solo nosotros. Si te interesa, claro :)"
Soltó un suspiro nervioso y apretó "Enviar". Después de un minuto que le pareció eterno, su teléfono vibró con la respuesta de T/N.
T/N: "¡Me encantaría, Leo! Suena perfecto. ¿A qué hora nos vemos?"
Leo no pudo evitar sonreír. Todo estaba saliendo mejor de lo que había esperado. Preparó todo con cuidado: puso algunas luces suaves en su habitación para darle un ambiente relajado, eligió algunas películas de acción y aventuras que sabía que a T/N le gustarían y sacó algunos snacks que Donnie había traído de la superficie.
Cuando llegó la noche, Leo esperó a T/N en la entrada de las alcantarillas. Sabía que era un lugar extraño para una cita, pero estaba decidido a hacerla sentir cómoda. Cuando ella apareció, su rostro iluminado por una gran sonrisa, cualquier duda que tenía desapareció.
—Gracias por venir, T/N —dijo Leo, saludándola con una sonrisa.
—Gracias por invitarme —respondió ella, mirándolo con afecto—. Me encanta que siempre pienses en algo especial, Leo.
Caminaron juntos por los pasillos de las alcantarillas hasta llegar a la habitación de Leonardo. T/N observó con curiosidad el espacio decorado y no pudo evitar sonreír.
—¡Vaya! Has puesto mucho esfuerzo en esto, ¿eh? —bromeó, mirando las luces y los snacks.
—Quería que fuera una noche especial —dijo Leo, un poco avergonzado—. Sé que no es el lugar más elegante, pero...
—No importa el lugar —lo interrumpió T/N suavemente, sentándose a su lado en la cama—. Lo importante es que estoy contigo.
Ambos se acomodaron y comenzaron a ver la primera película. Mientras avanzaba, Leo se sentía más relajado, disfrutando de la compañía de T/N y del ambiente que había creado. Ella se inclinó un poco más cerca, y Leo notó cómo sus manos se rozaban.
—¿Sabes? —dijo T/N de repente—. No me importa que no podamos ir a otros lugares. Siempre que sea contigo, cualquier lugar es perfecto.
Leo sonrió tímidamente y, con una ligera sensación de nerviosismo, entrelazó sus dedos con los de ella.
—Gracias, T/N —susurró—. Esto significa mucho para mí.
Esa noche, en la tranquilidad de las alcantarillas, Leo se dio cuenta de que la cita había sido más perfecta de lo que había imaginado.
Leonardo estaba nervioso. Habían pasado meses desde que él y sus hermanos habían salvado la ciudad, y aunque finalmente los humanos los aceptaban, había algo que lo inquietaba: invitar a T/N a salir. Sabía que ahora podía caminar entre los humanos sin miedo a ser rechazado, pero aún así, la idea de una primera cita lo hacía sentir mariposas en el estómago.
Esperó en la salida de la escuela, apoyado contra una pared mientras observaba cómo los estudiantes salían en grupos. Estaba vestido de manera informal, con una sudadera que le cubría parte del caparazón, intentando no llamar demasiada atención. Cuando vio a T/N salir con su mochila al hombro, su corazón dio un pequeño salto.
—¡Leo! —T/N lo saludó con una sonrisa, acercándose a él. Sus ojos brillaban con entusiasmo—. ¿Qué haces aquí? ¿Todo bien?
Leo se rascó la nuca, un poco nervioso. Había planeado este momento en su cabeza mil veces, pero ahora que estaba aquí, las palabras parecían atascadas en su garganta.
—Sí, todo bien —respondió, sonriendo tímidamente—. Quería... bueno, quería saber si te gustaría hacer algo después de la escuela. Tal vez, no sé, salir por ahí. Tú y yo. Como... una cita.
T/N lo miró sorprendida, pero su sorpresa rápidamente se transformó en una sonrisa cálida.
—¿Una cita, eh? —bromeó ella, cruzando los brazos con un aire juguetón—. Me encantaría, Leo. ¿Adónde me llevas?
Leo soltó un suspiro de alivio que ni siquiera sabía que estaba conteniendo. Todo parecía estar saliendo bien. Era la primera vez que la invitaba a una cita, y aunque había pensado en miles de posibles rechazos, todo lo contrario estaba ocurriendo.
—Bueno, estaba pensando... —dijo, con un tono inseguro—. Ahora que somos aceptados, podríamos ir a algún lugar en la ciudad. He oído que hay un parque cerca que es bastante tranquilo y bonito. Y, después de eso, si te apetece, tal vez podríamos ir a cenar algo. Donnie me dijo que hay un buen lugar para pizza no muy lejos de aquí.
T/N asintió, su sonrisa no había desaparecido ni un segundo.
—Suena perfecto. Además, nunca me canso de la pizza —respondió con una pequeña risa.
Ambos comenzaron a caminar juntos, saliendo de los terrenos de la escuela y adentrándose en las calles de la ciudad. La gente pasaba a su lado, algunos los miraban con curiosidad, pero ya no había esa sensación de peligro o rechazo. Leo caminaba más relajado que nunca, sabiendo que no necesitaba esconderse.
Mientras caminaban por el parque, Leo no pudo evitar notar lo natural que se sentía estar con T/N. Las risas, las conversaciones, y la forma en que ella lo miraba le hacían olvidar cualquier inseguridad.
—Gracias por aceptar venir conmigo hoy —dijo Leo, deteniéndose por un momento para mirarla a los ojos—. Realmente significa mucho para mí.
T/N le devolvió la mirada, su sonrisa suave y sincera.
—Gracias a ti, Leo —respondió ella—. Esto es todo lo que podría haber esperado y más.
Leo sonrió, sintiendo que este era solo el comienzo de algo increíble.
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