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🖤 KARAI - PRIMER ENCUENTRO 🖤

Karai es la tipo de novia que...

Su primer encuentro sería algo asi...

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La luna brillaba intensamente sobre Nueva York, iluminando las calles con un brillo plateado. Karai se movía con agilidad entre las sombras, buscando a los hermanos tortuga o cualquier indicio de que el Clan del Pie estuviera tramando algo. Sin embargo, una sensación extraña la llevó a un callejón menos transitado, donde el aire estaba cargado de energía.

De repente, una risa alegre resonó en la oscuridad. Karai se detuvo, sorprendida. Al asomarse, vio a una joven con cabello castaño y una sonrisa brillante. T/N, la hermana menor de Casey Jones, parecía disfrutar de su propia compañía mientras exploraba el callejón.

¡Hola! —exclamó T/N, al notar la presencia de Karai—. No esperaba encontrarme con una chica tan misteriosa aquí. ¿Eres parte del espectáculo del Clan del Pie?

Karai la miró con una mezcla de sorpresa y diversión. —Algo así. Pero no deberías estar aquí, este lugar no es seguro para alguien como tú.

T/N se acercó, su mirada llena de desafío. —¿Y quién decides qué es seguro? Si puedo enfrentar a mi hermano, puedo enfrentar a cualquiera. Y tú pareces lo suficientemente interesante como para quedarme un rato.

Karai arqueó una ceja, intrigada por la audacia de la chica. —¿Así que tienes valor, eh? Eso es raro. La mayoría se asusta solo con escuchar mi nombre.

¿Y a mí qué me importa eso? —T/N se rió, con un brillo juguetón en sus ojos—. Me gusta vivir al límite. ¿Qué hay de ti? ¿No te aburres de ser la guerrera solitaria?

Karai sintió que la chispa de la conversación iluminaba la noche. —No tengo tiempo para aburrirme. Siempre hay algo que hacer, especialmente cuando se trata de proteger a mi familia.

¡Oh, una guerrera protectora! Eso suena romántico —respondió T/N, acercándose un poco más, su tono coqueto marcando la conversación—. Pero dime, ¿alguna vez te tomas un descanso? Podríamos divertirnos.

Karai se cruzó de brazos, sonriendo. —¿Divertirse? ¿Y qué sugieres? ¿Un duelo?

¿Un duelo? —T/N fingió estar sorprendida—. Eso suena como una cita perfecta. Pero quizás deberíamos hacerlo más interesante. ¿Qué tal un desafío? Si ganas, me llevas a conocer a tus amigos, y si pierdes, tendré que llevarte a un lugar divertido.

Karai se rió, disfrutando del atrevimiento de T/N. —De acuerdo, acepto. Pero no subestimes mis habilidades.

Las dos comenzaron a moverse, intercambiando golpes y esquivando con agilidad. Karai se sorprendió al ver que T/N, aunque joven, tenía un talento natural para la lucha. La pelea se convirtió rápidamente en un juego, con risas y provocaciones llenando el aire.

Finalmente, ambas se detuvieron, riendo y jadeando, mientras el desafío se transformaba en un momento de camaradería.

No está mal, hermana de Casey —dijo Karai, extendiendo la mano en señal de respeto.

Gracias, pero tú tampoco eres tan mala —respondió T/N, chocando su mano con la de Karai. La conexión entre ellas se sentía genuina, un inesperado vínculo en medio de la batalla.

¿Te gustaría salir a explorar la ciudad juntas? Tal vez podamos hacer esto más a menudo —sugirió Karai, sintiendo una extraña pero placentera complicidad con la joven.

Me encantaría —respondió T/N, con una sonrisa encantadora—. Pero primero, ¡necesito recuperarme de esta paliza!

Karai sonrió, sabiendo que, a pesar de sus diferencias, había encontrado una nueva amiga en T/N, una conexión inesperada en el corazón de una ciudad llena de sorpresas.

El aire estaba cargado de tensión mientras Karai luchaba con habilidad contra los robots del Kraang en un almacén abandonado. Aunque era una guerrera entrenada y confiada, la cantidad de enemigos parecía interminable. A pesar de sus rápidos movimientos y destreza con su espada, empezaba a sentir que estaba en desventaja.

Justo cuando uno de los robots se preparaba para dispararle, una figura apareció de la nada, lanzando una patada que hizo que el robot perdiera el equilibrio y cayera al suelo. Karai, sorprendida, giró la cabeza para ver a una chica joven, de cabello despeinado y una sonrisa traviesa, plantarse frente a ella.

¿Qué, nunca te habían salvado la vida antes? —preguntó T/N, con un tono divertido.

Karai, aunque aún un poco sorprendida, esbozó una sonrisa sarcástica. —No muchas veces, y definitivamente no por una chica tan... entusiasta.

Bueno, siempre hay una primera vez para todo, ¿no? —T/N guiñó un ojo mientras se lanzaba al combate junto a Karai, con movimientos valientes y precisos, demostrando que sabía lo que hacía.

Juntas, lograron reducir el número de robots del Kraang hasta que el último cayó derrotado. Karai respiró hondo y se giró hacia la chica que acababa de ayudarla.

No lo hiciste tan mal —dijo Karai, tratando de sonar indiferente, pero algo en su pecho la inquietaba. Esta chica tenía una energía diferente, algo en su valentía y esa sonrisa despreocupada que la desarmaba de una manera que no estaba acostumbrada.

Gracias, me entrené con mi hermano Casey. Pero diría que tú tampoco eres mala, para alguien que estaba a punto de ser robotizada —bromeó T/N, dándole un ligero empujón en el hombro.

Karai levantó una ceja, un poco divertida por el descaro. —¿Hermana de Casey, eh? Eso lo explica. Tienen la misma manía de meterse en peleas innecesarias.

Es un talento familiar —respondió T/N con una sonrisa coqueta, dándole una mirada fugaz que hizo que Karai sintiera un pequeño vuelco en el estómago.

Por un momento, las dos se quedaron mirándose, y Karai se dio cuenta de que había algo en T/N que la hacía sentir diferente, una mezcla de admiración y algo más profundo que no podía identificar del todo. Era una sensación nueva, y no le desagradaba.

¿Qué tal si, la próxima vez, soy yo quien te salva? —sugirió Karai, cruzando los brazos mientras intentaba controlar esa inesperada sensación de interés que comenzaba a crecer en su interior.

T/N sonrió con complicidad. —No me quejaría. Pero tendrás que hacerlo bien, porque no soy fácil de impresionar.

Oh, créeme, me encantan los desafíos —respondió Karai, acercándose un paso, su tono coqueto e intenso, mientras sentía que la tensión entre ambas crecía.

T/N le devolvió la mirada sin retroceder, disfrutando del pequeño juego. —Entonces, supongo que deberíamos vernos más seguido, ¿no?

Karai no pudo evitar una pequeña sonrisa. A pesar de la batalla, la noche se había vuelto mucho más interesante de lo que había esperado. Y, por primera vez en mucho tiempo, algo más que la batalla le rondaba la cabeza.

Sí, creo que lo haremos —respondió Karai suavemente, mientras la idea de volver a ver a T/N no sonaba nada mal.

El museo estaba sumido en el caos. Los Foot Clan y las criaturas místicas se enfrentaban a las Tortugas y sus aliados en una batalla épica entre las sombras y las vitrinas de artefactos antiguos. Karai, siempre imperturbable y concentrada, se deslizaba con agilidad entre el tumulto, derribando enemigos con su destreza habitual. Su enfoque estaba claro: cumplir su misión y salir sin contratiempos.

Pero entonces, en medio de todo el ruido, escuchó un grito de ayuda. Giró la cabeza justo a tiempo para ver a una joven luchando por defenderse de una de las criaturas místicas, claramente superada. Sin pensarlo dos veces, Karai se lanzó hacia ella, desenvainando su espada con precisión milimétrica. En un movimiento rápido, derribó a la criatura que estaba a punto de atacar a la joven, salvando su vida.

T/N, jadeante pero con una chispa de desafío en los ojos, levantó la mirada hacia Karai. —Gracias, eso estuvo cerca —dijo con una media sonrisa, a pesar de la tensión en el ambiente.

Karai, seria y sin muchas palabras, le dio un asentimiento brusco. —Deberías ser más cuidadosa. Este no es un lugar para alguien sin experiencia.

T/N se cruzó de brazos, ignorando el tono frío de Karai. —Bueno, tampoco es mi primera pelea. Aunque debo admitir que fue un buen movimiento. No me lo esperaba de alguien tan... rígida —añadió, con un toque de coqueteo en su voz.

Karai la miró con dureza, pero algo en la audacia de la chica la desconcertó. Esa valentía, casi temeraria, la sacaba de su zona de confort, pero también la intrigaba. —Tienes suerte de que yo estuviera cerca —respondió Karai, su tono seco pero menos cortante de lo que pretendía.

T/N se encogió de hombros, claramente no intimidada. —Tal vez lo estaba esperando. Ya sabes, un poco de acción siempre viene bien.

Karai arqueó una ceja. Esta chica no solo era valiente, sino también provocadora. Aunque trató de mantenerse indiferente, algo en la actitud de T/N le llamó la atención de una manera que no podía explicar. Había enfrentado a enemigos poderosos, pero esta chica le estaba causando una sensación diferente, más intensa y confusa.

Deberías mantenerte al margen, no todos tendrán tiempo de salvarte —dijo Karai, su tono firme pero con una leve suavidad que no había planeado.

O tal vez tú siempre estarás por ahí para hacerlo —respondió T/N con una sonrisa divertida, acercándose un poco más, sus ojos brillando con esa chispa juguetona.

Karai la miró fijamente, su usual seriedad tambaleándose por un momento. No estaba acostumbrada a que alguien la tratara de esa manera, mucho menos en medio de una batalla. Y mucho menos alguien que comenzaba a despertar algo en su interior.

No soy una heroína, chica —dijo Karai, tratando de mantenerse en su papel frío y distante.

Quizás no, pero para mí lo fuiste hoy —respondió T/N con una sonrisa suave, pero cargada de significado.

Por un momento, Karai se quedó en silencio, sin saber cómo reaccionar. Pero una cosa era clara: esta chica, con su valentía y su descaro, había dejado una huella inesperada en ella. Algo que no podía ignorar, aunque quisiera.

El sol comenzaba a ocultarse mientras Karai caminaba por las calles de Nueva York, su mente ocupada en planes y estrategias para combatir a los remanentes del Clan del Pie. Aunque su vida siempre había estado llena de conflictos, poco a poco estaba aprendiendo a encontrar un equilibrio entre su lucha y la búsqueda de algo más. Algo que ni siquiera sabía que necesitaba.

Fue entonces cuando la vio. T/N estaba a unos metros de distancia, su sonrisa brillante mientras se inclinaba para ayudar a un niño que había caído de su bicicleta. La chica se veía despreocupada, divertida, como si nada pudiera quitarle esa energía positiva. Karai, por su parte, no pudo evitar quedarse mirando por unos segundos más de lo necesario.

Gracias, eres una heroína —dijo el niño mientras se alejaba felizmente, dejando a T/N sola de pie.

Karai, sintiéndose curiosa, decidió acercarse. No tenía una razón concreta para hacerlo, pero algo en la forma en que T/N irradiaba esa confianza y valentía la llamaba.

No todos los días veo a alguien ayudar a otros sin esperar nada a cambio —comentó Karai con su tono serio, pero amable.

T/N la miró, sorprendida al principio, pero luego sonrió. —Bueno, alguien tiene que hacerlo, ¿no? —respondió con una ligera inclinación de hombros. Su mirada se fijó en Karai, notando su porte fuerte y algo misterioso. Había algo en ella que llamaba la atención, algo que T/N no pudo ignorar.

Tienes razón —dijo Karai, notando la intensidad en los ojos de T/N. Era diferente a cualquier otra persona que hubiera conocido. Algo más allá de su valentía y su sonrisa divertida la hacía destacar.

¿Y tú? —preguntó T/N, con un toque juguetón en su voz. —Parece que no eres del tipo que solo camina por la ciudad sin un propósito. ¿Qué te trae por aquí?

Karai sonrió levemente, rara vez se permitía bajar la guardia, pero con T/N todo parecía distinto, más sencillo. —Digamos que ando ocupada. Pero me encontré con algo interesante por aquí —dijo, mirándola directamente a los ojos.

T/N sintió que sus mejillas se calentaban un poco, algo en la forma en que Karai la miraba la hacía sentirse diferente, nerviosa, pero en el buen sentido. Era raro para ella, normalmente tan segura de sí misma, pero con Karai todo parecía tomar un giro inesperado.

Oh, ¿algo interesante, eh? —respondió T/N, alzando una ceja, divertida.

Karai asintió. —Tal vez.

El silencio entre ellas no era incómodo, sino lleno de una tensión agradable, como si ambas supieran que algo había cambiado en esos pocos minutos. Un sentimiento creciente y genuino comenzó a formarse en el aire entre ellas. Ninguna de las dos dijo nada, pero ambas lo sintieron.

Bueno, me alegra que te hayas detenido —dijo T/N suavemente, dando un paso hacia ella. —Me alegra haberte conocido, Karai.

Karai asintió, sintiendo algo diferente, un calor que no estaba acostumbrada a experimentar. Tal vez, por primera vez, había encontrado algo que valía la pena explorar más allá de las luchas y la guerra.

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